Por Hernán Andrés Kruse.-

No tuvo más remedio que dar la cara. En la tarde del jueves 16 el presidente de la nación brindó una conferencia de prensa para hablar del Correo Argentino y las jubilaciones, dos temas que acapararon la atención de los argentinos en los últimos días. Siguiendo las recomendaciones del gurú ecuatoriano Durán Barba, Mauricio Macri dio comienzo a la conferencia de prensa con un discurso para nada espontáneo. Todos dentro de Cambiemos coincidían en que el gobierno estaba pagando un alto costo político por no haber dado hasta el momento una respuesta sólida y contundente sobre esta cuestión. Comenzó haciendo alusión a una reunión de los abanderados de la Argentina solidaria. Fue maravilloso, exclamó. Luego hizo un repaso de su vida personal para recordar a la población que a pesar de su riqueza, decidió ingresar en la política para ayudar a la gente. “Me animé a soñar que podíamos construir una Argentina mejor. Me comprometí a ocuparme de sus problemas”, expresó como si aún estuviera en plena campaña electoral. Más adelante remarcó que cada vez que se acuesta y se levanta a la mañana siguiente, piensa en cómo mejorarle la vida al pueblo.

Luego aludió a uno de los temas que lo motivaron a hablar desde la Casa Rosada: el Correo. Dijo el presidente: “Del tema Correo se dijeron cosas que no son verdad en los últimos días, con mala intención”. Sin embargo, reconoció que su gobierno no había pensado algún mecanismo para solucionar esta controversia. Aludió a un supuesto nuevo estándar de transparencia fijado por su gobierno y lo ejemplificó a través de un fideicomiso en el que colocó sus bienes. “Puse todo lo que era mío para que nadie tenga duda que yo vengo a trabajar por ustedes, y que otras personas, que yo no conozco, se ocupan de mis cosas”, afirmó. Cabe aclarar que el presidente no colocó en ese fideicomiso todos sus bienes de su declaración jurada sino que dejó fuera del mismo terrenos, acciones, viviendas y los créditos que tiene con Nicolás Caputo y Néstor Grindetti, intendente de Lanús. Además, los encargados de manejar el fideicomiso lejos están de ser unos desconocidos. En efecto, se trata de una firma fundada por Carlos D’Alessio, escribano general de la Nación, a la que renunció para evitar problemas de incompatibilidades.

Sobre la concesión dijo el primer mandatario: “el concesionario del Correo era mi padre”. Defendió la gestión del ministro Aguad, de quien dijo que había obrado como correspondía pero que había errado al no haber contado con un mecanismo adecuado. De ahí su decisión, remarcó, de instruirlo “para que volvamos a fojas cero porque lo bueno es que no hay ningún hecho consolidado, acá no ha sucedido nada todavía. No se condonó, no se cobró, no se pagó. Le dije “volvamos a la Cámara y empecemos de cero”. Queremos un acuerdo integral para este problema que heredamos”, continuó. Cuando el Correo Argentino fue privatizado por decisión de Carlos Menem en 1997, Franco Macri conducía el holding empresarial. En el libro “El Pibe”, la periodista Gabriela Cerruti narra que Macri padre convenció al actual presidente de la nación de acompañarlo en su tarea, lo que explica la llegada al Correo de Orlando Salvestrini y Andrés Ibarra, actual ministro de Modernización. Ambos trabajaban en ese entonces con Macri en la dirección de Boca Juniors. ¿Fue ajeno el presidente Macri a aquella pésima gestión del Correo y ahora a la empresa familiar que mantiene la controversia judicial con el Estado?

Una de las grandes polémicas que generó la conferencia de prensa fue la orden dada por el presidente de la nación al ministro Aguad de retornar a foja cero. El 28 de junio de 2016 el Estado (ya con Macri en la Rosada) aceptó una propuesta del Correo Argentino (en manos del padre del presidente de la nación) de pagar su deuda con una quita del 98,82 por ciento a 15 años y con un interés del 7 por ciento. Vale decir que Franco Macri le propuso a Mauricio Macri la licuación de esa deuda. Franco Macri ofrece al Estado el pago de 600 millones de pesos y, de acuerdo a lo calculado por la fiscal Boquín, significa una quita, proyectada a 2033, de 70 mil millones de pesos. La fiscal hizo una presentación ante la Sala B de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial que ahora deberá pronunciarse sobre la homologación del acuerdo. Es por ello que resulta difícil explicar lo de “foja cero” ya que en los próximos días Juan Mocoroa, director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Comunicaciones, visitará la Cámara para rechazar lo que firmó o solicitar a los camaristas que se encarguen de hacerlo. El presidente de la nación dijo en la conferencia de prensa que su misión es la de velar por la población, “cuidar el Estado”. La realidad demuestra que lo que más le interesa a Macri es velar por los intereses de la empresa Correo Argentino y que fue la fiscal Boquín la que verdaderamente se preocupó por el destino de los recursos del Estado ya que, de no haber sido por su intervención, se hubieran destinado a cerrar definitivamente una controversia que está en la Justicia hace más de una década. El presidente aseguró que no tuvo nada que ver en todo lo referente al acuerdo pero el ministro Aguad reconoció que había hablado del tema con Marcos Peña y que éste le había manifestado “dale para adelante”. Es difícil suponer que el Jefe de Gabinete le hubiera dicho a Aguad semejante frase sin haber hablado antes con Macri.

El presidente también se refirió a la Auditoría General de la Nación. “La Auditoría General de la Nación auditará la propuesta que haga la Justicia, que dé su visto bueno y conforme para que se implemente este acuerdo”, señaló. Oscar Lamberto, titular del organismo, había cuestionado lo dicho por el Jefe de Gabinete este miércoles al indicar que “hay un proceso de concurso que está en manos de la Justicia. Eso no es auditable, nosotros no tenemos competencia. No somos empleados de la Justicia, somos auditores del Congreso de la Nación”. La SIGEN, enfatizó, era el organismo que debió haber intervenido en este caso pero no fue así porque “tenían una brasa caliente y se la tiraron a la AGN. El Gobierno quiere corregir un error político con otro error político. Es una cosa totalmente descabellada”, remató. Según el presidente el retorno a “foja cero” incluirá una convocatoria pública especial. “Que arranque todo de vuelta en una audiencia pública donde ustedes seguramente concurrirán”, manifestó. “Donde se podrá debatir cómo se resuelven estos juicios cruzados que hay de un lado y del otro y la convocatoria de acreedores”, deliró. Es importante mencionar que, según fuentes del expediente, no existe en el derecho comercial nada que se parezca a una audiencia pública para resolver controversias, sobre todo tratándose de un expediente complejo y antiguo y sobre el cual debe expedirse la Cámara. Luego dijo: “si quieren magos busquen a Copperfield y si quieren infalibles busquen a otros”. “Cuando uno hace tantas cosas puede equivocarse” (fuente: Fernando Cibeira, “A falta de pobreza cero debutó la foja cero”, Página/12, 17/2/017).

En su edición del viernes 17 Clarín publicó un durísimo artículo de Fernando González titulado “Gobierno de Ceos, gobierno de pasantes”. Dice el autor: “Yo no creo que sea el fin del mundo perder una elección. Porque no creo eso de que, si el oficialismo no gana las elecciones intermedias, se pone en juego la gobernabilidad”. La frase la dijo María Eugenia Vidal hace una semana. Pero los errores sucesivos del gobierno de Mauricio Macri, que hicieron eclosión con las patinadas ancestrales en los casos del Correo y el del disparatado redondeo negativo de las jubilaciones, demostraron que aquella profecía de la Gobernadora estaba equivocada. Aún en el estado catatónico en el que se encuentra el peronismo derrotado y sin líder a la vista, parece estar recuperando la capacidad de reconstruir su vocación de poder gracias a la habilidad del macrismo para autoflagelarse y diseñar su propio infierno. Ni siquiera la mezcla explosiva de recesión e inflación que caracterizó al 2016 le hicieron tanto daño a la imagen del Presidente como la serie de desaciertos registrados en este febrero fatídico. La racha negativa comenzó con el error no forzado del feriado del 24 de marzo, en la que Macri repitió su ahora clásico “me equivoco y lo corrijo” para el Día de la Memoria. Un par de días después pasó a la posteridad el ex director de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, quien enterró en 15 minutos de TV su breve fama de funcionario incorruptible al afirmar sin pestañeos que la última dictadura militar no había planificado la saga de secuestros, muertes y desapariciones que conformaron el subsuelo del terrorismo de Estado. Y, aunque hubo algunos otros episodios menores, la falta de timing político para manejar la brasa ardiente de la deuda del Correo Argentino y la falla imperdonable con el cálculo aritmético de las jubilaciones cerraron un mes de regalo que el peronismo jamás hubiera imaginado”.

“El Gobierno de los Ceos, como se lo caracterizó socarronamente desde el comienzo de la gestión de Macri, parece más bien un Gobierno de pasantes. Un concepto que deslizó el diputado del PJ, Diego Bossio, y que provocó sonrisas en una reunión parlamentaria. Pero que ahora está tomándose mucho más en serio en las tertulias del poder. El deterioro de la gestión macrista afecta al propio Presidente, quien ayer debió enfrentar personalmente la tormenta y anunciar en conferencia de prensa su enésima marcha atrás con los casos del Correo y de las jubilaciones. Pero, sobre todo, pone bajo presión al tridente que conforman el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y sus dos lugartenientes, los ex Ceos Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Es que todas las instancias políticas y económicas de la gestión macrista pasan por ellos y la sensación de barco a la deriva de las horas recientes es mucho más responsabilidad del trío empoderado que del ministro de comunicaciones, Oscar Aguad, o del director de la Anses, Emilio Basavilbaso” (…) “Macri necesitó utilizar el peso de la imagen presidencial para equilibrar el daño que no pudieron reparar las respuestas públicas de sus ministros. “Si quieren alguien infalible, busquen a otro”, desafió el Presidente, acudiendo a la metáfora del hombre común que le diseñó su consultor de cabecera, Jaime Durán Barba, y que tanto rédito le dio en la campaña presidencial. Pero la campaña no es la gestión. Y el abuso de la herramienta electoral del Presidente que comete errores y los reconoce ha envalentonado a un peronismo que goza de fosas nasales especiales para detectar el olor de la debilidad en sus contrincantes. Sobre todo cuando está fuera del poder y presiente la cercanía de nuevas oportunidades que le alimenten la fantasía de poder recuperarlo pronto. Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa padecieron esa intensidad”.

En su edición del viernes 17, La Nación publicó un editorial titulado “El Correo, una controversia que debió evitarse”, en el que también critica al presidente de la nación, aunque no de la manera tan virulenta como lo hizo Clarín a través del artículo expuesto precedentemente. Dice el mitrismo: “Una vez más, el Gobierno reaccionó tarde y con improvisaciones ante la polémica generada por un tema cuyas posibles secuelas no podían ser ignoradas ni por el dirigente político más ingenuo, pues se trata del acuerdo alcanzado por el gobierno del presidente Mauricio Macri con el Correo Argentino, precisamente, del grupo Macri. Ese grupo empresarial ganó la licitación del Correo en 1997 en el marco de las privatizaciones llevadas adelante por el menemismo. Pronto se reveló un mal negocio para la familia Mari y la empresa que se hizo cargo de la concesión entró en concurso de acreedores a partir de 2001. Dos años más tarde, al poco tiempo de arribar al poder, el kirchnerismo decidió reestatizarlo por decreto, sin una ley, como hubiera correspondido” (…) “Fue en junio del año pasado cuando el Estado y los demás acreedores llegaron a un proyecto de acuerdo con el Grupo Macri para que éste pagara los 300 millones de pesos de la deuda original, que en su momento equivalían a 300 millones de dólares, más los intereses, que elevarían la cifra a 600 millones y que se pagarían en 15 años con una tasa de interés del 7 por ciento. Según se estableció, la deuda quedaría saldada en 2033, pero no se tuvieron en cuenta los juicios iniciados por los Macri en contra del Estado, el último de los cuales se radicó hace muy poco, cuando ya hacía varios meses que había cristalizado el proyecto de acuerdo”.

“La semana pasada, la fiscal general en lo Comercial Gabriela Boquín consideró que, de formalizarse el convenio proyectado… resultaría abusivo, pues entrañaría “una condonación de la deuda” por más de 4277 millones de pesos y una “licuación del pasivo, más que una verdadera propuesta de pago”. Boquín recomendó a la Cámara que lo rechazara. Si la Cámara no lo hace, ella recurrirá a la Corte Suprema de Justicia. Al mismo tiempo, notificó a la Procuraduría de Investigaciones Administrativas para que investigue eventuales irregularidades. Como era de esperar, la oposición puso el grito en el cielo y clamó que se había condonado casi el 98 por ciento de la deuda de los Macri con el estado y pronto se radicó una denuncia penal a raíz de la cual el fiscal Juan Pedro Zoni, militante de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima, imputó al presidente y al Ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad. Así fue como, una vez más, el Gobierno se vio sorprendido por una reacción que debería haber anticipado. Demoró en responder para defender lo actuado, pero ayer el Presidente dejó a un lado esa línea y anunció que todo volvía a “foja cero”. Como no es la primera vez que el Gobierno es tomado por sorpresa por la virulencia de la oposición ante una de sus medidas, cuesta creer que el oficialismo no haya aprendido el abecé de la política y no haya podido anticiparse a los ataques. Así, podría haber pedido la intervención o el asesoramiento de la sindicatura General de la Nación o de un grupo de expertos de diversos partidos” (…).

“Pero lo que sí salta a la vista es la preocupante ingenuidad de las autoridades nacionales si es que en algún momento consideraron que nadie cuestionaría que sólo en 2033 se termine de pagar una deuda contraída tres décadas antes y que el deudor sea un grupo empresarial vinculado con la familia del actual jefe del estado. Tampoco es muy creíble, como afirmaron los funcionarios, que el Presidente nunca supiera del acuerdo antes de que éste trascendiera. Más grave que la mentira sería que no se hubiera enterado del algo que indudablemente es una cuestión de estado y que, como tal, requería la decisión presidencial” (…) “Hubo, en efecto, una excesiva y preocupante ingenuidad que ha colocado al gobierno a la defensiva ante los cínicos e hipócritas ataques de ex funcionarios y defensores de un régimen que si se caracterizó por algo fue por poner al Estado al servicio de la economía familiar de los Kirchner”.

Vale decir que para el mitrismo el presidente de la nación es una carmelita descalza si ninguna experiencia que peca, por ende, de ser demasiado inocente para un mundo cruel y despiadado como la política. Sin palabras.

Share