Por Guillermo Cherashny.-

El presidente prometió durante la campaña electoral que el Fútbol para Todos seguiría igual financiado por el estado pero al asumir el gobierno designó a su amigo Fernando Marín, quien fracasó gerenciando a Racing, y a su íntimo amigo Gustavo Arribas como jefe de la AFI; al político PRO y ex jugador Carlos Mac Allister; a lo que hay que sumar a Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, quines plantearon financiar un campeonato corto que ya terminó en junio y licitar los derechos de televisación. Todo lo contrario de lo que dijo en la campaña. Y generó rispideces entre los directivos de los clubes, a lo que hay que agregar que tachó a Marcelo Tinelli como presidente de la AFA por su vinculación con Daniel Scioli. Angelici le movió el piso a Tinelli y le pidió ayuda a Hugo Moyano, presidente de independiente, y le prometió que el camionero sería el futuro presidente. Pero después Macri y Angelici se arrepintieron y Moyano se cortó solo. Y así Servini de Cubría se metió en el fútbol y también la FIFA, como una comisión normalizadora. Pero la derrota de la final de la Copa América en los Estados Unidos trajo la renuncia de Lionel Messi y, estando pendientes los juegos olímpicos de agosto en Río de Janeiro, donde los clubes locales y del resto del mundo pueden negarse a mandar los jugadores a los juegos y, por tanto, el «Tata» Martino renunció como DT de la selección el día que el presidente creó una mesa chica del fútbol con Arribas, Angelici, Marín y Mac Allister, los mismos cuatro que generaron el desaguisado en el cual el fútbol nacional está en una encrucijada casi terminal.

Guillermo Cherashny

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