Por Roberto Cachanosky (EDE).-
La mejor forma de contribuir es debatir cómo hacer el cambio.
Vengo notando que, aun entre amigos liberales, hay un temor reverencial a criticar públicamente la política económica del gobierno. Fueron tan nefastos los años del kirchnerismo que tienen pánico a que vuelvan los k. Con tal que eso no ocurra solo se animan a formular comentarios en privado. Muchos quedan como paralizados por miedo al kirchnerismo.
Por supuesto que más de uno que no es liberal pero también detesta los años de atropello del kirchnerismo también tiene pánico a que vuelva el kirchnerismo. Se produce una especie de autocensura y censura. Nadie puede objetar lo que hace el PRO en nombre de preservar el país de la vuelta del kirchnerismo, con lo cual, irónicamente, muchos anti-k terminan teniendo un comportamiento k en términos de libertad de expresión. Las agresiones más despiadadas que uno puede ver en las redes sociales pueden venir de gente que rechazaba las agresiones de los ciber-k por pensar diferente y ahora aplican el mismo criterio.
Tan profundo ha calado el peronismo en general y el kirchnerismo en particular que uno ve la política económica del PRO y no verifica cambios drásticos respecto a los que se venía haciendo. Digamos que por miedo a que vuelva el kirchnerismo o el peronismo en otra de sus formas terminan haciendo cosas parecidas a las que hacían el peronismo y el kirchnerismo, eso sí, reconociendo que tienen un comportamiento civilizado y permitieron recuperar ciertos valores.
Con solo comparar los festejos del bicentenario del 2010 que fueron simples actos partidarios kirchneristas marginando al resto de los argentinos con los festejos del bicentenario de la independencia en que el PRO, no solo gastó muchísima menos plata que el kirchnerismo sino que, además, fueron actos patrios, como los que se hacían cuando éramos chicos, cuando se incluía a todos los habitantes sin distinciones partidarias. Cuando flameaba la bandera argentina y no la de La Cámpora. Cuando se ponía la imagen de San Martín en vez de la del Che Guevara. No puedo dejar de reconocer que hay años luz con lo que se vivió hasta hace pocos meses atrás. Se respira civilización en vez de barbarie. Se respira respeto en vez de atropello.
Ahora, reconociendo el impresionante cambio de clima donde la agresión nunca proviene del gobierno, como era costumbre bajo el kirchnerismo cuando Cristina Elizabet Fernández usaba indiscriminadamente la cadena nacional y escrachaba por cadena nacional al primero que opinaba diferente, también es cierto que en el gobierno en materia económica no se animan a cambiar el rumbo de decadencia.
Posiblemente el kirchnerismo quede sepultado como uno de los tantos movimientos que tuvo el peronismo, como consecuencia del tsunami de escándalos de corrupción que destruyó todo a su paso. Además de Perón, luego vino la renovación con Cafiero, el menemismo, el duhaldismo, el kirchnerismo y ahora está por verse. El peronismo muta en sus formas para mantener su base populista y retener el poder.
Ahora, lo curioso es que el resto de los partidos políticos no se animan a formular propuestas económicas tan diferentes a las del peronismo. Me refiero tanto al radicalismo como al PRO. Todo se limita a mantener un gasto público gigante e ineficiente, una presión tributaria asfixiante, regulaciones, redistribución del ingreso y estatismo. Nadie quiere tocar el populismo peronista por miedo a que vuelva el peronismo y, por lo tanto, todo el esfuerzo para frenar al peronismo termina en seguir haciendo lo mismo que haría el peronismo si estuviera en el poder, pero siempre con formas más educadas. Digamos que el virus populista ha calado tan hondo en la dirigencia política argentina que, como decía Perón, todos terminan siendo peronistas.
Pero tal vez no sería un problema que todos fuesen peronistas si no fuera porque el peronismo es un cáncer que va destruyendo los valores más elementales que son los que pueden hacer de Argentina un país próspero.
No debe sorprender el costo político que pagó el gobierno con el aumento de las tarifas de gas ya que se limitó a actualizar una nefasta tabla tarifaria inventada por un personaje como De Vido. Si el PRO hubiese tirado al diablo esa nefasta tabla tarifaria heredada del kirchnerismo y hubiera establecido una tarifa única, el promedio general de aumento del gas no pasaba de multiplicarlo por 4 o 5 en el peor de los casos. Por supuesto que el que pagaba $ 20 pesos por bimestre iba a pasar a pagar $ 400, es decir $ 200 por mes. Nadie si hubiese encontrado con miles de pesos de factura de gas que no puede pagar por querer “acomodar” la tablita de De Vido.
Es más, lo que dispuso transitoriamente el gobierno es que nadie puede pagar más de 5 veces el monto de la factura del mismo mes del año anterior. Es decir, si en mayo del año pasado alguien pagó una factura de gas por $ 200, ahora pagará $ 1.000. Pero lo curioso es que establece el límite de aumento al monto de la factura sin importar la cantidad de metros cúbicos que la gente consuma. Si en mayo del año pasado alguien pagó $ 200 por consumir 10 m3 de gas y en mayo de este año consume 10.000 m3 igual paga como máximo $ 1.000. Un disparate porque por un lado el gobierno dice que no hay gas y por el otro lado establece un sistema de ajuste que incentiva el derroche de gas.
Los parches sobre un sistema ineficiente no van a hacer que el sistema sea eficiente. Tampoco un sistema ineficiente se transforma en eficiente porque las personas que gobiernan se consideran mejores que los anteriores administrando un gasto público desorbitado, un sistema tributario que destruye la producción, una economía cerrada que desestimula la inversión, etc. Desafortunadamente la gente del PRO no cree que nuestro problema de fondo es un problema de sistema económico sino que cree que es un problema de gestión. Que un sistema con incentivos perversos puede ser gestionado eficientemente.
Por eso, la mejor forma de ayudar al gobierno a resolver la herencia recibida y de evitar que vuelva el kirchnerismo es debatiendo sin miedo caminos alternativos que nos saquen de este sistema ineficiente y vayamos hacia un sistema eficiente.
Cambiemos solía decir en la campaña electoral: sí se puede. Sin embargo cuando uno propone cambios estructurales todo es: no se puede.
Mi impresión es que sí se puede cambiar en serio, pero el cambio no debe limitarse a las personas sino al sistema. Pasar de un sistema con incentivos perversos a un sistema con incentivos positivos que conduzcan al crecimiento. El camino es debatir cómo salir del sistema nefasto que destruyó la Argentina, no como administrar mejor un sistema con incentivos perversos. Esa es la verdadera contribución que podemos brindarle al gobierno quienes no estamos en la función pública ni pertenecemos al PRO. Debatir cómo cambiar el sistema perverso por otro exitoso.
23/07/2016 a las 4:04 PM
Clarísimo. inteligentísimo, verdadero en un todo su comentario como siempre Sr. Roberto Cachanosky…gracias!!
El problema hoy es que nosotros…los de nuestra generación…fuimos educados en el mundo de los «deberes humanos»…ó ud se acuerda de que existieran los «derechos humanos» salvo que hubiésemos hecho bien primero nuestros deberes??…ahí tal vez…y sólo tal vez…se nos otorgaba algún derecho…por eso no nos entenderemos nunca con quienes lo único que han conocido son los «derechos humanos» para todos y para todo.
Les preguntan a nuestros nietos sus padres: qué querés comprarte?? qué querés comer?? a dónde querés ir?? qué te querés poner?? Mire para atrás Dr Cachanosky y trate de recordar…nos ponían el plato de sopa y si no comés…otra cosa no hay!! Las decisiones de qué comprar y a dónde ir eran de nuestros padres: hoy debemos ir a visitar a las tías…si querés salir a jugar primero tus deberes…Y uno obedecía o iba en penitencia!!
Deberes y deberes humanos todo el tiempo!!
Por eso digo que tanto derecho humano…tanto derecho humano…no es tan bueno ya que no se acuerda nadie de llevar a cabo los deberes humanos!!!
El miedo ése del que ud habla…con razón…y que le impide al gobierno pasar de un sistema perverso a uno eficiente y positivo…es el miedo a que lo acusen de no respetar los derechos humanos especialmente de todos los ladrones y delincuentes que estuvieron en el poder…el miedo a que la Kretina vaya presa no sea que tengamos una pueblada (con los 20 gatos locos que la apoyan??)!!…el miedo a no permitir que se corte una calle no sea que lo acusen de represor!! El miedo a hacer aplicar la ley como corresponde a los miles de presos políticos anticonstitucionalmente privados de su libertad desde hace décadas…la mayoría de los cuales sin juicio ni condena…ó mayores de 70 años que al menos deberían estar en sus casas!!!
El gobierno tiene miedo de hacer lo que prometió: «terminar con el curro de los derechos humanos»!!!
Y así…con esta «flojera» que lo domina…no habrá cambio verdadero ninguno…y como ud dice…se seguirán aplicando los parches en un sistema ineficiente que jamás de esta manera logrará convertirse en un sistema eficiente e impoluto como necesita nuestra Argentina de hoy.
24/07/2016 a las 5:01 AM
Muy buen artículo y muy buena propuesta, pero lamentablemente para nosotros los de a pie es que NO hay voluntad de un cambio positivo, por dos claros motivos 1) conveniencia de un sector para el que se gobierna 2) falta de idoneidad en todos los mandos y….una tapa FALTA DE PATRIOTISMO
24/07/2016 a las 5:03 AM
Corrección UNA YAPA…
24/07/2016 a las 11:20 AM
Clarísimo. No hay una manera correcta de hacer algo desacertado. Pero creo que es necesario entender el «sistema» como algo que excede ampliamente el campo económico, por ejemplo, un ciudadanía que siempre demanda por sus derechos pero declina de sus obligaciones no es una ciudadanía «libertaria» sino «libertina». La palabra sistema también incluye la educación etc.
24/07/2016 a las 11:47 AM
Roberto Cachanosky es sumamente claro, honesto e invariablemente acertado.
24/07/2016 a las 2:05 PM
Que instructivo seria para nosotros Señor Cachanovsky que nos dijera como debe modificarse el sistema, como implementarlo, porque ya sabemos lo que en lineas generales el sentido comun nos dice, bajar el gasto publico, bajar los impuestos , pero de que manera hacerlo?
Propongalo en carta abierta al Presidente o a quien le competa dentro del gabinete economico. Que ya lo hizo? Pues vuelva a hacerlo, insista.
25/07/2016 a las 11:29 AM
En fin, para los inversores el gran temor es la vuelta de la pandilla K. Por suerte ha surgido una novedad alentadora para los inversores. La política exterior de los Estados Unidos le bajo el dedo al bolivarianismo y a sus simpatizantes. Chavez muerto (con claras sospechas de que su cáncer fue inducido, como el de Arafat), Rafael Correa que no se presenta en los comicios de 2007, Maduro que se cae de maduro y Evo con el referéndum que le dice: basta ya, se suman al desborde de los casos de corrupción en Argentina y Brasil, ambos fogoneados por la prensa que se les opone, y los dinerillos de EE.UU. y por la real existencia de los casos de corrupción, todos estos factores muestran que el plan de los Estados Unidos va a tener éxito. Lugo no ganara en Paraguay, Dilma y Lula quedaran fuera del campo de juego y CFK y sus incondicionales serán ANATEMA. Gracias a Dios todo queda dicho y en poco tiempo volveremos a la cordura.