Por Hernán Andrés Kruse.-
“Democracia plena, participativa, no tuvimos, como lo ha recalcado Germán Carrera Damas, hasta el fin de la guerra Federal, desde el «Decreto de Garantías» (agosto 18,1863) del general Juan Crisóstomo Falcón. Y democracia contemporánea desde la gran manifestación del 14 de febrero de 1936, causante del lanzamiento, siete días después, del «Plan de Febrero» (febrero 21, 1936) del general López Contreras, asunto bien estudiado por Manuel Caballero. Y la revolución socialista, que tanto se propala, no existe. Cayó con el Muro de Berlín el 10 de noviembre de 1989. Así que la palabra revolución ya no tiene sentido ni vigencia. Sólo puede ser aceptado el vocablo, cambio, y éste en el sentido que le dio Augusto Mijares. Al estudiar a Simón Rodríguez nuestro ensayista encontró esta observación de don Simón: «donde no hay proyecto no hay mérito». Así la alteración que requerimos para nosotros los venezolanos, como concluye Mijares, no puede ser sino una cosa: «Proyecto y no violencia; doctrina y no gesticulación y palabras». Es decir: avance, corrección, comprensión del presente, nunca retroceso.
Es imposible referirse a personas como Simón Rodríguez sin pensar que fueron revolucionarios tanto en la acción como en el pensamiento, sus máximas están todavía en vigencia. Esos pensadores, a los cuales hay que añadir otros como Cecilia Acosta o el propio Juan Vicente González, así haya sido el corifeo de los conservadores durante la guerra Federal y así haya cantado loas a la bala que acabó con la vida de Zamora. Ellos y otros muchos, como el sabio José María Vargas, pusieron las bases de la República liberal entre nosotros y ésta tendió su amplio arco hasta los días de la tiranía gomecista que fue una dictadura que se rigió por las leyes del liberalismo, como lo demostró Manuel Caballero en su “Gómez tirano liberal” (1993).
Ellos, los liberales, y los pensadores positivistas después, y los hombres de la generación de 1928 y de 1936 trazaron las bases de lo que es Venezuela, su esencia y su identidad. Y no pueden ser llamados reaccionarios aquellos que cambiaron las bases y las instituciones de funcionamiento de la sociedad venezolana. Sociedad que ahora está en crisis, volviendo hacia atrás, pero que un día no lejano encontrará de nuevo sus cauces democráticos leyendo y aprendiendo de memoria otra vez lo que nuestros grandes pensadores vieron, observaron y nos enseñaron. Y el mensaje de todos ellos está más vivo ahora que nunca, viviente como están las máximas del nuevo liberalismo expuesto por grandes hombres de esta hora de globalización como fue el caso del letonio británico Isaiah Berlin en sus “Cuatro ensayos sobre la libertad”.
EL PREDICADOR LAICO
“Como el mismo Uslar lo declaró una vez «Yo he tenido siempre la vocación irresistible de plantear cuestiones centrales…de mi país». Así fue permanentemente su actividad como predicador laico, siempre lo fue. Incluso hasta su última hora, en aquellos años finales en que el país lo olvidó y no escuchó sus consejos. Perteneció Uslar por esa vocación de predicar al país sobre el sendero que debía tomar a aquel grupo de hombres quienes, como escribió Picón Salas, fragmento que nos da gusto volver a citar, «representaron la previsión, la prudencia, la búsqueda de un pensamiento nacional afincado en la realidad de nuestra existencia histórica y servidor de ella» (Compresión…, p. 115). Uslar fue uno de esos venezolanos inconformes como el mismo lo anota en su ensayo “La prédica del país ideal» (de su libro “Pizarrón”) de «fría actitud de positivo pesimismo», quienes nos llaman la atención en torno a la forma desgraciada con que los venezolanos hemos hecho uso de nuestros recursos. Uslar, siguiendo al padre Aguado, el autor de la primera “Historia de Venezuela”, quien se refería, en 1575, a lo infeliz que era la vida del país. Pensamiento retomado, en 1723, por Oviedo y Baños cuando señalaba en su “Historia” que la tierra tenía todo para hacer felices a sus habitantes pero que faltaba aptitud para realizarlo. A esa familia de pensadores entre los que se cuentan Sanz, Bolívar, Bello, Roscio y García de Sena, Simón Rodríguez y Cecilia Acosta, Toro, Codazzi y Juan Vicente González, pertenece Uslar Pietri, cuyos escritos están sostenidos por una viga fundamental: la prédica del país ideal.
Por ello Uslar Pietri habló durante décadas en tono patético, alzó su voz para señalar que Venezuela tal y como estaba iba hacia la ruina y se podía convertir, como lo vaticinó Miranda, en «presa de los extranjeros, no en clase de propiedad extranjera, sino dominando ellos y nosotros haciendo los gastos como propietarios obligados a mantener productiva la finca» (América Espera). Intentando «despertar conciencias, acicatear voluntades, pedir remedios», en forma tácita, espontánea, estos varones de excepción invocan la necesidad de cambiar el país real, frente al cual se sienten inconformes. Por ello no les inquieta ser calificados de líricos e imprácticos por aquellos que se han acomodado a las cosas, a los que piensan que Venezuela siempre ha sido como es. Frente a éstos, durante cinco centurias, podemos seguir «ese nunca roto hilo de la prédica del país ideal».
Uslar hizo eso. Señaló los problemas del país. Desde aquel momento en que «siendo muy joven y vivía en París» se dedicó a prepararse para servir a Venezuela. Había comprendido que al morir Gómez el país debía emprender otra ruta. Por eso no desaprovechó la ocasión y supo asomarse al mundo europeo. Por ello, una vez fallecido el anciano caudillo, pudo ingresar en la política, acompañar a López Contreras y a Medina en su modo creador de gobernar. Desde 1936 escuchamos a Uslar llamando la atención sobre la necesidad de «sembrar el petróleo», denunciando el gran festín en el que se ha tornado el país como consecuencia del oro negro. Uslar, a tiempo y destiempo, urgió a reformar el Estado, a cambiar el modelo educativo y diseñar el tipo de educación que necesita el país, a escoger entre ranchos y desarrollo. Consciente del valor que tiene el hombre que usa la palabra, como en su relato “La pluma del Arcángel”, reflexionó, en “La isla de Robinson”, en lo grave que es para los pueblos no escuchar la voz de los pensadores. De allí que en esa novela no sólo recree la vida de Simón Rodríguez sino que también intente descifrar el alma nacional.
El angustiado predicador laico discurrió también en torno a los problemas de la literatura. En ese campo, como lo anota Juan Liscano, su presencia ha sido tan singular que «ningún intelectual de su tiempo escapa a la influencia de sus apreciaciones estéticas, culturales y muchas veces sociales e históricas». En sucesivos momentos Uslar dejó su huella: cuando en 1928 introdujo la vanguardia; en 1934, al llamar la atención sobre la gran mutación producida en la literatura europea en el período de entre guerras; cuando en 1950, al inaugurar su cátedra de Literatura Venezolana en la Universidad Central de Venezuela, se interrogó en torno a sí nuestras letras estaban en crisis, si eran representativas; cuando en 1958, al incorporarse a la Academia Venezolana de la Lengua, se preguntó sí existía la literatura venezolana; cuando lo vimos plantear «el vasallaje de una parte de nuestra intelectualidad» o argumentar sobre la validez de la crítica.
Aunque Uslar nunca se consideró un historiador sino más bien «un venezolano consciente de vivir dentro de la historia, tejido en sus hilos, enfrentado a sus enigmas, atado a su curso y necesitado de entenderla para poder vivir y justificar la vida en forma más plena». En sus cavilaciones nuestra historia nunca estuvo ausente. A través de ellas quiso comprender esta «estación de máscaras» que es Venezuela. Con esas palabras la definió este padre de la Venezuela contemporánea que fue Arturo Uslar Píetri”.
UN FINAL SOLITARIO
“Uslar se movió siempre entre mucha gente y en la política entre multitudes que lo aclamaron, como se le ve en la novela “Gritando su agonía” de Argenis Rodríguez. Sin embrago, vivió en sus últimos años en aquella inmensa soledad en la cual lo encontró, en su casa y biblioteca de la avenida Los Pinos de La Florida, Milagros Socorro, cosa que ella misma registró en su crónica »Aquel amigo invisible». Fueron pocos los que lo visitaban en aquellos tiempos, tan dolorosos para él por ver la desolación y disolución en la que había entrado el país. Y además solitario desde la muerte de su amada esposa Isabel Braun Kerdel y de todos sus amigos, esos que no se pueden sustituir. Claro, siempre estuvo la presencia de su querido hijo Federico (1944-2007), quien lo sobrevivió seis años porque también su hijo Arturo (1940-1990), el mayor, había fallecido en los años noventa, legándonos él también varios libros de los cuales cualquier lector se encantaría como es el caso de “Hasta 100 hombres”.
A veces en ese tiempo venían algunos periodistas, sobre todo de la televisión, como César Miguel Rondón. Por la casa de Uslar, en esos años finales, sólo aparecía casi siempre Eduardo Casanova, cuyo afecto indiscutido por Uslar databa de su adolescencia, de los días de la casa de Tanaguarena y siempre le fue fiel. Eduardo fue la muestra del vivo interés que Uslar siempre tuvo por los jóvenes de Venezuela, a quien estimuló mucho y a quienes colocó, como nos sucedió a nosotros cuando apenas teníamos veinticinco años, en lugares de servicio a la literatura y la historia que aquí se escribía. Para esos años finales ya Astrid Avendaño había escrito su vasto libro sobre el pensamiento político del maestro: “Arturo Uslar Pietri, entre la razóny la acción”.
También fue, para sostener largo diálogo con él, Rafael Arráiz Lucca, gracias a cuyos coloquios tenemos una larga entrevista con sus palabras postreras y su biografía. Nos referimos a “Ajuste de cuentas” y a su “Arturo Uslar Pietri o la hipérbole del equilibrio”. Una tarde Arraiz llevó a Juan Liscano allá y Uslar y él sostuvieron el último diálogo con muchas dificultades: el maestro veía muy mal y nuestro gran crítico y poeta no oía bien. Allí se dijeron adiós. A los pocos meses ambos habían muerto. Allí sucumbió Arturo Uslar Pietri al comienzo de una noche, calladamente, después de haber platicado un rato con Miguel Angel Burelli Rivas. Es y seguirá siendo siempre, como él mismo lo dijo el día que llegó a los ochenta años, «El viejo soldado de la esperanza que se declara presente”.
EL LEGADO DE LA HORA POSTRERA
“Pero ni siquiera en aquella hora última dejó de ser el predicador laico que siempre fue. Esto confió al grabador de Arráiz Lucca sobre nuestro presente como país, palabras dolorosas, desoladoras: «Yo no soy optimista, soy muy pesimista, es que uno no ve qué puede pasar en Venezuela. Desde el punto de vista del azar, pues puede pasar cualquier cosa, pero desde el punto de vista de un desarrollo más o menos lógico, no se ve, no hay propuesta para Venezuela. No hay partidos políticos, los aparentes dirigentes que hay son una gente de muy segundo orden, estamos muy corrompidos. No nos podemos comparar con otros países cercanos, con Colombia no nos podemos comparar, ni con Perú mismo y no digamos con Argentina, Uruguay o el Brasil, que es esa inmensidad. Estoy muy angustiado con esto que está pasando con este país. Este es un momento muy malo, muy peligroso, hay mucho dinero, muchísimo dinero y no hay orientación. La educación es un desastre, la política espantosa, no hay debate, el país está sin rumbo, sin destino, sin clase dirigente, hay aventureros, pícaros, gente que tira la parada. Ahora hablamos de revolución, es muy curioso, la idea de revolución desapareció del mapa.
En este momento no queda ningún poder revolucionario en el mundo, menos en Venezuela, claro, y Cuba. Lo trágico es el nivel de la gente que nos gobierna. Yo oía a Chávez el domingo, qué cantidad de disparates dijo y con qué autosuficiencia, con qué arrogancia. Éste es un país muy infortunado. Era muy difícil que aquí las cosas hubieran pasado de otra manera, porque éste fue siempre un país muy pobre y muy atrasado, aislado, lleno de inestabilidad, de golpes Estado, de eso que llaman revoluciones y, además, apareció esa riqueza inmensa del petróleo en manos del Estado, que provocó una distorsión total. Si alguien se atreviera a hacer un estudio sobre la idea de revolución en Venezuela, se vería lo que ha costado, lo que ha significado, lo que contiene, lo que expresa, es lamentable. Ya le digo, yo estoy en un estado de ánimo muy malo, no tengo esperanzas, estoy como en el infierno de Dante. Aquí no hay de dónde agarrase, es lastimoso un país sin clase dirigente, aluvional, improvisado, improvisante, improvisador. Hay que ver lo que hubiera sido este país con esa montaña de recursos, si el gobierno hubiera tenido un poquito de sentido común”.
Esas fueron sus palabras finales, su legado a pensar por nosotros mismos, su testamento para buscar la dicha, el auge, la suerte, la bonanza y el equilibrio para todos los venezolanos.
(*) R. J. Lovera De-Sola (escritor, ensayista, crítico literario y bibliógrafo): “Arturo Uslar Pietri: Predicador laico” (conferencia literaria en la UCAB).
30/05/2025 a las 4:01 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Buenos Aires 1997 o 2017, el gran enigma
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/5/025
El Gobierno empieza a palpitar que el triunfo en las cruciales elecciones bonaerense es cada vez más probable. Sobre todo, después de la rendición casi incondicional de Mauricio Macri a los pies de Javier y Karina Milei, tras la estrepitosa derrota de Pro en las elecciones porteñas, que terminaron con un invicto electoral de 20 años.
La sensación cobra espesura con la guerra fratricida que se desarrolla en el interior del kirchnerismo bonaerense y los pronósticos agoreros para su espacio, que la propia Cristina Kirchner admite y alimenta después de que libertarios y macristas avanzaran hacia la concreción de una oferta unificada.
Ante ese horizonte, la pregunta más relevante que tiene ante sí la política es cuál será la consecuencia si esas previsiones se plasmaran en la realidad.
En busca de una respuesta, para el peronismo, aunque también para el oficialismo y sus aliados, hay dos referencias ineludibles de elecciones intermedias.
La incógnita es si estos comicios provinciales y sus efectos se parecerán a los de 1997 o a los de 2017, terminado ya cualquier paralelismo posible con los de 2005, por obra y gracia de la debacle amarilla y la claudicación de su jefe. En este caso hoy Javier Milei es Néstor Kirchner y Mauricio Macri, Eduardo Duhalde.
El electorado que va de la centroderecha a la derecha radical y adhiere al rumbo del gobierno nacional (sin espantarse por las formas y algo más) tendrá mayoritariamente una sola oferta dominante, aunque pueda haber alguna boleta que busque disputar el electorado moderado y republicano. Facundo Manes se ilusiona con llevarse lo que pueda quedar. Aunque nadie sabe con certeza a quién podría restarle votos.
La gran duda, que la disputa interna potencia, es si para el peronismo será un revival de las elecciones de 1997, en las que fue derrotado en la provincia de Buenos Aires y terminaron por hundir a un menemismo que había perdido el brillo de sus años dorados, para abrir paso a una traumática renovación, que solo llegó tras la catástrofe de 2001. O si, en realidad, serán como las de 2017, en las que el oficialismo cambiemita les ganó, pero no logró hacer pie económicamente y el peronismo volvió a imponerse dos años después.
Uno y otro escenario encierran proyecciones antitéticas para la política y para la economía. Así como la reminiscencia dispara grandes prevenciones. Y el Gobierno necesita despejar incógnitas para afrontar la segunda parte de su mandato, capaces de darles certezas a los inversores y soporte social. Solo un triunfo arrollador en octubre acompañado de la consolidación de los logros económicos podría proveerle certidumbres.
Por estas horas, esas dudas jaquean más al peronismo y, más aún, al kirchnerismo, que a un oficialismo que solo ve en su parabrisas un horizonte y una ruta suficientemente despejados, como para desdeñar algunas advertencias socioeconómicas que le hacen voces autorizadas ubicados muy cerca de su perspectiva.
Los llamados de atención son tanto sobre el impacto en la economía real del tipo de cambio, como por los efectos socioeconómicos que tendrá la brecha de tiempo y velocidad que habrá entre la ruptura del viejo orden y los frutos del nuevo. Lo acaba de señalar Ricardo Arriazu, uno de los economistas más respetados por el Gobierno y por el “círculo rojo”.
De todas maneras, es lógico que el perocupado sea el perokirchnerismo. Sus urgencias son más que las que puedan amenazar al oficialismo y sus aliados (nuevos y viejos).
En las primeras seis elecciones del año el peronismo solo tuvo retrocesos y las perspectivas económicas para lo que falta hasta los comicios bonaerense y nacional ofrecen más signos negativos para su posicionamiento que ventanas de oportunidad. Salvo la llegada de cisnes negros antes de octubre. Pero, por naturaleza, su aparición es impredecible.
Eso parece explicar el grado de agresión verbal que se dedican cristicamporistas y kicillofistas a través de algunos pocos intermediarios que todavía subsisten y ante interlocutores frente a los que hasta hace muy poco se volvían mudos cuando se les preguntaba por alguna diferencia interna. La ausencia de comunicación entre las primeras líneas de cada sector es total. El monolítico y hermético kirchnerismo ya no existe.
DERROTA HUÉRFANA DE MADRE
“Con el desdoblamiento electoral, Axel va a terminar haciendo que lo que hoy es una posibilidad, termine siendo un hecho y perdamos en la provincia de Buenos Aires”, auguran (o temen) bien al lado de “la jefa”.
“Hace 16 años que perdemos elecciones intermedias y hemos perdido cinco de las últimas seis. Lo que están buscando es cubrirse para tener a quien echarle la culpa si se pierde. El desdoblamiento no se modifica”, retrucan las voces más autorizadas del kicillofismo. Para ellos, Cristina y Máximo Kirchner y La Cámpora quieren que, en caso de producirse, la derrota no tenga madre, pero si un padre, cuyas iniciales son AK.
Aunque también van más allá. En el entorno del gobernador devuelven con fiereza la instalación de la sospecha por parte del cristicamporismo de que Kicillof puede estar pensando en que tal vez le convenga una derrota para desatar, aunque sea por la vía traumática, un cambio de mando que no logran concretar.
“Nosotros jugamos a ganar. La Cámpora parece jugar a conservar lo que tiene y dañar a Axel. Adhieren a lo que dijo [Sergio] Berni en Salta: ‘Prefiero tener un partido de siete puntos y que represente realmente los intereses del peronismo’. En su caso serían los intereses del camporismo”, afirma una de las pocas voces autorizadas a hablar por Kicillof.
En ambos campamentos la perspectiva de una ruptura es cada vez más potente, aunque ninguno cierra la puerta a la posibilidad de un arreglo, amparados en la vieja tradición peronista de que el temor al desierto siempre supera las diferencias.
No deberían olvidarse que en 1999, dos años después de perder en las elecciones intermedias, Carlos Menem prefirió la derrota de Duhalde antes que anticipar su jubilación. Otro hito al que mirar.
Parados en aquella rendija de esperanza unificadora, muchos intendentes (salvo los de La Cámpora) adoptan una postura algo más optimista sobre un posible acuerdo. Son los alcaldes bonaerenses que hace mucho vienen siendo el salame del sandwich kirchnerista y ahora se ven obligados a alinearse, aunque no les sobra el entusiasmo por ninguno de los líderes en conflicto.
“Están tensando para arreglar porque entramos en la cuenta regresiva. El 9 de julio es la fecha que todos miramos porque hay que presentar las alianzas para la elección provincial, así que tenemos por delante 20 días de chisporroteo intenso. Ahí tendrán que definir si rompen o arreglan”; dice un barón de esa fortaleza peronista que es la tercera sección electoral, enrolado en el kicillofismo. Lo mismo piensa o cree la mayoría que está en ese espacio. También, los peronistas no camporistas que siguen respondiendo al dedo cristinista.
El acuerdo registrado este miércoles para aprobar los pliegos de un centenar de jueces bonaerenses que estaban demorados en la Legislatura abrió una luz de ilusión en los que esperan un acercamiento. Pero rápidamente se apagó.
“No tiene ninguna relación con la interna. Se apuró porque, a causa de la dilación, se le estaba pudriendo a [Juan Martín] Mena la relación con la familia judicial”, explican en la gobernación con cierto tono de sorna. Mena es uno de los ministros cristinistas que tiene Kicillof y está a cargo de la cartera de Justicia.
La traba que empieza a cristalizarse para que un acuerdo pueda darse es que a la disputa por el poder interno, alimentada por rencores y despechos personales que se han profundizado, se le suma una desconfianza creciente y, al mismo, tiempo una diferencia de propuestas y narrativas que hace todo más difícil de cicatrizar y de amalgamar. Sin ser un “rejunte”, término que el camporismo le reprocha al ministro de Gobierno, Carlos Bianco, uno de los dos funcionarios más cercanos personal y políticamente a Kicillof. No es casualidad que el camporismo lo retrate como “el malo”, que habla por el gobernador.
Maldad y maldades son, llamativamente, términos que se arrojan de un lado al otro. Los kicillofistas dicen ser víctimas frecuentes de ella, que no son solo políticas sino que hasta afectan la gestión, contra la autopercepción cristicamporista de ser “demasiado colaborativos”.
La reaparición de Cristina Kirchner el domingo pasado con un discurso que fue lo más parecido a una autocrítica que ella puede hacer y en el que planteó algún tipo de renovación política y conceptual reforzó las diferencias con Kicillof.
El llamado cristinista a no hacer críticas de cliché, por ejemplo, respecto del blanqueo de los dólares del colchón, y a dejar atrás la consigna del “Estado presente” para reciclarla en la del “Estado eficiente” contrastó demasiado con el anuncio del gobierno bonaerense, hecho menos de 24 horas después, de que mantendría los controles ante el uso de esas divisas no declaradas.
“Cristina vampiriza a sus opositores. Ella rejuvenece envejeciéndolos”, señaló un agudo observador. Aprovecha la ventaja de ser inmune a las contradicciones. Ella misma y sus fieles la absuelven. Sus críticos internos, que no se animan a enfrentar las consecuencias de una ruptura, no gozan de ese privilegio. Unos temen que cualquier renovación de la doctrina y la praxis kirchnerista, sin aval superior, pueda condenarlos. Y otros sencillamente creen en el viejo catecismo que la jefa se anima modificar cuando lo cree conveniente para mantener su vigencia. Un dilema hasta ahora irresoluble.
El acto del nuevo espacio kicillofista (Derecho al futuro), que se hará este sábado será un test y, tal vez, el punto de quiebre del actual statu quo. La fractura o un acuerdo van a ser evaluados en ese escenario y a la luz de lo que ahí pase y se diga.
“Hasta ahora Axel ha mostrado más solicitadas que músculo”, desafía una fuente que suele verbalizar lo que piensan Cristina y Máximo. Al lado del gobernador responden que ya han hecho actos multitudinarios, y que el sábado habrá “40 intendentes, la dirigencia de las tres centrales obreras y todas las corrientes internas, salvo La Cámpora”.
El Gobierno celebra y potencia en la medida que puede esa interna. Los aceitados vínculos que el superasesor Santiago Caputo mantiene y alimenta con el camporista Eduardo de Pedro abonan en el kicillofismo muchas sospechas sobre el trato que recibe la administración provincial del gobierno nacional. También, sobre los vaivenes en el Senado respecto de la integración de la Corte.
Así de complicadas tiene las cosas el peronismo para sostener su bastión. Mientras, el oficialismo avanza para consolidar una amplia oferta polarizadora, a la que con el auxilio del bicolor Cristian Ritondo se proponen sumar al radicalismo de la mano de Maximiliano Abad. Todavía esa conversación está en pañales y los radicales tienen más poder territorial que los macristas para poner condiciones.
Mucho dependerá de lo que estén dispuestos a ceder Javier y Karina Milei para tratar de que, con los logros en materia económica y los errores que pueda evitar cometer, el peronismo se parezca al de 1997 y no al de 2017.
En el horizonte, los libertarios ya avizoran 2027. Su sueño es repetir, entonces, lo que hizo el kirchnerismo en 2007. Todo puede rimar. O ser cacofónico.
30/05/2025 a las 4:05 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Octubre, un mes propicio para Javier Milei
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
30/5/025
Un mes propicio para Javier Milei, al menos para su divisa violeta en la provincia de Buenos Aires, considerada bisagra para decisiones políticas y económicas posteriores.
Octubre, como se sabe, todos los años celebra al Cristo morado, señor de los milagros, al que se encomendó durante 20 años el actual papa, León XIV, en su prolongada estancia peruana (uno de los lugares en que la devoción popular por el morado o el violeta en esa fecha es más impresionante). Para un Presidente con inclinación mística, esta coincidencia en el color puede constituir una premonición: se ha volcado Milei a esta identidad cromática para distinguirse del amarillo PRO, quizás para sepultarlo. Sería el caso inédito de que un color secundario reemplace a uno básico, inclusive esa imposición se torna una clave en la negociación con el macrismo. No solo hablan de candidaturas. Aunque el peronismo de Kicillof ya decidió que las boletas en el distrito bonaerense para los comicios de medio término no se distinguirán por colores para evitar gastos superfluos, solo serán blancas con inscripciones en negro. Son, por esta vez, más ahorrativos que la Libertad Avanza.
También ellos, en todo caso, tienen sus propias internas. Por ejemplo, soportar la presión de Cristina Fernández de Kirchner para unificar en un solo comicio la presentación de postulantes nacionales, provinciales y municipales, al revés de lo que parece irreversible: dos fechas distintas para separar una de otras (septiembre y octubre) determinación que Axel Kicillof decidió para que los ciudadanos bonaerenses no voten en un mismo día en mesas y mecanismos diferentes. El asedio de Cristina para cambiar ese esquema, manifestado hace pocas horas, obedece a una pretensión más ambiciosa: asimilarse en un mismo acto con la elección de los intendentes, proposición inaceptable para ellos. Sería una nueva forma de disciplinarlos bajo la excusa de que el peronismo no debe mostrar fisuras, ni divisiones. Con ella encabezando el paquete de oferta —sea como diputada nacional o legisladora provincial, tema aun sin definición— corren riesgos indeseables en sus distritos: piensan que podrían perder volumen en las urnas, mientras que se garantizan continuidad si van separados de la viuda de Kirchner. Al menos, así dicen ciertas encuestas.
Los jefes municipales son, tal vez, el murallón que sostiene al gobernador en su cerril enfrentamiento con la titular del PJ y la Cámpora: constituyen los máximos rivales de una Cristina que empezó a moderarse y plantea una autocrítica al señalar que los tiempos cambiaron y que pocos ya creen en el “estado presente”. Como si hubiera fracasado, justo frente a un Kicillof que hace un culto de la preservación del Estado: el peronismo en llamas. En este nuevo alboroto partidario habrá que incluir la discusión sobre la reelección indefinida de los intendentes, una torta de dulce de leche que el gobernador le reserva a los intendentes al mismo tiempo que una legisladora que toma café en ocasiones con Cristina y se presenta como portavoz, Teresa García, reclama que esa extensión ilimitada también se aplique a miembros del congreso como ella. Graciosa, no quiere excepciones para nadie que no pertenezca al club.
Del otro lado político, también en la misma centralidad provincial, Karina Milei superó a Santiago Caputo: su hermano Presidente confirmó a José Luis Espert como primer candidato a diputado en octubre. Fin a un litigio interno, se apagaron otras alternativas propuestas por el influyente asesor y presunto cerebro de la estrategia electoral del gobierno. Impera en esa decisión el slogan «bala y cárcel» para los delincuentes que el lanzado economista exhibe como una cocarda pensando en las elecciones a gobernador del 2027: con algunas diferencias estéticas, se imagina un Clint Eastwood alcalde de Carmel luego de la fama cosechada por Harry el sucio. También su designación resulta un tapón contra eventuales pretensiones de primerear por parte de trasvasados del PRO si finalmente se alcanza un acuerdo entre las dos agrupaciones: léase Diego Santilli, quien en todo caso podrá figurar en un segundo lugar o en cualquier otra dependencia.
Otro del mismo envoltorio que está para el salto, Guillermo Montenegro, no necesita para brincar una consulta con Mauricio Macri —nunca disfrutaron de la mejor relación— aunque fue embajador de su gobierno en el Uruguay como exilio dorado. Ahora se integró al trío más mentado, junto a Santilli y Cristian Ritondo, línea media para jugar con la camiseta violeta en la futura pugna de medio término. Al intendente de Mar del Plata lo podrían tentar luego con otras preciosuras, del ministerio de Justicia o de Seguridad. Sí que desea partir de ese voluminoso teatro electoral que es la Feliz y siempre que Patricia Bullrich suba algún casillero o Cuneo Libarona se aparte de la función como siempre pregona luego de instalar el sistema acusatorio en el orden nacional. Montenegro fue juez federal, tiene experiencia en Comodoro Py y su traslado eventual sería otra derrota interna para Caputo, quien auspicia a Sebastián Amerio en ese lugar. Demasiadas andanzas y especulaciones en todo el mundo bonaerense hasta un religioso octubre violeta si se cumple lo del señor de los milagros, de los morenos, en el mes morado.
30/05/2025 a las 4:11 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Las batallitas culturales, termómetro del ánimo del Gobierno
Ignacio Miri
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/5/025
En este año y medio que lleva Javier Milei en el poder se volvió bastante fácil detectar los momentos en que el Gobierno se siente fuerte. Cada vez que eso ocurre resurgen en la agenda pública los tópicos de la batalla cultural libertaria. Un repaso rápido: el oficialismo buscó pelearse con una estrella cinematográfica, Ricardo Darín, querida por buena parte del público argentino; provocó el enojo de la familia de Diego Maradona; reflotó un estrafalario proyecto para reconvertir el canal infantil Paka Paka en un espacio para difundir en un mismo paquete preceptos de la ortodoxia evangélica y eslóganes de la divulgación libertaria; insistió en castigar a periodistas y economistas que señalan las incongruencias del programa de Gobierno y se volvieron a anunciar medidas para endurecer la política migratoria.
Todas esas escaramuzas, reproducidas con dedicación -y en algunos casos con cierta gracia- por la red de tuiteros y youtubers paraestatal, son creaciones que el Gobierno consiguió imponer con comodidad en la agenda de discusión pública desde que La Libertad Avanza ganó las elecciones de renovación de la Legislatura porteña, un comicio local que el propio Milei transformó en una victoria contra Mauricio Macri en el distrito que el PRO tenía atado desde hacía años.
Ahora el plan es mandar a los mercados internacionales el mensaje de que, luego de derrotar a Macri en su casa, LLA también puede ganarle a Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, el lugar más importante que sigue en manos del kirchnerismo. Ese es el modo de entender la jugada de odio-amor de los libertarios con Macri. En la Ciudad les convenía matarlo, en la Provincia les sirve seducirlo para que ayude a matar a Cristina.
Es cierto que, hasta hoy, Milei no consiguió reunir -ni en 2021, ni en 2023, ni este año- un electorado propio que supere al tercio de los votantes, pero la lectura se queda corta si no se toma en cuenta que en el mundo se volvió muy difícil conservar mayorías favorables. Los gobiernos hoy se sostienen con núcleos duros pequeños que, cada tanto, se agrandan hasta convertirse en primeras minorías.
Acaso tomando en cuenta esa circunstancia, el Gobierno ya se prepara para terminar el año de la renovación legislativa con bloques de apoyo en el Senado y en Diputados bastante parecidos a los que tiene hoy. “Para nosotros, 2026 va a ser el año de las reformas, entre ellas la laboral y la previsional”, le adelantó a Clarín un importante asesor de la Casa Rosada. “Por eso necesitamos que el resultado de las elecciones se complemente después con algunos pases y acuerdos post electorales. Eso nos va a servir para hacer pasar nuestras iniciativas, o, en todo caso, para blindar los decretos del Presidente”, confió ese mismo dirigente libertario.
En esas batallas, y no en la pirotecnia sobre el precio de las empanadas, se jugará el Gobierno la posibilidad de que el ajuste fiscal y la baja de la inflación se complementen con algún esbozo de crecimiento de la inversión extranjera directa y de reducción del altísimo costo de financiamiento que siguen pagando hoy el Gobierno y las empresas argentinas.
Sin eso, al oficialismo le será difícil seguir sosteniendo anuncios para agitar el indignómetro y a los ministros cancherear en las redes sociales como si fueran adolescentes estrenando permisos.
30/05/2025 a las 4:17 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei asiste a Macri cuando la unidad condena a Cristina y a Kicillof
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
30/5/025
Javier Milei aprovechó la desorientación del Pro para intervenir en el conflicto abierto en su cúpula por el resultado de las elecciones en la ciudad. No hay otro significado para el desaire a Jorge Macri en el Tedeum ni para acelerar las conversaciones con Cristian Ritondo y Diego Santilli por un acuerdo electoral con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. Quienes resisten por desconfianza a los interlocutores elegidos por el Presidente sueñan ser liberados de la incertidumbre que les provoca esa pesadilla por Mauricio Macri.
La ansiedad por la incierta llegada del expresidente desde Europa es tal que algunos lo imaginan descendiendo del avión negro que la mitología peronista asociaba al regreso de su líder del exilio. Tal vez una exageración similar a la de interpretar ese color en su Bombardier 500 como el oscuro homenaje de Leonardo Scaturicce a Juan Perón. El expolicía de Lanús devenido espía viene incrementando su vínculo con el Estado como proveedor de soluciones informáticas a través de OCP Tech. Un probable reconocimiento a los servicios prestados para conectar al gobierno de Milei con el de Donald Trump con vuelos entre Miami y Buenos Aires sobre ese jet opaco. La autonomía ganada por Scaturicce en los últimos meses volvió prescindible a Matías Galpasoro, que anteayer renunció a la presidencia de Ferrocarriles Argentinos. La empresa donde Scaturicce ganó una licitación por cuatro millones de datos para el almacenamiento de datos es una de las cajas más importantes del Estado.
Galpasoro podría adelantar el futuro de su jefe político, Florencio Randazzo. Un nuevo modelo de casus belis en la racionalización del gasto público. El encanto aparentemente extraviado para atraer votos peronistas, como hizo en 2017, condenaría a Randazzo a quedarse sin lugar para ser reelecto como diputado nacional en una alternativa a la polarización entre Milei y Cristina que insiste en explorar Facundo Manes. Por virtud o defecto, un experimento que parece destinado a restarle votos a Unión por la Patria y a favorecer a Milei.
El reemplazo de Galpasoro por Gerardo Boschín le serviría a Santiago Caputo para sostener que la consigna “Todo Marcha de Acuerdo al Plan (TMAP)” convalida la expansión de su influencia dentro del Ejecutivo. Pero pierde sustento para reflejar su lugar en la mesa donde se debate la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires. Un espacio donde su posición aparenta ser más ilusoria que débil.
Nadie en el gobierno ni en el Pro desea aceptar que Karina Milei y sus asesores (Eduardo y Martín Menem con Sebastián Pareja) convocaron a Ritondo y Santilli a la Casa Rosada el pasado lunes para que no queden dudas de su autoridad en esa negociación, fortalecida por la nueva situación en la ciudad.
Ritondo negociaba con Caputo un frente electoral que incluya a la UCR y a vecinalistas para las elecciones del 7 de septiembre, a cambio de que esas fuerzas reduzcan al mínimo sus pretensiones de candidatos a diputados nacionales en las del 26 de octubre. Karina prefiere que algunos dirigentes del Pro se sumen a las listas de La Libertad Avanza en las dos elecciones. Soledad Martínez encabezó la reacción a ese encuentro la misma noche del lunes. La intendente de Vicente López y el de Junín, Pablo Petrecca, reunieron a dirigentes del Pro para arribar a la única conclusión posible. No hay avances en una negociación que tal vez alcance su pico en la semana previa al 9 de julio, la fecha límite para inscribir alianzas. La excepción podría ser la intención atribuida a Ritondo y Santilli de condicionar a Macri antes que regrese de Europa.
Quienes antes del 18 de mayo promovían aliarse a Milei como sea modificaron su perspectiva sobre Macri. Reivindican que haya abortado un acuerdo con la UCR y la Coalición Cívica para promover otro con Milei y acusan a Jorge Macri de haberlo saboteado. Esa mirada piadosa incluiría percibir que Milei intervino para auxiliar al expresidente. Una forma elegante de aludir a su debilidad extrema. Cerca del jefe del gobierno porteño invierten el argumento. Culpan de la derrota a la estrategia de Mauricio.
Tal vez la forma de resistir su injerencia a un cambio de gabinete inevitable luego de una debacle electoral cuyos efectos conmueven al desdoblamiento resuelto por Axel Kicillof. Los más benévolos le atribuyen al vertiginoso cambio de escenario que perdiesen vigencia las tres razones por las que lo decidió 90 días atrás: lo que había hecho Jorge Macri sería imitado por Gerardo Zamora y Gustavo Valdés. Los gobernadores de Santiago del Estero y Corrientes desistieron de esa medida. Pero además no habría alianza entre LLA y el Pro. Perjudicar a Cristina es la única que sigue en pie según sus detractores. Pero retroceder supondría aceptar que eso es cierto. A eso le atribuyen que no vaya a desistir del desdoblamiento. Aunque de a ratos lo asalte la idea de ser el responsable de una derrota catastrófica.
Ese desvelo inquieta a los intendentes que especularon empoderarse con un desdoblamiento que podría derivar en una crisis inédita si se repite en el conurbano la tendencia a la baja participación en la Capital. Un fenómeno marcado por un contraste inédito. La mayor concurrencia en los centros urbanos que en la periferia, donde residen los electores afines al peronismo.
Cristina no dijo una sola palabra sobre ese tema en la reunión a puertas cerradas que convocó en el PJ. Los asesores más suspicaces del gobernador aseguran que no hacía falta. De eso se encargó Juan Manuel Olmos. El apoderado del PJ presidido por ella aseguró que el Pro disminuyó dramáticamente su capacidad de representación con el desdoblamiento. Un argumento al que adhirieron consejeros de La Pampa y La Rioja.
La certeza de estar condenados a la unidad para competir contra la formación electoral que adquiera el no peronismo es lo que tensa al máximo la relación de fuerzas entre Cristina y Kicillof con el foco puesto en el cierre de listas del 19 de julio. El pedido desesperado de Verónica Magario a la oposición para que interceda ante Teresa García es una muestra de hasta qué punto pueden llegar. La vicegobernadora es aliada de Kicillof, pero evita colisionar con Cristina, representada en esa cámara por la jefa del bloque de Unión por la Patria.
Magario reclamó ayuda para que García desista de incluir en el orden del día al proyecto para destrabar la reelección indefinida de legisladores provinciales. Una iniciativa a medida de su autor, Luis Vibona, y de Gustavo Soos. Vibona y Soos controlan la comisión de Acuerdos y de Asuntos Constitucionales, vitales para aprobar pliegos del Poder Judicial. Vibona representa al intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, y Soos al de Merlo, Gustavo Menéndez.
La vicegobernadora apeló al reglamento que obliga a esperar una sesión a los proyectos aprobados en comisión antes de ser tratados en el recinto. La voluntad de García está cruzada por la realidad de su bloque. De sus 21 senadores, Ayelén Durán, Sabrina Bastida y Marcelo Feliú, hicieron causa común con Magario por su adhesión a Kicillof. Ligado a Juan Grabois, Federico Fagioli adelantó que no votaría a favor. Igual que Sofía Vanelli para expresar el rechazo a las reelecciones de Sergio Massa.
Amigo del equilibrio inestable, el líder del Frente Renovador aportaría los votos de Sergio Vargas y Carlos Kikuchi del bloque “Unión, Renovación y Fe.”, donde se abstendrá Laura Ventura. Los dos que aportaría la oposición serán un misterio hasta que García reúna al menos a 19 de los 21 senadores propios. Kicillof prometió la colaboración de sus tres senadores en la sesión del martes próximo. Ese día se aprobarán 70 de los 201 pliegos del Poder Judicial.
El resto se resolvió en la sesión de esta semana. Versiones maliciosas aseguran que esos 131 corresponden a los negociados por García y el ministro de Justicia, Martín Mena, con la oposición. Los pendientes tendrían relación con Julio Alak, el intendente de La Plata y experto que asesora al gobernador en estas lides.