Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del viernes 28, Página 12 publicó un artículo de Gustavo Veiga titulado “Macri sueña con el bastón de mando en la AFA”, en el que analiza la íntima relación que existe entre el fútbol y la política, dos hermanos siameses que sólo se interesan por el dinero y su lógico correlato, el poder. En las últimas horas la AFIP decidió patear un gigantesco hormiguero con su denuncia contra el fútbol en general y algunos de sus clubes en particular. Los dirigentes apuntados por el organismo que dirige Abad por evasión vienen siendo sospechados desde hace mucho tiempo. Algunos de los señalados durante la conferencia de prensa o bien se alejaron de sus instituciones o ya no ocupan cargos en la propia Asociación del Fútbol Argentino. Otros, como el presidente de Racing, permanecen pero lejos están de ocupar el centro del escenario. El pueblo asiste a una pelea a muerte por el control de los recursos millonarios que genera el fútbol, pasión de multitudes. Es una pelea cuyo final es incierto pero cuyo comienzo es muy claro: el 20 de julio de 1999. Ese día el por entonces presidente de Boca, Mauricio Macri, perdió una elección muy importante que tuvo lugar en el predio de la AFA en Ezeiza. Pese a existir la posibilidad de sufrir una derrota categórica (39 a 1), aceptó el desafío y propuso mocionar la aprobación de sociedades anónimas para el fútbol. Ya tenía en mente la privatización de los clubes de fútbol y del fútbol en sí mismo. En ese entonces el presidente de boca también era el vice segundo de Grondona en la AFA. Macri decidió renunciar a ese cargo el 8 de febrero de 2000 cuando se dio cuenta que su proyecto estaba destinado al naufragio. Diecisiete años más tarde otro es el escenario. Macri, evidentemente, sabe esperar. Ya no es ni presidente de Boca ni jefe porteño. Es, nada más y nada menos, que presidente de la nación. Pero ello no le impide entrometerse en los asuntos de AFA como si fuera su dueño. El espectáculo montado el jueves 27, con Abad a la cabeza, es un claro ejemplo de ello. Claro que Macri lejos está de ser original. En la década del setenta Dante Panzeri decía que “el fútbol es el único moroso impune ante el Estado”. A tenor de las denuncias de Abad, cabe reconocer que el ilustre periodista se quedó corto. El titular de la AFIP definió como sectores “críticos” al fútbol y a los juegos de azar, justo las dos actividades íntimamente relacionadas con el actual presidente de Boca, Daniel Angelici. Según Abad “el sistema del fútbol es peligroso para la seguridad social de Argentina”. Apoyó su afirmación en el decreto 1212 del 19 de mayo de 2003 firmado por el ex presidente Duhalde poco antes de abandonar la Rosada. Abad habló del desfinanciamiento de la seguridad social provocado en buena medida por la morosidad de la AFA y de varios clubes. En efecto, el fútbol paga una alícuota del 7 por ciento, bastante menor comparada con la que pagan otros contribuyentes. El decreto mencionado por Abad, defendido por quien entonces estaba a cargo de la Anses, Sergio Massa, fue ruidosamente festejado en Olivos. En ese hermoso predio Grondona les agradeció a Massa, a la por entonces ministra de Trabajo Graciela Camaño y al presidente Duhalde: “este régimen interpreta legítimamente los intereses del estado, en cuanto garantiza el cobro de aportes y contribuciones a la seguridad social, y a todos los clubes que en razón de esta nueva modalidad de aportes, podrán cumplir con sus obligaciones, sin gravosas consecuencias para sus economías”. Macri seguía siendo presidente de Boca y jamás emitió queja alguna respecto al decreto de Duhalde. En realidad, ningún dirigente se quejó. ¡Cómo hacerlo respecto a un plan de salvataje por una deuda estimada en 150 millones de pesos! Abad denunció que durante los doce años de kirchnerismo los clubes deberían haber pagado en concepto de impuestos 962.724.695 millones de pesos y que durante 2016 la suma asciende a 384.020.399 millones de pesos. Vale decir que el fisco reclama a los clubes 1.346.745.094 millones de pesos. ¡Cuánta razón tenía Panzeri! Pensar que el Alfonso Capone fue encarcelado no por los crímenes cometidos sino por haber evadido al fisco. La AFA ocupa el primer lugar en el ranking de deudores. Luego viene River pero su actual presidente salió rápidamente a desmentir a la AFIP. Las denuncias de la AFIP alcanzan a dirigentes de la AFA, actuales presidentes de importantes clubes (Racing, Gimnasia y Olimpo) y ex presidentes de Independiente, San Lorenzo, Estudiantes y Colón de Santa Fe. No cabe más que retornar al gran Panzeri: “los partidos se juegan de lunes a sábado. Lo de los domingos es para la gilada”.

El Congreso de la nación fue escenario ayer (jueves 27) de una multitudinaria manifestación de científicos, docentes, estudiantes y trabajadores del área para protestar por el ajuste impulsado por el gobierno en ciencia y tecnología. Ciencia y Técnica es un área que a partir del año próximo sufrirá un severo recorte del orden del 32,5 por ciento en términos absolutos. Los organizadores leyeron en el escenario una gran cantidad de saludos de solidaridad de diferentes sectores y culminaron el acto reclamando, declaración mediante, “un aumento sustancial del presupuesto de ciencia, tecnología y universidad que garantice con normalidad la actividad de investigación, educación y extensión”, así como una “inmediata recomposición salarial para todos y todas los trabajadores/as investigadores, docentes y de apoyo, que permita que recuperemos el poder adquisitivo perdido por la inflación, la devaluación y los tarifazos”. La multitud reunida concluyó con un tajante “no se jode con la ciencia”. Nuria Giniger, investigadora del CEIL-Conicet expresó: “Este ajuste lo que hace es dejar trunca la posibilidad de formación de los jóvenes y las líneas de investigación que se vienen desarrollando sobre los problemas que tenemos en el país”. Y agregó: “Hay discusión acerca de si el financiamiento debe venir del Estado o si puede venir de agencias internacionales o privadas. Si el financiamiento científico lo asumen las agencias internacionales, las agendas de investigación son de las corporaciones y las grandes empresas, y no las del pueblo”. En 2016 los fondos para la ciencia y la tecnología representaron apenas el 0,75 por ciento del presupuesto mientras que para 2017 dichos fondos representarán apenas el 0,59 por ciento del presupuesto. Carlos De Feo, secretario general del sindicato de profesores Conadu, manifestó que “el presupuesto del año que viene es de ajuste. Tiene que ver con una decisión política, los últimos diez años subió la matrícula pública y cayó la privada, el único país de Latinoamérica donde sucedió”. Por su parte, Luis Tiscornia, de Conadu Histórica, dijo: “La pretensión del gobierno no es solamente recortar ciencia y técnica, sino que también plantean un tope de 17 puntos para la paritaria docente del año que viene. Es un tope imposible de aceptar” (…) “El recorte afecta al futuro, un país sin ciencia, desarrollo, tecnología y educación es un país dependiente que fomenta las desigualdades sociales”. Baradel, mediático dirigente de Suteba, consideró que “esta iniciativa se tiene que reproducir a nivel nacional, para todos los niveles de la educación: desde el jardín maternal hasta los universitarios. Estudiantes, profesores y padres debemos unirnos”. Para el copresidente de la FUBA, Julián Asiner, defender a los científicos implica defender la educación pública de hoy y el futuro de la ciencia argentina. “También reclamamos”, destacó, “por el boleto educativo gratuito para los universitarios, el gobierno elige subsidiar a las empresas privatizadas de transporte y no a los estudiantes”. Y Daniel Ricci (Fedun) fue claro y contundente: “este es un gobierno que solo ha favorecido a los ricos y está en contra de los trabajadores, de los científicos y los universitarios, como se puede ver acá” (fuente: Gastón Godoy, “No se jode con la ciencia”, Página 12, 28/10/016).

Los fundadores de Cambiemos, Mauricio Macri, Elisa Carrió y Ernesto Sanz, decidieron el lanzamiento de la “mesa nacional” de la coalición de gobierno. El acto fue breve y cerrado. Además de los nombrados, estuvieron presentes la vicepresidenta Gabriela Michetti, los cinco gobernadores que responden al oficialismo, los presidentes de los partidos que componen la alianza y algunos ministros y legisladores. La foto fortaleció la idea de competir juntos el año que viene, en un contexto signado por las desavenencias y las diferencias internas. La mano derecha de Carrió, el diputado Fernando Sánchez (CC), dijo que “la reunión que acabamos de terminar es la primer reunión de la mesa nacional de Cambiemos, ya no como alianza electoral sino como coalición responsable del gobierno”. Esta aclaración del legislador es muy importante porque ya no considera a Cambiemos una mera alianza electoral que ayudó a Macri a ser presidente sino una coalición de gobierno conformada fundamentalmente por el macrismo, el radicalismo y la Coalición Cívica. Según algunos testimonios durante el cónclave Carrió no pronunció palabra alguna, el radical pidió “ensanchar la base electoral” del espacio y el presidente habló de la necesidad de redoblar el esfuerzo. Luego del problema de salud que afortunadamente Carrió logró solucionar, la cúpula de Cambiemos finalmente se reunió para inaugurar la mesa nacional del oficialismo con la mente puesta en las elecciones del próximo año. Es probable que se conforme un equipo de trabajo para comenzar a diagramar la estrategia electoral y, lo más importante, definir las candidaturas. En la conferencia de prensa la polémica vicepresidente Gabriela Michetti expresó: “lo que nos unió tuvo que ver con una urgencia electoral”. Ahora, en cambio, se trata, continuó explicando, de “un paso de segunda instancia” para consolidar la unión primigenia. José Corral, en representación de los boinas blancas, destacó, al igual que Sanz, de la necesidad de “ensanchar la base” de Cambiemos, orientándose hacia los sectores más proclives a votar al peronismo. Y agregó: “que no se sume nadie que tenga responsabilidad con el pasado o los que creen que pueden manejar sus provincias como señores feudales”. Al hacer uso de la palabra el presidente de la nación dijo: “me acuerdo de mi primera reunión con Gerardo Morales y ni les digo de este angelito celeste que tengo a mi lado (Elisa Carrió), las cosas que pasamos”. La respuesta de la chaqueña fue instantánea: “y seguirán pasando”. Durante su alocución el presidente reiteró el llamado a “dar el ejemplo” y “estar cerca de la gente”. El último orador fue Ernesto Sanz. Opinó que cambiemos está “rompiendo el mito de que sólo puede gobernar el peronismo” (fuente: Sebastián Abrevaya, “Una foto para aplacar las diferencias”, Página 12, 28/10/016).

En su edición del viernes 28, La Nación publicó un artículo de Natalio Botana titulado “El difícil arte de las coaliciones”, en el que afirma que el oficialismo debe convencer a la sociedad que en la Argentina es posible un eficaz gobierno de coalición. Según el autor de la “Tradición republicana” cualquier liderazgo que tenga por objetivo cambiar chocará inexorablemente con aquellas fuerzas que harán todo lo que esté a su alcance para mantener el statu quo. “El cambio es, por tanto, un claroscuro que se enlaza con la continuidad”, expresa don Natalio. Es digno de analizar lo que sucede en las democracias más desarrolladas. Lo que hasta ayer parecía consolidado, hoy está a merced de la fuerza arrolladora del cambio tecnológico y productivo, cambio que aún no se está dando en lo político e institucional. Hoy la política marcha por detrás de la denominada revolución digital y robótica que está provocando profundos cambios en los usos y las costumbres. Ante este escenario la política se muestra vacilante y cuando se decide a actuar, cuando los gobernantes toman decisiones, surgen liderazgos extremos que nada tienen que ver con la democracia como filosofía de vida. Tales los casos de Marine Le Pen en Francia, Donald Trump en Estados Unidos y otros ejemplos que se extienden hasta Rusia y la Europa del Este. Ahora bien, ello no significa que este escenario de crisis garantice casi de manera automática el triunfo de las fuerzas extremas. Sin embargo, enfatiza Botana, “el impacto de esta emergencia inesperada del estilo extremista, que cabalga sobre la pérdida de empleos, el resentimiento y el bloqueo de la movilidad social, señala la hondura de los problemas que tenemos por delante”.

¿Podría pasar en Argentina algo semejante? ¿Podría el poder político argentino caer en un futuro no tan lejano en manos de alguna fuerza extrema? Botana no teme a un eventual triunfo en nuestro país de una Marine Le Pen, por ejemplo, pero sí de la posibilidad cierta de un retorno al pasado si el presidente Macri no gobierna como corresponde. El miedo de Botana es que un eventual fracaso de Cambiemos haga factible el retorno del tan temido kirchnerismo, emblema del populismo, la demagogia y el extremismo ideológico. Botana admite casi de manera resignada que “el peso del pasado sigue gravitando sobre nuestra circunstancia. Lo hace a través de una intensa movilización social (que desde hace décadas se ha instalado en el país y no desaparecerá), de la acción corporativa de empresarios y sindicalistas y de la intervención cada vez más intensa del factor clerical. Esta última forma de influencia de la Iglesia Católica se ha intensificado con el fuerte liderazgo del papa Francisco, frecuente mediador con resultados dispares en los conflictos mundiales y latinoamericanos”. Don Natalio no puede ocultar el fastidio que le provoca la figura de Francisco, un crítico del gobierno de Macri. Ello explica su enojo con la Iglesia Católica como factor de poder: “el factor clerical tiene, como es sabido, diversas connotaciones en la historia contemporánea. Tuvo una orientación reaccionaria en tiempos de las dictaduras católicas en Iberoamérica; más tarde, el Concilio Vaticano Segundo reconoció el valor de las libertades y del pluralismo en las democracias; paralelamente fue liberacionista tras la teología de la liberación de riagambre latinoamericanista, y actualmente adscribe a la teología del pueblo según se desprende del pensamiento del Papa Francisco”.

Una de las características fundamentales de la Argentina contemporánea es la ausencia de un sistema de partidos aceitado e institucionalizado, capaz de adecuarse a los profundos cambios que se están produciendo a nivel global. En efecto, nuestros partidos políticos están sufriendo un marcado deterioro que se traduce en un faccionalismo deletéreo. Botana señala con todo acierto que en la actualidad hay una evidente carencia de partidos políticos, tanto con arraigo nacional como provincial. El peronismo está sumergido en una profunda crisis de liderazgo a raíz de la derrota en el balotaje. Hay, como se dice coloquialmente, demasiados caciques y pocos indios. Hoy pugnan por consagrarse como “el/la candidato/a” la ex presidente, Randazzo, Scioli, Urtubey y otros de menor relevancia. Por si ello no resultara suficiente para el movimiento creado por Perón, las denuncias que vienen sacudiendo al kirchnerismo no hacen más que esmerilar la capacidad del peronismo como partido de poder. En la vereda de enfrente el escenario tampoco se le presenta sencillo a Cambiemos. Las relaciones entre el Pro, la UCR y la CC navegan en aguas turbulentas. Macri y los suyos y Sanz y los suyos seguramente se despiertan cada mañana preguntando con qué les tirará Elisa Carrió, experta en el arte de destruir coaliciones. Sin embargo, Botana aún conserva la esperanza de que Cambiemos continúe siendo “una coalición gobernante lo suficientemente estable para durar y ampliar su organización a todo el país”. ¿Será capaz el oficialismo, se pregunta don Natalio, de ser “el embrión de una nueva formación política que venga a ocupar un espacio vacante”? Por su parte, “¿podrá renovar acaso el justicialismo el instinto transformista que lo acompañó en los diferentes períodos de su ya larga trayectoria y ubicarse en esta circunstancia?” Estas preguntas carecen, hoy por hoy, de una respuesta certera y precisa. ¿Se reconstruirá el sistema de partidos o, por el contrario, el espíritu faccionalista continuará vivito y coleando imponiendo sus códigos impunemente? Por el momento no se vislumbra la pronta desaparición del faccionalismo. Todo lo contrario, cada día se fortalece frente a una sociedad que por ahora se muestra bastante apática. Frente a este panorama Botana considera que la Justicia, el Congreso y el Poder Ejecutivo juegan un rol esencial: “no se puede jugar tácticamente con la corrupción. Con lo cual es bueno insistir una vez más en tres principios fundacionales: que los jueces juzguen, que los representantes legislen y que los gobernantes actúen con espíritu constructivo para rehacer el régimen representativo”.

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