Por Antonio Rossi.-

El ministerio de Transporte que comanda Guillermo Dietrich registró un marcado fracaso en la licitación que llevó adelante para elegir al nuevo operador privado de la terminal de ómnibus de Retiro.

Para maquillar este revés que no estaba en sus cálculos y que pone en duda su autopromocionada capacidad de gestión, Dietrich decidió implementar un atípico “mecanismo de consulta” para que las empresas interesadas en la concesión opinen y propongan las modificaciones que consideren convenientes al pliego de bases de condiciones que se utilizará en un nuevo llamado a licitación.

De esta manera, el traspaso de la terminal de Retiro al nuevo concesionario privado que estaba previsto para mayo se postergará hasta los primeros meses de 2018.

Mientras tanto, la operación y explotación comercial de la estación seguirá en manos de TEBA, la actual concesionaria que controla el polémico empresario Néstor Otero, quien fue condenado por la Justicia por haberle pagado dádivas al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.

La fallida licitación de Retiro había arrancado a principios de febrero y tenía como fecha de apertura de ofertas el 6 de abril. Unos días antes de esa fecha y ante la falta de oferentes, Dietrich prorrogó la recepción de las propuestas económicas hasta el 23 de mayo. Llegada esa fecha, el ministerio estableció una nueva prórroga hasta el 13 de junio.

Pero al ver que la única interesada que iba presentar oferta era la empresa TEBA, las autoridades de Transporte no quisieron afrontar el costo político de otorgarle el manejo de la terminal por 20 años más a Otero.

Dietrich le dio de baja a la licitación por medio de la resolución 355 con el argumento de que había recibida “reiteradas consultas” que llevaron al ministerio “a efectuar una nueva evaluación del proyecto plasmado en los pliegos, teniendo la potestad de ponderar las circunstancias que propenderían a una mayor y mejor concurrencia, en pos del interés público comprometido”.

Tras dejar sin efecto la resolución 47 que había dispuesto el proceso licitatorio de la terminal, el ministro convocó a las empresas interesadas a una “nueva etapa previa de observaciones y/o sugerencias de los pliegos de bases y condiciones que se usarán en la próxima licitación”.

Según la alambicada justificación oficial “este procedimiento previo resulta un instrumento valioso que coadyuva a la razonabilidad del proyecto, la eficiencia de la contratación para cumplir con el interés público comprometido, el resultado esperado y promover la competencia y concurrencia de los posibles interesados y oferentes, facilitando la participación de los sectores involucrados y la ciudadanía en general en la elaboración de los pliegos”.

Más allá de ese rebuscado “relato oficial”, lo que llama la atención y deja mal parado a los funcionarios de Transporte es el hecho de no haber efectuado esa convocatoria justamente antes del llamado a licitación de febrero y confiar en un pliego armado por consultores que no tuvieron en cuenta las características del negocio y las expectativas de los posibles interesados.

A diferencia de los pliegos de la fallida licitación, los nuevos enviados al “mecanismo de consulta previa” contienen cuatro cambios relevantes:

–El plazo de la concesión que era de dos décadas ahora se amplió hasta 35 años.

–Se flexibiliza el plan de obras obligatorias que rondaba los 400 millones de pesos. Ahora los oferentes tienen que cotizar cuánto prevén invertir en 24 meses en un plan de obras y mejoras que comprenda los siguientes ítems: trabajos preliminares y demoliciones, construcciones de hormigón armado, mampostería y tabiques; reparación de cubiertas y cielorrasos; reparación de cerramientos; puesta a nuevo de todas las instalaciones y señalética.

–Se introduce un nuevo sistema de evaluación de las ofertas donde el sobre 1 (Antecedentes Empresariales, Capacidad Económica-Financiera y Propuesta Técnico-Empresarial) tendrá una incidencia del 60 % en el puntaje final y el sobre 2 (propuesta de cánon mensual más inversiones comprometidas), un 40%.

–En caso de que ninguna de las ofertas admisibles resulte económicamente conveniente, la comisión evaluadora podrá convocar a las empresas precalificadas para que mejoren sus ofertas con el fin de seleccionar a la nueva concesionaria que podrá manejar la terminal de Retiro hasta el año 2052.

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