Por Jorge Augusto Cardoso.-

Las FFAA están en crisis. Parecería ser que a la política y al gobierno no les importa; quizás ya no le importe a ningún sector de la sociedad. Se ha desestimado la función guerrera de las mismas; se modificaron sus estatutos y códigos de disciplina para convertir, a la carrera militar, en una profesión entre otras; civiles de uniforme; y a sus reclutas, ya no en soldados, sino en empleados públicos, lejos de poder cumplir verdaderamente la función guerrera a la que deberían responder. Se discutieron sus estructuras, se desconoce su misión, carecen de reconocimiento, tanto material como simbólico. En otras épocas, el oficio de las armas atraía con prioridad a ciudadanos en busca de un ideal y de un logro personal. Actualmente, debido a las modificaciones introducidas por los gobiernos democráticos para “civilizarlas”, los Cuadros, Oficiales y Suboficiales, tienden a comportarse como “asalariados” de defensa, con haberes bajos, más bajos aún que el de las Fuerzas de Seguridad. ¿Cuántas veces ha visitado la Comisión de Defensa del Senado de La Nación unidades militares para verificar si el estado de su armamento, medios y equipos que poseen, se encuentran en capacidad para cumplir con el rol de defensa que les corresponde? Existe una ignorancia y un desinterés profundo por parte de la política con respecto a las FFAA que es necesario revertir. Si nuestros gobernantes percibieran la necesidad de una política internacional conforme al propio interés de la república, deberían definir políticas para el sostenimiento adecuado, en épocas de paz, de las FFAA, para que sean verdaderamente disuasivas a apetencias externas que podrían contar con el apoyo de compatriotas aliados.

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