Por Guillermo Cherashny.-

El gobernador de Buenos Aires tiene una sola actividad, cual es ser el candidato a la reelección; pero tropieza con la oposición de Máximo Kirchner, quien entiende con razón que le falta calle y propone a Martín Insaurralde como candidato. Entonces Carlos Bianco, el jefe gabinete, lanzó la candidatura de Cristina a la presidencia en el 23 sin que ella no se pronunciara en ese sentido, aunque lo seguro es que no apoyará nuevamente a Alberto Fernández. No se entiende cuál sería el interés de la vicepresidente en lanzarse, cuando en privado dice que la elección del 2023 está perdida. En realidad, al que supuestamente le convendría esa candidatura es a Axel Kicillof, porque el distrito donde mejor mide ella es la PBA, pero no tiene ninguna chance de ganar y sólo permitirá sumar muchos votos en la provincia, que le alcanzarían supuestamente a Kicillof para reelegirse. Esa chance es totalmente remota porque, aunque la votación a presidente y gobernador es el mismo día, el año pasado Juntos le ganó por casi el 2% al Frente de Todos y hoy la situación está mucho peor que en las elecciones generales pasadas.

Habría una novedad: la aparición de un candidato a gobernador del espacio de Javier Milei que mide el 20% en la PBA, pero los votantes bonaerenses podrán votar a presidente al economista pero muchos de ellos cortarán la boleta para impedir el triunfo de Kicillof, a quien desprecian por la estatización de YPF y las desastrosas negociaciones con Repsol y el Club de París y por la posición ideológica del gobernador, al que identifican con el marxismo, por lo cual es el candidato a derrotar por los votantes libertarios.

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