Por Hernán Andrés Kruse.-

La inflación correspondiente a marzo fue del 7,7%. Se trata de una cifra escandalosa que pone en evidencia lo cerca que estamos de una hiperinflación. Sin embargo, anoche (domingo 16) el economista Carlos Melconian aseguró que no había peligro de hiperinflación. Ojalá, por el bien de todos nosotros, que esté en lo cierto. Porque nadie, me parece, pretender revivir aquellas traumáticas jornadas de 1989 cuando la hiperinflación comenzó a causar estragos ante la incapacidad del presidente Raúl Alfonsín y su equipo económico de hacerle frente. En consecuencia, todos deseamos fervientemente que de una vez por todas el ministro de Economía Sergio Massa demuestre estar en condiciones de domar un potro salvaje. Hasta el momento, lamentablemente, el tigrense está siendo sobrepasado por la situación. Es cierto que él no es economista pero tiene a su lado un economista preparado como Rubinstein. ¿Cómo es posible, entonces, que hoy la Argentina sufra una de las inflaciones más altas del mundo. Sí, del mundo. La pregunta, por ende, que todos nos estamos formulando desde hace tiempo es la siguiente: ¿no pueden, no saben o no quieren? La verdad, prefiero quedarme con las dos primeras opciones porque la última -“no quieren”- hiela la sangre.

Partamos del supuesto de que no saben cómo combatir la inflación. Sin embargo, cualquier ciudadano de a pie se da perfectamente cuenta que en esta tragedia algo tiene que ver el acuerdo con el FMI. ¿No será, se debe estar preguntando ese ciudadano de a pie, que el acuerdo con el FMI es inflacionario, es, quizá, la causa fundamental de la inflación que nos agobia sin miramiento? Hay gente que sabe de economía que está de acuerdo con este diagnóstico. Esa gente está convencida de que la decisión del gobierno de cerrar con el FMI un acuerdo que genera inflación está causando estragos. Cabe recordar, para no traicionar nuestra honestidad intelectual, que quien originó esta tragedia fue el ex presidente Macri al decidir en soledad, en aquel lejano 2018, acordar con el FMI para salvar su pellejo.

¿Por qué el acuerdo con el FMI es inflacionario?

En su edición del 2 de mayo de 2022 Alfredo Zaiat respondió esta pregunta en Página/12. Su artículo se titula “El acuerdo con el FMI es inflacionario”. El autor escribió lo siguiente:

“El Indec difundirá el índice de precios al consumidor de abril el próximo jueves 12 de mayo. Será un dato pésimo, en el mismo sentido que el registrado en el mes anterior, más allá de la diferencia de décimas entre uno y otro. La economía está navegando de este modo en un piso de tasa de inflación anualizada del 60 por ciento con elevadas probabilidades de subir varios escalones. Este peligro irrumpe porque no se están utilizando tradicionales anclas para evitar un mayor descontrol de precios. En este inquietante escenario, el equipo económico liderado por Martín Guzmán tiene como principal apuesta para contener los precios la generación de expectativas positivas en la sociedad a partir de un programa económico acordado con el Fondo Monetario (…).

La secuencia que propone Guzmán como política antiinflacionaria es la siguiente: definir un horizonte previsible de las principales variables macroeconómicas, avalado por el FMI haciendo desembolsos de dólares como parte de la refinanciación del crédito otorgado a Macri, y, al mismo tiempo, conseguir estabilidad en el mercado cambiario a partir del incremento de reservas del Banco Central. El equipo económico evalúa que la especulación con las cotizaciones de los dólares (blue, contado con liquidación y MEP) es uno de los principales canales de trasmisión de las presiones inflacionarias. La apuesta es frenar esos movimientos desestabilizadores del mercado con más reservas, una parte de las cuales son aportadas por el FMI para pagar cuotas del vencimiento del préstamo que otorgó (…).

En los hechos, se trata de una estrategia para economías en crecimiento, con puja distributiva, sin shock externos negativos (pandemia y guerra en Europa) y con tasas de inflación elevadas pero no tanto. Esta no es la actual situación. En consecuencia, para la economía argentina esta forma de encarar el problema de los precios encierra su propia trampa porque, en sus postulados, el acuerdo con el FMI es inflacionario (…) El programa con el FMI es inflacionario porque exige transitar un camino de persistente devaluación con miniajustes diarios del tipo de cambio para acompañar casi a pleno la evolución de precios local. También lo es porque demanda aumentos de tarifas para disminuir los subsidios, en especial los energéticos, para alcanzar las metas comprometidas de déficit fiscal. Además lo es porque el objetivo de fomentar las colocaciones en pesos para desalentar la compra de dólares demanda subir la tasa de interés para que le gane a la inflación, y también permita acompañar el ritmo de devaluación (…)”.

Zaiat no es el único que piensa que el acuerdo con el FMI es inflacionario. El 8 de junio de ese año Ámbito publicó un artículo de la economista Marina Dal Poggeto, titulado “El acuerdo con el FMI se vuelve peligrosamente inflacionario”. Escribió la autora:

“El primer cuatrimestre apunta a una inflación acumulada del 22% y, aun desacelerando la suba, el piso para el año se acercaría al 70%. Sin correcciones de arranque, el acuerdo con el FMI obliga a ajustar sobre la marcha el dólar oficial y las tarifas a la inflación, lo cual torna al programa inflacionario. Pero, si se cumplen los lineamientos del acuerdo (fiscal, monetario y de reservas) y se sostienen los desembolsos del FMI, el balance del BCRA mejora (desde el precipicio) y permitiría empezar a anclar expectativas.

Sin embargo, el ancla no funciona si no se alarga el horizonte de la política económica: la coalición de gobierno sigue esmerada en empiojar el corto plazo boicoteando el acuerdo, y las propuestas de campaña de la oposición respecto del manejo del cepo cambiario contribuyen a coordinar un desplome en la demanda de pesos y una disparada en la brecha cambiaria (…).

La lectura de que la economía y el empleo están bien y sólo nos falta bajar la inflación muestra una preocupante incomprensión respecto de la dinámica nominal en la cual está metida una economía que intenta estimular la demanda frente a restricciones evidentes de oferta montada sobre una inflación que corre al 5/6% mensual, un dólar que corre al 4% por mes, paritarias que se fijan con un ritmo mensual similar y precios de tarifas y combustibles que deberían ir algo por arriba. Al ser gradual y sin reformas estructurales, el programa con el FMI es contractivo e inflacionario. Intentar evitar la contracción descuidando las reservas y la emisión lo torna peligrosamente más inflacionario. Es cierto que para el FMI los incentivos a dejar caer el programa son bajos, pero el tira y afloje detrás de cada revisión va a aparecer”.

Un año después, el 9 de abril, Página/12 publicó un artículo de Diego Kofman titulado “Los precios no aflojan porque el acuerdo con el FMI es inflacionario”. Escribió el autor:

“En forma simultánea a la firma del acuerdo con el FMI para el refinanciamiento de la deuda contraída por Mauricio Macri y al inicio del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, la inflación mensual se disparó en la economía nacional. En marzo del año pasado, los precios al consumidor se incrementaron un 6,7 por ciento y a partir de allí se movieron con un piso del 5 por ciento mensual hasta la renuncia de Guzmán al comenzar julio, mes que terminó con un 7,4 por ciento de incremento en los precios minoristas. En aquellos meses, desde algunos sectores se intentó atribuir el desborde de los precios “a las internas del gobierno”, en particular a las voces críticas dentro de la misma coalición. De modo que la inflación no se debía a factores económicos o por lo que hiciera o no el ministro de economía, sino por lo que escribía o decía públicamente CFK. El corazón del oficialismo finalmente tuvo que recurrir al conjunto de la coalición de gobierno para la designación del actual ministro de economía, Sergio Massa. Desde entonces, el nuevo ministro cuenta con el respaldo político del conjunto del Frente de Todos. Massa no recibió crítica alguna de parte de CFK, pero la inflación no cedió (…).

Se acumulan 12 meses de incrementos de precios que se ubican en torno al 6 por ciento mensual. Esos 12 meses, desde marzo de 2022 a febrero de 2023, marca además el primer aniversario del acuerdo con el FMI. En febrero de 2022, la inflación interanual era del 52% y en febrero de 2023 llegó a un 103,5%. Hay una clara vinculación entre el acuerdo con el FMI y el actual ritmo inflacionario (…)”.

Si, tal como lo sostienen los economistas citados, hay una íntima relación entre el acuerdo celebrado por el ministro Martín Guzmán con Kristalina Georgieva y la inflación que nos devora, emergen una serie de interrogantes altamente perturbadores. Martín guzmán es un economista capacitado. Si ni lo fuera no sería discípulo del ex Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Además, es un experto en el problema de la deuda externa. En consecuencia, en el momento de acordar con Georgieva sabía perfectamente lo que estaba firmando. Sabía que el acuerdo era inflacionario. Sabía, por ende, que estaba firmando un acuerdo altamente nocivo para el pueblo argentino. ¿Por qué, entonces, lo firmó? Y lo que es peor ¿por qué contó con el apoyo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner? ¿Por qué el presidente y la vicepresidenta apoyaron la decisión de Guzmán siendo perfectamente conscientes del daño que provocaría a los argentinos semejante acuerdo?

En el invierno del año pasado Guzmán renunció de manera intempestiva. Luego del efímero y traumático paso de Silvina Batakis por Economía, aterrizó con bombos y platillos Sergio Massa, quien había presionado fuertemente para ser ministro inmediatamente después de la renuncia de Guzmán. Ello significa que el presidente no quería saber nada con tener un ministro de economía con vuelo propio. Al poco tiempo debió resignarse. Massa asumió tal como lo hizo en marzo de 2001 Domingo Cavallo, brindando la imagen de un “primus inter pares”.

Lamentablemente, como bien señala Diego Kofman, la inflación no cedió. ¿Por qué, entonces, Massa tomó la decisión de respetar el acuerdo de Guzmán con Georgieva? ¿No era consciente, acaso, de los efectos inflacionarios del acuerdo? Por supuesto que lo era. Entonces, reitero la pregunta: ¿por qué Massa respetó el acuerdo? Y lo que es peor: ¿por qué Alberto y Cristina apoyaron semejante decisión de Massa? ¿No son conscientes, acaso, del daño que ocasiona la inflación? Por supuesto que lo son. Entonces, reitero la pregunta: ¿por qué apoyaron (y siguen haciéndolo) la decisión de Massa de respetar el acuerdo de Guzmán con Georgieva? ¿Por qué el gobierno no reconoce el estrecho vínculo entre el acuerdo con el FMI y la inflación? ¿Por qué, en lugar de ello, no hacen más que culpar a los formadores de precios y a los supermercadistas por la inflación? ¿No se dan cuenta que si no logran vencer a la inflación el FdT sufrirá una humillante derrota en las urnas? ¿O en realidad son perfectamente conscientes de que la suerte electoral del FdT está sellada y han decidido, a raíz de ello, dejarle al próximo gobierno un campo minado?

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