Por Luis Américo Illuminati.-

En otro lugar (La Gaceta Liberal) hemos comparado el origen de la inmensa riqueza de los Kirchner y asociados con los hongos que brotan de la tierra (que lo diga el finadito Oyarbide), clan cuya fortuna se triplica anualmente mientras hay gente que para alimentarse ha comenzado a comer gatos, según denuncia Castells.

La «doctora» Fernández (cuyo título hasta ahora nadie ha visto) se ha atrincherado en el Senado como si estuviera en una guerra, como lo hemos dicho ayer con el título: «La vicepresidente está en rebeldía contra el orden constitucional» -lugar citado, 19/04/21- donde digo que sus actos no sólo son inconstitucionales sino delictivos (art.249 CP), un delito tan claro que ya ingresa en un terreno escabroso donde el senador Luis Juez y el diputado Mario Negri (ambos abogados) y representantes de Cambiemos -cambiemitas les llama la prensa- amenazan que la van a denunciar a la vicepresidente y se quedan sólo en fintas.

El Poder Ejecutivo ha salido a decir que las maniobras y chicanas de Cristina están dentro de los «parámetros normales». Sí, Sr. Manzur, tiene ud. razón «todo está dentro de los parámetros de la burla, la desvergüenza y la impunidad». El abuso de poder desplegado por Cristina y su troupe resulta a todas luces tan atropellante de las instituciones y embarrante de la Constitución Nacional, sólo le falta para completarla alzarse en armas contra los poderes constitucionales (art.226 del CP).

Cláusula penal esta última que para que se configure se objetará que el código penal se refiere como «sujeto activo» a las Fuerzas Armadas u organizaciones civiles como ocurrió en la década de los 70, pero si bien esto es cierto, también lo es que hay medios espurios que son también «armas» ilegales o delictuosas que atentan contra el orden constitucional y la estabilidad del Estado que son las tenebrosas maniobras que viene realizando la vicepresidente contra el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Si tales maniobras no son delito, entonces el Estado es una quimera, un monstruo peligroso: ciego, sordo y mudo a la razón y a la justicia.

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