Por Luis Alejandro Rizzi.-

Los argentinos somos fantásticos y hemos creado una nueva figura del “pato rengo”. Hasta hoy se les llamaba “pato rengo” al último periodo de gobierno de los presidentes salientes, pero desde anoche puede ser “pato rengo” un candidato a presidente que por errores propios pone en riesgo su candidatura. En otras palabras hoy las posibilidades de Mauricio Macri para ser un próximo presidente a partir del 10 de diciembre, se han estancado y su futuro abre un preocupante signo de interrogación.

Mauricio Macri ha tenido el mérito indiscutido de coleccionar todos los errores posibles, en un marco de “amarilla soberbia” que resulta intolerable para el argentino medio ya que parecería significar una hinchazón de soberbia, una suerte de “hepatitis política”.

Sin embargo lo más grave fue que Mauricio careció de vocación para poner en blanco y negro la difícil herencia que dejarán doce años de gobierno “k”, la que por otra parte no se puede aceptar con beneficio de inventario.

Anoche en medio de una virtual euforia, desmentida por las sombrías caras y las consiguientes sobreactuaciones Macri se vuelve a equivocar al lanzar su candidatura en un marco de triunfo electoral, pero de clara derrota política, porque si vamos a los números que deben preocupar, en el “balotaje” Lousteau logró crecer un 23% y el PRO solo un 6%. Esto significa que el techo de Macri y su PRO bajó desde el último balotaje en 13 puntos.

Macri anoche se equivoca al hacer anuncios sobre sus propuestas electorales, tomando en cierto modo el lenguaje con el que le jugó Lousteau, con otro nivel de inteligencia, de ponderar lo positivo de su gestión y criticar lo negativo y la verdad es que el balance no le resultó favorable.

Macri lanzó formalmente su precandidatura reconociendo hechos, supuestamente positivos del FPV, como la estatización-despojo de YPF, de Aerolíneas Argentinas, anunciando que quedarán como empresas del estado, aunque formalmente la primera es una S.A., habló de “soberanía energética” un término netamente populista y de la administración eficaz de la empresa aérea, término vago y difuso.

Mencionó a la asignación universal por hijo como un derecho y en paralelo a la necesidad de eliminar la pobreza que legará el gobierno “k”, consigna que debió haber convertido en bandera mucho tiempo atrás.

Respecto de Aerolíneas Argentinas y Austral, no enunció, lo que hubiera sido propio de un real estadista, cuales serían los lineamientos de una administracion eficiente, que implicarán, por lo menos por un lapso de uno a tres años una dura terapia que habrá que encarar con la dirigencia gremial para atenuar y administrar el conflicto que generará su reconfiguración.

No aclaró si fusionará ambas empresas o disolverá una de ellas o la privatizará. No explicó qué parte de la conectividad local y fronteriza regional se deberá realizar con líneas de tercer nivel y aeronaves más apropiadas para ese tráfico que puede oscilar entre 15 y 40 pasajeros, en fin en un discurso que pretendió ser programático solo atinó a enunciados generales, hoy sin sustento práctico.

En fin no veo imaginación en el planteo de cuestiones que exigen alternativas diferentes a las puestas en práctica hasta ahora.

Por último omitió toda referencia a la situación económica con la que se encontrará el nuevo gobierno el próximo 10 de diciembre.

En fin, de aquí a las próximas PASO -Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias- los postulantes deberán crudamente exponer sus ideas, olvidarse de las encuestas que erraron fiero y de una buena vez por todas hablarle a la gente.

Macri está a tiempo dejar de ser “pato rengo”, pero la cosa pasa porque se anime y asuma la representación de ese 60% de la sociedad que no quiere saber más nada con los “k” y que desea saber el costo que se deberá asumir de modo proporcional entre la gente para “poner la casa en orden”, salvando el hecho que se deberá financiar la transición de la indigencia y el 28% de pobreza, lo que implica no sólo garantizar la alimentación básica sino también la formación educativa para readaptarlos al mundo del trabajo.

Mientras tanto la Argentina tendrá el privilegio de que su “pato rengo” sea un precandidato a presidente (sic).

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