Por Hernán Andrés Kruse.-
“A principios de 1930, ya iniciado en medicina, sentí la necesidad de formarme en la investigación. Arrillaga, que en ese entonces era mi jefe y mi consejero, me sugirió que lo hiciese bajo la dirección de su condiscípulo y amigo Bernardo Houssay. Así, días después volví al Instituto de Fisiología en el que fui acogido sin reservas-como todo el que tenía deseos de trabajar y mejorar-y desde ese momento seguí ligado a él sin interrupción hasta 1943, año que Houssay fue separado de la cátedra. Durante ese período de 13 años vi trabajar a Houssay un día tras otro. Llegaba regularmente, caminando desde su casa, bastante antes de las ocho de la mañana, hora en que se reunía con sus colaboradores inmediatos para coordinar la labor del día y entregarles fichas de trabajos aparecidos en alguna revista, hechas por su señora y en las que él con lápiz escribía el nombre de quien debía leerlos, y eventualmente comentarlos. Después de esta ceremonia, que duraba minutos, recorría todas las secciones del Instituto, que con el tiempo llegó a ser muy grande, para en forma sutil informarse de lo que cada uno estaba haciendo.
Asiduamente supervisaba los trabajos prácticos y corrientemente se arrimaba a las mesas para observar la labor de los alumnos y de paso hacerles alguna pregunta y aclararles algún concepto. Personalmente realizaba experimentos, organizaba y coordinaba los seminarios, dirigía tesistas, aconsejaba o adiestraba en las más diversas técnicas: trabajaba, guiaba y enseñaba. Su erudición y apertura para el diálogo científico, su metodología para el trabajo y su dominio de las más diversas técnicas experimentales hicieron que durante ese período confluyeran en el Instituto de Fisiología prácticamente todos los argentinos que querían hacer un trabajo de investigación serio y también numerosos extranjeros. Muchos llegamos desde la medicina interna y por ese camino, bajo su dirección, su consejo y su apoyo, la investigación clínica en la Argentina llegó a alcanzar un nivel que le valió reconocimiento internacional.
Para Houssay no había razón para faltar al Instituto; tampoco recuerdo que lo haya hecho nunca durante los 13 años que estuve con él, por enfermedad o por algún otro motivo. En el año 1936 murió su hermano Emilio; Houssay concurrió esa mañana al Instituto, salió alrededor de las 11 y regresó a la tarde antes de asistir al entierro. En ese momento interpreté su proceder como una carencia de sentimientos; hoy sé que no podía dejar de hacerlo. Houssay tenía una memoria excepcional, una inteligencia clara y vastos conocimientos pero, fundamentalmente, era un trabajador metódico e incansable. La laboriosidad era la condición que él más estimulaba y reclamaba. Siempre repetía: «La ciencia progresa gracias a la imaginación pero más aún a la transpiración». Quizá por que él era así, todos los que tuvimos el privilegio de estar muchos años a su lado y que en buena medida podemos considerarnos su producto, con las diferencias y matices individuales, tenemos en común: laboriosidad y disciplina.
Además de su memoria y su claridad de ideas Houssay tenía una capacidad de concentración que le llegaba al subconsciente. En las reuniones de seminario que se realizaban en el Instituto a última hora, en la vieja aula de Física Biológica, sentado en la primera fila, abría la reunión y al poco rato dejaba caer los telones palpebrales y entraba aparentemente en un profundo sueño reparador. Cuando el expositor terminaba su presentación todos, aún los más advertidos, mirábamos hacia él con curiosa preocupación. Houssay, instantáneamente abría los ojos e iniciaba los comentarios pertinentes como si hubiese estado en alerta máxima. Vestía siempre de oscuro; se movía con paso mesurado; nunca le vi reir y tampoco le oí elevar la voz. En general era poco expresivo. Lo que le agradaba, como lo que le disgustaba, lo aceptaba como los resultados, buenos o malos, de sus experimentos; sin que en apariencia le afectaran. Se preocupaba por igual por todos los que trabajaban a su lado. Sus críticas eran medidas y sus ponderaciones tibias. Externamente era equidistante. Sin embargo era sensible al halago y tenía preferencias marcadas y, también, antagonismos que los hacía sentir en cosas más trascendentes que el trato o el trabajo diario.
Quizá porque fue un pionero que abrió un ancho camino con su propio esfuerzo venciendo la inercia del medio, que aún no comprendía el valor de la ciencia, fue muy personal y reservado en sus decisiones y se molestaba cuando alguien le contradecía abiertamente. Aunque no era político ni poseía aptitudes para la política tenía a este respecto una posición bien definida y cierta oculta vocación por ella. Sabía que a todos les agradaba ser saludado por el nombre y más aún que una persona importante, como él era, le preguntase ¿siempre sigue haciendo tal cosa?, o ¿cómo andan sus estudios sobre tal otra? En su colosal memoria almacenaba el nombre de todas las personas con las que tomaba contacto y los unía al de la actividad que cada uno realizaba. Un día me di cuenta que prestaba particular atención a esto. En 1946 concurrimos juntos al Congreso Latinoamericano de Cardiología que se realizaba en la Ciudad de México. El mismo día que llegamos el Doctor Ignacio Chávez nos hizo visitar el Instituto que él dirigía, nos paseó por todas sus dependencias y sucesivamente nos fue presentando a sus colaboradores. En la breve conversación que tuvimos con cada uno de ellos Houssay los nombró más de una vez. Cuando regresamos al hotel anotó cuidadosamente sus nombres y apellidos y la labor que realizaban y los repasó luego conmigo.
No tenía las características de hombre de sociedad. A pesar de esto gustaba de las reuniones sociales o por lo menos cumplía con ellas, ya que sistemáticamente concurría a todas las que se lo invitaba y además reunía en su casa con relativa frecuencia. Era un conversador poco predispuesto al diálogo. Con interlocutores de todo tipo: viejos o jóvenes, pares o no pares, monopolizaba cualquier tema, mostrando su vasta erudición. Como buen descendiente de franceses, habitualmente a las mujeres les deslizaba una frase que rezumaba cortesía versallesca. Sus opiniones en aspectos extracientíficos estaban tan arraigadas en él que era imposible discrepar sin crearle una tensión que, aunque no manifestase abiertamente, se traslucía en un cambio abrupto del tema, en un tic, y ocasionalmente, en el filo de una chocantería.
Houssay ordenaba su vida en forma casi horaria v como era extremadamente metódico le costaba mucho modificar algo que tuviese programado o comprometido. En una ocasión —en la primavera de 1937— le invité a pasar un domingo con su esposa y sus tres hijos en nuestra quinta de Bella Vista. Había quedado en recogerlos a las 10 de la mañana y como es de práctica la visita incluía un asado al aire libre, algún deporte y un paseo por esa localidad, que en esa época tenía parajes que hacían honor a su nombre. A la madrugada del día previsto se desató una tormenta fenomenal; a las nueve de la mañana llovía torrencialmente y el pronóstico anunciaba-y el cielo lo afirmaba-que iba a llover todo el día. Me comuniqué con Houssay y le sugerí postergar el programa para otro día más adecuado, anticipándole que para mí y para mi mujer transferirlo no significaba ningún problema. Me contestó: «yo tengo anotado pasar el día de hoy con ustedes en Bella Vista y prefiero no cambiar de planes».
Cuando salíamos, lloviendo a cántaros, tanto a mí como a Haydeé nos preocupaba el imaginar cómo soportar un día encerrados con sus hijos Alberto, Héctor y Raúl que tenían 16, 15 y 13 años respectivamente y con los nuestros que tenían 2 y 1. Tal como anticipó el pronóstico llovió ininterrumpidamente todo el día. Pero Houssay se encargó de que nadie sintiese el paso del tiempo. Comenzó a hacer preguntas sobre los más diversos temas: los árboles, los pájaros, las nubes que, ante el silencio general, él mismo contestaba. Con Alberto, nuestro hijo mayor, que tenía 2 años, pasó más de media hora enseñándole el funcionamiento del reloj. Envueltos en una ininterrumpida lección llegaron las seis de la tarde, hora en que emprendimos el regreso.
Houssay era un convencido de que la investigación debía estar ligada a la Universidad. Miraba la actividad privada con cierta desconfianza y era renuente a aceptar que se pudiese realizar una buena tarea de investigación en un medio que no estuviese vinculado a la docencia superior. En 1940 don Virginio Grego me ofreció fundar un Instituto para que continuase las investigaciones cardiocirculatorias que había iniciado como becado en la Universidad de Harvard. Le sugerí que para garantizar el futuro de un Instituto privado lo aconsejable era crear una Fundación que asegurase su funcionamiento regular y permanente. A mi pedido invitó al Doctor Houssay a discutir el carácter que se debía dar a la misma y ofrecerle formar parte de su Directorio. Houssay aunque no se opuso a la creación de la fundación, categóricamente desaconsejó crear un Instituto desvinculado de la Universidad. Su opinión fue definitoria y, consecuentemente, el Instituto fue donado a la Universidad de Buenos Aires.
Paradójicamente, en las etapas finales de su construcción y habilitación, en 1943, Houssay fue separado de su cátedra y sólo pudo retomar su labor do investigación gracias a la creación del Instituto de Biología y Medicina Experimental con aporte privado. Su posición respecto a la importancia de la investigación en la Universidad era tan arraigada que, pese a la experiencia vivida, cuando en 1945 fue reintegrado a la cátedra, su intención fue desmantelar el instituto de reciente creación, cosa que afortunadamente no se llegó a hacer por la firme oposición de Eduardo Braun Menéndez. El Instituto de Biología y Medicina Experimental sobreviviente, pronto volvió a cobijarlo y esta vez por el resto de su vida. En más de una oportunidad después de este episodio y de muchas otras crisis políticas y sociales que ha vivido el país, con Houssay comentamos lo imprevisible que es el destino del universitario argentino. Pero, aun admitiéndolo, siguió sosteniendo que la investigación científica no debe desvincularse de la enseñanza superior. Los avatares de la política lo golpearon y lo elevaron a sitiales de responsabilidad nacional (…).
Hasta los 82 años mantuvo su claridad mental y una actividad excepcional. En el último período de su vida su salud lo fue quebrando. Pero aún en los intervalos de las varias caídas que precedieron a su muerte, sus virtudes afloraron intactas. En su último período lúcido, 11 días antes de morir, el viernes 10 de septiembre a mediodía, lo visité con carácter oficial acompañando al entonces Presidente de la República, Teniente General Alejandro Agustín Lanusse. Física e intelectualmente estaba muy disminuido. Sin embargo, todavía en esa visita final, rodeado por su familia y frente a la más alta autoridad del país, Houssay era el mismo que yo había conocido casi medio siglo atrás: digno, tranquilo, con voz pausada, con cortesía medida; sin deponer su autoridad paternal distanciadora.
Con una laboriosidad, disciplina y generosidad ejemplares, aún en los períodos más amargos de su vida, Houssay sembró Argentina y América de discípulos a quienes enseñó a respetar los hechos, a buscar la verdad y a sentir el contenido humano de esa aparente fría disciplina que es la investigación científica. Los que le seguimos durante años, en las buenas y en las malas, en el acuerdo y en el desacuerdo, quisiéramos que se le recordara siempre como fue; que quedase viviente su personalidad, con sus grandezas y, también, con sus pequeñas y humanas debilidades; que no pasase a ser una figura de bronce; un nombre de plaza; una cita en el diccionario. Tampoco un prócer argentino más”.
(*) Alberto C. Taquini: “Bernardo Houssay: cómo lo conocí y lo recuerdo”.
16/04/2025 a las 10:41 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Volvió el león, se fue el pichón y nace otro relato libertario
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
15/4/025
En diciembre pasado durante una prolongada tertulia que tuvo por streaming con el libertario Fernando Parisini, conocido como el gordo Dan, Javier Milei hizo un diagnóstico acerca de lo que preveía para comienzos del 2025.
Cabalgaba sobre una inflación del 2.4% en noviembre. Según su interpretación se trataba ya de una deflación virtual. Surgida de uno de esos cálculos encapsulados que la encanta realizar, fuera del alcance del ciudadano común.
En la misma exposición aventuró que de mantenerse ese índice reduciría el crawling peg al 1% para que la inflación tendiera a cero. Eso le permitiría la liberación del cepo. En efecto, Luis Caputo, el ministro de Economía, resolvió desde febrero bajar aquella regla de devaluación.
Pero el viernes último con un salto inflacionario del 3.7% que el INDEC comunicó para marzo el Gobierno dispuso de repente el levantamiento del cepo. El desarrollo, con evidencia, no pareció ajustarse a sus previsiones. Al margen de la parva de papeles que mostró como prueba de la planificación durante un intercambio social con un periodista.
Tal desacople ocultado pudo haber sido compensado por dos cosas determinantes. El nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por U$S20 mil millones. El respaldo político de Donald Trump ilustrado con la visita de Scott Bessent. El secretario del Tesoro no hizo ninguna gira: vino directo desde Washington para dar un espaldarazo al gobierno libertario y también regresó directamente a la capital de Estados Unidos.
Los fondos y el gesto político sirvieron para una mutación ostensible de Milei. Desde comienzos de marzo estaba en una actitud de repliegue público que coincidió con el progreso opositor en el Congreso y repetidas protestas callejeras. No es la primera vez que aquella retracción resulta acompañada por un lenguaje corporal que trasluce incomodidad y dificultades.
Entre muchos ejemplos se pueden recordar dos: cuando debió explicar el escándalo del criptogate; cuando como derivación se vio forzado a criticar al joven Santiago Caputo que interrumpió en plena grabación un reportaje por considerar inconveniente el rumbo de las palabras presidenciales. En esas situaciones se lo pudo observar apichonado.
Quizás el punto máximo de aquel retroceso sucedió durante la visita de la semana pasada a Paraguay, mientras se terminaba de definir el acuerdo con el FMI y el apoyo de Trump. Participó en Asunción de un encuentro con su colega, Santiago Peña. Pronunció un discurso repleto de equívocos y con un volumen muy bajo de voz. Pidió además la cancelación de una rueda de prensa que debía compartir con el mandatario paraguayo.
El alma pareció volverle al cuerpo a Milei recién cuando se consumó el acuerdo. Al margen de los festejos sin mesura, ya realizados por administraciones anteriores, volvió a corporizarse en el Presidente ese afán de confrontación, carácter intempestivo y hábito de recurrir a un lenguaje que hasta desentonaría en los arrabales. “Es el regreso del León”, se jactaron los libertarios.
En esas circunstancias su comportamiento desconoce límites y verdades. Milei volvió a cargar contra economistas que hace tiempo señalaron que el régimen cambiario estaba agotado. Ahora fue el turno, entre varios, de Hernán Lacunza y Carlos Melconian. Todos los atacados tuvieron razón. No solo el FMI solicitó volver a las bandas de flotación, entre $1000 y $1400. Eso implicó además una devaluación, por módica que haya resultado. El Gobierno la negó hasta las últimas semanas.
Del mismo modo reanudó sus críticas contra el periodismo “que con sus mentiras le envenenan la cabeza a la gente”, explicó. Mencionó específicamente a tres periodistas de La Nación. Extendió su furia incluso contra periodistas deportivos que alguna vez se atrevieron a criticar a Lionel Messi. Milei en su imaginario se aparea con el astro mundial del fútbol. El divague transcurrió en aquel intercambio social con un periodista, que terminó convertido en chacota.
Nada de todo eso, después de un año largo en el poder, debería provocar sorpresa. Tampoco el primer hilván de un nuevo relato libertario que parece amanecer. Milei concentró todas las expectativas sociales en la lucha contra la inflación que había augurado vencerla en los próximos meses. Después del acuerdo aseguró que la inflación colapsará en la mitad del 2026. Intenta comprar tiempo. La realidad no le permite otra cosa.
El 3.7% de marzo fue una señal que puso en jaque una de sus teorías preferidas: sin emisión y con equilibrio fiscal el alza de los precios declinaría sin remedio. Abril tampoco arrancó con optimismo. Las bandas de flotación del dólar aseguran, en el mejor de los casos, tres o cuatro meses más con índices lacerantes para cualquier bolsillo. El objetivo mayor sería ahora llegar a las legislativas de octubre con un registro inflacionario de nuevo en baja.
En el interín habrá que observar otro par de asuntos. Si no hay recaída más honda de la actividad económica. Cómo afrontará el Gobierno el desfase de los salarios que en los últimos meses resignaron un 7%. Incertidumbres que habrá que ver con qué destreza resultan saldadas.
En lo inmediato, el gobierno libertario deberá afrontar su segundo desafío electoral, provocado innecesariamente, en la Ciudad. El primero ocurrió el domingo pasado en Santa Fe con resultados magrísimos para el oficialismo nacional. Quizás pasó de largo por la polvareda que levantó el acuerdo con el FMI y el respaldo de Trump. La Libertad Avanza entró tercero en la elección para constituyentes detrás del peronismo que fue partido en tres. El segundo fue Juan Monteverde, un dirigente nuevo que comulga con la corriente kirchnerista.
El fracaso libertario reconoció otra explicación que debiera ser atendida en función de lo que viene en la Ciudad y, en octubre, en Buenos Aires. Karina Milei, la Secretaria General, fue la responsable de un armado que marginó a la diputada provincial Amalia Granata. La mujer quedó a centésimas del libertario Nicolás Mayoraz.
Para colmo, el gran ganador fue el gobernador radical Maximiliano Pullaro. Cabeza de un gran frente multipartidario asimilable a aquella “casta” que suele detestar el Presidente.
Milei no ha dado señales de haber recogido todavía alguna lección por lo ocurrido en Santa Fe. Acusó a Mauricio Macri de ser el causante de “una traición” en la Ciudad. ¿Será porque el ingeniero hizo público que el divorcio porteño del PRO con los libertarios también sería responsabilidad de Karina?
Curiosamente macristas y libertarios parecen coincidir involuntariamente en una estrategia similar. El ex presidente advirtió que sólo el PRO podría evitar el desembarco kirchnerista en la Ciudad. Manuel Adorni, portavoz del Gobierno y candidato, declaró que la lucha del 18 de mayo será contra el kirchnerismo. “Porque los demás no cuentan”. Tal vez Leandro Santoro, que asoma primero en casi todas las encuestas, deba agradecer a ambos que lo coloquen en un sitial de privilegio en la vidriera porteña.
16/04/2025 a las 10:45 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El mercado empieza a votar
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
15/4/025
El tiempo del reloj es homogéneo. Se compone de unidades iguales que van transcurriendo. El tiempo de la historia, el de la vida pública, no. Hay momentos en que su transcurso parece acelerarse. Situaciones en las que, a diferencia de otras, todo parece estar cambiando de manera más rápida.
Esa percepción es la que podemos tener hoy en el mundo, y en la economía y la política argentina: una aceleración de esta historia que vivimos. Y, en el caso del escenario económico, una aceleración donde se cruzan la situación material, con la política y con la perspectiva electoral.
Han ocurrido cosas importantes en ese plano, más que nada en la cuestión cambiaria. No hay que perder de vista lo principal. Desde el plano político, lo principal es que el gobierno de Javier Milei ha hecho y sigue haciendo una apuesta principal a un único tema: reducir la inflación. Es la forma de conseguir votos, conservar y eventualmente incrementar el poder.
Como siempre en la Argentina, por razones más o menos arbitrarias, la inflación tiene un determinante: está muy influida por el valor del dólar. Todo lo que tiene que ver con dólar tiene que ver con inflación. Y todo lo que tiene que ver con inflación tiene que ver, en este contexto en el que estamos hablando, sobre todo del gobierno de Milei, con votos.
Lo que pasa y va a pasar con la divisa norteamericana es, en consecuencia, decisivo para el resultado electoral. Por lo tanto, el mayor acto de campaña, el más importante, el más promisorio o el más riesgoso, es el que protagonizó el Gobierno este fin de semana: la liberación parcial del cepo cambiario.
Ocurrió lo que muchas veces se había presumido. A mediados de abril se cerraría el acuerdo con el Fondo. Aquel pacto iba a tener un capítulo muy especial en la cuestión cambiaria. Cuanto más generosa fuera la ayuda del Fondo, más audaz debería ser la liberación cambiaria.
Esto reviste importancia por dos razones. Primero, existe un vínculo entre el sistema cambiario y el nivel de actividad de la economía. Es muy difícil que haya crecimiento, que un país se desarrolle y reciba inversión privada si hay dos o más tipos de cambio. Segunda razón: entre las muchas palancas que usó el Gobierno para controlar la inflación, una crucial ha sido el atraso cambiario, que significa mantenerlo congelado, dominado por el Banco Central, con una pauta de devaluación que es el crawling peg de 1% mensual. Era una forma de mantener el dólar a raya para que una depreciación no se vaya a los precios y, en el fondo, para tener los salarios sobrevaluados en relación con el dólar. Esto es lo que se ha tocado. Son modificaciones en este orden de cosas.
El Gobierno, por boca nada menos que del Presidente, que tuvo un diálogo a la mañana con Luis Majul, dijo que no hay motivo para que haya un reflujo inflacionario, porque el dólar es un precio más. Es discutible. Primero por una razón cultural. Los que forman precios miran el dólar, aunque sea arbitrario verlo en relación con muchos precios. Pero además, muchos productos están hechos con insumos dolarizados. O son bienes importados. Y, por lo tanto, si el precio del dólar se modifica, se modifica también el precio de esos productos.
Hay incluso un campeonato de los economistas por saber cómo se va a trasladar a los precios esta modificación del tipo de cambio que estamos viendo por la liberación del cepo. Existen ejemplos recientes de esto. Cuando se devaluó durante el gobierno de Macri, el traslado fue de 0,24%. Durante el periodo en que Sergio Massa fue ministro de Economía, fue de 0,9%. Y algunos economistas creen que esta vez va a ser de 0,4%.
Se han planteado dos mercados. Hay un mercado de dólar absolutamente libre, al que pueden acceder las personas físicas entrando al home banking, sin limitación alguna. Y otro mercado regulado, que es el mercado para las empresas. Hay expertos que suponen que, dado que las personas físicas tienen acceso ilimitado ahora al dólar, van a poder ejercer una especie de arbitraje con el otro mercado a través del contado con liquidación (CCL), ofreciendo bonos. Y como las empresas pueden optar por adquirir dólares en el mercado del contado con liquidación, para lo cual tienen que renunciar a intervenir en el mercado único de cambios, el puente que podría ejercerse a través de estos bonos entre un mercado liberado y el de las personas jurídicas, haría que la brecha se achique. Habría prácticamente un solo tipo de cambio aun cuando, en teoría, existieran dos niveles de libertad distintos.
De hecho, hoy lunes, en el comportamiento que tuvo el mercado, la brecha entre el dólar libre y el dólar todavía regulado ha sido de 2,5%. Ínfima. Significa que vamos a algo que para casi todos los economistas y para el mismo Gobierno era lo deseable: un solo tipo de cambio.
¿Cómo es el esquema? Un gráfico confeccionado por la economista Marina Dal Poggetto permite entenderlo fácilmente. Hay una línea que delimita la banda superior de fluctuación que prevé el Gobierno para el dólar. Arranca en $1400 por dólar. Por encima de eso, el Banco Central empieza a vender dólares. Y hay un límite para la banda inferior, en $1000 por dólar. Por debajo de ello, la autoridad monetaria empezaría a comprar.
Ambas bandas se indexan. La superior comienza en $1400 por dólar pero se incrementa en un 1% hasta llegar, según calcula Dal Poggetto, a $1.516 por dólar en diciembre, su techo. La banda inferior, por su parte, va reduciéndose 1% mes a mes, y estaría en $923 a fin de año.
La economista compara ese movimiento con los futuros del dólar en el ROFEX, en el mercado de futuros. Aquel mercado ve un dólar que nunca toca el límite superior, pero que va subiendo. No converge con el precio más barato, sino con el precio más caro. Según esta hipótesis, no llegaría a tocar en diciembre los $1516.
Respecto del dólar oficial, hubo una devaluación entre el viernes y el lunes prevista por el Gobierno. Y se confirma, entonces, lo que decían muchos economistas: que había un dólar atrasado y que debía actualizarse.
¿Cuál es la lógica que piensan muchos expertos que va a tener el mercado? El blend fue anulado. Estaba en $1150 por dólar hasta el viernes. En esta situación, siempre que el dólar esté por encima de $1150 pesos, y ya está por encima, tenderán a vender. Milei aclaró, y probablemente el sector exportador, el campo, ya lo sabía, que la baja de retenciones era con un plazo, que ahora se elimina.
“Vendan, porque después vuelven las retenciones a lo que eran antes”, dijo Milei. Y el sector agropecuario respondió: “Nos están extorsionando”. La realidad es que siempre fue así. Las retenciones no se bajaron por una política comercial o productiva ligada al campo, sino para estimular a que el sector exportador venda y ofrezca dólares. Coincide además la liberación del cepo con el comienzo de la cosecha gruesa. Hay entonces un mecano medianamente armado, de relojería, para que en el momento en que el Estado decide retirarse parcialmente del mercado de cambios, el sector privado esté dispuesto a ofrecer dólares.
Los importadores, pensando en la suba del techo del dólar, van a comprar lo más barato que puedan. Se supone que cualquier particular, que tiene acceso irrestricto al mercado de cambios, si percibe que el dólar está por debajo de lo que estaba el contado con liquidación el fin de semana -1300 pesos—, van a comprar.
Hay dos dimensiones muy importantes en todo esto. El Gobierno renuncia a tener el control sobre el dólar como una herramienta antiinflacionaria. Es un camino hacia la coherencia. Era poco congruente que un gobierno como el de Milei, alguien para quien cual donde hay Estado, hay una perversión, tuviera estatizado un precio estratégico de la economía como es el tipo de cambio. Y aquella renuncia hace que otra variable económica comience a ganar relevancia: la tasa de interés.
El ritmo de la economía, el crecimiento, los niveles de inflación, calentamiento o enfriamiento de la economía van a manejarse con el precio del dinero. ¿Por qué es un punto a tener en cuenta? Porque si hay un desarreglo, si el esquema no se comporta de manera virtuosa y hay que corregir subiendo la tasa de interés, el oficialismo va a estar ante el problema en el que estuvieron las dos experiencias anteriores de normalización económica -Menem y Macri- que es dirigirse hacia una recesión.
El gran desafío histórico y “cultural” de Milei es que este experimento, ligado a la libertad de mercado y a la derrota de la inflación, no termine en una recesión. Ganar la batalla cultural es lograr que estas ideas de libertad económica, de consagración de la iniciativa privada, de mercado, no terminen en un trauma social, porque se pierde el empleo y se destruye el tejido productivo. La llave entonces que va a tener el Gobierno para controlar la economía será subir o bajar la tasa de interés.
El otro tema, que probablemente sea el más sutil pero no menos importante, es que, desde este lunes a la mañana, el mercado empezó a votar.
Un analista político suele decír: “Al tener controlado el tipo de cambio, el Gobierno ejerce también un control político sobre la sociedad, porque el valor del dólar, sobre todo en la Argentina, es un termómetro muy sensible a los niveles de consenso o disenso, a los niveles de adhesión o de queja, que tiene la sociedad respecto del Gobierno”.
Si las cosas andan bien, el dólar está quieto, o puede inclusive bajar. Y si las cosas andan mal, el primer lugar donde se refleja es en la pizarra de las casas de cambio. Ahora esto se liberó. Y ahí hay un termómetro inquietante para cualquier oficialismo que es la cotización del dólar para saber qué nivel de adhesión tiene respecto de la gente.
Todo esto se produce en un contexto político muy llamativo. Es un escenario internacional donde hay un monto de incertidumbre pocas veces visto, debido a que Trump decidió tocar todas las variables, y sobre todo una: lo que tiene que ver con el comercio, modificando aranceles. Fue y tuvo que volver de esa idea. Y ahora, lo que parecía una pelea contra el resto del mundo, es una riña solo contra China.
En ese marco, cuando EE.UU. afronta una tormenta por las decisiones de su presidente —no se sabe si esa tormenta supone que se encamina hacia una recesión y, al mismo tiempo, hacia un rebrote inflacionario— sucede algo que no hay que perder de vista: Scott Bessent, el secretario del Tesoro, decide estar en Buenos Aires el día que abre el mercado de cambios, después del acuerdo con el Fondo que supuso la liberalización de ese mercado.
Es una señal muy contundente de respaldo del gobierno de Trump a la gestión de Milei, de carácter internacional, porque aquellos que tienen que tomar decisiones económicas en cualquier lugar del mundo miran todos los días dónde está el señor Bessent, que este lunes estaba en Buenos Aires diciendo que este experimento que ocurre en la Argentina es muy importante para ellos, sobre todo en una región donde “tenemos pocos amigos”. Si bien acaba de ganar Noboa en Ecuador, en Venezuela sigue habiendo un gobierno dictatorial, muy antiamericano, muy anti-Washington; en Brasil hay un gobierno de izquierda, también con tensiones con Estados Unidos, como el de Lula; en Uruguay acaba de ganar un gobierno que se alineó también en contra de Estados Unidos. De hecho, el gobierno del Frente Amplio no califica a Venezuela como una dictadura. Hay un gobierno de izquierda en Colombia, en Chile, en Bolivia y en México, donde hay enormes tensiones con Estados Unidos. La gestión de Milei es una especie de mosca blanca en la región. Y también por eso al gobierno norteamericano, y sobre todo al secretario del Tesoro, le interesó estar acá en un momento de convulsión internacional. También tuvo una reunión con Luis Caputo, ministro de Economía.
Al mismo tiempo, no hay que mirarlo como una visita que sucedió por casualidad, llegó a Buenos Aires Matt Schlapp, el presidente del CPAC, la liga de asociaciones políticas, partidos y corrientes de ultraderecha, que une a Bukele, a Jair Bolsonaro en Brasil, a Milei, a Trump. El presidente de esa liga, que es un hombre muy ligado al esquema político del presidente nortemaricano, estuvo este lunes en Buenos Aires, acompañado por el dueño de un fondo de inversión que invierte, inclusive, en el negocio del fútbol, como es Rob Citrone.
Llegaron prácticamente al mismo tiempo que Bessent, se fueron con 40 minutos de diferencia y hay un dato interesante para mirar las relaciones entre Buenos Aires y Washington: el avión. El avión negro que usaron los visitantes es del empresario Leonardo Scatturice, en el que llegó, hace más o menos un mes, una referente local del CPAC, que es Laura Arrieta, en aquel vuelo controvertido porque aparecieron informaciones de que no se había revisado el equipaje y no se sabía muy bien qué traían.
Curiosamente, en ninguna foto de ayer estuvo el canciller Gerardo Werthien. Estuvo Santiago Caputo, asesor del Presidente, quien es el que mantiene el vínculo con esta asociación internacional, la cual explica, probablemente por su afinidad política, por el alineamiento automático de Milei con lo que haga Donald Trump, la visita de Scott Bessent para respaldar un momento crucial del gobierno de Milei, que es la apertura del cepo. Probablemente el día más peligroso que haya tenido hasta ahora, y probablemente el que tenga en estos cuatro años de mandato, ligado a una decisión del propio gobierno pactada con el Fondo.
La pregunta que hay que hacerse es si hay alguna condición en todo este respaldo para la Argentina. ¿Es gratis o el gobierno de Milei va a tener que hacer cosas para seguir ganándose este apoyo del gobierno de Estados Unidos? Ya sabemos que Donald Trump es impredecible. Pero Milei no, es absolutamente predecible: va a estar donde esté Trump. Ya sabemos cuál va a ser su conducta internacional futura todo este tiempo. La gran pregunta es: ¿qué le va a pedir el presidente nortemaricano? ¿Va a tener que dejar de hacer algo en relación con China?
Hoy el conflicto es China. Bessent lo explicó en reuniones reservadas también. El gobierno norteamericano quiere evitar que América Latina sea un espejo de África, donde las inversiones chinas terminaron colonizando el continente. La Argentina tiene un swap de monedas sin el cual no habría estabilidad cambiaria, pactado con el Banco Nacional chino. ¿Eso va a seguir siendo así o habrá que cambiarlo? ¿Qué ayuda podrá dar Estados Unidos para que eso cambie, si es que eso tiene que cambiar? Son las preguntas de este momento histórico que se explican por la foto de Scott Bessent, que en un día como este, convulsionado para Estados Unidos, decidió estar en Buenos Aires.
Todo esto tiene que ver con la política internacional comercial también porque el gobierno de Milei está aprovechando esta afinidad para negociar un acuerdo especial con Estados Unidos, que está llevando una guerra comercial a escala global. De hecho, hubo una reunión de cancilleres del Mercosur en Buenos Aires, donde el gobierno argentino, a través de Werthein, no pidió salir del Mercosur para celebrar un tratado con Estados Unidos —porque es muy difícil que lo acepte Trump en un momento proteccionista—, pero sí pidió una flexibilización.
La Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, no pueden firmar tratados de libre comercio por separado porque el Mercosur es una unión aduanera, con un arancel externo común a todos. Pero hay un acuerdo interno por el cual, de todos los productos que se comercian internacionalmente, hay 100 sobre los cuales cada miembro del Mercosur puede firmar acuerdos particulares con otros países.
Milei pidió ampliarlos de 100 a 150, pensando en Estados Unidos, a lo que los demás países dijeron que sí porque también necesitan mayor flexibilidad para hacer su propia negociación. No de un acuerdo de libre comercio, pero sí de moderar las restricciones que está poniendo Trump al acceso al mercado americano de productos de todo el mundo, centralmente siderurgia, acero y aluminio, que son los dos sectores más afectados.
Esto lo mira Europa porque la Unión Europea tiene negociado un acuerdo de libre comercio con Mercosur, que está todavía en trámite y debe terminar de ser aprobado. Los europeos amenazan con romper el acuerdo si se le entrega más mercado a Estados Unidos, a la vez que piensan que tal vez les conviene acelerar el acuerdo con el Mercosur, el cual venía muy lento por la presión de Francia e Italia.
Todo está cambiando. También el entorno de las relaciones comerciales de la Argentina con Estados Unidos y con Europa, en el plano de una política exterior argentina alineada con norteamérica como ni con Menem lo vimos.
Este levantamiento del cepo cambiario se relaciona con otro problema estrictamente local y político: dar buenas noticias. La inflación, que es el gran trofeo del gobierno, ya es una lucha más difícil. En marzo era de 3,7% y hace nueve meses que no baja, sino que ha estado subiendo. Esto significa que la desaceleración de los precios comenzó a ser más lenta en los últimos meses. Casi todos los economistas pronostican que esta depreciación de la moneda afectará los precios. Es posible que haya una inflación mensual del 5% en un par de meses. Entonces, había que dar una buena noticia y es que se liberó el mercado cambiario y se permitió que las personas accedan al dólar. Y a quienes decían que el dólar estaba atrasado y que por eso la economía tendría más dificultades. en dinamizarse o en crecer, también les dan la razón.
Esto tiene que ver con una encuesta que Mora Jozami realizó para Casa Tres. El 52% está de acuerdo con eliminar el cepo, mientras que el 24% no. El Gobierno está mirando esto también. El 11% se beneficia del levantamiento del control cambiario, al 42% no le importa y solo el 24% piensa que le perjudica. Significa que el Gobierno también está haciendo política interna o electoral con la política cambiaria, como no podría ser de otra manera.
Al mismo tiempo, estas medidas —el acuerdo con el Fondo y la liberación del cepo— tienen un efecto en las alineaciones políticas locales, donde también se cruza lo electoral. El primero en salir fue Mauricio Macri, quien asumió una postura moderadamente optimista y condicional, como todo lo que Macri dice hoy sobre el Gobierno. Dice que es muy bueno y maravilloso, pero todavía falta. Además advierte por la institucionalidad, que es lo que viene machacando desde la postulación del juez Lijo a la Corte.
Milei le contestó en la entrevista con Majul, donde adjudica que levantó el cepo que puso Macri. Se ensañó contra Hernán Lacunza, el ministro que tuvo que establecer el cepo al final del gobierno de Macri. Pero además, se mete de cabeza en las elecciones porteñas con mucha agresividad contra los Macri. Es importante escuchar lo que dijo este lunes por la mañana, al hablar de Jorge Macri, que es lo mismo que hablar de Mauricio.
Está diciendo muchas cosas. Dice que al desdoblarse las elecciones porteñas se rompió la relacion del Pro con La Libertad Avanza. Es muy importante porque hay una esgrima secreta entre Mauricio Macri y Javier Milei sobre quién es el culpable de que del centro a la derecha no haya unidad. Y que vayan por separado, potenciando las posibilidades del peronismo kirchnerista. Milei dice que el responsable fue Jorge Macri, que adelantó las elecciones porteñas para resguardar su reducto. Por su parte, Patricia Bullrich había dicho que los Macri están “cuidando sus negocios”.
Hay una visión muy agresiva en la Casa Rosada sobre la conducta de Jorge Macri y Mauricio Macri en relación con el gobierno porteño. Milei también dice que están demonizando a su hermana. No se sabe si es verdad. pero lo que sí es cierto es que en la campaña del peronismo y en la del Pro en la Ciudad han identificado que la figura oficialista a la que más fácilmente se le puede hacer bullying delante de la opinión pública es a Karina Milei, debido a su situación en las encuestas. Javier Milei lo vio en la elección contra Massa, donde también se empezó a demonizar su relación con su hermana. Y él le echa la culpa a Antoni Gutiérrez-Rubí, el catalán que asesoró a Massa en ese momento y que ahora asesora a Jorge Macri.
Fueron a buscar con lupa los antecedentes migratorios de Gutiérrez-Rubí, y le quitaron el permiso de residencia porque descubrieron que había dicho que tenía un contrato con una universidad que finalmente no tenía. Están expulsando a Gutiérrez-Rubí porque le atribuyen ser el autor de una campaña sucia contra los Milei. Esto es importante porque si la figura de Karina Milei llega a ser —como dice su propio hermano— demonizada, lo que estará en juego es la estabilidad emocional de Milei, por el tipo de relación que tiene con su hermana, que le da calma y orden. Y, en pocas palabras, lo relaciona con el mundo de los seres humanos. Entonces están tocando un nervio importante.
Hay muchos negocios en la ciudad de Buenos Aires, tanto que una figura central del PRO y del radicalismo, quien hoy es el principal interlocutor político de Jorge Macri, Daniel Angelici, es concesionario de muchos negocios. Angelici es clave para los Macri. Pero en algunos de esos negocios es socio de uno de los mejores amigos de Karina Milei: el esposo de Pilar Ramírez, Darío Wasserman, vicepresidente del Banco Nación.
Esto es importante porque ambos, Angelici y Wasserman, incluyen a personas en las listas de la Legislatura. Wasserman en la de La Libertad Avanza. Angelici en la del Pro y en la de la UCR. Así nos encontramos ante una especie de Ciudad Gótica, donde los concesionarios porteños forman sus bloques en la Legislatura, presumiblemente para seguir aprobando los negocios o adquirir otros nuevos.
La herramienta que tiene Mauricio Macri para condicionar a Milei en la Ciudad es amenazarlo con ir con Pro por separado en la provincia de Buenos Aires. Es una amenaza cada vez menos creíble por la foto de Cristian Ritondo y Diego Santilli, entregados nuevamente a la mesa de Karina Milei, Lule Menem y Sebastián Pareja, su operador. Acá lo incorporan a Guillermo Montenegro, el intendente de Mar del Plata, que, como no quiere que le armen una candidatura por La Libertad Avanza en Mar del Plata, también se entregó al gobierno nacional. Lo que le están diciendo a Macri es que, si quería presionar desde la Provincia, que se olvide porque ya se la entregaron.
En el momento en que más se están hostigando Milei con Macri, como se advierte en esa entrevista con Majul, hay un esquema de unidad en la provincia de Buenos Aires, donde se está resolviendo, provisoriamente, el duelo entre Cristina Kirchner y Kicillof. Ella le acaba de decir a Kicillof que si quiere desdoblar, que lo haga. Cristina cree que le va a pasar lo mismo que a Jorge Macri: adelantando la elección van a juzgar su gestión. Lo mismo sucede con la eliminación de las PASO, donde ella cree que sería mejor que haya una interna.
Al final, lo que no le dice es que ella maneja la lapicera porque conduce el PJ, a través de su hijo Máximo, y entonces las listas las hace ella. Todavía no ha dicho nada en público, pero podría ser candidata a la legislatura bonaerense por la tercera sección electoral, el corazón del peronismo en el conurbano.
Acá aparecen dos novedades: Kicillof debe volver a enfrentarse a Cristina Kirchner o someterse. Es difícil para el aparato bonaerense confrontar con ella, así que van a negociar. Especialmente los intendentes. Pero lo más importante es que, con este duelo con Cristina, es evidente que Kicillof se ha convertido en candidato o precandidato presidencial del peronismo. Lo más probable es que no sea el candidato de Cristina, aunque ella haya decidido no hostigarlo.
Significa que la interna del peronismo ya se adelantó a las elecciones de medio término; la batalla presidencial está lanzada. Habrá que ver quién está dispuesto a competir con Kicillof, si se consolida como candidato, lo que será importante para el gobierno de Milei. Con un peronismo que compite por la candidatura presidencial es muy difícil pactar. Ningún sector se sentirá cómodo asociándose a Milei para que el otro sector le diga que es pactista con un gobierno liberal de derecha y ajustador.
Se está diseñando aceleradamente un nuevo mapa, muy condicionado por la economía, y, en especial, por el valor del dólar.
16/04/2025 a las 10:50 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un festival de aumentos post devaluación
Leandro Renou
Página/12
16 de abril de 2025
La escena muestra, en tiempo récord y a la perfección, lo delicado del escenario económico nacional luego del acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI): mientras el lunes por la tarde el Presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, se abrazaban, bailaban y se sacaban selfies en un salón de Hacienda celebrando la eliminación del cepo cambiario que pidió el organismo a cambio de un salvavidas de dólares, los empresarios de diferentes rubros usaban el Excel para remarcar precios, preocupados por el impacto de la devaluación en sus costos, muchos de ellos en dólares.
Según datos a los que accedió Página I12, no hay sector que no haya modificado los valores entre un 3 y un 10 por ciento, una situación que se combina con contratos de mercadería «abiertos» a la espera de otra suba de la divisa estadounidense y a especulaciones de todo tipo. Entre estas últimas, baja de promociones y quita de beneficios para potenciales clientes, con el objetivo puesto en aminorar el impacto.
Alimentos, construcción, industrias pesadas, autos, textiles, bebidas y productos de limpieza, que ya habían subido fuerte en la previa a la medida oficial, ahora quedaron de nuevo en medio de remarcaciones. En el caso de las góndolas de canasta básica, hubo alzas del 9 por ciento en la empresa Softys, que produce los papeles Elite, Higienol, pañales Babysec (uno de los productos básicos con mayor componente de importados) y toallitas íntimas LadySoft. En el caso de los aceites, las empresa Bunge, Molino Cañuelas, Río y Aceitera General Deheza enviaron a los supermercados listados con aumentos, también, del 9 por ciento. Además, habrá en las próximas horas subas del Algodón Estrella, primera marca que fabrica la casi quebrada aceitera Vicentín.
UN RIESGO PARA EL IPC DEL GOBIERNO
Unilever y Sc Johnson, dos de las multinacionales que además de productos de limpieza producen alimentos y bebidas, pasaron listas con alzas promedio de 7 por ciento. El caso de las bebidas, en este contexto, suma otra punta al análisis: a los fabricantes de cerveza y gaseosa les pegó directo en los costos en dólares, y no descartan aumentos en los próximos días. Pero tienen un problema, que es la caída en las ventas del 20 por ciento, que es lo que les traba la remarcación. Algo parecido ocurre con la industria del vino, que «está muy justa en ventas». Por ahora, analizarán los próximos días.
Algunas firmas, como Coca Cola, se dedicaron a canalizar subas del 10 por ciento en el producto que se vende a quioscos, un dato que pasa por abajo del radar del Gobierno. Aquí un tema importante: no son pocos los empresarios que admiten que recibieron del Gobierno presiones del estilo de «si aumentas, mirá que no vendes». Una conducta natural para una gestión que aclaró entre ceos que «no estamos preocupados por la caída del consumo, pero sí por la inflación».
Este pelotón de alzas, que es sólo el inicio de un proceso que tardó dos días en mostrar la cara, es más serio en Alimentos: el rubro ya había reportado, en el IPC del 3,7 por ciento de marzo, un alza de casi 6 puntos. Esa suba se dio sin devaluación mediante, lo que abre la puerta a que las remarcaciones de abril peguen fuerte en la inflación del mes. Con una particularidad. Hasta ahora, Alimentos en el IPC venía empujado por alzas en carnes y frescos, ahora se suman las góndolas. «La idea es resistir todas las listas con aumentos irracionales, pero es dificil», destacó a este diario una fuente del sector supermercadista, que se reunió vía todas las cadenas para intentar no aplicar las subas informadas.
LUCES ROJAS EN INDUSTRIA Y CONSTRUCCIÓN
En paralelo a lo que ocurre en precios directos al consumidor, el otro problema de la devaluación es cómo pega en insumos importados utilizados para la producción. En la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Cámara de la Construcción están midiendo el impacto, que ya es visible en algunos casos.
Entre los ladrilleros confirmaron a este diario que el cemento aumentó entre 3 y 8 por ciento. Las mismas fuentes precisaron que el hierro de Acindar «tendrá un aumento de, estimamos, la mita de la devaluación». Esos son precios de precios, porque derraman en toda la cadena productiva y, de manera indirecta, en los precios al consumidor. En el caso de textiles, se estima que los aumentos ya son del 5 por ciento, es decir, la mitad de la devaluación. Lo paradójico: cada vez se importa más textil de China y los precios de esos productos son cada vez más caros.
Por otra parte, el tema metales es delicado: en las últimas horas, la Asociación de Metalúrgicos (ADIMRA) pidió informes a todas las seccionales del país para calcular cómo pegaron o pegarán los aumentos. La entidad es parte de la UIA. En la central fabril que preside Daniel Funes de Rioja conectan la realidad de los metales e insumos con lo que informan las automotríces miembros. En el caso de la alemana Volskwagen, en las últimas 24 horas hubo subas de precios de hasta 4 por ciento, dependiendo del modelo. Pero las subas del sector llegan hasta el 10 por ciento en otras firmas. Algunas, además, optaron por ajustar los costos en base a quitas de beneficios para los potenciales clientes. El sector, vale decir, ya había mostrado alzas de algo más del 1 por ciento a principios de abril.
16/04/2025 a las 11:00 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El préstamo del FMI es causa y consecuencia del saqueo capitalista del país
Sofía Hart
Página/12
15/4/025
Javier Milei nos condujo nuevamente al Fondo Monetario Internacional como resultado de haber promovido la fuga de capitales bajo todas sus formas. La sangría continuará, con lo que el préstamo cumple la función de financiarla, mientras recaen sobre el pueblo las consecuencias ruinosas de dicho endeudamiento. La única manera de salir de este círculo vicioso es romper con la tutela del FMI y repudiar la deuda externa fraudulenta.
El último informe de coyuntura publicado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra-CTA) da cuenta de este drenaje de divisas. Entre diciembre 2023 y febrero 2025, el gobierno dilapidó U$S 13.143 millones en el pago de vencimiento de deuda externa (incluidos los intereses del FMI). Esto no implicó desendeudamiento alguno, como lo demuestra el reciente acuerdo con el Fondo, mostrando la estafa que significa rescatar esa hipoteca.
A su vez, el oficialismo rifó reservas para contener la cotización de los dólares paralelos, a los fines de preservar la bicicleta financiera con la cual lucró un puñado de especuladores. La intervención directa en la brecha cambiaria insumió U$S 2.371 millones en el período mencionado, mientras que la indirecta (dólar blend) le privó al Banco Central de recaudar nada menos que U$S 20.822 millones. De esta manera, el gobierno utilizó el ahorro nacional en financiar la corrida cambiaria de aquellos capitalistas que decidieron abandonar el carry-trade para realizar sus ganancias.
Como vemos, no hay acumulación de reservas posible mientras persistan estas prácticas de saqueo por parte de clase capitalista, bajo el amparo de los sucesivos gobiernos. Una política que nos lleva continuamente a la bancarrota y a nuevos endeudamientos impagables. Los platos rotos los paga siempre la población trabajadora, con devaluación inflacionaria, ajuste y tarifazos.
El nuevo crédito del Fondo, pese a que el gobierno lo presenta como un triunfo, correrá la misma suerte, teniendo en cuenta que los vencimientos de deuda externa de este año ascienden, según el informe mencionado, a U$S 18.860 millones, incluyendo deuda púbñica y privada y Bopreales. Lo cierto es que todos los préstamos del organismo terminaron fugándose, tal como ocurrió con el Blindaje en el 2001 o con aquel que contrajo Macri en 2018, generando saltos devaluatorios que licuaron el bolsillo popular. En el camino, se engrosa el stock de deuda externa y peso de los intereses usurarios.
Milei nos empuja nuevamente al abismo, del cual solo podemos salir rompiendo con el Fondo Monetario, desconociendo la deuda ilegítima y asegurando el monopolio estatal -bajo control obrero- del comercio exterior y del sistema financiero para poner fin a la fuga de capitales y concentrar el ahorro nacional. Es necesario luchar por un gobierno de trabajadores que desenvuelva este programa, el cual nos permitirá desarrollar al país y sacar de la miseria a las mayorías populares.