Afroamericanos en EEUU: ¿Dónde la equidad?
Por Germán Gorraiz López.-
El objetivo inconfeso de los candidatos republicanos a las elecciones Presidenciales de Noviembre del 2024, sería instaurar el «White Power» en una sociedad en la que la evolución demográfica provocará que la población blanca será minoritaria en el escenario del 2043 según la Oficina del Censo de EEUU. Así, según sus proyecciones los blancos dejarán de ser la mayoría de la población estadounidense y serán desplazados por la suma de la población hispana que aumentaría de 53,3 millones en la actualidad a 128,8 millones en 2060 y la afroamericana, que pasaría los 41,2 millones actuales a los 61,8 millones previstos por las proyecciones. Ello tuvo su reflejo en las elecciones de medio mandato del 2022, en las que 11 de las 20 ciudades más pobladas del país tendrán regidores municipales negros.
Radiografía de la población afroamericana
Una distopía sería «una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal» y se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos cuyo paradigma sería la ciudad de Detroit, devenida en un escenario distópico de naturaleza real (no ficticia) y el paradigma del mayor éxodo masivo de población sufrido por una ciudad moderna durante los los últimos 70 años.
La radiografía de la población afroamericana actual esbozaría asimismo un escenario distópico, donde el 40% de la población afroamericana viviría por debajo del umbral de la pobreza, con unas tasas de paro estratosféricas superiores al 17%. Dicha cifra se triplicaría en cuanto atañe a la población joven negra (51%), con los consiguientes efectos colaterales de marginalidad, economía sumergida e incremento de los índices de delincuencia., favorecido por la lacerante falta de inversiones en los servicios públicos y la carencia de viviendas ocupacionales.
Por ello, el reverendo Wright en un sermón pronunciado en el 2001 en la parroquia de la United Church of Christ de Chicago expresó la necesidad de una metanoia colectiva de la sociedad estadounidense «que transforme las guerras militares imperiales en guerras políticas internas contra el racismo y las injusticias de clase», para lo que propuso una redistribución fundamental de la riqueza a través de la reasignación del presupuesto público.
Citando el «regalo de la Administración de George W. Bush de 1.300 billones de dólares en exenciones de impuestos para los ricos», replicó con una propuesta de financiación pública de asistencia médica universal y de reconstrucción del sistema educativo para ponerlo al servicio de los pobres.
Asimismo, en una conferencia pronunciada en la Universidad Howard (Washington) en el 2006 afirmó: «Este país se fundó y está dirigido según un principio racista (…) Creemos en la superioridad blanca y en la inferioridad negra (…) más que en el propio Dios», según un extracto publicado por The Wall Street Journal.
Por su parte, el expresidente Obama, hijo espiritual del Reverendo Wright y deudor del título de su libro «La Audacia de la Esperanza,» en su libro «Los Sueños de mi padre» habla sobre la actitud vital de la población afroamericana, marcada por el estigma generacional de «una segregación racial que ha caracterizado el devenir norteamericano» según sus palabras, herida sin cicatrizar que irremediablemente volverá a estallar durante la campaña de las Presidenciales del 2024.
Persistencia de la brutalidad policial
La deriva totalitaria sufrida por EEUU durante el mandato de George W. Bush provocó que en nombre de la sacro-santa seguridad del Estado se llegara en la práctica a anular el principio de inviolabilidad (habeas corpus) de las personas, instaurando de facto el principio de «presunción de culpabilidad» en lugar del primigenio de «presunción de inocencia», lo que habría quedado como estigma imborrable en las fuerzas de seguridad de los EEUU.
Ello tendría su reflejo en la prepotencia, brutalidad y el desprecio racial que destilan las intervenciones policiales en las grandes ciudades de EEUU y que serían elementos constituyentes de la llamada «perfección negativa», término empleado por el novelista Martín Amis para designar «la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por un supuesto Estado ideal».
Sin embargo, la persistencia de la violencia policial contra la población afroamericana y la práctica impunidad de la policía, podría hacer oscilar en sus valores la otrora monolítica actitud de las Fraternidades negras de permanecer al margen de las protestas violentas al constatar la certeza de las palabras del visionario Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz : «Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos».
Igualmente, podríamos asistir al agigantamiento mediático del activista por los derechos civiles Al Sharpton y a una nueva gran marcha pacífica sobre Washington en vísperas de las Presidenciales para denunciar la discriminación racial y que rescatará el icónica discurso de Luther King «I have a dream» (Tengo un sueño), como utopía a alcanzar en la sociedad estadounidense del siglo XXI.