Por Luis Alejandro Rizzi.-

Es triste y trágico, no podía ser de otro modo, ver a la Argentina mendigando por el mundo, con la pretensión de ejercer un equilibrio geopolítico entre EEUU y China. Por ese supuesto “motivo” Sergio Massa rechazó una invitación de Huawei a la que fue Máximo Kirchner…

A esto se reduce nuestra política exterior, sin descartar el abrazo de “eso” con Maduro, en Brasilia.

Debemos agregar el cuento de los yuanes que, en definitiva, para el Banco Central serán “dólares”.

Todo este gasto es para evitar, en este momento, la fatal devaluación que el gobierno no puede darse el lujo de hacer, dado que carece de “plan” y aunque lo tuviera, no sería creíble.

Es probable que el FMI continúe poniendo, como la gansa de don Julio Grondona, porque su dilema sólo se resuelve con dos salidas igualmente malas y, en última instancia, evitará el “portazo” kristinista o de los “Kukas”, un default más, uno menos, nos ratifica como país “mamarracho”.

Además, todo esto del periplo chino rodeado del misterio típico oriental y de condiciones que, como alguna vez dijo un exministro de salud de “eso”, serían inaceptables, a pesar que Máximo K. jamás se sintió presionado, como lo hace el FMI, dejó entrever, en una muestra cabal de su ingeniosa habilidad diplomática que quedará en los anales de nuestra cancillería.

Las consecuencias de todo esto nos explica, como lo dice Alejandro Catterberg, el fenómeno Javier Milei.

Catterberg dice algo más, no se anima a decir que el kirchnerismo llega a su fin, Cristina no se equivocó al apuntarle, ella y Milei son los opuestos entre los que transcurrirá nuestra política hasta el 10 de diciembre, en definitiva, dos populismos.

El destino de JxC será el de ser el mejor segundo, puede ser una oportunidad, ¿o no?

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