Por Alberto Buela.-

Llegó a mis manos, gracias a un sindicato, el texto completo de la Agenda 2030 redactado y promovido por los burócratas, mejor sinarcas, de las Naciones Unidas para imponer a todas la naciones en vías de desarrollo un programa a realizar.

Argentina lo aceptó en diciembre del 2015, apenas asumido el gobierno neoliberal de Macri, que se comprometió “a realizar los ambiciosos objetivos mundiales”(sic)

La agenda 2030 está dirigida exclusivamente a los países en vías de desarrollo y nada dice sobre los países desarrollados.

Consta de 17 objetivos donde se destacan el 5 sobre la igualdad de género, el 10 sobre reducción de las desigualdades y el 17 sobre la alianza mundial para el desarrollo sostenible. Todo el documento está escrito en un lenguaje lavado, aburrido y políticamente correcto que se hace inobjetable a la conciencia del hombre común.

De entrada nomás, en la introdución, plantea “la igualdad sin discriminación de ningún tipo (por sexo, color, edad, idioma, religión, creencias, cultura, posición económica, origen social o étnico, discapacidad, salud o apariencia física, entre otros”

Esta definición ideológica recorre todo el documento y se reitera varias veces hasta en el último punto, el 17: “apoyar la capacidad de creación en los países en desarrollo para aumentar la disponibilidad de datos oportunos y fiables separados por sexo, edad, raza, origen étnico, estatus migratorio, discapacidad y ubicación geográfica”.

La interpretación que nos permiten estos dos párrafos destaca que detrás de “la noble igualdad” como dice nuestro Himno Nacional se esconde, se camufla la ideología del igualitarismo, aquella que nos dice que todo somos iguales y que nuestra definición como personas es “la de todos por igual”, cuando en realidad somos todos distintos. Eso se ve no solo en la cara de cada uno sino en la dignidad, que designa las dotes y capacidades personales que nos distinguen a uno de otro.

El error del igualitarismo es que ignora o silencia los méritos y los deberes, sobre los cuales la Agenda 2030 no dice nada.

El segundo párrafo muestra a las claras que el objetivo es el control de los países desarrollados a través de los datos “oportunos y fiables” que proveyeran los países en vías de desarrollo.

Comienza el documento hablando de erradicar la pobreza, el hambre y la enfermedad con lo que nadie puede estar en desacuerdo. En el punto 4 cuando habla de educación nada dice acerca de la educación religiosa a la manera de un documento ilustrado del siglo XVIII. En el punto 5 hablando del género adopta las propuestas de la conferencia de mujeres de Beijing(1995). Lo que supone la adopción de toda la ideología LGTB+Q.

Sigue la misma monserga insulsa en los puntos 6, 7 y8. En este último se ocupa del trabajo donde propone “trabajo decente para todos… que los países crezcan al 7% anual… pleno empleo…reducir la cantidad de jóvenes sin trabajo…poner fin a las formas de esclavitud… la utilización de niños soldados… fortalecer la capacidad de las instituciones financieras (?) para fomentar el acceso a todos”.

Cuando las instituciones financieras en Argentina han destruido el aparato productivo nacional. No más niños soldados cuando estos se han multiplicado con la expansión del narcotráfico. Dicho sea de paso no hay ni una palabra de condena a tan nefasta actividad. Trabajo decente cuando 3 de cada 10 asalariados formales son pobres (informa UCA junio 2023). Crecimiento al 7% cuando no llegamos ni al 1%.

Los puntos que siguen hasta el final del documento proponen una industrialización sostenible, por ej. reemplazo del petróleo por energía eólica, sin decir que esto somete a la pobreza a los países productores de petróleo como Colombia o Venezuela. Esto se denomina ideología verde. Ya Petro, el progresista presidente de Colombia compró la oferta.

Facilitar la migración ordenada cuando de hecho siempre ha sido desordenada y no se puede controlar. Si no, miremos a Europa que con todos los recursos que tiene no puede controlar la millonaria invasión musulmana. Controlar el cambio climático y conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo (punto 14), cuando los océanos son depredados por barcos chinos, noruegos, españoles y japoneses sin ninguna sanción porque no hay poder sobre la tierra que los castigue, y pretenden que los países subdesarrollados como el nuestro, que casi no tiene barcos, explote lo recursos marítimos en forma sostenible.

Este documento de la Agenda 2030 es una burla a la sana inteligencia, que bajo la mascarada de “productor de sentido”, esconde un programa de dominación maniobrado desde los centros de poder mundial, Una verdadera bazofia.

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