Por Luis Américo Illuminati.-

Bienvenida sea la Ley Ómnibus enviada por el Gobierno Nacional al Congreso. Esta es la Marcha para su tratamiento y deliberación.

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Los poltrones harán lobby y esgrimirán sus típicas argucias y chicanas. En cambio, los legisladores ecuánimes la aprobarán. Y si la cosa se complica y se llegara a una consulta popular o referéndum, nosotros no creemos que no le vaya bien; todo lo contrario, tendrá amplio apoyo de los mismos ciudadanos que votaron a Milei. Lo que resulta patético es que al gobierno saliente, que durante los cuatro años insufribles que duró hizo añicos el país, nadie se quejó durante ese tiempo ni le hicieron paros ni amenazas de golpes e insurrecciones. Y hoy, que hay un estado de emergencia grave, le hacen al nuevo gobierno todo tipo de planteos bizarros. Está claro que los mediocres lo único que saben hacer es criticar y sembrar miedo. Pero… ¡Hombre! ¿Qué diablos te pasa? El país está en bancarrota y tú, que fuiste un testigo mudo del remate de la República durante esos cuatro años, ahora imitas a Don Contreras y a Don Seguro juntos. Una faena absurda. Hablas, hablas y hablas y no parás de hablar, tu faena es similar a la del burro que rebuzna. ¿Qué parte no entiendes? El nuevo gobierno está abocado en poner a flote el barco que Alberto, Cristina y Massa mandaron a pique. No te has dado cuenta de que el kirchnerismo es culpable de alta corrupción, ha violado mil veces la Constitución y tú no hiciste nada. Ten un poco de paciencia. Con Milei -te guste o no te guste- fenecen la lenidad, la impunidad, la anomia y mil aberraciones más. El que las hace las paga y el que las hizo también. No hay marcha atrás. La ley ómnibus es un paquete de medidas drásticas, algunas de ellas, antipáticas. Pero no hay otro camino. El grave «jurisconsulto» Juan Grabois afirma que los cambios que propone Milei son medidas de un gobierno de cuasi facto -una enormidad- sin tener en cuenta que, de estar vivos Licurgo y Solón harían lo mismo que propone Milei, a quien habría que llamarlo San Milei, dado que hizo hablar «milagrosamente» a los gordos de la CGT, quienes durante los últimos dos años fueron sordos, ciegos y mudos y ahora quieren hacer una Revolución Francesa. ¡Viva la libertad Carajo! Calmad vuestros ímpetus; en breve, la Justicia Federal citará a todos los pillos que estafaron, robaron y fundieron al Estado valetudinario y que ahora Milei está tratando de sacarlo del pozo en que lo metieron los que se fueron por la puerta de servicio llevándose bolsos, computadoras y todo lo que pudieron y tenían a la mano.

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