Por Hernán Andrés Kruse.-
ELOGIO DE LA MODERACIÓN
“Como hemos visto, la mediación que se produce a través del diálogo de ningún modo elimina el conflicto. Debemos precisar que si bien resulta difícil dicha mediación, al mismo tiempo es indispensable para el fortalecimiento de la sociedad de los ciudadanos. En la medida en que la mediación prevalezca, el conflicto será “domesticado” por las instituciones, transformándose en algo socialmente útil. Es en este sentido que el diálogo puede transmutarse en la política de la convivencia en el conflicto, pero para que la mediación verdaderamente dé un paso adelante al propiciar acuerdos, es necesaria la moderación.
Bobbio considera que esta última constituye una virtud social en la medida en que se funda en una buena disposición hacia los otros. Opuestas a la moderación aparecen la arrogancia y la prepotencia, las cuales obstaculizan el desarrollo del diálogo. La moderación resulta, en consecuencia, un valor ético que permite regular las pasiones humanas e impide “o la muerte de ambos o el triunfo de uno sobre el otro”. La moderación atraviesa el territorio de la tolerancia y del respeto a las ideas y al modo de vivir de los otros ya que, en efecto, una situación de moderación existe sólo cuando el uno tolera al otro. La moderación, empero, exige reciprocidad.
Ahora bien, los actores políticos, en tanto comprometidos con el orden político democrático, pueden operar como intermediarios entre el ciudadano y las diversas estructuras de representación, lo que fortalece los principios y valores democráticos y otorga al régimen la conformidad y el apoyo que, a su vez, pueden repercutir en el funcionamiento eficaz y en una mayor legitimidad de las instituciones políticas. En otras palabras, al exaltar las virtudes de la democracia, los distintos actores políticos fortalecen el desarrollo de una cultura ciudadana que contribuye innegablemente al incremento de la gobernabilidad.
Es verdad que algunos actores políticos comparten más ampliamente los valores propios de este orden político, son más proclives a aprobar la manera cómo se ejerce el poder y se encuentran más dispuestos a difundir “discursos de aceptación”. Sin embargo, también resulta necesaria la presencia de aquellos que disienten dentro de los marcos institucionales y que de manera pacífica estimulan los procesos de participación política que suelen encarnar en movimientos colectivos (…)”.
LOS RIESGOS DEL MONÓLOGO
“Es de sobra conocido que en la mayoría de las sociedades autoritarias el diálogo muchas veces es sustituido por el “monólogo”, es decir, por la práctica que, traducida literalmente, se refiere al “hablar consigo mismo”. El monólogo se impone cuando al exponer postulados políticos propios se excluye a los demás interlocutores, quienes con frecuencia dejan de ser adversarios para convertirse en enemigos irreconciliables a quienes se pretende eliminar. A lo largo del siglo xx la existencia de distintas formas autocráticas de gobierno pretendieron, con diversos resultados, erigirse en la única representación política y social posible a partir de una concepción ideológica determinada que frecuentemente presumía de su total autosuficiencia. El nazismo, el fascismo y el estalinismo son ejemplos de ello.
Actualmente, nuevas intolerancias fundadas en cuestiones étnicas, raciales o religiosas han cristalizado en una serie de regímenes teocráticos y en fundamentalismos ideológicos que pretenden ocupar el espacio que el socialismo real dejó vacío. Dichos regímenes generalmente se caracterizan por evitar la expresión de aquellas manifestaciones culturales, sociales y políticas que son consideradas antagónicas por el simple hecho de que atentan contra las concepciones oficiales y los equilibrios imperantes.
Nada se encuentra más alejado de una convivencia civilizada, sin embargo, que la pretensión del monopolio de la “verdad”, así como la transmutación del diálogo en una exposición difamatoria que pretende descalificar al resto de los contendientes. Recientemente diversos autores han estudiado las manifestaciones del totalitarismo como un “mal absoluto” en la medida en que representa una “dominación total”.
LA NUEVA FUNCIÓN DEL DIÁLOGO EN LA DEMOCRACIA: LA COEXISTENCIA COOPERATIVA. EL DIÁLOGO COMO ACUERDO Y CONVERGENCIA
“El diálogo es el método de la convivencia social más adecuado cuando la paz entre los contendientes es muy frágil, en contraposición a la violencia que, como bien sabemos, representa el principal enemigo del orden democrático. La finalidad del diálogo es establecer un pacto de conciliación de los intereses. El acuerdo y la convergencia hacen posible que ninguna posición se imponga sobre las otras. Debemos recordar que de la convergencia pueden surgir nuevas mayorías que ejercen su influencia de modo temporal. En la democracia ningún grupo es lo suficientemente predominante como para imponer a los otros su “proyecto ideal”. La democracia representa la construcción de una convivencia civil sobre la base de la libre expresión de las ideas entre los distintos interlocutores. Es por ello que nos interesa resaltar aquella concepción de ciudadanía según la cual la política encuentra su auténtica expresión cada vez que los ciudadanos participan directa o indirectamente en un espacio público en el que se delibera y decide sobre cuestiones relacionadas con la colectividad.
Por lo tanto, es posible sostener que la convivencia se basa en un acuerdo racional que permite transformar el punto de vista del “actor” en el del “espectador” y viceversa. En un sistema que se orienta a la equidad, la cooperación se encuentra circunscrita por reglas y procedimientos que gozan de reconocimiento público. En efecto, se considera que quien coopera acepta, al mismo tiempo, dichas reglas como válidas para regular su propia conducta y para recabar los beneficios esperados del intercambio. En esta perspectiva, las posiciones contrapuestas deben tratar de comprenderse, es decir, deben estar predispuestas para entender las razones de los otros y, de igual forma, deben hacer entender sus razones a los demás. En consecuencia, el objetivo principal del diálogo consiste en la búsqueda de un consenso capaz de valorar las distintas opciones.
En general, el diálogo adquiere singular relevancia en periodos de transición, ya que en ellos se establece una relación directa entre diálogo, consulta y decisión debido a que son las mismas reglas del juego las que se deben acordar. Por otra parte, en periodos de estabilidad política el diálogo permite mantener la gobernabilidad. Es necesario resaltarlo, ya que la ingobernabilidad conlleva riesgos como la pérdida del consenso, la explosión de particularismos corporativos y, en casos extremos, la fragmentación de las sociedades. Un sistema político democrático se caracteriza por tolerar todos aquellos cambios de sus principios sustanciales que son compatibles con la conservación de las reglas del juego y, por lo tanto, de la gobernabilidad. En este sentido, las formas de gobierno democrático han hecho posible la coexistencia entre concepciones diversas de la política, las cuales confrontan sus diferentes puntos de vista mediante el diálogo. Cuando esta “intersección” se logra nos encontramos con una sociedad civil vigorosa, en la que coexisten diversos centros de poder, los que por definición no pueden ser homogéneos.
La necesidad de edificar estos puentes para la construcción de una sociedad universal de ciudadanos es uno de los retos a los que se enfrenta la democracia. Significa la extensión y universalización de aquellos derechos y libertades de los ciudadanos que están garantizados por el régimen democrático. En este contexto se mantiene como un ideal la construcción de la ciudadanía universal de inspiración kantiana o de la ciudadanía abierta de inspiración popperiana, ya que si la ciudadanía fuese excluyente, terminaría por dañar su propio principio: la universalidad.
Como parte de la agenda democrática para el próximo siglo tiene sentido plantear la afirmación en todos los lugares del planeta de los derechos civiles y de la cooperación. La coexistencia cooperativa de identidades colectivas divergentes tiene que ver, para decirlo con John Rawls, con “la idea de la mutua compatibilidad entre el consenso y la convergencia sobre los valores políticos”, y también con “la variedad y la divergencia entre nuestras perspectivas de valor, nuestras lealtades, nuestras adhesiones y nuestros compromisos”. La coexistencia representa, en síntesis, un problema relativo a la cultura de la convivencia. Para que estas actitudes puedan desarrollarse resulta oportuno hacer algunos comentarios sobre el principio por excelencia de la convivencia democrática, la tolerancia”.
UNA SOCIEDAD FUNDADA EN EL DIÁLOGO Y LA TOLERANCIA
“Es imposible pensar en una democracia en la que estén ausentes tanto la garantía de libre e irrestricta expresión como la confrontación de las distintas posiciones. El diálogo y la tolerancia son importantes porque ambos hacen referencia al problema de la libertad de los ciudadanos. El diálogo supone a la tolerancia como su medio de expresión natural en un orden democrático. Debemos recordar que el principio de la tolerancia encarna simultáneamente un precepto de la convivencia civil y un método para la solución pacífica de los conflictos. Así, mientras que el tolerante reconoce el derecho legítimo de expresión de quienes –por una u otra razón– profesan puntos de vista que no son los suyos, el intolerante representa la voluntad autoritaria que no reconoce otro interlocutor que aquel que ha sido previamente determinado. El primero es representativo de la democracia mientras que el segundo lo es del autoritarismo.
La tolerancia encarna la búsqueda incansable de la necesaria compatibilidad entre posiciones diferentes, y se coloca, por lo tanto, en el ámbito de la ciudadanía cuando se presenta como un componente fundamental de la política que contribuye a privilegiar el método de la persuasión para la solución de los conflictos. El diálogo, junto con la tolerancia, hace compatibles una pluralidad de principios de identidad que permiten la cooperación sin renunciar a las diferencias, generando los espacios en los cuales se construyen los acuerdos. El diálogo promueve, en consecuencia, las diversas concepciones sin prescindir de las diferencias, sino por el contrario, incorporándolas. Es preciso subrayar que la ausencia de diálogo y de tolerancia no entraña sólo un problema de falta de respeto a las opiniones diversas sino, y sobre todo, su marginación y exclusión. Superar ambas es un desafío que tiene que ver, pues, con la extensión de los derechos de ciudadanía”.
CULTURA LAICA Y PLURALISMO
“Hemos venido insistiendo en que el establecimiento del diálogo significa la posibilidad de intercambiar posiciones encontradas acerca del desarrollo político de una determinada sociedad. También hemos subrayado que este intercambio debe realizarse entre los distintos sujetos con el objetivo de encontrar soluciones constructivas a los problemas. Es en tal contexto que resulta indispensable para el fortalecimiento de la democracia la búsqueda responsable de acuerdos. El compromiso en este sentido significa dejar de lado todo aquello que divide para concentrarse en lo que unifica a quienes se asocian. El orden social pluralista, por otro lado, sólo puede desarrollarse en el contexto de una cultura política predispuesta a la cooperación y de una trama institucional –que incluye por supuesto a los partidos políticos– permeada por la convicción de la utilidad del diálogo y la tolerancia.
Pero no son estos los únicos requisitos de un orden pluralista. Otros aspectos a tomar en cuenta son los niveles de alfabetización y la educación, así como el desarrollo de los medios de comunicación. Sin embargo, quizás el más importante en el plano social sea la ausencia de desigualdades económicas extremas. En efecto, la concentración de la riqueza, del estatus social, de los conocimientos y de los recursos coercitivos comúnmente está asociada a una igual concentración de los recursos políticos. De ahí que el diálogo de tipo democrático debe favorecer el derecho de los grupos con mayores desventajas a ser considerados como iguales en la búsqueda de soluciones a los problemas.
Los conceptos de pluralismo, igualdad y libertad forman parte de la concepción moderna de democracia, ya que fue la consolidación de las libertades ciudadanas lo que permitió la formación de una de las más altas expresiones del espíritu laico, el pensamiento crítico y la libre conciencia individual. Las virtudes del pensamiento laico son “el rigor, la tolerancia, la sabiduría. Son, por así decirlo, virtudes negativas que se resumen, sobre todo, en una: el no abusar de los demás”. La cultura laica significa la exclusión de los dogmatismos y la independencia y ejercicio de la crítica. Es mediante el diálogo que cada opción particular puede integrarse a una totalidad de opiniones diversas, las cuales pueden ser de tipo individual (personal y privado) o de tipo colectivo (público y social). En consecuencia, en un ambiente democrático las diferentes opiniones representan la manifestación de juicios de valor que se pueden modificar en la medida en que se transforman las circunstancias históricas, así como la expresión de formas variadas de disenso o de consenso.
El papel de los medios de comunicación de masas adquiere una gran relevancia sobre todo porque la transmisión de mensajes a la opinión pública puede propiciar, pero eventualmente también inhibir, el diálogo entre interlocutores. En relación con el problema de la opinión pública y de la información, interesa subrayar la importancia de un acceso equitativo de los ciudadanos a una información pluralista. Las opiniones diversas surgen en espacios donde los ciudadanos se comunican libremente y cuentan con el derecho de manifestar públicamente sus propias ideas. Las opiniones políticas, por lo tanto, no pueden forjarse en privado, sino que se forman, se legitiman y se consolidan en un contexto de debate público y racional. La opinión pública en la democracia tiene una influencia directa sobre el ejercicio de la política y sobre los canales institucionales en los que ésta se expresa. Su carácter público estriba en que la política formulada de “común acuerdo” representa una instancia mediadora entre el Estado y la sociedad civil. De esta manera, “las opiniones políticas representativas emergen sólo cuando los ciudadanos tienen la posibilidad de confrontarse en un espacio público, examinando los problemas desde diversas perspectivas, modificando las opiniones precedentes y ampliando los propios puntos de vista hasta incorporar los de otros”.
En síntesis, diálogo y persuasión son consustanciales a la sociedad democrática y garantizan la libertad de los ciudadanos para elegir entre diversas opciones políticas y tratar de establecer un acuerdo racional. Frente al pensamiento dogmático e irracional que elimina la duda y la necesidad de ponderar distintos argumentos, es preciso reivindicar el diálogo como uno de los valores fundamentales de la cultura política democrática, sin el cual es impensable la consolidación de una sociedad abierta”.
(*) Laura Baca Otamendi: “Diálogo en democracia” (Colección Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática-núm. 13-México-1996).
29/10/2024 a las 8:01 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Alarmas institucionales que llegan desde afuera
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
28/10/024
Justo cuando algunos indicadores económico-financieros le sonríen al Gobierno, dos destacados autores extranjeros llegaron al país en las últimas semanas no tanto para hablar de sus exitosos y muy actuales libros, como para hacer sonar algunas alarmas sobre el escenario político-institucional que está en construcción en la Argentina.
Las involuntarias coincidencias que dejaron las presentaciones del multipremiado exeditor general del The Washington Post Martin Baron, y el autor del ensayo Los ingenieros del Caos y la novela El mago del Kremlin, Giuliano Da Empoli, obligan a prestarles atención.
Lo que ocurre en estos días en la política nacional no es una excepción en el mundo sino, en todo caso, una versión más aguda de otros fenómenos internacionales contemporáneos. Como para estar más alerta. Las experiencias en varios países en los que la nueva derecha o la derecha extrema ha gobernado, gobierna o gana poder, y sobre la que esos y otros autores vienen advirtiendo, encuentran ecos por estos lares.
Los continuos y virulentos ataques del propio presidente Javier Milei a todo contradictor que se asoma a la esfera pública resultan una de las expresiones de un proceso político que causa genuino interés y curiosidad fuera de las fronteras. No siempre por buenas razones.
El “fenómeno barrial”, que excita a algunos magnates como Elon Musk y a grandes empresarios argentinos, tiene en vilo a quienes sienten apego por la democracia liberal, la defensa de la libertad de expresión y de prensa, la división y limitación del poder, el respeto a los derechos de minorías y a las voces disidentes. En ese espacio están Baron y Da Empoli, quienes encontraron acá un laboratorio para ahondar en sus inquietantes hipótesis sobre la deriva de estos experimentos políticos.
“Lo que pasa en la Argentina es similar a lo que ocurre en los Estados Unidos, aunque tal vez peor”, disparó Baron en el arranque de la presentación organizada por Telecom.
El periodista se refería tanto a la profunda crisis que atraviesa la industria y el ecosistema de medios (cuya “sustentabilidad está amenaza”, dijo), como a la realidad política, impregnada por una polarización que Donald Trump allá y Javier Milei acá potencian al extremo. “La democracia está en riesgo”, afirmó sin titubeos el exeditor norteamericano en referencia a su país. Pero no solo.
La conferencia de Baron se desarrolló varios días antes de que el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunciara medidas impositivas destinadas a complicar aún más la sustentabilidad de los golpeados medios impresos y la de los digitales que se apalancan en las suscripciones para poder hacer periodismo de calidad sin someterse a la tiranía asfixiante del clickbait y los algoritmos.
“No hay democracia sin prensa independiente”, sostuvo Baron antes de afirmar que “los gobernantes tienden a perpetuarse (…). Y cuando queremos acordarnos los derechos fundamentales ya no existen”. No se refería puntualmente a la Argentina, pero hablaba en la Argentina. El acostumbramiento y la naturalización hacen perder los reflejos.
La probabilidad de un triunfo de Donald Trump, dentro de una semana, en las elecciones presidenciales norteamericanas, dispara mayores prevenciones y le da más sustancia a las advertencias.
Un regreso al poder del excéntrico expresidente admirado por Milei daría un soporte mayor a las expresiones más intolerantes en todo el mundo y validaría los embates contra la prensa y la oposición, sea esta republicana o populista, de izquierda o de centro. Todo eso al margen de si Trump estará o no en condiciones de dar un soporte financiero a la administración libertaria. Las efectividades conducentes no lo son todo.
En este contexto, cabe subrayar lo dicho por Da Empoli: “No creo que la violencia simbólica o verbal no vaya a tener impacto en la realidad física”. El ítalo-suizo, además, advirtió que la política está en “campaña permanente. Y la campaña remite a guerra, a campaña militar. [Por eso] hay una degradación de la esfera publica y no hay vuelta atrás”.
Los dos autores no hablaban de casos específicos recientes y mucho menos locales. Tampoco vinculaban sus conceptos con ideas que se amasan en el cima del Gobierno y en las que seguramente encontrarían muchos paralelismos con lo que están advirtiendo.
LA HEGEMONÍA LIBERTARIA
“El cambio cultural sigue siendo el objetivo final. Mientras tanto, vamos por lo instrumental. Por eso, además, de bajar la inflación y consolidar el superávit fiscal también avanzamos en el plano político-institucional. Lo primero es completar la Corte con [Ariel] Lijo y [Manuel] García-Mansilla para que nos asegure gobernabilidad. Después veremos si vamos por la ampliación. Y, más adelante, queremos ir por la reforma de la Constitución”, le recuerda el gurú presidencial Santiago Caputo a quien quiera escucharlo.
La construcción de una hegemonía libertaria es el gran objetivo que se proponen para lograr la transformación con la que se sueña en simultáneo en el triángulo de hierro. Allí aparecen los pasos tácticos, como es el armado electoral.
En ese proceso, de cuyos detalles se ocupan principalmente la hermanísima Karina Milei, los primos Menem y el armador bonaerense Sebastián Pareja, importa más garantizar una masa crítica que le asegure soporte legislativo al proyecto presidencial, antes que las muestras de pureza ideológica. Como decía el kirchnerismo, “no importa de donde vengan sino que estén decididos a acompañarnos sin dudar”. Los exucedeístas Amado Boudou y Ricardo Echegaray, entre muchos otros, pueden dar fe de esa premisa.
La acaparación de espacios de poder por parte de Santiago Caputo va en ese sentido y, por la misma razón, se dedica más a eso que a las minuciosas de la construcción electoral. Por ahora.
“En abril o mayo, cuando se defina la integración de las listas, Santi se va a meter a fondo para evitar desvíos y los candidatos que puedan atentar contra el rumbo”, dicen en las cercanías del asesor. La experiencia de 2023 dejó muchos aprendizajes. En el primer año de gobierno, las deserciones, los pases a bandos rivales, las disidencias sonoras o las exclusiones han dejado su huella en La Libertad Avanza. Paradójicamente (o no), los librepensadores están mal vistos.
Resolver la relación con el sector macrista de Pro, signada por los intentos de cooptación libertaria, la pretensión asociativa amarilla y las desconfianzas mutuas, tiene en este contexto un lugar fundamental para el mileísmo y no le está yendo mal. Pero las coincidencias en lo económico, potenciadas por las recientes noticias e indicadores financieros positivos, chocan con varios reparos y dificultades. La pretensión hegemónica mileo-caputista despierta resquemores. Una cuestión de principios, de supervivencia y de intereses alejan y acercan a Mauricio Macri de los libertarios. El expresidente sintetizó su incomodidad, tanto como su perplejidad y su resignación, hace un par de días, cuando dijo de Milei: “A veces, es demasiado violento, frontal y duro. Los viejos meados creemos en otro tipo de formas. Pero estamos en otro tiempo y su autenticidad es lo más valioso”. También sobre eso advirtió Baron cuando dijo que hoy se prefiere la autenticidad a la autoridad.
En privado, Macri es menos sutil y comprensivo. No tanto como otros dirigentes de su partido que se sumaron a la política con convicciones republicanas y son reactivos a cualquier abuso del poder sin reparar en autorías y están al borde del colapso emocional y racional. Pero está claro que hoy en la cima de Pro estos no son mayoría, sino que se imponen los que temen quedar fuera de juego y están dispuestos a tolerarlo casi todo, mientras se los incluya. Cristian Ritondo y Diego Santilli encabezan el pelotón. Patricia Bullrich ya se les había adelantado.
“Alguien tiene que hacer el trabajo sucio” o “lo de Milei es peligroso, pero si no lo apoyamos va a volver el kirchnerismo”, argumentan macristas que se ruborizan, tanto como radicales que necesitan justificar su apartamiento de los principios republicanos partidarios y empresarios que han criticado la acumulación de poder (cuando estaba en manos de quienes limitaban el suyo).
Es una forma singular de interpretar algunas de las afirmaciones de Da Empoli, aunque este las dijera en un sentido que no implica, precisamente, la resignación ni el sometimiento. “Estamos ante la ‘política carnaval’, donde se invierten las cosas. Lo positivo se vuelve negativo y lo negativo, positivo. Es una nueva lógica. No importa que tenga sentido. La derecha extrema ha desplazado a la derecha racional y los moderados aparecen como locos. Los extremos extravagantes son los que tienen éxito. Pero es un error tratar de locos a tus enemigos, como lo hacen ellos, que se benefician. Hay que aprender a negociar con esa realidad”, dice el autor de El Mago del Kremlin.
Los republicanos en remisión omiten la última parte y en lugar de negociar con la realidad y buscar formas alternativas de hacerse escuchar, negocian directamente con el poder y hasta con quienes desde la cima siguen la máxima que dice que poder del que no se abusa, se pierde.
El Mago del Kremlin que asesora Milei mira el escenario con deleite. Menosprecia a los propios que se diferencian, como la vicepresidenta Victoria Villarruel, y ajusta la mira como un francotirador en busca de las piezas más preciadas para sumar a su colección. Demasiadas son las que se ofrecen inertes y muchas las que sin quererlo facilitan la fragmentación opositora. Es lo que buscan Milei y Caputo de cara a las próximas elecciones.
“Nosotros nos reímos de los que hacen cálculos sobre qué porcentaje tenemos que sacar el año próximo. Más importante que eso es que la oposición quede dividida en muchas pequeñas fracciones y que el nuestro sea un núcleo duro. Si seguimos como vamos estaremos cerca de tener quorum, con los propios y los aliados”, dicen con un optimismo mayúsculo al lado del despacho presidencial.
Otra vez, Da Empoli parece acertar y ser escuchado: “La política va a los extremos, ya no es necesario hablarles a todos o a los votantes promedio”. Los núcleos duros definen y “para los que son parte de la tribu no importa que lo que se dice tenga sentido: hoy la construcción del poder se basa en la ecuación ‘Ira+Inteligencia artificial+algoritmos’”.
El escenario que ofrece el peronismo sea o no cristinista o kirchnerista, no puede resultar más propicio para ellos. Y no necesariamente porque vaya a llegar fracturado a las elecciones. Ni siquiera parece hacerle falta tanto al Gobierno.
La vuelta al ruedo de Cristina Kirchner tiene efectos tanto adentro como afuera del peronismo. El lamento de un agudo observador que alguna vez estuvo cerca del kirchnerismo lo sintetiza: “La presencia de Cristina dificulta la construcción de un cordón democrático que ponga límites a Milei, como en Francia, por ejemplo”, dice con preocupación.
Ante eso, el Gobierno se entretiene usando el dimmer con el que baja y sube la luz sobre la expresidenta. “Nosotros no queremos convertirla en ‘la enemiga’ porque no nos conviene que alguien domine ese espacio y ya comprobó Macri lo peligroso que es eso. Pero cuando queda expuesta, tiramos con todo, porque nos suma. Después, bajamos y la corremos. O se corren solos con sus propios desastres”, admiten con regocijo en la cima mileísta.
En el espejo de los estrategas libertarios el mejor horizonte retrospectivo en el que les gusta reflejarse es en el de las elecciones de 2007, cuando Cristina Kirchner le sacó 20 puntos de diferencia a Elisa Carrió, que fue segunda, y accedió a la Presidencia en primera vuelta, con el 45% de los votos. Los radicales de entonces, abducidos por el kirchnerismo, podrían ser los macristas de 2025, se entusiasman en el mundo libertario.
Ante ese panorama cobran más significado los embates contra el periodismo, el intento de cooptar la Corte y de alinear a los jueces que precederían, si todo le sale bien al oficialismo, a una reforma de la Constitución.
Las alarmas que suenan de afuera no reparan en detalles locales tan precisos, pero no los descartan.
29/10/2024 a las 8:04 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La ley de hierro de la casta
Eduardo Fidanza
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
7/4/024
Como es normal, un nuevo status quo se configura a medida que pasan los días del Gobierno reciente. Los primeros cien fueron una avalancha de anuncios, en la línea disruptiva que fijó el Presidente entrante. Si se consultan los Manuales de marketing político, la conclusión es que se aprovecharon muy bien, permitiéndole llevar la iniciativa. Se dice que cuando un gobierno posee novedad y frescura debe tomar medidas que dejen su impronta y justifiquen su elección. En un país que no progresa, sino que retrocede, las primeras decisiones de los gobiernos, cuando cambia el signo ideológico, suelen poseer dos rasgos: afán refundacional y severidad. Con Milei se cumplen ambos, con un ingrediente singular: están sobreactuados. La suya es una revolución que requiere un nivel de sufrimiento extremo. Es el requisito de la liberación de los justos, como en las religiones.
Los hilos que sostienen este proyecto por momentos se enredan o permanecen en tensión. Por empezar, la esencia del relato remite a la utopía: un proyecto difícil de realizar, que imagina una sociedad futura donde se plasmará el bien en su versión más cabal. En este caso, el vehículo será el extravagante anarcocapitalismo, cuya premisa es que la economía permite la cooperación de los privados en libertad, mientras la política ejerce una coerción inaceptable, llevada a cabo por el Estado. Éste es intrínsecamente inmoral y predatorio y debe, por lo tanto, ser reemplazado por el intercambio complementario entre individuos, como ocurre en el mercado. En esta concepción, la economía idealizada somete a la política maligna, por una razón moral irrebatible: el mercado se asimila al bien; el Estado, al mal.
En la narración triunfante de Milei existe una palabra mágica que le abrió las puertas del poder: la casta. Es el significante de la inmoralidad del Estado y de las élites vinculadas a él. La revolución consiste en demoler para siempre esa asociación ilícita y castigar a sus cómplices. Deberán caer el Estado y la clase dirigente que se beneficia de su proximidad. Se puede sostener, en una versión benévola, que en esta idea predomina el candor; o, en una documentada, que se trata de un engaño colosal. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: la clase dirigente y el Estado son fenómenos histórico-universales verificados en todas las sociedades de cierto nivel de complejidad. La pervivencia del estrato gobernante y de la organización estatal es una regularidad ineludible que el libertario ignora o desecha.
La escuela realista de la ciencia política del siglo XX rebate la doctrina de moda. Sostuvo, con sólida evidencia, que en la modernidad la organización burocrática, de la que el Estado es la máxima expresión, se rige por “el pequeño número”. Eso significa que es conducida por una minoría que domina, de forma legítima o ilegítima, a las masas. Esta premisa se extiende al resto de las élites. Robert Michels, un sociólogo alemán, aunque parezca inglés, denominó a este fenómeno, imposible de quebrar, “la ley de hierro de la oligarquía”. Escribe, inspirado por el principio de realidad: “la sociedad no puede existir sin una “clase dominante” o “política” [que es] el único factor de eficacia perdurable en la historia del desarrollo humano”.
Michels, como otros exponentes del realismo, cuestionaba así no solo a anarquistas y socialistas utópicos, sino al marxismo y a la democracia inspirada en Rousseau. Acaso un párrafo que atribuye a los antirrománticos, insertado con ironía en su clásico Los partidos políticos, resume su escepticismo. Sería interesante que lo leyeran Milei, Cristina y los que esperan que un estallido social expulse a los libertarios. Dice así: “¿Qué es una revolución? Las personas disparan tiros en una calle; eso rompe muchas ventanas, los únicos que sacan ventaja son los vidrieros. El viento barre el humo. Los que están arriba empujan hacia abajo a los demás… ¡Vale la pena padecer para sacar tantos buenos adoquines del pavimento, que de otro modo sería muy difícil mover!”. Los kirchneristas le tiran adoquines a la República; los libertarios, al Estado; los trotskistas, a la Policía. Mientras tanto, el pescado, como decían las abuelas, sigue sin venderse.
En su perdurable exposición sobre la burocracia y las élites, Michels recuerda algo clave, particularmente apropiado para analizar una postulación sospechosa e inconcebible del gobierno libertario, y para conjeturar qué puede ocurrir en el futuro. Escribe: “el más puro de los idealistas que llega al poder es incapaz de eludir la corrupción que el ejercicio del poder lleva consigo. En Francia, en círculos de la clase trabajadora, la frase es corriente: homme élu, homme foutu. La revolución social, como la revolución política, es equivalente a una oposición mediante la cual, como lo expresa el proverbio italiano: Si cambia il maestro di cappella, ma la música é sempre quella”.
El proverbio itálico y la convicción de los proletarios franceses parecen estar confirmándose. Javier Milei, “el más puro de los idealistas”, según se deduce de su autopercepción, ha tomado decisiones que le dan la razón a Michels, antes que a Murray Rothbard y a otros campeones de la ética libertaria. Una red alucinante de complicidades, ramificaciones e intereses, que involucran a los protagonistas más oscuros de la política, salió a la luz a partir de su propuesta de un juez impresentable para ocupar un sillón en la Corte Suprema. Esa trama de corrupción se extiende a un juicio internacional que afronta el país. Participan de esta podredumbre, desde abogados venales y jueces poderosos, hasta empresarios del juego y políticos que tienen más prontuario que antecedentes académicos. La casta al palo, cumpliendo la ley de hierro de la oligarquía.
La mayoría se desentiende de estos desastres e hipocresías. Como sucede con la letra chica de los contratos, que no se lee, corre el riesgo de ser estafada. Por el momento parece no preocuparle esa eventualidad. El odio a la política puede más. Sacudirse la humillación provocada por ella, junto a la promesa de bienestar económico después del ajuste, la sostiene. Hasta acá, la muchedumbre confía en el líder.
Así como una minoría gobierna, una minoría de gobernados está informada, aprecia la ley, rechaza el latrocinio. Hoy padece, pero tendrá razón más adelante, cuando las masas constaten que los que iban a terminar con la casta crearon su propia casta. Por el momento, más no se puede hacer, porque, como lo demostró el realismo político, así funcionan los engranajes del poder y la sociedad.
29/10/2024 a las 8:14 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
DNU bajo amenaza, Axel Kicillof y Jorge Macri candidatos, y el riesgo que fomenta Cristina Kirchner
Ignacio Zuleta
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
28/10/024
TAMBALEAN LOS CANJES DE DEUDA
La comisión que regula los DNU dejó pasar todos los plazos para tratar el 846/24 de fecha 20 de septiembre de 2024, que cambia las condiciones para los canjes de deuda. Esa ley permitía canjes de títulos con la condición de mejorar dos de estos tres requisitos: monto, tasa o plazo. El DNU 846 autoriza al Gobierno a un canje con un único criterio: el valor de mercado.
Desde el lunes pasado ya puede ir al recinto. Los senadores de Unión por la Patria están dispuestos a extremar los esfuerzos para que esta semana haya una sesión especial que busca tumbar el 846. El jueves, José Mayans, jefe del interbloque del peronismo del Senado, reunió a su tropa para organizar el operativo electoral de la interna del PJ, pero la mayor parte del debate se la llevó el plan para meter el proyecto de derogación en la primera sesión.
El Gobierno, contra reloj, trata de bloquear esa sesión y ya le pidió a Mauricio Macri que prepare la defensa. Le prometen apoyo para que el decreto nunca salga. Macri pidió esa franquicia en nombre de Luis Caputo en 2018 y nunca se la dieron.
CLIMA DE GUERRA EN EL SENADO
Al Gobierno no lo ayuda el clima de guerra que impuso Victoria Villarruel con las cesantías que firmó del personal de la Cámara. Los senadores lo consideran una agresión injustificada porque despidió a personal de las oficinas de los bloques que estaban en planta permanente.
Villarruel promete revisar esas cesantías ante las protestas del gremio, de los senadores y hasta de la actual secretaria administrativa de la Cámara, que puede llegar a renunciar al cargo. El Gobierno apura los tiempos de tratamiento del Presupuesto para que entre en Diputados el 14 de noviembre y que allí se negocie alguna cláusula menos restrictiva con el canje de deuda.
Haberse adelantado con un DNU es una de las pruebas que esgrimen quienes creen que el Gobierno no quiere que se apruebe el presupuesto. Si la oposición limita la liberalidad que tiene hoy el Ejecutivo para gobernar por DNU, habrá ejercido venganza por la insistencia en los vetos a la movilidad jubilatoria y al financiamiento de las universidades.
La mano sobre la ciudad
Sobre ese panorama montan oficialismo y oposición sus quimeras electorales, cargadas de los prejuicios y fantasías que suelen seducir a los políticos. El oficialismo los corre a todos con el coro de comunicadores que difunden la buena nueva de que Milei es muy popular y que acá hubo un cambio de época.
Dos constancias tan dudosas como las fuentes sobre las que se basan, los sondeos de opinión. Cualquier observador sensato sabe que sobre esa fragilidad no se puede construir nada sustentable. Es el motivo del apuro que le imprime el mileísmo al cierre apresurado de compromisos. Las fantasías que estragan el cerebro de los mileistas inquietan al macrismo y al propio Mauricio, que llegó a interrumpir su juego de canasta para recibir a la mesa del partido. Los separan proyectos contrarios e irreconciliables.
El mileísmo está dispuesto a destruir el fortín CABA, que es el santuario del PRO. Amenazan con habilitar una lista a senadores nacionales encabezada por Patricia Bullrich, que dice estar por encima del propio Macri en las encuestas. El PRO responde que deben ir juntos en las listas y licuar las diferencias sin competir. Si no lo logra, Mauricio tendrá que ser el candidato a senador y no quiere.
EL ATAJO DE UNA ELECCIÓN «PROVINCIAL» EN CABA
En la emergencia el PRO debe imaginar una jugarreta electoral que le permita retener el poder en la Ciudad aun perdiendo las elecciones nacionales. Como promover un turno electoral en el distrito para una consulta sobre la reforma de la constitución de la Ciudad. En esas elecciones locales Jorge Macri sería candidato a convencional, y pegaría a esa fecha, separada de las nacionales, a las elecciones a legisladores.
Algo parecido a lo que imagina Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, si ve que las nacionales le complican el triunfo en las elecciones provinciales. La idea de una reforma constitucional porteña ha sido mencionada varias veces por el primo Jorge. Es una idea que ya planteó Macri cuando era jefe de Gobierno y propondría una reducción en la cantidad de legisladores y otras audacias, como la posibilidad de un tercer mandato. La promesa de poder trae poder.
Milei amenaza para que crean que tiene pelo
El mileísmo tiene una herramienta para esa tercera vía, que sería embarcar al distrito en un debate pirotécnico cargado de transversalidades: reflotar el proyecto alfonsinista de trasladar la Capital a la región federal de Viedma, Carmen de Patagones y Guardia Mitre. Lo ha planteado el gobernador de Chubut Ignacio Torres y se entusiasmó Milei en el almuerzo del jueves con los gobernadores del PRO.
Relanzar la iniciativa de Raúl Alfonsín de 1987 funcionaría como otro factor de agitación de los ánimos y otra presión sobre el macrismo porteño. Atento a esos efectos, Rogelio Frigerio amagó con sumar al debate de la nueva capital la idea de trasladarla a Paraná, Entre Ríos, que ya fue Capital en el siglo XIX.
Nadie toma muy en serio estas charlas con Milei porque ya es ley que desanda todas las decisiones que comunica. Ahora, para tener votos pro-veto, promete plata a las universidades. No se sabe si usa peluca, pero actúa como quien la usa, es para que crean que tiene pelo. Al que da y quita, le sale una jorobita.
EL SEÑOR DE LOS VETOS (MAURICIO)
La defensa de Macri es desenterrar su poder como dueño de los vetos. Es imprescindible para el oficialismo desbaratar el proyecto de modificar la ley que reglamenta los DNU. Milei, afirman, puede gobernar sin presupuesto, pero no puede hacerlo sin DNU.
Este miércoles habrá dictamen en Diputados sobre esas modificaciones, según una letra que nadie conoce pero que le quitará poder a la lapicera presidencial. El mileísmo tiene tiempo hasta el veto de Milei a la ley cuando vuelva aprobada del Senado. En ese punto quedaron el lunes pasado en el asado que ofreció Cristian Ritondo en su bunker de Palermo. Este martes el PRO afilará la faca en la reunión de bloque, en la que decidirá qué hará con la ley de DNU.
PERDIÓ EL PASAMANOS DE LA HISTORIA
Aunque es una reflexión contrafáctica, hay que imaginar qué hubiera ocurrido si Macri hubiera votado contra el veto de Milei a la movilidad de las jubilaciones y a la plata de los jubilados. Pudo hacerlo sin resentir su apoyo al Gobierno como un oficialismo marrón, y sin resignar banderas -su movilidad y su política universitaria eran mejores que las que vetó Milei-.
El Macri que hubiera salido de ese posicionamiento, sería un Macri más poderoso en las calles, con mayor adhesión en la agenda pública y abriendo la ventanita del futuro. Iban a tener que peregrinar a Acasusso de rodillas para rendirse a su astucia. Pero Macri 2024 no es Macri 2015, cuando era un político con ambición. Sin hambre de poder, ha dejado pasar el pasamanos de la historia. No es la primera vez.
MAD MEN EN LOS BARRIOS PORTEÑOS
Cabe aquí una pincelada de cartografía política. A pocos metros del parrilla-bunker de Ritondo, Horacio Rodríguez Larreta juntó el viernes en las oficinas de Palermo Chico, una multipartidaria de su sigla desarrollista MAD (Movimiento al Desarrollo). Fue para debatir el rol del Estado en la posglobalización con el turco Dani Rodrik, autor del libro «La paradoja de la globalización».
Se comieron alto asado Alfonso Prat-Gay, Martín Lousteau, Martín Tetaz, Daiana Fernández Molero, Álvaro González, Nicolás Massot, Hernán Lacunza, Fernando Straface y otros de cuyo nombre no puedo acordarme. Larreta, que estudia para ser un gran ex jefe de Gobierno (Alfonsín se preciaba de haber sido mejor ex que presidente), venía de estar con Giuliano Da Empoli, el teórico de las polarizaciones foráneas.
Algunos ensayan aplicar esa ciencia para entender la Argentina, sin tener en cuenta que en Europa y Estados Unidos los indignados son los pobres y excluidos: el proletariado o la «canalla de las ciudades» (según la traducción de Juan B. Justo de El Capital), o la «grasa de las capitales» de Serú Girán.
En la Argentina los indignados son las cámaras empresarias, el entorno de negocios que festeja las extravagancias de Milei, los locutores del cable del prime time, y los emigrados de Rosas, que dan consejos por tuit desde la zona franca de Montevideo.
A esos visitantes les hubiera convenido darse una vuelta por otros barrios. Por ejemplo, ir a la sede porteña de la Universidad de Morón en la calle Lima, en donde Miguel Pichetto dio una charla ante otra multipartidaria también ligada a la opción republicana. Lo escucharon Diego Bossio, Emilio Monzó, Jorge Telerman, Bruno Screnci, Lourdes Puente, Mauricio Mazzón, Horacio Lenz, y otros nombres de los que no quiero acordarme. Pichetto, que se lee todo, sancionó sobre Da Empoli: “La verdad que no inventa nada”.
EL PERONISMO ARRIESGA LA UNIDAD
La oposición también es víctima de fantasías. El peronismo formal finge que el poder de Cristina es indestructible y que puede mitigar las divisiones históricas que han separado en los últimos 40 años al peronismo del AMBA (que ella representa sin discusión) del peronismo del interior, que frustró los proyectos presidenciales de todos los dirigentes del AMBA.
Esta debilidad resiente el activo de la unidad con la cual estaría en mejores condiciones de competir con el mileísmo el año que viene. Cristina, con tal de asegurarse el poder partidario y el de su etnia en la provincia de Buenos Aires, se arriesga a que en las próximas elecciones haya dos boletas del peronismo en las mesas. Por no ser ella la candidata de la unidad, regala una ventaja que el Gobierno no desperdiciará.
DESAFIARON AL ANTI CRISTINISMO
El anticristinismo no nació ahora, y Cristina pudo convertirse en la candidata de la unidad, llamar a todos y convocarlos a un escenario en algún distrito del interior. Ahora disputa en la Justicia las elecciones internas del partido y se encuentra con que Ricardo Quintela ha sumado a gobernadores peronistas amigos de Olivos y a intendentes del conurbano, y ha neutralizado al peronismo de su propio distrito (Buenos Aires), el de Córdoba y otras provincias.
En las últimas horas amagó con subirlo a Quintela a una lista de unidad, pero es tarde porque lo que este ha juntado le sirve más que bajarse. «Hasta ahora siempre jugamos de punto, pero no me bajo porque no puedo defraudar a quienes ya he comprometido», me dijo en la noche del sábado.
CRISTINA SE QUEDÓ EN EL 2011
Cristina mandó a que sus apoderados admitan desprolijidades en la lista de Ricardo Quintela. “Si los impugnamos nadie nos va a creer nada”, advirtió a los armadores de su candidatura, cuando le explicaron que había incoherencias que justificaban la impugnación. Dramático momento para un peronismo que nunca ha tenido una verdadera interna para elegir autoridades.
¿Por qué Cristina no lanzó una fórmula de unidad que mitigase el efecto sectario de su personalidad política? ¿Qué lo mueve al desmesurado Axel a escriturar ahora, tres años antes, una pretensión presidencial? Hacia dentro del peronismo Cristina recorta, y el método 2011 -el hegemonismo como proyecto- no ha sido el mejor camino para ella.
En aquel año reeligió con el 54% de los votos, pero festejó imponiendo el cepo; siguió en 2012 con la estatización de las acciones de Repsol en YPF. En 2013 consintió un proyecto de tercer mandato que la llevó a la derrota en las legislativas de ese año. Y en 2015 el peronismo perdió el poder.
TODO A LA JUSTICIA
Esa experiencia podría haber habilitado un método más inclusivo y que no la mostrase prepotente al confrontar con Kicillof y Quintela. En la reunión en donde la convencieron de ser candidata, José Mayans le advirtió que había que dejar atrás a la Cristina de 2015. Lo escucharon Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti. Al salir rieron: «Le pedimos tantas veces que fuera candidata y ahora viene éste y le dice que sí».
Mayans va en la lista de vicepresidente 1° el partido. La fragilidad del trámite genera dudas de que haya elecciones. En abril de 2018 la jueza María Servini intervino el PJ y puso al mando a Luis Barrionuevo. Ya estaba desatado el incendio de la economía de Macri. Duró poco, hasta agosto, cuando revirtió la medida la Cámara Nacional Electoral.
Aquella intervención había cumplido la frase que la magistrada le había dicho a Eduardo Duhalde: «Tengo unas ganar de intervenirte el partido…». Duhalde reclamaba contra el control cristinista del PJ. De la historia se aprende, aunque no se repita. Rige la ley no escrita: si tu partido puede ser intervenido por Servini, debe ser intervenido por Servini, que es un poder en sí mismo, que nadie discute. Y bien que hacen.
29/10/2024 a las 8:18 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Los cálculos electorales de Milei y el armado opositor que imagina
Walter Schmidt
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
28/10/024
A pocos meses de iniciar la gestión, en el triángulo de hierro del Gobierno ya pergeñaban la división del radicalismo, la puja dentro del peronismo y un acercamiento masivo del macrismo hacia “las ideas de la libertad”; libertad más económica que política. El proceso está en pleno desarrollo, y avanza, determinando un cambio en la concepción de los partidos políticos nacionales.
En su libro “Los ingenieros del caos”, Giuliano Da Empoli sostiene que en la era del narcisismo masivo, la democracia representativa corre riesgo de ser como un gato negro al que muchos rechazan. Uno de los factores es que su principio fundamental, el de la intermediación, colisiona con el espíritu de la época, de desintermediación. Y utiliza como ejemplo el voto secreto del sistema democrático que contrasta con la fruición por las selfies. Esa es la batalla cultural que pregona el Gobierno, pero que excede al propio Javier Milei.
Más allá del recurrente devaneo con el PRO, la Casa Rosada asiste al escenario que vislumbraba. Con la colaboración de cinco legisladores radicales que lo acompañaron en la defensa del veto a las jubilaciones, y ahora del jefe del bloque de diputados de la UCR, Rodrigo de Loredo, logró la ruptura radical. Y un sector de los boinas blancas ya sintonizan sin culpa con el oficialismo.
También ha conseguido acercar a los peronistas no kirchneristas como los gobernadores Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca). No es casual que Karina Milei, a cargo del armado nacional del mileísimo, haya protagonizado este fin de semana una populosa visita en tierra tucumana, donde en el balotaje 2023 el libertario venció al candidato peronista Sergio Massa.
Sin embargo, ahora en el triángulo de hierro no descartan la conformación de una “opción de centro” que tome forma en las elecciones legislativas del próximo año. No queda claro qué pasará con los integrantes de una lista que reivindican una tercera opción como Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Horacio Rodríguez Larreta, Nicolás Massot y el propio Martín Lousteau.
“Estamos pensando en abrir los brazos a todos los espacios que tengan las mismas ideas. No queremos alianzas electorales porque ya sabemos cómo terminan (en clara alusión a Juntos por el Cambio). Queremos hacer alianzas ideológicas”, definía este fin de semana en Tucumán, Martín Menem, secundando a Karina Milei, la responsable del armado político libertario en todo el país.
Está claro que hay artilugios que no están perimidos ni mucho menos. En simultáneo al acto en Tucumán, el vicejefe de Gabinete Lisandro Catalán confirmaba que el Gobierno avanzará en la remodelación y modernización del aeropuerto tucumano Benjamín Matienzo. Obviamente, la obra comenzará a realizarse el año que viene, en plena campaña.
El rechazo de Martín Menem a las coaliciones, siendo un integrante de la mesa chica de la hermana del Presidente junto a Eduardo “Lule” Menem y a Sebastián Pareja, cobra otra relevancia. Lo sufre la Ciudad de Buenos Aires, donde la Secretaria General de la Presidencia y Patricia Bullrich buscan disputarle los votantes a los Macri, Mauricio y Jorge. Por ahora, lo hacen diferenciándose de la gestión porteña.
Por momentos parece tomar forma la estrategia de presentar listas separadas -La Libertad Avanza y el PRO- en el distrito porteño pero, en cambio, establecer una alianza en la provincia de Buenos Aires. “Ellos necesitan tener la puerta abierta y, de acuerdo a cuánto mejore el cuadro económico, negociar o no”, desliza un dirigente macrista.
Entusiasmó a algunos dirigentes «amarillos» la cena en casa de Cristian Ritondo de varios legisladores del PRO -entre ellos Diego Santilli, Martín Yeza y Hernán Lombardi- con Santiago Caputo y Martín Menem. Pero rápidamente, desde el macrismo, salieron a bajarle el precio al deslizar que no cambió absolutamente nada, y que se trató más de un encuentro social que político.
En el partido amarillo no se desesperan porque tienen en claro los números que necesita Milei para la segunda mitad de su mandato. «Ellos tienen una necesidad con nosotros porque en la mejor de las elecciones, La Libertad Avanza no va a tener ni la mitad de lo que necesita para el quórum», describe uno de los presentes en el encuentro. Según esos cálculos, con una gran performance electoral el Gobierno podría llegar a conformar una bancada de sólo 60 diputados o algunos más, pero quedará lejos del quórum de 129.
El sueño del quórum propio que tuvo Cristina Kirchner en los últimos cuatro años de su gestión 2011-2015, cuando podía proponer y aprobar cualquier proyecto de ley que presentara, es el sueño de Milei, pero todavía está muy lejos.
Sobrevolando todas las especulaciones y con el cable a tierra, una voz autorizada en la Casa Rosada asegura que la idea es tomar la decisión más inteligente en el momento adecuado, que «no es ahora”.
Todo parece comenzar a alinearse para la construcción de la hegemonía política de Milei. Hasta Cristina Kirchner, que ensayó pararse del otro lado de la vereda del oficialismo pero fundamentalmente, como la líder de la oposición, contribuye al éxito libertario.
La ex vicepresidenta, que detesta las internas partidarias tuvo que bajarse para ofrecerle a un competidor menor como el riojano Ricardo Quintela, que renuncie a su candidatura a cambio de un cargo relevante en el PJ nacional: pero le dijo que no. Podrá argumentarse que el apoyo a Quintela de una de las principales cartas políticas del kirchnerismo como Axel Kicillof sostiene la pelea. Pero ¿alguien podría pensar un año atrás que Kicillof o Quintela podrían atreverse a decirle no a Cristina?
Lo llamativo es que los estrategas de Milei perciben del lado opositor que habría una opción de centro, y también al menos dos peronismos, uno kirchnerista y otro, quizás, más referenciado en figuras como Miguel Pichetto o Juan Schiaretti, que no comulgan con Milei ni con Cristina.
Esta reconfiguración se sostiene solo si los números de la macroeconomía que alegraron la semana de Milei y de Luis Caputo con la mayor baja del riesgo país en cinco años y el aumento de las reservas, se traducen en una mejora de la microeconomía. Dicho en otras palabras, si el 48% de los que vienen gastando sus ahorros para pagar gastos corrientes, o el 52% de quienes están endeudados -según adelantó Clarín- comienzan a percibir que pueden volver a ahorrar y que sus salarios les permiten incrementar su consumo. De lo contrario, será el eterno «derrame» o «efecto cascada» que luego ha derivado en el despilfarro populista.