Por Antonio Rossi.-

El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich sumó un nuevo papelón al tener que dar por caído el segundo intento de reprivatización de la terminal de ómnibus de Retiro que llevó adelante la administración macrista en dos últimos años y medio.

Tras haber mantenido en el freezer durante casi 9 meses el dictamen de la comisión evaluadora que había dada ganadora de la concesión a Terminales Terrestres Argentina (TTA) -la sociedad que controla el polémico empresario Néstor Otero-, Dietrich decidió anular la licitación y acumular de esa manera su segundo fracaso con el cambio de manos del operador de Retiro.

Si bien la resolución que da de baja el proceso licitatorio esgrime diversas cuestiones técnicas y formales para desestimar por no convenientes las ofertas recibidas, lo cierto es que Dietrich y el presidente Mauricio Macri nunca vieron con buenos ojos volver a darle el manejo de la terminal de Retiro a Otero, quien fue condenado por la Justicia por haberle pagado dádivas al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.

Reconocerlo a Otero como ganador de la licitación que lo iba a dejar controlando el negocio de Retiro por 35 años más implicaba para Dietrich un fuerte costo político y un nuevo golpe a su “autopromocionada capacidad de gestión y eficiencia”.

Tras asumir a fines de diciembre en 2015, el titular de Transporte había prometido que uno de sus principales objetivos iba a ser la modernización y el cambio del operador privado de la terminal de ómnibus de Retiro, cuya concesión se encuentra desde 2005 bajo el control de Otero.

A principios de 2017, Dietrich ya había abortado el primer proceso licitatorio en el que también se perfilaba como clara ganadora la empresa de Otero.

Esa fallida licitación de la terminal de Retiro había arrancado en febrero de 2016 y tenía como fecha de apertura de ofertas el 6 de abril de ese año. Unos días antes de esa fecha y ante la falta de oferentes, Dietrich prorrogó la recepción de las propuestas económicas hasta el 23 de mayo. Llegada esa fecha, fijó una nueva prórroga hasta el 13 de junio.

Pero al ver que la única interesada que iba presentar oferta era la sociedad de Otero, la cartera de Transporte decidió darle de baja a la licitación y convocar a una nueva con varios cambios en las reglas de juego.

Para la segunda convocatoria -realizada en el segundo semestre del año pasado- se introdujeron tres cambios relevantes: la ampliación del plazo inicial de la concesión de 2037 hasta el año 2052; la flexibilización del plan de obras obligatorias y un nuevo sistema de evaluación de las ofertas que le dio al sobre 1 (Antecedentes Empresariales, Capacidad Económica-Financiera y Propuesta Técnico-Empresarial) una incidencia del 60% y al sobre 2 (propuesta de canon mensual más inversiones comprometidas), el 40% restante en el puntaje final.

Pese a esos cambios y la búsqueda de otros oferentes que hicieron los funcionarios, la empresa de Otero hizo valer su experiencia y conocimiento para ubicarse, otra vez, como en el primer lugar a la hora de evaluar las ofertas.

En noviembre pasado, los técnicos del ministerio y de la CNRT (Comisión Nacional Reguladora del Transporte) que integraban la comisión evaluadora concluyeron que la propuesta de TTA había superado por puntos y solidez técnica y económica a las restantes ofertas presentadas por la firma Indhal y las UTE Teximco-Terminal Pacheco y TH Services-Cusmely S.A.

Además de contener un mayor nivel de inversiones y servicios, los puntos más destacados de la oferta de TTA fueron los acuerdos societarios que presentó con Microsoft para instalar un moderno sistema de control pasajeros y encomiendas y con el grupo Howard Johnson para construir un hotel de cuatro estrellas en las adyacencias de la terminal.

Pese a los datos positivos que reunía esa oferta, la decisión final de Dietrich fue anular la licitación para no caiga en manos de TTA.

Tal como había hecho antes, ahora el ministro se encamina a una nueva licitación con otras reglas de juego para ver si puede conseguir un operador que no sea Otero.

Pero lo paradójico es que mientras Dietrich sigue acumulando fracasos en sus intentos de reprivatizar Retiro, la terminal continúa bajo la órbita de la empresa de Otero.

La actual concesión había arrancado en la época de Jaime y tenía fecha de vencimiento abril de 2015.

Pero desde entonces, las autoridades nacionales, que no quieren saber nada con reasumir el manejo de Retiro, vienen aprobando prórrogas temporarias hasta que se defina quien será el nuevo concesionario de la terminal que requiere de manera urgente varias obras de mejoras y ampliación para revertir los pésimos y deficitarios servicios que ofrece a los pasajeros y usuarios.

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