Por Luis Alejandro Rizzi.-

…Y la historia se repite como farsa, o peor, como sainete: es la ironía de la incapacidad para construir futuros y de las coaliciones que sólo se sustentan en intereses que siempre son la máscara de las ambiciones de cada uno.

“Cambiemos”, “JxC” o como se lo llame, no fue ni más ni menos que un “partido del ballotage”, como lo ha definido Ignacio Zuleta, y su “programa” era “Macri presidente”, nada más. Esta “coalición”, vista ahora con la perspectiva del tiempo, fue más que una coalición una UTE -Unión transitoria de empresas- entre una sociedad anónima -PRO- de un solo accionista -Mauricio Macri- y la UCR y la Coalición Cívica, que aportaban estructura y capital político y evidentemente, complejo de inferioridad político, ante un PRO que exhibía un avasallante complejo de superioridad.

En términos de la tipología de Kunkel, diría que fue una coalición neurótica, entre un “astro” (Macri-PRO) y dos enredaderas: la UCR con Ernesto Sanz, que aceptó jugar con la UCR de perdedor en la interna, y Carrió, que podría ser astro-enredadera, ya que aporta “valor moral” (sic), pero sólo lo podía hacer valer prendida a quien considera inferior pero poderoso y necesitado de una curadora ética o aya política.

Como vemos ahora, objetivamente sólo fueron “un montón”, una sociedad de neuróticos que, como no podía ser de otro modo, fracasaron en el gobierno, porque se creyeron superiores y no pasaron de ser a lo sumo simples y antipáticos lunáticos.

Esa “UTE política” no tenía objetivos, más bien blancos móviles, el cristikirchnerismo y el antiperonismo; por eso el Frente Renovador de Massa quedó afuera de esa suerte de “Jockey club” político, porque apareció la famosa bolilla negra que disparó el propio Macri.

Es cierto; ya ganador, Macri pretendió atraer a Massa, con el título de SNOB (sin nobleza), una suerte de sirviente ilustre, y le obsequió el paseo a Davos, para exhibirlo como su fiel paje, con futuro de mayordomo o capataz.

Sin Cristina como rival, las neurosis se dispersaron y un poco se repitió la historia, esta vez con nivel de sainete. Cada uno se la creyó y, como no podía ser de otro modo, cuando las neurosis chocan entre sí, generan un brote de ridiculez, que hicieron de las PASO una suerte de número vivo de los viejos cines de barrio que ya no existen y ni siquiera recaudaron votos para cubrir sus gastos.

La UCR se mantuvo como espectadora con entradas de cartelera y la Coalición Cívica fue eclipsada por la presencia estelar de Santiago Kovadloff que, por otra parte, su nombre solo quedó en los títulos.

Esta fue la breve historia que en 2015 logró su Martín fierro político y terminó derrotada por un twit de Cristina.

Será difícil que estos personajes se recuperen, como decía días pasados, también tienen destino de “guardarropa”.

Si vivieran Horacio Ferrer y Astor Piazzola, muy probable escribirían la letra y la música de un tango que podría llamar “El último voto”, para la incomparable voz de Amelita Baltar, que podría decir más o menos así:

“…despedirán su hastío, sus lágrimas, su melodrama; los pálidos “votos de un cuento de Durán Barba y atrás de las urnas de un sueño ganador, los Massa de trágicas ventajas, les darán su falsa “extremaunción.”

“Y un molesto carraspeo de esplín y de ridículas ambiciones, tangueándole en sus almas les quemará la voz, y mudos y de rodillas se regalarán sin ganas, sin vida y por algún cargo a la bondad de Milei o de la misma ventajita…”

Así termina JxC, un complejo de superioridad que tuvo su Martín Fierro político de hielo, ya se derritió, ni siquiera quedó para la vitrina.

“Le harán sus hipócritas responsos las urnas y los conteos, y los sepultará la sordina de la indiferencia.”

“Vendrá su última candidata, triste, frustrada y sola entre muchos, taqueando sus lamentos en la pampa de marchitos recuerdos.”

Perdón Ferrer, Piazzolla y mi prima Amelita.

Epílogo para gente común

Reitero.

JxC y Javier Milei, que representan el 60% de los votos, debieron haber aceptado la propuesta de Massa de constituir un gobierno de unidad y presentarle un programa de ideas básicas esenciales, sobre las cuales conformar un gobierno de unidad nacional. Si Massa aceptaba e incluso proponía nuevas ideas, debía negociarse en un plazo breve de no más de 72 horas un programa y las personas encargadas de su ejecución y control.

Si no se hubiera logrado un acuerdo, JxC quedaba en libertad para acordar con Milei o LLA.

Pero la dirigencia de JxC se comportó como neuróticos que son, se descalificaron entre ellos y pusieron su neurosis por delante de sus personalidades, sembraron la escena de mierda y ahora el aire político es irrespirable.

Javier Milei, “el loco”, fue el más racional o menos neurótico y tiene 20 días para ofrecer a la ciudadanía una alternativa.

A Massa le queda el argumento de haber ofrecido un gobierno de unidad. Esa propuesta quedará limitada a la negociación de cargos con los “neutrales” de la UCR que, no nos engañemos, son “PRO”, pero de Massa.

A la propia UCR le tocará beber las “patéticas miserabilidades” de algunos.

Seguiremos gerenciando la decadencia, si Massa es el próximo presidente; si fuera Milei, no sabemos, ese es el riesgo de todo cambio (¿para que con Massa nada cambie…?)

(Comentario off the record: con el plan de Milei caga el club de la obra pública, perdemos todos…)

Share