Por Raúl Mario Ermoli Galluppi.-

En relación al artículo del Informador Público: “¿Violencia o limitaciones?

Creo que más allá de la dificultad vocal que padece el ministro y actual candidato del «cristinismo», Wado de Pedro, tal limitación no es lo que realmente importa, al menos para los intereses de la República, puesto que el mencionado padece una limitación que es mucho peor que su problema de expresión, y es su limitación ideológica, la dependencia que tiene del dedo «señalador» (que aprueba o que rechaza), de la señora Cristina K para poder ser… candidato.

De manera muy similar, como ya ocurriera hace tres años, cuando la mencionada puso a dedo al actual presidente Alberto Fernández como candidato a la presidencia, y que si bien fue el voto popular el que decidió su acceso al cargo, desde el primer momento fue ella quien realmente tomó las decisiones, aunque no se haga cargo de los fracasos y los errores cometidos, que no fueron pocos y que padecemos todavía la mayoría de los argentinos…

En una verdadera democracia y en una República, los candidatos no deben ser designados a dedo por otra persona, todo lo importante que sea o se crea. Es que en el kirchnerismo, no existe auténtica libertad de pensamiento independiente, pues rige un sistema de verticalidad que es característico de todos los regímenes autoritarios. Y es muy probable que ésta sea la oculta razón de la sintonía que tiene el kirchnerismo con dictaduras como la venezolana, la nicaragüense, la cubana, incluso la rusa de Putin, lo cual no es ninguna novedad; es algo público y muy conocido, por más que en este momento tengan a Sergio Massa en relaciones carnales con la democracia del norte, los EEUU de Norteamérica, buscando ayuda económica en el Fondo Monetario Internacional… Pero volviendo a Wado de Pedro y sus dificultades, lo mejor que podría ocurrir es que, ya que no existe democracia interna dentro del «justicialismo», que sea el Pueblo de la Nación argentina quien en libres elecciones, y en las llamadas «PASO», sea quien elija a los candidatos que mejor le parezcan, y no que sean las decisiones arbitrarias y/o caprichosas de una sola persona, por importante que ésta se crea.

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