Por Hernán Andrés Kruse.-

Los resultados de la prueba PISA 2022 son contundentes: más de la mitad de los estudiantes argentinos de 15 años no superaron el nivel básico en Matemática, Lectura y Ciencias. En consecuencia, nuestro país quedó en el puesto 66 de los 81 países o regiones evaluados. Sólo el 27% de los estudiantes argentinos de 15 años alcanzaron o superaron el nivel básico (el número 2). Cabe destacar que a los estudiantes no se les pidió un análisis de la teoría de la relatividad de Einstein sino el poder representar matemáticamente una situación simple, como convertir precios en una moneda diferente. En Lectura y Ciencias, el 50% de los estudiantes argentinos evaluados no lograron alcanzar el nivel 2 mencionado. En Lectura obtuvieron 401 puntos y en Ciencias, 406 puntos.

Frente a un escenario tan desolador el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, manifestó: “El gran desafío es lograr que nuestros chicos mejoren sus niveles de aprendizaje y para mejorarlos hace falta garantizar que haya clase todos los días, todas las horas y durante más años. Por eso es necesario garantizar que todos los chicos vayan al jardín, y que haya más horas de clase en la escuela argentina. Esto lo hemos incluido en la nueva Ley de Financiamiento Educativo”.

Por su parte, el director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, Axel Rivas, expresó: “Aparece una clara paradoja, tanto para Argentina como para América Latina, donde los resultados no bajaron entre 2018 y 2022, pese al impacto de la pandemia, y pese a haber sido la región donde se suspendieron las clases presenciales durante más tiempo”. “Esta paradoja tiene una cara positiva, congruente con el resultado de las pruebas Aprender 2022, que-tras la caída en 2021 mostraron que se logró sostener los niveles de aprendizaje previos a la pandemia. La cara negativa es que Argentina tiene resultados muy bajos, con grandes deudas históricas que se sostienen en el tiempo”.

Según el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella Mariano Narodowski, “el derrumbe educativo argentino entre 2000 y 2022 va a demandar un esfuerzo enorme que aún no ha comenzado. Los datos corroboran lo que ya sabíamos por las pruebas Aprender y las pruebas de la UNESCO de 2019”. “Argentina está en la cola del ranking de los países de mayor desarrollo de América Latina, solo por encima de los países pobres latinoamericanos. Esto es coincidente con los datos de la UNESCO que muestran un derrumbe entre 1996 (cuando Argentina era segunda) y 2019 (puesto 11, detrás de El Salvador). Chile, en cambio, se acerca al promedio de la OCDE”.

En opinión de la investigadora de FLACSO Guillermina Tiramonti “la caída en los logros educativos de la Argentina solo se explica por el avance de un proceso de desinstitucionalización que sufre el país, que genera una pérdida de la eficacia del sistema y sus escuelas” (fuente: Alfredo Dillon: “Prueba PISA: Argentina mantiene bajos resultados, en medio de una caída global de aprendizajes”, Infobae, 5/12/023).

Desde hace décadas que aparecen artículos en los diarios sobre esta “tragedia educativa” que nos azota sin piedad. Desde hace décadas que los expertos en educación consultados intentan explicar las razones de semejante hecatombe. Desde hace décadas que la educación de nuestros jóvenes no para de alejarse de los niveles de excelencia. Lo real y concreto es que la mayoría de los estudiantes del nivel secundario no saben leer y escribir, lo que significa que son analfabetos funcionales. Y al ser analfabetos funcionales son una presa fácil del demagogo de turno. Qué duda cabe que estamos en presencia de un plan fríamente ejecutado para que las futuras generaciones no sean personas sino miembros del rebaño.

Cada vez que se dan a conocer estos resultados en materia educativa emerge la gigantesca figura del máximo educador argentino. Me refiero, obviamente, a Domingo Faustino Sarmiento. A continuación paso a transcribir la parte de un ensayo de Juan Carlos Tedesco e Ivana Zacarías titulado “Domingo Faustino Sarmiento: la vigencia de su pensamiento educativo” (La Plata-Editorial Universitaria-2011), donde el tema de análisis es el libro del gran sanjuanino “Educación Popular”.

“Re-leer al Sarmiento de mediados del siglo XIX puede parecer una tarea reservada al mundo académico de los historiadores. Sin embargo, no son pocos los analistas del presente que sostienen que el comienzo del siglo que estamos transitando se parece mucho más a los finales del siglo XIX que a la segunda mitad del siglo XX. Vivimos transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales de significativa profundidad y, en ese sentido, el espíritu «fundacional» que tenían las reflexiones y propuestas de Sarmiento pueden ser una fuente de inspiración para nuestra época. No es casual, por ello, que la figura de Sarmiento atraviese por un momento de cierta revalorización. A diferencia de lo sucedido durante gran parte del siglo XX en que, como veremos, fue atacado tanto por la derecha como por la izquierda nacionalista, en estos momentos se destaca más su rol como promotor de la educación popular como piedra angular a partir de la cual construir una Argentina moderna. Actualmente, dado el contexto de consolidación de consensos acerca de la educación como derecho humano y de su rol clave en el desarrollo de la sociedad, en particular en la construcción de sociedades más justas e igualitarias, la idea de Sarmiento adquiere plena vigencia.

La lectura actual de Sarmiento permite apreciar la necesidad de recuperar una tradición de pensamiento holístico, de visión sistémica de los problemas sociales y educativos. Sin embargo, es importante considerar que la visión sistémica de Sarmiento no está asociada al carácter general y abstracto que suele atribuirse a tal enfoque. Al contrario, Sarmiento es capaz de articular la complejidad, la sutileza y la observación detallista tanto en los aspectos referidos a la vinculación entre educación, economía y sociedad, como a la macro política educativa y a los aspectos específicamente pedagógicos o administrativos. Su visión permite superar tanto el déficit de sentido que hoy afecta al desarrollo social, como las visiones unidimensionales que empobrecen no solo el análisis de la educación sino también sus objetivos, sus metas y propósitos”.

EDUCACIÓN POPULAR (1849)

“Educación popular” es, a diferencia de otras grandes producciones literarias de Sarmiento, un relato de viaje convertido en una de las obras pedagógicas más importantes de la historia argentina. En este texto se condensan por primera vez y de manera integral las ideas educativas de Sarmiento. Para Weinberg (1999), este libro es «el más rico y original ensayo pedagógico que a la fecha haya producido América, y único genial si consideramos su época y trascendencia que logró tener». El contexto de producción de “Educación popular” es importante para comprender su contenido y apreciar su valor. Conviene recordar que durante el gobierno de Rosas, Sarmiento se había visto obligado a exiliarse en Chile, en donde logró desempeñarse como activo protagonista de la vida política e intelectual, ocupó cargos públicos y colaboró en los periódicos y revistas del país. Era director de la Escuela Normal cuando, en noviembre de 1845, el gobierno chileno le solicitó que viajara en misión oficial a Europa y los Estados Unidos para estudiar sus sistemas educativos. Haciendo escalas en Uruguay y Brasil, Sarmiento visitó España, Francia, Italia, Alemania e Inglaterra, en donde se reunió con los actores sociales y políticos más relevantes de cada país y observó el funcionamiento de sus instituciones educativas. Cruzó el Atlántico para conocer Canadá y los Estados Unidos, y quedó especialmente impactado por los sistemas educativos de Boston y Nueva York. Allí estableció una intensa relación intelectual con Horace Mann, quien indudablemente fue una de las personas que más influencia ha tenido en el ideario sarmientino. Si bien es innegable en Sarmiento la influencia de grandes teóricos europeos como Rousseau o Condorcet, entre otros, el vínculo con Horace Mann tuvo la fuerza que brinda el conocimiento personal y la experiencia de la aplicación práctica de las teorías.

El paso por Europa y los Estados Unidos le permitió a Sarmiento conocer los diferentes modelos de organización escolar (el centralismo francés y la descentralización germana y sajona) así como las distintas políticas educativas que diseñaron y aplicaron estos países en el comienzo de los procesos de desarrollo capitalista, de construcción de los estados-naciones y de los regímenes democráticos de gobierno. Su visión favorable a la descentralización administrativa y a la prioridad que debía otorgarse a la escuela primaria fue, sin duda alguna, producto de su paso por Estados Unidos. Recordemos, al respecto, una de las observaciones más interesantes sobre la educación en ese país, realizada por otro de los grandes viajeros de la época, Alexis de Tocqueville, para quien no debía haber un lugar en el mundo donde se encontraran tan pocos ignorantes y tan pocos sabios como en los Estados Unidos de Norteamérica. Según Tocqueville, la instrucción primaria estaba a disposición de cada uno mientras que la instrucción superior no estaba al alcance de prácticamente nadie. Sarmiento regresó a Valparaíso en febrero de 1848, en donde lo esperaban José Lastarria y Manuel Montt. Ese mismo año presentó al Gobierno de Chile un informe con las observaciones y conclusiones de sus años en el exterior.

En 1849, sobre la base de dicho informe, se publicó la primera edición de “Educación popular”. El informe de Sarmiento tuvo un significativo impacto en los debates educativos chilenos de la época, particularmente en las discusiones de los proyectos de ley presentados por Manuel Montt por un lado y por Antonio García Reyes por el otro. El proyecto de Manuel Montt tuvo una fuerte influencia de las ideas divulgadas por Sarmiento, que se puede apreciar particularmente en la defensa de la gratuidad de la enseñanza, en la definición de las fuentes de financiamiento de la educación, así como en la importancia otorgada a la formación de los maestros y profesores. El análisis de estos debates constituye un capítulo importante de la historia de la educación chilena, que anticipa el debate argentino de la ley 1.420. Otro rasgo importante de “Educación popular” es el trabajo metodológico realizado por Sarmiento. Desde esta perspectiva, “Educación popular” no representa simplemente un diario de viaje sino un informe donde se recogen datos acerca de los sistemas educativos, obtenidos a través de observaciones sistemáticas, entrevistas a informantes clave y análisis de fuentes primarias. Sarmiento puede ser considerado, sin duda alguna, como uno de los pioneros de la educación comparada en la región, tan difundida hoy como disciplina e instrumento de estudio y aprendizaje, en el campo de las ciencias sociales. Por último, es importante señalar que “Educación popular” le permitió a Sarmiento presentar, por primera vez, su pensamiento educativo de manera integral. Hasta entonces, sus escritos sobre el tema habían sido parciales, estaban dispersos en publicaciones de muy diferente tipo y no era posible apreciar en forma coherente el conjunto de sus ideas.

Las observaciones y aprendizajes realizados en este viaje le permitieron organizar su propio pensamiento y postular de manera integral el modelo organizacional que pretendía para nuestros sistemas educativos. Gran parte de la obra educativa posterior de Sarmiento no es sino el desarrollo de las ideas esbozadas en este libro. Tal como sostiene Héctor F. Bravo (1993), «En sus escritos posteriores, no hizo más que desarrollar y repetir, con repetición de didacta, las ideas sustentadas en el Informe de 1848». La exposición integral de su pensamiento también revela la intención de promover este tipo de mirada sobre el vínculo entre educación y sociedad. En la carta dirigida al Ministro de Instrucción Pública que antecede al Informe de sus viajes, Sarmiento es contundente al respecto: «Por más que un sentimiento de timidez, y acaso de no confesado desaprecio de nosotros mismos, nos haga creer impracticable en nuestra pobre América la realización de un completo sistema de enseñanza popular, bueno es que la conciencia pública se vaya acostumbrando desde ahora a mirar el conjunto, como el blanco claro y perceptible a que deben tender sus esfuerzos sucesivos».

EL CONTENIDO DE LA OBRA

“En la «Introducción» a “Educación popular”, Sarmiento deja bien en claro los motivos por los cuales la educación debe ocupar un lugar clave en la construcción de las nuevas sociedades: «El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen; y la educación pública no debe tener otro fin que el aumentar las fuerzas de producción, de acción y de dirección, aumentando cada vez más el número de individuos que las posean». De acuerdo a Sarmiento, educar a las masas era condición para elevar la dignidad de la nación, en especial porque los habitantes de esta región pertenecen «a una raza que figura en la última línea entre los pueblos civilizados». “Educación popular” tiene ocho capítulos, los cuales analizan –tal como Sarmiento describe en su informe al Ministerio de Instrucción Pública– «cada una de las materias en las que naturalmente se subdivide la educación popular». Estos son: la renta, la inspección de las escuelas, la educación de las mujeres, los maestros, la educación inicial (salas de asilo), escuelas públicas, el sistema de enseñanza y la ortografía. Este conjunto de temas abarca desde las cuestiones más importantes del gobierno y la administración de la educación (financiamiento, inspección, papel del Estado), hasta las cuestiones curriculares (ortografía, métodos de enseñanza), los actores del proceso de enseñanza y las áreas prioritarias de las políticas (educación inicial y educación de las mujeres). Sin ninguna pretensión de agotar el análisis del pensamiento de Sarmiento sobre estos temas, nos parece importante presentar algunas reflexiones que pueden ayudar en su comprensión”.

1. GOBIERNO DE LA EDUCACIÓN

“En lo referente al gobierno de la educación, Sarmiento analiza dos temas centrales que aún hoy mantienen su vigencia: el financiamiento y la inspección del sistema educativo. En cuanto al sistema de rentas (cap. 1), Sarmiento introduce una de las preguntas filosófico-políticas más importantes de la organización de las sociedades en general y de los sistemas educativos en particular: quiénes pagan por la educación de todos y cómo se organiza el sistema de distribución de los recursos. El supuesto básico de su análisis es que «Todo niño en el Estado debe recibir educación. La masa total de la renta para sostener las escuelas debe ser proporcional al número de niños de 4 a 16 años que haya en el Estado». A partir de este supuesto, la pregunta de Sarmiento se dirige a cómo recaudar y cómo distribuir. Su punto de vista articula el tema del financiamiento con el modelo de organización del sistema educativo. Luego de analizar las experiencias internacionales, Sarmiento se inclina por el modelo de organización norteamericano, altamente descentralizado, donde tiene un papel importante la jurisdicción distrital. Su escepticismo con respecto a la adhesión que podría provocar un sistema basado en la idea de contribuir financieramente al conjunto del sistema educativo lo condujo a promover una modalidad de financiamiento local, donde los ricos debían aportar al financiamiento de la educación de sus hijos y de los hijos de los sectores pobres de su localidad. Para decirlo en sus propias palabras: «Creo muy difícil que entre nosotros se imponga por lo pronto una contribución general para el sostén de la instrucción pública porque no podría ni distribuirse equitativamente, no estando bien expedito el canal por donde las contribuciones directas han de correr más tarde, ni se conocen ni aprecian debidamente las necesidades de la educación». Y propone: «Obrando en cada localidad el interés particular, y el amor paterno, la renta de escuelas debe emanar de los fondos de los contribuyentes en beneficio de sus propios hijos, y los de los pobres de la vecindad».

La segunda cuestión relacionada con el gobierno de la educación al que hace mención Sarmiento es el sistema de inspección (cap. 2). También en este punto el autor apuesta por el nivel local como variable clave, pero al definir las funciones de la inspección recurre al sistema europeo, particularmente al modelo francés. En su informe, Sarmiento reproduce el Reglamento de Inspectores de Holanda, pero en la versión que de este adopta el ministro de Educación de Francia, M. Guizot. El Reglamento es una pieza muy importante para entender el papel de los inspectores en tanto articuladores entre la administración central, los poderes locales y los actores directos del proceso pedagógico: los directores de las escuelas y sus docentes. En este diseño, los inspectores debían articular su tarea con las comisiones locales, con las autoridades municipales y con los actores sociales más importantes (iglesias, empresas, etc.), y además no debían perder de vista su función específica e irremplazable: el análisis de las condiciones de los establecimientos escolares y de su funcionamiento. La prioridad debía ser otorgada a las escuelas rurales, las más necesitadas de apoyo y atención por parte del Estado. Es interesante el minucioso detalle de los consejos dados por la circular para evitar que los docentes y directores de las escuelas manipulen la información o presenten realidades alejadas de la verdad. Pero sobre todo, es muy importante el espíritu con el cual Sarmiento concibe la tarea de la inspección: no hacer nada que menoscabe el respeto y la confianza hacia los maestros. En palabras del Reglamento: «hacedles [a los docentes] todas las observaciones que os parezcan necesarias; pero cuidad de que al salir vos de la escuela, el maestro no se sienta nunca menos bien puesto que antes en el espíritu de los niños y de sus padres». La función de la inspección requería personas con aptitudes muy especiales y Sarmiento era consciente de ello. En cierta medida, el desarrollo de los sistemas educativos con un cuerpo de funcionarios técnicamente preparados prefiguraba el surgimiento de una tecnocracia que va a constituirse posteriormente en un actor de peso creciente en la definición e implementación de las políticas educativas”.

2. LOS MAESTROS

“En “Educación popular”, la referencia a los maestros está vinculada directamente con su proceso de formación. Este pensamiento se expresa en frases como: «La profesión de la enseñanza requiere tanta o mayor preparación como cualquier otra». Así el capítulo correspondiente a la educación de los maestros contiene un análisis detallado de la organización de las escuelas normales, basado en la observación del caso francés y su comparación con la Escuela Normal de Chile, dirigida por el propio Sarmiento. El aspecto más interesante de sus observaciones se refiere a la necesidad de formar a los maestros en un ambiente que fortalezca los valores de dedicación y disciplina, para convertirse nada menos que en un « […] pobre y modesto apóstol de la civilización, destinado a llevar la luz de la instrucción a todas las apartadas extremidades del Estado». La escuela normal aparece definida como un «convento» de donde es posible inferir que se formará a los maestros en el espíritu del sacrificio y para poder trabajar en lugares remotos o en contextos de pobreza material y cultural. Por lo tanto, uno de los puntos de mayor tensión teórica en la formación docente es el equilibrio entre formación académica y la moderación de las aspiraciones profesionales. Por un lado, se justifica la necesidad de una formación técnica completa, incluido el dominio de una segunda lengua para tener acceso a la literatura pedagógica moderna y, por el otro, la formación docente debía promover gustos y aspiraciones austeros que les permitieran adaptarse a la «noble y afanosa mediocridad» de los ambientes en los cuales se desempeñarían profesionalmente. Esta tensión estará presente en el diseño original de las escuelas normales en nuestro país, donde tanto los incentivos a la feminización de la profesión como las regulaciones normativas estaban destinadas a impedir que los normalistas aspiraran a una educación universitaria para evitar que no abandonaran la docencia”.

3. EDUCACIÓN DE LAS MUJERES

“El vínculo entre docencia y género ocupa un lugar importante en el pensamiento sarmientino. Según el autor, la instrucción primaria debe ser «[…] devuelta a quienes de derecho corresponde, a las mujeres a quienes la naturaleza ha instituido tutores y guardas de la infancia». Pero el enfoque de Sarmiento sobre la educación de las mujeres es mucho más integral. No solo les reconoce una predisposición natural para la enseñanza sino que asume la importancia crucial que las mujeres tienen en el desarrollo de la sociedad. Por cierto, el lenguaje de la época no había incorporado aún el discurso acerca del género, ni la igualdad de acceso a la educación y al empleo para varones y mujeres; sin embargo la perspectiva sarmientina es pragmática: la educación de las mujeres es importante porque contribuye al desarrollo de toda la sociedad. Para decirlo en sus propias palabras, «De la educación de las mujeres depende, sin embargo, la suerte de los estados; la civilización se detiene a las puertas del hogar doméstico cuando ellas no están preparadas para recibirla. Hay más todavía, las mujeres, en su carácter de madres, esposas o sirvientes destruyen la educación que los niños reciben en las escuelas. Las costumbres y las preocupaciones se perpetúan por ellas, y jamás podrá alterarse la manera de ser de un pueblo, sin cambiar primero las ideas y hábitos de las mujeres».

4. LOS CONTENIDOS DE LA EDUCACIÓN

“Sarmiento dedica dos capítulos de Educación popular a los contenidos y métodos de enseñanza. El interés de estos capítulos radica fundamentalmente en la visión pedagógica implícita en el análisis que realiza. Por un lado, se puede apreciar el nacimiento del enfoque científico de la metodología de la enseñanza. Sus apreciaciones tienden a apoyarse en evidencias empíricas y en fundamentos de la psicología del aprendizaje vigentes en esos momentos. Por el otro, la importancia otorgada a la enseñanza de la lectura y la escritura revela la enorme significación que los políticos y educadores de la época otorgaban a la lengua nacional como instrumento de homogeneización cultural. Asimismo, es interesante constatar que Sarmiento no considera los debates acerca de aquellos contenidos de carácter más ideológico, como el tema del laicismo, que algunos años después en el debate de la ley 1.420 se volverá un tema central. Al contrario, es posible afirmar que, en forma transversal a lo largo de todo el texto de “Educación popular”, se le otorga gran importancia a la formación moral que también incluye la formación religiosa”.

5. LA EDUCACIÓN INICIAL

“Aun cuando el capítulo que Sarmiento dedica a la educación inicial tiene como título salas de asilo, su lectura está lejos de describir instituciones de protección a niños abandonados. Se trata de las instituciones de educación inicial que tienen como objetivos pedagógicos la socialización primaria y el aprestamiento para la escolarización posterior. Para Sarmiento las salas de asilo son una alternativa que busca remediar los problemas de la socialización primaria tanto en los niños de familias ricas como pobres. La socialización primaria de los hijos de familias ricas está descripta por Sarmiento como un proceso generalmente a cargo de nodrizas y en un contexto de abundancia donde el niño es el «rey». La carencia de límites es el rasgo básico de este proceso, que genera –según Sarmiento– personalidades egoístas e ingratas. «Pedid una gota de gratitud a este corazón que se ha habituado a creerse el centro adonde converge toda la familia; exigid amistad y benevolencia a esta alma helada ya por el egoísmo» se pregunta Sarmiento en este capítulo. En el caso del otro extremo de la escala social, la socialización de los niños de hogares pobres en contextos con carencias materiales y culturales, su análisis no es menos crudo: «Entre cualquiera en el cuarto de cuatro paredes reducidas en que viven, comen y duermen padre, madre, hijos, perros, gatos; donde se lava la ropa; donde se prepara la comida […]. La madre necesita ocupar su tiempo, y los niños la perturban. Sus actos de represión son, por tanto, simples desahogos de cólera y de venganza. Necesita el terror de un palo […] para contener el desorden naciente. El niño presencia las luchas brutales que tienen lugar entre sus padres: la calle es el jardín de recreo […]. De estos seminarios sale el hombre llamado plebe, roto; ser punto menos que insensible a las necesidades físicas, negado a la acción moral, limitado en su esfera, comprimido por la fuerza brutal, único freno que conoce […]».

A continuación, Sarmiento describe las salas de asilo que visitó en Francia donde la música, los juegos, la atención integral y el aprestamiento para la escolarización constituían las actividades fundamentales. Más allá de los aspectos técnico-pedagógicos que describe Sarmiento y que, obviamente, han evolucionado con el paso del tiempo, es necesario rescatar la idea de la educación inicial como clave para el desarrollo posterior de la personalidad y como factor básico de equidad social. Hoy, transcurrida una década del siglo XXI, esta estrategia de acción educativa es señalada como una de las variables diferenciales en los casos de países que obtienen los mejores resultados en la evaluación del aprendizaje tanto en calidad como en equidad educativa”.

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