Por Luis Américo Illuminati.-

Dijo la vicepresidente que ella pertenecía a la «generación diezmada» y que esperaba tomaran la posta los hijos de ellos, o sea, aquellos terroristas de los 70, los «jóvenes idealistas» armados de ametralladoras y bombas, que secuestraron y construyeron oscuras «cárceles del pueblo» para asesinar por amor al odio; todos los horrores y desmanes inimaginables los cometieron, impiadosamente, se entrenaron en Cuba para diezmar a su propio pueblo, ríos de sangre corrieron a causa de sus «hazañas». Por amor al odio mataron, extorsionaron, volaron por el aire edificios, asaltaron bancos y mataron a Ignacio Rucci y a otros peronistas que no comulgaban con su ideología de izquierda.

De modo que si Wado de Pedro, Victoria Donda u otros descendientes influenciados con la prédica farisaica con la que reivindican a sus progenitores, la Argentina tendrá que acostumbrarse a vivir como en Cuba y Venezuela. La generación zurda de hoy es la de-generación «Z», de la misma materia «K». Un sabio refrán dice: «Dime con quién andas y te diré quién eres». Si Gran Madre Cretina es tu madrina, ya sabemos quién es Wado. Su madre asesinó a la niña Paula Lambruschini, la cual también tenía esperanzas de vida que le fueron tronchadas, como a tantos argentinos inocentes.

La paz y la armonía es la posición de Arturo Larrabure -hijo de una víctima de la subversión que hoy es Siervo de Dios- quien está moralmente en las antípodas de la generación Z-K que le atribuyen el odio a los que no piensan como ellos y exculpan a los mercenarios que traicionaron a la Patria y alimentaron el odio entre hermanos. El coronel Argentino Larrabure perdonó a sus verdugos y su hijo escribió «Un canto a la Patria», un libro que es el legado ético de su padre.

Share