Por Alberto Buela.-
Argentina ha padecido, en la extensión de todo su territorio, un promedio de diez asesinatos por día y ocho mil muertes por accidentes de tránsito por año, pero esto no es de ahora viene desde hace una década con promedios similares. España con 45 millones de habitantes, cinco millones más que nosotros, solo registra dos mil ochocientos muertos en accidentes de tránsito. A esto hay que sumarle 36.000 heridos graves y un promedio de treinta y tres discapacitados por día. Además se estima en un millón los abortos clandestinos al año.
Es interesante notar que estas tres cifras: Los 3000 asesinatos, los 8000 muertos por tránsito y el millón de abortos se mantienen constantes desde hace una década.
La primera paradoja es que Argentina es uno de los pocos países que festeja el “Día del niño por nacer”, día que los vagos bautizaron como “Día del feto”: Menem lo hizo.
La segunda paradoja es que es una de las pocas sociedades donde se puede circular sin casco conduciendo las motos y sin cinturón de seguridad manejado los autos. Casi ninguna autoridad retira el registro ni inmovilizar el auto o moto. No hay sanción.
La tercera y más significativa paradoja es que, en general, los asesinatos son resueltos por la policía pero los asesinos, por mil motivos siempre nuevos y cambiantes, quedan en libertad.
¿Cuál es la reacción de una sociedad desquiciada como la nuestra?. Salir a los gritos proclamando “el que mata tiene que morir”. Cosa que nunca sucederá porque nuestra Constitución no prevé la pena de muerte. Hace pocos años acaba de anularse la pena de muerte prescripta en los códigos militares. De modo tal que no existe ninguna posibilidad de matar a un criminal convicto y confeso autor de crímenes horribles incluso de lesa humanitas en la República Argentina.
Fidel Castro en Cuba hasta hace muy poco fusiló en forma expeditiva a dos de sus generales por traición a la revolución cubana y a nadie se le ocurrió pensar que Castro era un asesino, porque la pena de muerte está contemplada en la constitución cubana o en las actas de su revolución. Pero en Argentina no. Motivo por el cual los generales y jefes de la dictadura militar 1976-1983 no pudieron ser ajusticiados y están hoy recluidos en sus casas mirando televisión o escribiendo sus memorias. Esto fue hasta la época de Menem luego cayó con ellos la política de los KK que revisó los indultos y los encarceló más por resentimiento que por justicia.
Este es el muro con que choca cualquier iniciativa a favor de la pena de muerte, y es que no está contemplada en nuestras leyes ni en nuestra Constitución y además tanto el staff político del gobierno como los funcionarios del Estado, los poderes indirectos y los diferentes lobbies y grupos de presión (Madres, Piqueteros, Sindicalistas, Iglesias, Cámaras, Universidades, etc.) no la aceptan por principio y ni siquiera contemplan su discusión.
Esta actitud de aquellos que ostentan el poder en nuestra sociedad produce, a su vez, una primera paradoja enunciada por Gustavo Igounet: “Qué extraña paradoja!: la mayoría de los que están en contra de la pena de muerte para los delincuentes, están a favor del aborto, que es la pena de muerte para los angelitos”.
Pero en nuestra opinión, la gran paradoja es que no se puede hablar de la pena de muerte en nuestra sociedad. Es más o menos como negar el genocidio en Israel o en Alemania. Queda uno automáticamente demonizado: troglodita, fascista, represor, nazi, reaccionario y siguen los calificativos. Incluso gente de buena fe llega a afirmar que “como soy cristiano estoy en contra de la pena de muerte”. El cristianismo no obliga a este juicio sino en todo caso a obedecer el mandamiento de no matar. La confusión de todo pelo, marca y señal que se ha introducido en el asunto lo ha tornado confuso y arrevesado.
En realidad y si uno toma un poco de distancia para mirar lo que sucede en la sociedad civil argentina respecto de los asesinatos y los accidentes de tránsito (la mayoría son jóvenes) da la sensación que nos gozamos de una anomia generalizada como un lujo social de una sociedad potencialmente opulenta. Tiene todos los medios a su alcance para vivir muy bien y simplemente vive de manera frívola mandando por año entre 11 y 12 mil jóvenes al matadero. Esta superficialidad alcanza al hecho de que nadie es responsable de nada ni ante nadie pero, por otra parte, se maneja con la mordaza del silencio ante la pena de muerte. Vemos, ante el espanto del pueblo llano por su inseguridad (las Madres del dolor) que nuestros dirigentes son en su gran mayoría poco serios sobre los temas y soluciones, yéndose por el albañal del olvido la vida de miles de nuestros conciudadanos.
Observación filosófica
La oposición a la pena de muerte se funda en el hecho cierto de la falibilidad del juicio de los hombres. Así, puesto que nos podemos equivocar no podemos aplicar una medida límite como la pena de muerte de la que no se puede dar marcha atrás en caso que se condene a un inocente. Es una pena irreversible. De esto estamos convencidos.
Pero aun cuando no se esté a favor de la pena de muerte no tiene ningún sentido privar a una comunidad política de la posibilidad de la pena de muerte, pues la sola posibilidad de ella otorga a dicha comunidad la seguridad de límites que no serán sobrepasados. ¿Si hubiera existido la posibilidad de aplicar la pena de muerte en nuestra Constitución, hubieran inventado la teoría del desaparecido las autoridades de la dictadura militar?. ¿Hubieran actuado impunemente sabiendo que no tendrían un castigo adecuado a sus crímenes?. “Totalitario es aquel gobernante que obra a su arbitrio sabiendo que no habrá sanción” (Platón).
Además negar la posibilidad de la pena de muerte es creerse un “dios laico” que puede regular con un absoluto ético como “el no a la pena de muerte”, el obrar humano que siempre es contingente y en el mejor de los casos verosímil pero nunca exacto.
Elevar el “no a la pena de muerte” como una certeza absoluta, no solo es un sin sentido ético pues el hombre actúa, cuando mejor actúa, siempre sobre lo probable, sino que, además produce un daño a la comunidad política al privarla de esa posibilidad.
Esta posibilidad de la pena de muerte no debe entenderse como susto, temor o miedo que da ella, aunque los delitos se reducen en un tercio, sino que tiene que existir esta posibilidad como lo que es: otorgar a la comunidad política el poder limitar los atentados contra ella y sus miembros, que ponen en riesgo su propia existencia. La pena de muerte fue y será, básicamente, una pena política.
En cuanto al criminal se le priva de la posibilidad de reclamar su castigo como su derecho, según aconseja Hegel en su Filosofía del Derecho. Existen muchos casos de violadores seriales que afirman: sé que no me voy a curar, quiero que me ejecuten.
En una palabra no se puede estar simpliciter = absolutamente contra la pena de muerte sino secundum quid = relativamente, lo que permite la posibilidad de usarla. Toda comunidad política tiene que tener abierta esta posibilidad tanto para su defensa como para sincerar sus acciones. Pero claro, esto es ir contra el manejo cotidiano de la política que, generalmente, es engaño y disimulo.
Observación teológica
El hombre, esto es el varón y mujer, es una criatura de Dios, creado a imagen y semejanza. Es una persona, esto es, un ser único, singular e irrepetible. Moral y libre. Que comparte con sus semejantes la igualdad en dignidad, aunque ónticamente siempre diferente.
Esta dignidad, dada por el carácter supremo de “persona”, exige que sea mantenida a lo largo de toda su vida. La degradación moral y espiritual que sufren los presos condenados a cadena perpetua en un interminable infierno carcelario, termina reduciendo al hombre a un animal, eliminando así todo viso de dignidad.
¿Es acaso cristiano reducir a condición de fiera enjaulada, como acaba de ocurrir con Charles Mason en USA (murió a los 84 años luego de 50 en prisión) o hubiera sido más cristiano aplicarle la pena de muerte?
En este sentido cabe recordar el consejo del gran teólogo argentino Leonardo Castellani quien sostiene que es más cristiano aplicar la pena de muerte en casos de estricta probanza que dejar que el criminal pierda su alma en el fondo de una prisión sin fin. La asistencia espiritual ante la muerte cierta por ejecución de la pena, permite la salvación de su alma.
04/12/2017 a las 8:21 AM
Como se decía en España, 100 ahorcados, un condenado.
04/12/2017 a las 9:06 AM
La pena de muerte esta en la C. N. lo que no está es en el Código Penal. Art. 69 de la C. N. «Ningún senador o diputado, desde el día de su elección hasta el de su cese, puede ser arrestado; excepto el caso de ser sorprendido in fraganti en la ejecución de algún crimen que merezca pena de muerte, infamante, u otra aflictiva; de lo que se dará cuenta a la Cámara respectiva con la información sumaria del hecho» Este artículo la nombra. Habría que incorporarla nuevamente, ya que los delincuentes la aplican diariamente y no son juzgados con la misma vara. Claro, tampoco podemos comernos al canibal, es lo primero que dirán y tienen razón.
04/12/2017 a las 9:19 AM
BASTA DE ESPECULACIONES DE TODO TIPO, PENA DE MUERTE YA.
04/12/2017 a las 10:26 AM
Si precisa una atención espiritual, busque aquí los teléfonos de la Universal de su país. Llame y reciba una orientación de fe.
http://tvuniversal.org.ar
04/12/2017 a las 12:55 PM
BUENA NOTA SOBRE UN TEMA HARTO POLEMICO. QUIERO AGREGAR MI PUNTO DE VISTA, LOS DETRACTORES DE LA PENA DE MUERTE AFIRMAN, ENTRE OTRAS COSAS, QUE: «ESTA COMPROBADO EN LOS PAISES QUE EXISTE LA PENA DE MUERTE LA DELINCUENCIA NO HA DESCENDIDO..»
YO SIEMPRE PENSE QUE LA ELIMINACION FISICA DE UN MONSTRUO DEGENERADO, NO TIENE POR OBJETO AMEDRENTAR O INTENTAR PALIAR LOS CRIMENES DE OTROS MONSTRUOS…..SIMPLEMENTE ES UNA MANERA DE PURIFICAR LA SOCIEDA Y LA RAZA HUMANA DE ALIMAÑAS, TAL COMO SE APLATA UN ESCORPION O UNA ARAÑA VENENOSA.
SE EQUIVOCAN AQUELLOS QUE INVOCAN RAZONES «HUMANAS» DE CUALQUIER CLASE, PORQUE SIMPLEMENTE ALGUNOS INDIVIDUOS HAN PERDIDO SU CONDICION DE «HUMANOS»
05/12/2017 a las 12:47 AM
Solo la clase màs baja y deleznable de ser humano se dedica a la polìtica en esta etapa del desarrollo de la humanidad. Y tiene ud toda la razòn.
04/12/2017 a las 9:26 PM
De acuerdo pero los primeros imputables y principales afectados tienen que ser los responsables de crimenes en la funciòn pùblica sencillamente por el alcance de sus decisiones «onticas». Ya sea desde el ejercicio o la asociaciòn. Sino de que justicia hablamos?
04/12/2017 a las 9:33 PM
El recorte en los haberes jubilatorios y de pensionados, de prestaciones mèdicas y de servicios (mientras que – para variar – en simultaneo se adorna a «movimientos sociales») constituye un genocidio y habrà de tener que ser juzgado como tal. La ONU ya se declaro respecto de la pèrdida que representan la fuga de capitales respecto de Argentina.
http://www.elpaisdigital.com.ar/contenido/segn-la-onu-argentina-pierde-el-5-del-pbi-por-la-evasin-fiscal/12997
http://www.ambito.com/857854-onu-afirman-que-esconder-dinero-en-paraisos-fiscales-es-robarle-a-la-sociedad
BASTA DE TILINGUERÌA
04/12/2017 a las 10:01 PM
Con los jueces que tenemos seria muy curioso ver como aplicarian la pena capital (cuanta coima podrian sacar para hacer zafar de la silla electrica) creo que la fortuna de Freiler quedaria chica
05/12/2017 a las 12:48 AM
Freiler es un 2 d copas
05/12/2017 a las 9:38 AM
Pese a lo que se diga en contrario, en nuestro país la pena de muerte está en funciones, .
http://www.labotellaalmar.com/paginadeldia.php
UNA OBJECIÓN Y LA RESPUESTA, CON UN PROYECTO DEL DECRETO DE INDULTO
05/12/2017 a las 4:21 PM
Mi estimado arkegueta, usted se olvido que la pena de muerte se aplico con la revolución fusiladora y todavía seguimos penando por los altos traidores a la patria igual que hoy, saludos