Por Hernán Andrés Kruse.-

Han transcurrido casi dos semanas de la histórica PASO que consagró a Javier Milei como el más serio aspirante a la presidencia de la república. Nadie previó semejante desenlace. El mensaje de las urnas fue claro y contundente. El pueblo desea fervorosamente, casi con desesperación, un cambio. Pero un cambio de verdad, no un mero reemplazo de una figurita por otra. Quien mejor supo interpretar ese estado de ánimo ha sido Javier Milei. Dueño de una fuerte personalidad y de una sólida formación académica, el libertario utilizó la posibilidad que le brindaron los medios de comunicación para arremeter con extrema dureza contra la casta política, a la que acusa de ser la causante de todas nuestras desgracias. Y millones de argentinos le creyeron. Ahí está el resultado electoral como prueba irrefutable.

Apenas se conoció el veredicto de las urnas muchos analistas políticos afirmaron que el 30% obtenido por Milei era su techo. El libertario había hecho una brillante elección pero ya no le quedaba nafta para continuar la carrera rumbo a la primera vuelta. Por el contrario, los porcentajes obtenidos por Unión por la Patria y Juntos por el Cambio indicaban su piso, dando a entender que les sobra nafta para continuar la carrera rumbo al 22 de octubre. No creo en semejante diagnóstico. Creo, por el contrario, que el 30% obtenido por Milei es su piso y que tanto a Bullrich como a Massa, en especial a la candidata de Juntos por el Cambio, les resultará sumamente dificultoso aumentar la cantidad de votos que obtuvieron el pasado 13 de agosto.

En su edición del 24/8 Perfil publicó un artículo de Juan Luis González titulado “Riesgo Milei: cómo sería un gobierno libertario”. Invito al lector a que analice los párrafos que transcribo a continuación.

“Un gobernador peronista, de esos que rechazaron el convite de Sergio Massa para ir el domingo electoral al búnker oficialista, apagó el televisor apenas vio los primeros números. Aunque estaba impactado por el resultado, no estaba para nada sorprendido: en su provincia las boletas de Javier Milei se acabaron poco después de las 14 horas. Y no porque se las hayan robado, sino por algo mucho más elemental y también más terrorífico para los competidores del candidato: La Libertad Avanza simplemente no tuvo el presupuesto como para imprimir lo suficiente. ¿Cuántos votos más podría haber sacado? ¿Cuántos argentinos más quisieron elegir al libertario en las últimas elecciones? ¿Cuánto más va a crecer el economista en las generales?

Esas preguntas rondaban la cabeza del gobernador desde la tarde, y por eso apenas vio que su equipo explotaba de rabia por los resultados, los frenó en seco: “Muchachos, Milei nos hizo precio. La sacamos barata”. ¿Y ahora? Aunque ningún miembro relevante de La Libertad Avanza lo admitiría, ninguno de ellos tenía en la cabeza salir primeros en las PASO. Mucho menos, claro, se estaban preparando realmente para llegar a la Casa Rosada en diciembre. Carlos Rodríguez, que durante el menemismo fue secretario de Política Económica y a quien hoy en el espacio libertario mencionan como el futuro jefe de asesores, tuvo un acto de sinceridad en una entrevista al día siguiente a las elecciones en LN+. “A mí me cayó como un meteorito, yo lo apoyaba por las ideas, no esperaba realmente que saliera primero”, dijo, en lo que casi pareció un pedido adelantado de disculpas por si el eventual gobierno termina mal”.

Lo más probable, entonces, es que si los votantes hubieran encontrado boletas de Milei hasta el cierre de los comicios, seguramente el libertario hubiera rozado no el 30% sino el 40%. Porque seguramente lo narrado por ese gobernador del PJ debe haberse reproducido en todo el país, o al menos en gran parte de las provincias. Con este dato no se necesita ser un experto en pronósticos electorales o un fino analista político para casi dar por sentada la victoria del libertario el 22 de octubre. En efecto, Javier Milei ganará cómodamente la primera vuelta. No sería de extrañar que obtenga un porcentaje de votos similar al que obtuvo Cristina Kirchner en 2007 (46%).

¿Cómo es posible, se debe estar preguntando muchísima gente, que un outsider de la política como el libertario esté a un paso de sentarse en el Sillón de Rivadavia? Vayamos por partes. Creo que tanto la dirigencia de Juntos por el Cambio como la de Unión por la Patria cometieron el peor de los pecados: subestimar al adversario. Seguramente en la intimidad tanto Massa, como Bullrich, Larreta y compañía no lo hayan tomado en serio apenas anunció su decisión de participar en política. Pero en 2021 el libertario dio la nota en las elecciones legislativas al ser elegido diputado nacional por la CABA. Sin embargo, la subestimación lejos estuvo de aminorar. Lejos de amilanarlo, semejante actitud lo envalentonó. De golpe buena parte de las encuestas comenzaron a detectar un paulatino crecimiento electoral del libertario, lo que encendió las alarmas tanto en el búnker oficialista como en el de Juntos por el Cambio.

Las sucesivas elecciones provinciales que tuvieron lugar antes de las PASO parecieron desmoronar la candidatura presidencial de Milei. En efecto, la performance de La Libertad Avanza fue sencillamente deplorable. Incluso candidatos conocidos como Menem en La Rioja y Bussi en Tucumán fueron ignorados por el electorado. La estrella del libertario parecía marchitarse irremediablemente. Tal fue así que tanto el oficialismo como Juntos por el Cambio lisa y llanamente se olvidaron de Milei. Massa centró su atención en intentar mejorar la economía mientras Bullrich y Larreta dedicaban todas sus energías en esmerilarse mutuamente. Mientras tanto, algunos encuestadores alertaban sobre la posibilidad de que muchos de quienes no votaron por los candidatos de Milei en sus provincias, lo hicieran por el libertario en las PASO. Eso fue lo que finalmente sucedió. Ello explica el arrollador triunfo de Milei en La Rioja y Tucumán, por ejemplo.

Qué duda cabe que son millones los argentinos hartos de tanta frustración, de tanta falta de respeto de parte de una clase política que sólo piensa en sí misma. Milei es hoy el gran catalizador de semejante estado de ánimo. Además, el libertario cuenta con dos virtudes esenciales: es carismático y, fundamentalmente, es creíble. Cuando afirma que la casta política es una runfla de sinvergüenzas, millones de compatriotas le creen. Cuando afirma que hay que dinamitar el Banco Central, millones de argentinos le creen. Cuando afirma que con la dolarización la inflación es historia, le creen. Cuando afirma que el país jamás saldrá adelante con las figuritas de siempre, le creen. Es por ello que el libertario será elegido presidente el 22 de octubre.

Hay, me parece, otra cosa que es por demás relevante: no se debe subestimar a los votantes de Milei. Hay razones más que suficientes para explicar la atracción que ejerce el libertario sobre ellos. Están convencidos de que representa lo nuevo en política. ¿Alguien, con una mínima dosis de honestidad intelectual, puede dudar de ello? Hasta las elecciones de 2021 Milei jamás había participado en política. Es, reitero, un outsider del mundo político. Están convencidos, además, que sus competidores-Massa y Bullrich-representan lo peor de la casta política. Y lo están no sólo porque lo afirma Milei sino también porque son dos preclaros exponentes del camaleonismo político. Hoy gracias a las redes sociales se puede acceder con extraordinaria facilidad a la trayectoria política de los dirigentes. ¿Alguien puede suponer que los votantes de Milei, especialmente los jóvenes, no se valieron de las redes sociales para interiorizarse del CV de sus competidores por la presidencia? ¿Cómo no van a desear con fervor que el libertario sea el próximo presidente?

En este punto es bueno recordar la trayectoria tanto de Massa como de Bullrich, genuinos representantes de esa casta política tan denostada por el libertario.

Comencemos por Sergio Massa. En las postrimerías del gobierno de Alfonsín comenzó a militar en la Ucedé, el partido fundado por Alsogaray a comienzos de los ochenta. En 1989 don Álvaro y María Julia hicieron una alianza a espaldas de la militancia liberal con el entonces candidato presidencial del peronismo, Carlos Menem. En ese contexto Massa dio comienzo a su militancia política. Entre 1994 y 1995 ejerció la presidencia de la juventud liberal en la provincia de Buenos Aires. Estaba alineado con Alsogaray y su hija, Jorge Aguado y Francisco Durañona. Con el patrocinio de Luis Barrionuevo, un incondicional de Menem, Massa pasó a integrar el cuerpo de funcionarios en el ministerio del Interior y tiempo después pasó a ser asesor de Ramón Ortega en el ministerio de Desarrollo social.

En 1999 fue elegido diputado provincial bonaerense por el PJ. Luego de la caída de De la Rúa, fue designado por Eduardo Duhalde al frente de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), cargo que mantuvo durante la presidencia de Néstor Kirchner. En 2007 fue elegido intendente de Tigre apoyado por el Frente para la Victoria En julio de 2008 presentó su renuncia para asumir como Jefe de Gabinete de Cristina Kirchner. En julio del año siguiente retornó a la intendencia de Tigre. En las elecciones de 2011 fue elegido nuevamente intendente de Tigre. Dos años más tarde renunció para asumir por primera vez como diputado nacional por el Frente Renovador. En 2015, aliado con De la Sota, obtuvo el 21% de los votos en la primera vuelta rumbo a la presidencia, detrás de Daniel Scioli y Mauricio Macri. En 2017 se alió con Stolbizer para intentar ingresar al Senado de la Nación. No logró hacerlo. En 2019 retornó a la Cámara de Diputados de la Nación por la provincia de Buenos Aires. En diciembre, gracias al apoyo del Frente de Todos, asumió la presidencia de la Cámara Baja. En el invierno de 2022 asumió como Ministro de Economía en reemplazo de Silvina Batakis.

Pasemos ahora a la trayectoria de Patricia Bullrich.

Con 17 años empezó a militar en la Juventud Peronista. Formó parte del grupo montonero capitaneado por Rodolfo Galimberti, comandante de la Columna Norte de la guerrilla peronista. En 1975 fue detenida mientras pintaba con aerosol la puerta de la Faculta de Filosofía y Letras de la UBA. En 1978 partió rumbo a España donde lideró la juventud peronista en Madrid. De regreso a México (había estado en tierra azteca en 1977) se opuso a los jóvenes del peronismo que reivindicaban la lucha armada. Regresó al país en 1982 pero al poco tiempo la dictadura militar ordenó su detención. Luego de obtener la libertad por la presión ejercida por diversos organismos de derechos humanos y el presidente brasileño Baptista Figueiredo, se radicó por poco tiempo en Ginebra.

En 1983 se instaló definitivamente en el país. Durante el alfonsinismo militó primero junto a Ramón Saadi y luego junto a Antonio Cafiero. En 1993 fue elegida diputada por la Capital Federal en la lista encabezada por Antonio Erman González y Miguel Ángel Toma. Luego de estar cerca del gobernador Eduardo Duhalde, pasó a militar en la Alianza de la mano de Antonio De la Rúa y Fernando de Santibañes. Con la llegada de Fernando de la Rúa a la presidencia en diciembre de 1999 ocupó la Secretaría de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios del ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. En octubre de 2000 el presidente la nombró ministra de Trabajo, Empleo y Formación de Recursos Humanos de la nación, cargo que ejerció hasta octubre de 2001. Luego se hizo cargo, ese mismo mes, del recién creado Ministerio de Seguridad Social. Al mes siguiente renunció. En 2007 decidió integrar Unión por la Libertad -partido que había creado hacía un tiempo- a la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Apenas asumió como presidente de la nación, Mauricio Macri la designó ministra de Seguridad de la Nación.

Sergio Massa y Patricia Bullrich constituyen, qué duda cabe, la “crème de la crème” de la casta política. Han ocupado puestos relevantes, tanto legislativos como ejecutivos, desde hace décadas. Conocen al dedillo los vericuetos del poder, las intrigas palaciegas, el funcionamiento del submundo de la política. ¿Cómo no entender, pues, a aquellos argentinos que no quieren saber más nada con los Massa y las Bullrich, y que, por ese motivo, creen a pie juntillas a un Javier Milei, a quien ven como un outsider sincero, no contaminado por una casta política a la que quieren ver desaparecer de la faz de la tierra.

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