Por Luis Orea Campos.-

Al parecer, el fracaso de los intentos reformistas son el karma de Ricardo Colombi. Ya durante su primer mandato, finalizado en 2005, no consiguió modificar la Constitución de la Provincia para acceder a la reelección y debió resignarse a que su primo Arturo tomara la posta gubernativa.

Ahora acaba de hocicar nuevamente una iniciativa modelo kirchnerista surgida de su inagotable ingenio y dirigida a acortar el mandato de quien resulte su sucesor en 2017 para, en el interregno, preparar su retorno triunfal en 2019.

Pero con este panorama que se abrió deberá esperar un mandato completo para volver a probar suerte, y la experiencia indica que el que se sienta en el sillón no se siente tentado a dejarlo por más lealtad que jure, como bien sabe Ricardo al que su propio primo el “Rey” Arturo le presentó batalla en 2009 a pesar de saber que su trono era prestado y su obligación era devolverlo.

Por otra parte, 16 años del apellido Colombi en el gobierno ya generaron una especie de cansancio en la ciudadanía correntina y el reclamo de un cambio se escucha en sordina en muchos espacios incluyendo varios de los que transitan quienes viven del empleo público.

Por eso algunos adelantados de su propia cofradía aliancista ya se lanzaron al ruedo alentados quizás por la debilidad política que le representa al mandatario carecer de un delfín que mida lo suficiente como para enfrentar a Carlos Espínola, por ahora único aspirante, del Frente para la Victoria, que sin embargo deberá validar sus credenciales si finalmente el Lord Mayor de la Capital Fabián Ríos decide enfrentarlo en una interna que promete ser sangrienta a juzgar por los ánimos exacerbados que, más allá de los simulacros de unidad que exhiben para la gilada, agitan a los partidarios de uno y otro dirigente.

Hasta el minúsculo PRO correntino casi inexistente quiere aprovechar el envión nacional y postula a una ex intendenta de Riachuelo de escaso peso específico llamada Ingrid Jetter supuestamente para disputar el cetro real.

Obvio que estos oportunistas no comen vidrio y el objetivo real es amenazar a Colombi con dividir la tropa para ver si pueden sentarse en la mesa por lo menos con una candidatura a la vicegobernación.

El gobernador sabe que dividir a Encuentro por Corrientes (ECO) implica servirle en bandeja la gobernación -además de muchos legisladores- a un peronismo famélico de poder que desde 1973 nunca pudo llegar justamente por la estupidez de sus divisiones internas, vicio en que podrían caer los hoy oficialistas que creen poder torcerle el brazo a un experto armador político fogueado en muchos combates como Ricardo Colombi que dista mucho de sentirse vencido y que mientras se lame las heridas y castiga a los “traidores” se prepara para dar la mejor batalla posible alentando las expectativas de sus varios candidatos a encabezar la fórmula de ECO.

Cierto ruido judicial que lo aflige obliga al capanga correntino a intentar poner en el sillón de Ferré a un soldado de lealtad indubitable que le dé cobertura, algo que no le garantiza el aliado que mejor mide en las encuestas el ex gobernador, ex vicegobernador y actual senador nacional Braillard Poccard que juega al que espera mientras las circunstancias van acorralando a Colombi.

Otro factor preocupante para el mandatario es la presencia en la oposición de un monje negro experto en intrigas como Martínez Llano -su ex socio “en las sombras” en varias tenidas estratégicas según las malas lenguas- que sabe que cualquier desprendimiento de ECO directa o indirectamente arrima agua para el molino de su actual potrillo “Camau” Espínola y no titubeará en fogonearlas alentando por lo bajo los delirios de quienes pretenden explotar la debilidad política de Colombi.

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