Por Manuel Lichtenstein.-

Me sorprendería un montón si la Presidenta, traicionando a sus gastadas tácticas cuando discursea, sobre todo en Cadena Nacional, nos contara la verdad sobre las estadísticas que mueven las estructuras institucionales en esta Argentina tan descabezada.

Me costaría creer que si en lugar de mandarse una graciosa parodia de esas que Cristina no puede eludir, y en lugar de afirmar que la pobreza en Alemana es superior a la que vivimos los argentinos, nos ilustrara con la verdad de los números, cosa que a ella le debe dar asco y en su chamuyo que critica en los otros, nos pasa datos que más bien podrían ser parte de un libreto de esos sainetes con que nos divertía el gran Alberto Vacarezza, cuando nos enchufa la cifra del 5% de pobreza, que no la creería ni el mismo Guillermo Moreno.

Mas, ya que toco este tema, que a mi juicio es el que tendría que encabezar la agenda de todos los que tienen algo que ver con la conducción de las masas en su quehacer diario en todas las actividades con que se mueve un país, cosa que vale tanto para la argentina como para países ensombrecidos por la desgracia social de una pobreza que los destruye tanto como sociedad política, cultural y humanitaria.

Si discernimos sobre las posibilidades con que cuenta nuestro planeta tierra, racionalmente debemos admitir que nuestro mundo está bendecido con bienes naturales, minerales, agropecuarios y tecnológicos, para que ni uno de nuestros terráqueos sufra las tragedias de la indigencia en su más bajos niveles o de la pobreza, cosa que para todos los políticos de todo el muido, debiera ser su cometido fundamental.

Habida cuenta que tanto el indigente como el pobre, analizados en su contexto, son los únicos que no tiene la culpa ni la responsabilidad de sufrir tan denigrante situación social ya que los verdaderos responsables son los gobernantes con sus políticos y funcionarios que desde que el mundo es mundo, hasta hoy o no encontraron el sistema que abra los causes para que a través de una justa y científica distribución de las riquezas, mejoren su niveles de vida, en asignaturas como la vivienda, la alimentación, la educación, la salud y la seguridad, pero en lugar de ello, distraídos les importa más en crecimiento de sus propias quintitas.

Estos conceptos no tienen nada de original ya que después de la Toma de la Bastilla el 14 de Julio de 1789, que produjo el estallido de la Revolución Francesa, los países de avanzada incluyeron estos preceptos en todas las Actas de su Constitución, sobre todo en los que se adornan con la aureola de la democracia.

Respecto a las naciones cuyos gobierno son reaccionarios y autoritarios, el tema cambia de color, ya que es notorio que países como Venezuela y Cuba, de manifiesta extrema izquierda, donde el populismo termina por hacer estragos entre los que menos tienen, ya que hasta la fecha en ningún sistema de gobierno de países inspirados en buena parte por un marxismo ortodoxo, ningún pobre dejo de serlo, pero sufre las consecuencias de una absoluta falta de libertad.

En los países populistas por antonomasia, tanto las empresas estatales como cualquier otra que logró sobrevivir en la actividad privada, no dejan de estar sometidas por el garrote de un mandatario que hace del populismo sus herramientas.

No debemos profundizar mucho para demostrar que sin la influencia de la iniciativa privada, los países no salen de un estancamiento severo que siempre prueba que lo que es de todos nos de nadie y que la pobreza se manifiesta más que en cualquier sistema capitalista que por sus propios errores conceptuales y su actitudes egoístas son los que generan la proliferación de estados totalitarios de extrema izquierda.

La propuesta que para el desarrollo ascendente de toda la humanidad debiera de haber menos ricos y menos pobres, no solucionaría este entuerto, que solamente podría salir de este fango cenagoso como lo sufre esta sociedad injusta, si se pusiera en marcha un plan universal y gigantesco para la explotación de todos los recursos del Planeta Tierra más el valor agregado por su industrialización, que le daría las únicas posibilidades a todos, empezando desde los que menos tienen, de subir muchos peldaños en la escala social.

Para habida cuenta que nuestra Argentina muestra la paradoja de la abundancia de recursos versus una manifiesta indigencia y pobreza en un porcentaje que con una desfachatez inconcebible, la Presidenta, sus acólitos y alcahuetes inventan cifras que en nada se condicen con la realidad social, por lo tanto si los recursos con que Dios no privilegió a través de nuestras riquezas naturales, el próximo gobierno que asuma en el año 2016 si esquivara el bulto, no tendremos a la vista la prosperidad que por las posibilidades que contamos está asegurada, a menos que los futuros nuevos gobernantes, sigan distraídos y pasen de largo la obligación de servir en serio al país.

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