Por Ricardo Bustos.-

Estamos viviendo un tiempo de transformación en el mundo entero y este hemisferio sur, obviamente no puede quedar al margen.

Hoy hablaba con una mamá, muy trabajadora (diría que en exceso) y me comentaba que paga $ 200.000 (argentinos) por mes en una universidad privada, por una carrera, que a mi humilde entender y viendo el mercado, tiene una salida laboral no muy rentable.

A veces los adolescentes y jóvenes persiguen la vocación y olvidan que toda vocación tiene un costo, el mismo que, si no contamos con respaldo económico de la familia (el tremendo sacrificio de sus padres) es muy difícil que podamos concretarlo en el tiempo.

Hablo por experiencia propia:

Soy locutor nacional recibido en el ISER de Buenos Aires hace años, cuando el trabajo de locutor cotizaba y la fuente de trabajo, con competencia lógica, tenía réditos económicos.

Hoy, veo chicos gastando dinero en carreras como locutor o periodista y lo primero que les pregunto es: ¿dónde van a trabajar?, porque la mayoría de las emisoras de radio son FM (pequeñas mini pymes que apenas pueden pagar la factura de la luz) y los únicos que trabajan son el operador de sonido y el conductor del programa, que semanalmente junta publicidad en algún mercadito, kiosco, carnicería, taller mecánico del pueblo y con ese dinero recaudado paga el espacio de la emisora.

En este, nuestro tiempo, la única salida laboral en tecnicaturas o carreras terciarias pasa por los servicios: electricistas de hogar, gasistas, plomeros, techistas, zingueros, mecánicos automotor, electricistas y aire acondicionado de vehículos, carpinteros (que parece mentira, en una provincia como Misiones, hacen falta) pintor, soldador, cerrajeros (que hay muy pocos) técnicos en reparación de celulares o computadoras.

En fin, todos son oficios con salidas laborales inmediatas y se pagan muy bien, si tenemos en cuenta el tiempo que le dedican a cada reparación.

Los padres deberían intervenir también en la elección de las carreras u oficios, porque de lo contrario, esos años de esfuerzo familiar irán al tacho de la basura.

Vocación, sí… pero no en épocas de crisis.

Todos hemos tenido que dejar para otro momento alguna vocación.

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