Por José M. García Rozado.-

Scioli, Macri y Massa pareciere que definen según los números de las últimas encuestas de empresas, que valga decirlo vienen errándole feo en las últimas tres elecciones (Santa Fe, Córdoba y CABA 2da. Vuelta), la elección presidencial de las PASO del domingo 9. ¡Lo único seguro es que por ahora hay segunda vuelta! ¿Entre quienes? es lo que nadie serio puede hoy aseverar porque hasta octubre faltan largos 90 días y en Argentina ese período es casi una eternidad.

¡Es importante señalar que lo que dicen los números de las consultoras se confirman luego con los votos! Santa Fe donde daban por ganador al PRO con Del Sel, fue el primer chasco, luego vino Córdoba donde se hablaba de más de 10 a 12% entre Schiaretti respecto de Ahuad, y por último CABA donde todos hablaban de entre 11 y 12% la diferencia entre Rodríguez Larreta y Lousteau. Scioli quien aparentemente encabezaría todas las mediciones en ningún caso -salvo las muy truchas- supera un 32% y con pérdida permanente de intención de voto; Mauricio al que Clarín y La Nación dan como “competidor natural” viene entre “amesetado a en baja” desde hace 30 días y no supera con la sumatoria de la UCR y Carrió el 26%, mientras la enorme duda es ¿Cuánto peronismo podrá arrastrar la dupla Massa-De la Sota? Y a esta duda que por ahora todas las encuestas dan con una intención de más del 18% debe sumársele el hecho concreto que hasta para los medios macristas ellos vienen “en franca recuperación”. Lo que nadie mide o si lo hace oculta intencionadamente, es que la franja de indecisos todavía y a escasos 5 días supera el 35%, y justamente en la “clase media-media y media-baja”, o sea los bastiones más propensos a encolumnarse con el peronismo ortodoxo o tradicional.

Carlos Zannini está incómodo. Durante 30 años evitó discursos públicos e incursiones mediáticas, pero como compañero de fórmula de Daniel Scioli ya no puede moverse en las sombras. “Me han dicho que mi trabajo es oscuro. Firmar decretos y leyes no creo que sea oscuro, sólo que no te permite estar en los medios”, intentó justificarse “El Chino” en el acto del PJ en Costa Salguero, en el que fue notable el vacío que le hizo el bloque de poder nacional que expresaron en esa reunión gobernadores e intendentes del PJ. No era la primera vez que intentaba explicarse a sí mismo en esta campaña, una forma de apaciguar el ninguneo que recibe en público y -pero- en privado, del propio Daniel Scioli. El gobernador habla lo mínimo indispensable con él y no se esfuerza mucho por contenerlo. “La gente se acerca a Daniel y ni saben quién es Zannini, que se queda mirando serio, como perdido”, me relató uno de los miembros del equipo de campaña, al que ya se le hizo costumbre la dinámica de campaña en la que Scioli es el protagonista excluyente. Pero lo peor para Zannini no es el vacío de la gente, después de todo nunca fue un personaje popular. Lo que realmente le duele y preocupa, comentaron a LPO allegados al candidato a vice, es el feroz vacío de la dirigencia del peronismo. «Es muy fuerte, terminan los actos y van todos a hablar con Daniel y a Zannini ni lo miran», agregó la fuente.

El tema ya escaló hasta la propia Cristina, que según la información obtenida por este medio, no está para nada contenta con esta situación que acaso anticipa la posibilidad de su propia pérdida de relevancia política, en una eventual presidencia a cargo de Scioli. «Ella está ahí agazapada, esto puede terminar mal», agregó la fuente que suele hablar con la Presidenta, de tanto en tanto. Inmune a estos riesgos, ayer Scioli volvió a dedicarle a su vice una frase brutal. “El presidente es el que comanda. El vice tiene un rol muy importante: preside el Senado y atiende las cuestiones que delega el presidente”, dijo en una entrevista con Clarín. Ni más ni menos. No es la primera vez que lo aleja de cualquier especulación de cogobierno. Cuando tuvo que aceptarlo como compañero de fórmula, lo definió como “el redactor” de las principales medidas del gobierno. Contra los que muchos suponen, la campaña está a cargo del equipo de Scioli, sin intervención de la Casa Rosada en la agenda. Tan evidente es esto que directamente lo dejaron sin foto en la boleta que se utilizará en las elecciones y hasta lo borraron en la firma de los últimos cortos de la campaña.

Los deseos de Cristina son transmitidos por Zannini a Scioli, en modo de sugerencia. Fiel a su estilo, el gobernador asiente, pero nunca le deja claro si le prestó a atención. En La Plata dicen que el “Chino” le sugirió que este domingo fuera a su acto en esa ciudad Gabriel Mariotto, candidato al Parlasur y los dos aspirantes a la gobernación por el oficialismo: Aníbal Fernández y Julián Domínguez. Scioli prefiere al diputado y no por capricho: las encuestas que maneja le indican que el jefe de Gabinete podría restarle muchos votos en octubre. Zannini es el “principal sostén de Martín Sabbatella”, vice de Aníbal. Y por eso prefiere neutralidad. Un dato: El Chino no estuvo hoy en La Plata ni tampoco en el programa de Mirtha Legrand, donde Cristina le había pedido a Scioli que lo llevara. Fue otro deseo de la presidenta no concedido: aunque muchos no se hayan enterado, desde el cierre de listas el gobernador dice que no muchas más veces de lo que se cree. La campaña para las primarias terminará el jueves en Tecnópolis y tuvo la mayor cantidad de paradas en provincias del norte del país, donde Scioli tiene más confianza de ganar por una buena diferencia.

La dupla viaja en helicóptero y cuando aterriza lo esperan combis para moverlos hasta los actos. Ambos son serios, pero Zannini acostumbra a saludar a todos los miembros de la comitiva. Scioli nunca se caracterizó por tales cortesías. En el cristikirchnerismo muchos imaginan que el gobernador podría mostrase más distante de Zannini si en las primarias le va mejor de lo esperado. Cristina Fernández piensa parecido y por eso aceleró los tiempos para algunas decisiones como el nombramiento del jefe del ejército, Ricardo Cundom, ratificado la semana pasada por el Senado, en una improvisada sesión armada en medio de la campaña. La Cámara alta es uno de los territorios donde se anticipó la tensión Scioli-Zannini, sobre todo por los siete miembros del FpV que se desmarcaron el año pasado de la línea bajada por Juan Carlos “Mazzón”, el histórico operador del PJ. Entre ese grupo, que seguirá el año próximo, está la entrerriana Sigrid Kunath, quien presentó un repudio a Mirtha Legrand por haberle dicho dictadora a Cristina Kirchner. Scioli no quiso meterse en la polémica, al menos hasta este mediodía, en el que se limitó a decirle a la conductora que «no estaba de acuerdo» con que llame dictadora a la Presidenta. Casi una formalidad. Y el proyecto de Kunath no se trató en la sesión del miércoles.

La tensión también se desparrame al interior del peronismo oficialista o K; José Luis Gioja está inquieto. Por presión de Cristina Fernández no buscó un cuarto mandato como gobernador, pero en diciembre recalará en la Cámara de Diputados e intentará presidirla. Así repiten en su entorno y en los medios sanjuaninos que la oposición local ubica como receptores de sus deseos. “Gioja quiso ser vice de Scioli, pero no pasó el filtro de Cristina. Ahora aspira a ser presidente de la Cámara o ministro”, confiaron cerca del por ahora gobernador. Para ser elegido en la Cámara deberá pasar el filtro de La Cámpora, que con Máximo Kirchner intentará dominar el bloque del FpV. ¡Aunque sería necesario que Máximo logre ser electo y no por la minoría santacruceña! Tal vez sea el primer motivo de conflicto entre cristinistas y sciolistas, un duelo con el que “ya fantasean en el Congreso desde el cierre de listas”. Gioja insinuó hasta último momento que iría por su tercera reelección, a partir de una interpretación de la enmienda que él mismo aplicó en 2011 mediante el voto popular. La Constitución sanjuanina no permite un tercer mandato. La presidente le habría advertida que esta vez no se saldría con la suya, porque la Corte Suprema repetiría el fallo que le impidió la re-reelección al santiagueño Gerardo Zamora.

Su relación con la presidente “nunca fue buena”, porque jamás aceptó que “orgas” cristikirchneristas pisaran San Juan. Operó para dividir a La Cámpora con su propia JP y no les dio lugar a dirigentes de Nuevo Encuentro y el Movimiento Evita. Son estos sectores el principal soporte del senador Ruperto Godoy, quien enfrentará al vicegobernador Sergio Uñac en la primaria del Frente para la Victoria. Por eso ahora su foco está en Scioli junto a sus colegas como Gildo Insfrán (Formosa), Eduardo Fellner (Jujuy) y Juan Manuel Urtubey (Salta), convertido en un activo actor de la campaña de su par bonaerense. No vería con malos ojos recalar en el Gabinete nacional, donde Scioli le tendría guardado varios lugares a los gobernadores salientes. Sabe que cuenta con Gioja para lo que quiera. Pero también sabe que sin el peronismo alineado y la clase media-media “no gana en primera vuelta” y ese es su meta prioritaria; pues jugarse a él “albur” de ir a un balotaje nacional, no es lo que lo convence pues se le viene a la cabeza la imagen de Rodríguez Larreta en CABA. Pero así como Scioli quiere atraer votos moderados sembrando el camino de rosas sin espinas con un discurso contrario al sembrado por el cristikirchnerismo que lo alejó y ahuyentó, pero que en verdad -y según los sondeos existentes (¿les creemos?)- “no tiene grandes pleitos con el ex motonauta”, es quien tiene el mejor diferencial positivo (19%) entre imagen positiva menos imagen negativa.

Así, como Scioli quiere atraer votos moderados y de clase media-media y media-baja, Macri se desespera en intentar hacer “digerible un cambio de discurso” que pretende -tardíamente creo- neutralizar la campaña adversa que se montó con el antiperonismo rabioso y mentiroso, pues esta desdicho con Larreta, Santilli, Ritondo, Monzó, Del Sel y tantos otras figuras menores que lo acompañan desde hace años. Parece muy difícil que ese cambio de paso se haga creíble en tan poco tiempo. ¡Lo que sí es cierto es que trajo una enorme confusión entre su electorado y, asimismo, dentro del propio PRO! Lo único que lo beneficia en este lunes preeleccionario es el escándalo Lanata-Aníbal Fernández y las consecuencias dentro de la opinión pública nacional y bonaerense. No nos olvidemos que según los guarismos -¿por lo menos no absolutamente creíbles?- Aníbal Fernández arrasaba en Provincia de Buenos Aires, y si bien complicaba a Scioli, no beneficiaba a Vidal, sino por el contrario lo beneficiaba ampliamente a Felipe Solá, el candidato de UNA-Frente Renovador quien le tocaba lidiar con el más fácil de enfrentar “por lo contradictorio del dúo” bigote/marsopa y el impresentable de Sabbatella.

¡Incertidumbre! Esa es la palabra a 5 días de las PASO para definir el estado de la Argentina política y electoral; la sensación navega el ánimo de la sociedad y fluye entre los especialistas encargados de interpretarla. Los encuestadores apenas parecen convencidos de que Daniel Scioli, el candidato ¿K?, compondrá la “primera minoría”, a la vez, que las certezas disminuyen entre Mauricio Macri y Sergio Massa, aunque Clarín y La Nación intenten imponerlo como factible “retador”. Los enigmas aumentan en cada oportunidad que se revisan los muestreos pues Scioli tras el escándalo Aníbal Fernández desciende escalones imprescindibles, y Macri confunde y se confunde con las declaraciones. Asimismo, la enorme pregunta que flota en el ambiente es: “¿tras el escándalo se derrumba Aníbal y emerge Domínguez?” o por el contrario, al hundirse la “marsopa” crece definitivamente Solá y en su meteórico ascenso el peronismo bonaerense (70% del electorado) confluye en UNA-FR logrando desplazar, por el propio peso electoral del mayor distrito nacional al PRO y su alianza “Cambiemos”, hacer retroceder al mismísimo Scioli. ¿Cuánto peronismo ente este nuevo escándalo político arrastrará José Manuel De la Sota, Sergio Massa y Adolfo Rodríguez Saá… y en detrimento de quién?

También: ¿cuánto crecerá Stolbizer… y perjudicará a Sanz y Carrió ese crecimiento? Cualquier intento de respuesta dará lugar en este crucial y confundido momento político a un verdadero alud de conjeturas. Y éstas, junto a aquella incertidumbre retrotrae la escena cada vez más cerca de la fragmentación del 2003 que del hegemonismo que consolidó, más que Néstor, Cristina Fernández. La equiparación de las fuerzas, no puede atribuirse a un “reseteo cierto del sistema partidario”, sino por el contrario a dos cuestiones que detonó, por su propia incapacidad, el cristinismo puro. La primera es su increíble incapacidad para generar una sucesión acorde a su matriz esencialmente personalista; dónde la fatiga objetiva que produjo la dékada impulsora, al final, del “amuchamiento de sectores de la oposición” que no por mérito propio, sino muy por el contrario, en contra de ella aspira hoy a cerrar este ciclo estalinista y fascistoide. Sino, como se entiende la sumatoria del PRO, los radicales y una “embarradora profesional” como Lilita Carrió en un mismo espacio. Hace apenas 4 años nada de esto parecía posible. Muy por el contrario CFK lograba imponerse por más del 40% real y a años luz del segundo que apenas alcanzaba un escatológico 14%. ¿Qué fue lo que sucedió en apenas un mandato de la Presidente?

Cristina Fernández, mal que nos pese, sigue siendo “una verdadera protagonista” de la escena política argentina aun cuando no es candidata a nada; pero a la luz de los resultados parciales de este extenuante e ilógico calendario electoral, la ilusoria capacidad para armar un “mapa nuevo” de poder en Argentina, muestra que esa centralidad y aquel hegemonismo pierde vigor y ya casi no logra incidir en el futuro nacional… es más, me animo a decir, ni siquiera dentro del PJ y mucho menos dentro del peronismo. Más allá de que casi todas las mediciones -¿serán ciertas?- muestran una imagen presidencial con buena ponderación, es muy difícil verificar alguna correspondencia entre esa realidad y los resultados que arrojan su desinhibida intervención en la actual campaña. Todos, o casi todos los candidatos del PJ-FpV buscan deshacerse de su presencia, y sólo en Chaco donde Capitanich logró enfrentar con éxito a la oposición unida, en todos los demás distritos sus respaldos públicos y militantes naufragaron total o parcialmente, como en Salta donde Urtubey mantuvo la provincia pero perdió la capital en manos del massismo.

Cuando no apareció, a los candidatos les fue mejor; el peronismo ganó en Salta, La Rioja y Tierra del Fuego, asimismo dio una fortísima pelea en Santa Fe con Perotti y ganó el peronismo no oficialista en Córdoba y La Pampa; la fórmula del propio Scioli (como ya analizamos aquí) en ese terreno resultó dispar, triunfó en Salta, La Rioja y Tucumán, aunque le fue muy mal en CABA aunque en realidad su hombre no era Recalde sino Marangoni y no lo dejaron competir. Esta radiografía del conglomerado del poder no está hablando de “ninguna fuerza arrolladora”, es más, ni siquiera de “dos fórmulas que se disputen el poder” porque a diferencia de CABA el PRO no es un seguro contendiente, ya que así como hace un tiempo atrás, los errores propios y el esmerilamiento socavaron a Sergio Massa, hoy eso mismo le está sucediendo a Mauricio Macri, quien se ameseta y retrocede, permitiendo el avance “lento pero permanente” de la fórmula que compite en UNA o sea Masa y De la Sota, quienes enancados en la fórmula Solá-Arroyo vienen dando un salto cuantitativo en el territorio bonaerense.

Así como errores propios confabularon contra Massa, esos mismos errores ahora atacan a Macri y si siguen los desaguisados de Aníbal Fernández, o los apoyos de nefastos personajes como Boudou y Kicillof la figura de Daniel Scioli puede sufrir también consecuencias no calculadas y entonces puede llegar a suceder aquello que nadie preveía en Santa Fe apenas 30 días antes de la elección provincial definitiva, o sea “un increíble triple empate” poniendo de cabeza a todo el arco político nacional y volviendo a demostrar que “los profesionales de las encuestas”, son mucho menos profesionales de lo que pretenden mostrarnos porque además, encuestan para quien les paga y no para el verdadero conocimiento del pueblo o del ciudadano. De aquí la afirmación del título “Elección abierta y cálculos electorales”. Si además de destaparse, o dispararse las denuncias de narcotráfico del Jefe de Gabinete y precandidato del FpV en Buenos Aires, se llega a denunciar las presiones de Scioli sobre Bonadío y sobre la causa Nisman a raíz del ataque a la AMIA y el Memorándum como “encubrimiento y despegue” de Cristina Fernández en sus causas judiciales, toda la política Argentina podría volver a verse inmersa en un zafarrancho de suciedad generando un muy profundo desconcierto y frustración popular. Las denuncias y los aprietes existieron, las reuniones de Scioli y Bonadío previas a su alejamiento o separación existieron y son ciertas, así como es verdad que la Sala I de la Cámara Federal es un manojo de desprolijidades e ilegalidades palmarias, primero ratificó el vergonzoso fallo de Rafecas sobre la denuncia Nisman y luego apartó a Bonadío de la causa Hotesur. ¿Increíble no…?

Scioli sabe que ninguno de esos enjuagues, económicos y judiciales, lo están ayudando en su deseo de engrosar el núcleo duro del peronismo oficialista y de la clase media-media o media-baja que ¿lo acompaña?, o busca desesperadamente que no lo abandone. Son estas las razones de su intento de cooptación de todo lo que ande suelto, llámese Randazzo o Peirano, hasta los hermanos puntanos. Tita cables con Schiaretti y hasta pergeña un acercamiento a Massa, ante la real eventualidad de un balotaje… claro siempre que no sea con De la Sota o Massa, por supuesto. Para ello se arrima a un veterano dirigente bonaerense del PJ, que habla tanto con el cordobés como con el tigrense. Es más este dirigente también habla con Macri y éste veterano pejotista le habría soltado un consejo: “Lo primero que tenés que hacer, Daniel, ¡es pedir perdón!” ¿La razón? Entre Scioli y Massa ha quedado la relación dañada hasta el hueso después de aquellos viejos episodios: el de las 24 horas previas al cierre de listas de 2013, ganadas por Massa, y que Scioli lo abandonara dejándolo varado y solo contra Cristina Fernández; así como, el extraño robo de la casa de la familia Massa cometido por un ex prefecto de los servicios de inteligencia, y que Sergio sabe que Daniel conocía mucho más de lo que dejó traslucir en aquella truculenta situación.

Massa aspira -y ahora no le faltan razones serias- a convertirse en el “rival de Scioli”, y si esto no llegare a darse a ser el verdadero “árbitro de la contienda” en una segunda vuelta, pues la situación hoy imposibilita el ganar en primera vuelta para cualquiera de todos. Por ese motivo, la campaña del tigrense, así como la del ·”gallego” es confrontar con Macri y sus errores y retrocesos, idas y vueltas, el no difundir pensamientos o propuestas. La supuesta y publicitada “polarización” ya se encuentra definitivamente sepultada. Los apoyos a Scioli, los acompañamientos de sus compañeros denunciados; así como los virajes discursivos de Macri luego de la debacle capitalina echan leña al fuego del crecimiento de la fórmula de UNA, y Massa y De la Sota buscan acaparar ambas situaciones verdaderamente desfavorables. A uno le va a costar remontar la denuncia de narcotráfico, que hasta puede llegar a salpicarlo, mientras que al otro las sombras “sobre las políticas sociales y económicas” los están relegando poco a poco y aún falta una verdadera eternidad. Como ya le pasó antes a Massa, hoy quienes sufren el esmerilamiento de la “realidad” son Scioli y Macri. Tanto Scioli como Macri, se enfrentan a nuevas preocupaciones de las que no van a poder escabullirse: “la economía se zarandea por el gigantesco déficit fiscal, la falta de divisas, la inflación y el achatamiento productivo”.

Scioli no tiene verdaderos equipos económicos que den tranquilidad popular -Bein, Blejer y ¿Kicillof? No son reaseguros-, por el otro lado Macri tampoco cuenta con equipos confiables -Melconian, Sturzenegger y Frigerio son más de lo mismo- así, se abriría un camino para el epílogo del poder concentrado en el personalismo y el hegemonismo, casos que coinciden en Cristina, en Daniel y en Mauricio. Cada uno a su propia manera se ven como “caudillos” y se manejan a “dedazos puros”, y la sociedad necesita con verdadera urgencia para sobrevivir de una etapa de desconcentración, de paridades e incidencias parlamentarias, es más de reconfiguraciones de acuerdos partidarios serios y hasta dentro de ellos… ¡el diagnóstico no varía con un presidente del oficialismo o de la oposición! El único secreto del éxito o del fracaso radica en la real pericia con que sea conducida esa transición entre “dos tiempos distintos”. ¿Sucederá… y quien será el actor central?

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