Por Juan Manuel Otero.-
Eufórico se lo veía al Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Licenciado Claudio Avruj, exhibiendo los papers de “documentos desclasificados” entregados por el Gobierno de Estados Unidos sobre el “accionar represivo” de la última dictadura militar. La documentación comprende desde 1977 a 1982…
Con sólo ver el quinquenio que ofrecen se comprende la nueva burla que sufrimos los argentinos… La HISTORIA TUERTA y los Derechos Humanos para los terroristas siguen más vivos que nunca.
Con esta farsa pretenden hacernos creer que una fresca mañana de otoño, un grupo de militares, luego de desayunar planearon metódicamente el asesinato de miles de jovencitos que recorrían las calles de nuestra Patria divulgando el Evangelio… Y que no pararon hasta llegar a la eliminación de 30.000 inocentes… recién ahí se dieron por satisfechos.
Eso es lo que pretende, ante el cobarde silencio de nuestras más altas autoridades, hacernos creer el Sr. Avruj.
Desconoce tal vez, o se hace el ignorante, que ya en los ’60, los “jóvenes idealistas” comenzaron su cruel cacería humana asesinando inocentes en su peregrina idea de tomar el poder.
(“Creo que para lograr la Patria Socialista vamos a tener que matar a no menos de un millón de personas”. Carta de Mario Roberto Santucho a su Hermano Asdrúbal, capitán del ERP).
Ante tan grave situación social, en Mayo de 1971 por Ley 19.053 se creó la Cámara Federal en lo Penal de la Nación para el juzgamiento de los delitos guerrilleros, crímenes hasta entonces desconocidos en nuestra legislación. Se logró así una justicia ágil y de excelencia adelantada en el tiempo a las similares de España por crímenes de la ETA y las BRIGADAS ROJAS de Italia.
(“Los pueblos tenemos el derecho a la violencia si queremos una revolución. Ya lo dijo Fidel: una revolución sin armas no es una revolución, es una cagada. El pueblo estará feliz cuando la revolución esté en marcha.” Hebe de Bonafini)
Bajo este novedoso sistema judicial se juzgaron con rapidez y eficacia, los crímenes terroristas que tenían por fin destruir las instituciones de la República, alentados y entrenados por Cuba, la URSS y satélites soviéticos y financiados con el producto de robos, desfalcos y secuestros.
La Cámara estaba compuesta de tres Salas conformadas por tres jueces y un secretario cada una, además de personal judicial. Ante ellas actuarían tres fiscales. No había “desaparecidos”, todos eran juzgados bajo absolutas garantías de defensa en juicio.
(“El 17 de junio volví a entrar a la casa. A las 18:40 horas pedí permiso para ir al baño donde puse en marcha el mecanismo de tiempo de la bomba. Después entré al dormitorio de los padres de María Graciela y la coloqué debajo de la cama, del lado que ocuparía el Jefe de Policía. Pero al salir volví sobre mis pasos y la corrí un poco hasta ubicarla justo donde apoyaría la cabeza; a ver si todavía fallaba!”, Ana María González, 18 años, terrorista montonera, al relatar a una revista española el asesinato del General Cesáreo Cardozo.)
Desde su creación en julio de 1971 hasta mayo de 1973 se dictaron casi 600 sentencias condenatorias y otras tantas absolutorias. Al 25 de Mayo de 1973 a la noche había 500 detenidos esperando su resolución.
Ese mismo día había asumido la primera magistratura el odontólogo Héctor J. Cámpora quien no tuvo mejor ocurrencia que encargar a su flamante Ministro del Interior, el joven Dr. Righi -a la sazón novio de su propio hijo- para que abra las puertas del penal de Devoto, libere a todos los allí encarcelados y les devuelva armas y “status” cívico.
Y ahí mismo se abrieron las puertas del infierno.
Su mandato duró un mes y medio y el propio General Perón que lo había designado como su sucesor, debió -viejo y enfermo- volver a la Patria, echarlo a patadas en el culo, llamar a elecciones y alentar a las fuerzas armadas a combatir a los asesinos, terroristas traidores a la Patria
Señor Secretario Claudio Avruj, ¿desea Ud. que le recuerde lo que sucedió a continuación?
No hará falta recurrir a documentos desclasificados de Estados Unidos, y usted lo sabe muy bien, pese a la hipócrita postura que asume.
Espero su respuesta…
10/08/2016 a las 2:23 PM
Felicitaciones!!! Juan Manuel Otero. Lamentablemente, los DDHH, son solo para el enemigo interno marxista, que atacó nuestra Patria. Las FFAA y de Seguridad, acataron, cómo corresponde, la orden de exterminar al enemigo, emitida mediante cinco decretos de Presidente Constitucional Estela Martinez de Perón y Presidente Interino Ítalo Luder. Lamentablemente, el Señor Secretario de DDHH, ignora la mitad de la historia.
CELTYV
@celtyv
Asociación Civil que nuclea a las Víctimas del Terrorismo de Argentina. Desde el 2006 luchando por Verdad, Justicia y Reparación!
Muchas gracias.
10/08/2016 a las 6:48 PM
Tambien el Gral Peron siendo presidente y luego del ataque al cuartel y asesinato de la Sra Gay,dio la orden PERSIGANLOS HASTA SUS MADRIGUERA Y EXTERMINELOS COMO A RATAS POR EL BIEN DE LA REPUBLICA!
Esta en un archivo de You Tube
12/08/2016 a las 8:15 AM
Sí, lo dijo públicamente, pero no firmó ningún decreto. Abrazos.
10/08/2016 a las 2:28 PM
POBRECITOOSSSSS SI LOS MILICOS ERAN BUENOS Y SOLO DABAN CHA CHAS EN LA COLA , MENTIRA QUE TORTURABAN …QUE LOS TIRABAN DE LOS AVIONES CON PIES DE CEMENTO….QUE LOS PICANEABAN….QUE VIOLABAN A LAS MUJERES….QUE SE QUEDABAN CON SUS HIJOS RECIEN NACIDOS , ETC ETC . POR FAVORRRRR QUE MANERA DE LEER PEL0TUDECES DEL VIEJO SENIL DE OTERO . LA HISTORIA ES UNA SOLA Y NO JUSTAMENTE LA QUE UDS QUIEREN INVENTAR . A LOS MILICOS SE LES DIO OPORTUNIDAD DE JUICIO….A LOS TERRORISTAS NO .
10/08/2016 a las 2:54 PM
Lucho…sos un payaso. Seguí con tu diarrea mental.
10/08/2016 a las 3:57 PM
PERO CHUPAME BIEN LA JAPI VER-GADOR , LA MAYORIA DE LOS MILIQUITOS RESENTIDOS COMO VOS TERMINARON EN LA RUINA POR SUS PROPIA POBRE VIDA , DEJA DE AMENAZAR Y HACER EL RIDICULO QUE NO PODES MOVER NI EL CULO , DEDICATE A BARRER Y A SENTARTE EN TU POBRE E INSIGNIFICANTE POBREZA MENTAL .
10/08/2016 a las 4:24 PM
Lucho, espero pacientemente a que rectifiques tu actitud baja con respecto a mi persona.Si esperas a que insulte como lo haces vos estas equivocado, yo solo te remarco tu falta de escrúpulos.
Ojalá algun día tengas la cintura de poder debatir correctamente.
Y hasta que no lo puedas hacer, seguís siendo un payaso.
11/08/2016 a las 3:24 AM
luchoynolucho.
OSEA «lucho y no lucho», QUE NO SABES QUE CARAJO HACÉS NI DECIS.-
ES DECIR HABLAR BOLUDECES !!!!
* LOS FANTASMAS DE LA WEB *
10/08/2016 a las 4:15 PM
Luchoynolucho o como quiera que te llames escondido en semejante apelativo, te diré que son estupideces las que estás poniendo, yo te invito a que desmientas con argumentos cada uno de los párrafos que volqué, no tengo ningún drama en pedir disulpas por algún error o cita de hechos que en realidad no sucedieron. Pero si vas a perder el tiempo insultando y diciendo tonterías, mejor andá a otra parte que seguro vas a tener audiencia. Mirá,m creo que pagan $ 300 por acompañar a Cristina a recorrer las villas, eso te quedaría mejor luchoynolucho.
10/08/2016 a las 6:52 PM
Mejor que acompañe a Bonafini,Entre los dos completaran el derrama cloacal al que nos tienen acostumbrados los que no encuentran razones para llevar un debate
10/08/2016 a las 4:44 PM
a los miles de asesinados por los grupos de subversivos no se les dio ninguna oportunidad de juicio. los jefes de las organizaciones terroristas siguen en el exterior disfrutando de los botines obtenidos con sus secuestros sin que nadie intente juzgarlos
10/08/2016 a las 2:34 PM
Quisiera poder decir que estás equivocado, estimado Juan Manuel…, ¡¡pero no puedo!!….., porque lo que dices es tan cierto, como que la gravedad nos apunta al centro de la Tierra.
10/08/2016 a las 2:35 PM
O SERA telachupoynotelachupo ?
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10/08/2016 a las 2:52 PM
Y si… judío y sionista tenía que ser, no me sorprende.
Pero no es la primera vez que se comportan asi en sociedad.
Aquí un ejemplo de lo que se pensaba hace ya muuuucho tiempo, no voy a tener la pedantería yo de negar que su condición de bajeza y asquerosidad es de estos tiempos solamente.
– GUSTAVO ADOLFO BECQUER. Su auténtico nombre era Gustavo
Adolfo Dominguez Bécquer. Uno de los más conocidos poetas
españoles y el mejor del romanticismo. Nació en Sevilla en 1836 y
falleció en 1870. En su obra «La Rosa de pasión» nos presenta un
crimen ritual judío. La obra es bella y emotiva. Dicho corto relato se
halla incluido dentro de sus famosas «Rimas y leyendas».
«En una de las callejas más oscuras y tortuosas de la ciudad imperial,empotrada y casi escondida entre la alta torre morisca de una antigua parroquia mozárabe y los sombríos y blasonados muros de una casa solariega, tenía hace muchos años su habitación raquítica, tenebrosa y miserable como su dueño, un judío llamado Daniel Leví.
Era este judío rencoroso y vengativo, como todos los de su raza, pero más que ninguno engañador e hipócrita.»
«-¡Ella es! -murmuró entre dientes el barquero-. ¡No parece sino que esta noche anda revuelta toda esa endiablada raza de judíos !… ¿Dónde diantres se tendrán dada cita con Satanás, que todos acuden a mi barca, teniendo tan cerca el puente?…»
«Rimas y Leyendas».
10/08/2016 a las 7:06 PM
Gustavo Adolfo Bécquer / 1836 – 1870
Leyendas
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La rosa de la pasión
Leyenda religiosa
_____________________________________________
Una tarde de verano, y en un jardín de Toledo, me refirió esta singular historia una muchacha muy buena y muy bonita.
Mientras me explicaba el misterio de su forma especial, besaba las hojas y los pistilos que iba arrancando, uno a uno, de la flor que da nombre a esta leyenda.
Si yo la pudiera referir con el suave encanto y la tierna sencillez que tenía en su boca, os conmovería como a mí me conmovió, la historia de la infeliz Sara.
Ya que esto no es posible, ahí va lo que de esa piadosa tradición se me acuerda en este instante.
I
En una de las callejas más oscuras y tortuosas de la ciudad imperial, empotrada y casi escondida entre la alta torre morisca de una antigua parroquia mozárabe y los sombríos y blasonados muros de una casa solariega, tenía hace muchos años su habitación raquítica, tenebrosa y miserable como su dueño, un judío llamado Daniel Leví.
Era este judío rencoroso y vengativo, como todos los de su raza, pero más que ninguno engañador e hipócrita.
Dueño, según los rumores del vulgo, de una inmensa fortuna, veíasele, no obstante, todo el día acurrucado en el sombrío portal de su vivienda, componiendo y aderezando cadenillas de metal, cintos viejos o guarniciones rotas, con las que traía un gran tráfico entre los truhanes de Zocodover, las revendedoras del Postigo y los escuderos pobres.
Aborrecedor implacable de los cristianos y de cuanto a ellos pudiera pertenecer, jamás pasó junto a un caballero principal o un canónigo de la primada sin quitarse una y hasta diez veces el mugriento bonetillo que cubría su cabeza calva y amarillenta, ni acogió en su tenducho a uno de sus habituales parroquianos sin agobiarlo a fuerza de humildes salutaciones, acompañadas de aduladoras sonrisas.
La sonrisa de Daniel había llegado a hacerse proverbial en todo Toledo, y su mansedumbre, a prueba de las jugarretas más pesadas y las burlas y rechiflas de sus vecinos, no conocían limites.
Inútilmente los muchachos, para desesperarlo, tiraban piedras a su tugurio; en vano los pajecillos y hasta los hombres de armas del próximo palacio pretendían aburrirlo, llamándole con los nombres más injuriosos, o las viejas devotas de la feligresía se santiguaban al pasar por el umbral de su puerta, como si viesen al mismo Lucifer en persona.
Daniel sonreía eternamente, con una sonrisa extraña e indescriptible. Sus labios delgados y hundidos se dilataban a la sombra de su nariz desmesurada y corva como el pico de un aguilucho, y aunque de sus ojos pequeños, redondos y casi ocultos entre las espesas cejas, brotaba una chispa de mal reprimida cólera, seguía impasible golpeando con su martillito de hierro el yunque donde aderezaba las mil baratijas mohosas y, al parecer, sin aplicación alguna, de que se componía su tráfico.
Sobre la puerta de la casucha del judío, y dentro de un marco de azulejos de vivos colores, se abría un ajimez árabe, resto de las antiguas construcciones de los moros toledanos. Alrededor de las caladas franjas del ajimez, y enredándose por la columnilla de mármol que lo partía en dos huecos iguales, subía desde el interior de la vivienda una de esas plantas trepadoras que se mecen verdes y llenas de savia y lozanía sobre los ennegrecidos muros de los edificios ruinosos.
En la parte de la casa que recibía una dudosa luz por los estrechos vanos de aquel ajimez, único abierto en el musgoso y agrietado paredón de la calleja, habitaba Sara, la hija predilecta de Daniel.
Cuando los vecinos del barrio pasaban por delante de la tienda del judío y veían por casualidad a Sara tras las celosías de su ajimez morisco y a Daniel acurrucado junto a su yunque, exclamaban en alta voz, admirados de las perfecciones de la hebrea:
– ¡Parece mentira que tan ruin tronco haya dado tan hermoso vástago!
Porque, en efecto, Sara era un prodigio de belleza. Tenía los ojos grandes y rodeados de un sombrío cerco de pestañas negras, en cuyo fondo brillaba el punto de luz de su ardiente pupila como una estrella en el cielo de una noche oscura. Sus labios, encendidos y rojos parecían recortados hábilmente de un paño de púrpura por las invisibles manos de un hada. Su tez era blanca, pálida y transparente como el alabastro de la estatua de un sepulcro. Contaba apenas dieciséis años, y ya se veía grabada en su rostro esa dulce tristeza de las inteligencias precoces, y ya hinchaban su seno y se escapaban de su boca esos suspiros que anuncian el vago despertar del deseo.
Los judíos más poderosos de la ciudad, prendados de su maravillosa hermosura, la habían solicitado para esposa; pero la hebrea, insensible a los homenajes de sus adoradores y a los consejos de su padre, que instaba para que eligiese un compañero antes de quedar sola en el mundo, se mantenía encerrada en un profundo silencio, sin dar más razón de su extraña conducta que el capricho de permanecer libre.
Al fin, un día, cansado de sufrir los desdenes de Sara y sospechando que su eterna tristeza era indicio cierto de que su corazón abrigaba algún secreto importante, uno de sus adoradores se acercó a Daniel y dijo:
– ¿Sabes, Daniel, que entre nuestros hermanos se murmura de tu hija?
El judío levantó un instante los ojos de su yunque, suspendió su continuo martilleo, y sin mostrar la menor emoción, preguntó a su interpelante:
– ¿Y qué dicen de ella?
– Dicen – prosiguió su interlocutor–, dicen… ¡Qué sé yo! Muchas cosas… Entre ellas, que tu hija está enamorada de un cristiano.
Al llegar a este punto, el desdeñado amante de Sara se detuvo para ver el efecto que sus palabras hacían en Daniel.
Daniel levantó de nuevo sus ojos, lo miró un rato fijamente, sin decir palabra, y, bajando otra vez la vista para seguir su interrumpida tarea, exclamó:
– ¿Y quién dice que eso no es una calumnia?
– Quien los ha visto conversar más de una vez en esta misma calle, mientras tú asistes al oculto sanedrín de nuestros rabinos – insistió el joven hebreo, admirado de que sus sospechas primero, y después sus afirmaciones, no hiciesen mella en el ánimo de Daniel.
Este, sin abandonar su ocupación, fija la mirada en el yunque, sobre el que después de dejar a un lado el martillo se ocupaba en bruñir el broche de metal de una guarnición con una pequeña lima, comenzó a hablar en voz baja y entrecortada, como si maquinalmente fuesen repitiendo sus labios las ideas que cruzaban por su mente.
– ¡Je, je, je! – decía, riéndose de una manera extraña y diabólica–. ¿Con que a mi Sara, al orgullo de la tribu, al báculo en que se apoya mi vejez, piensa arrebatármela un perro cristiano? ¿Y vosotros creéis que lo hay? ¡Je!, ¡je! – continuaba, siempre hablando para sí y siempre riéndose mientras la lima chirriaba cada vez con más fuerza, mordiendo el metal con sus dientes de acero–. ¡Je! ¡Je! Pobre Daniel, dirán los míos, ¡ya chochea! ¿Para qué quiere ese viejo moribundo y decrépito esa hija tan hermosa y tan joven, si no sabe guardarla de los codiciosos ojos de nuestros enemigos?… ¡Je! ¿Crees tú, por ventura, que Daniel duerme? ¿Crees tú, por ventura, que si mi hija tiene un amante…, que bien pudiera ser, y ese amante es cristiano y procura seducirla, y la seduce, que todo es posible, y proyecta huir con ella, que también es fácil, y huye mañana, por ejemplo, lo cual cabe dentro de lo humano, crees tú que Daniel se dejara arrebatar su tesoro?… ¿Crees tú que no sabrá vengarse?
– Pero – exclamó interrumpiéndole el joven–, ¿sabéis acaso…?
– Sé – dijo Daniel levantándose y dándole un golpecito en la espalda–, sé más que tú, que nada sabes ni nada sabrías si no hubiese llegado la hora de decirlo todo… Adiós; avisa a nuestros hermanos para que cuanto antes se reúnan. Esta noche, dentro de una o dos horas, yo estaré con ellos. ¡Adiós!
Y esto diciendo, Daniel empujó suavemente a su interlocutor hacia la calle, recogió sus trebejos muy despacio y comenzó a cerrar con dobles cerrojos y aldabas la puerta de la tiendecilla.
El ruido que produjo ésta al encajarse rechinando sobres sus premiosos goznes impidió al que se alejaba oír el rumor de las celosías sobre el ajimez, que en aquel punto cayeron de golpe, como si la judía acabara de retirarse de su alféizar.
II
Era noche de Viernes Santo, y los habitantes de Toledo, después de haber asistido a las tinieblas en su magnífica catedral, acababan de entregarse al sueño o referían al amor de la lumbre consejas parecidas a las del Cristo de la Luz, que, robado por unos judíos, dejó un rastro de sangre por el cual se descubrió el crimen, o la historia del Santo Niño de la Guardia, en quien los implacables enemigos de nuestra fe renovaron la cruel Pasión de Jesús.
Reinaba en la ciudad un silencio profundo, interrumpido a intervalos, ya por las lejanas voces de los guardias nocturnos que en aquella época velaban en derredor del Alcázar, ya por los gemidos del viento, que hacía girar las veletas de las torres o zumbaba entre las torcidas revueltas de las calles, cuando el dueño de un barquichuelo que se mecía amarrado a un poste cerca de los molinos, que parecen como incrustados al pie de las rocas que baña el Tajo, y sobre las que se asienta la ciudad, vio aproximarse a la orilla, bajando trabajosamente por uno de los estrechos senderos que desde lo alto de los muros conducen al río, a una persona a quien, al parecer, aguardaba con impaciencia.
– ¡Ella es! – murmuró entre dientes el barquero–. ¡No parece sino que esta noche anda revuelta toda esa endiablada raza de judíos !… ¿Dónde diantres se tendrán dada cita con Satanás, que todos acuden a mi barca, teniendo tan cerca el puente?… No, no irán a nada bueno cuando así evitan toparse de manos a boca con los hombres de armas de San Cervantes, pero, en fin, ello es que me dan buenos dineros a ganar, y a su alma su palma, que yo en nada entro ni salgo.
Esto diciendo, el buen hombre, sentándose en su barca, aparejó los remos, y cuando Sara, que no era otra la persona a quien al parecer había aguardado hasta entonces, hubo saltado al barquichuelo, soltó la amarra que lo sujetaba y comenzó a bogar en dirección a la orilla opuesta.
– ¿Cuántos han pasado esta noche? – preguntó Sara al barquero apenas se hubieron alejado de los molinos y como refiriéndose a algo de que ya habían tratado anteriormente.
– Ni los he podido contar – respondió el interpelado: ¡un enjambre! Parece que esta noche será la última que se reúnen.
– ¿Y sabes de qué tratan y con qué objeto abandonan la ciudad a estas horas?
– Lo ignoro…; pero ello es que aguardan a alguien que debe de llegar esta noche. Yo no sé para qué lo aguardarán, aunque presumo que para nada bueno.
Después de este breve diálogo, Sara se mantuvo algunos instantes sumida en un profundo silencio y como tratando de ordenar sus ideas. «No hay duda – pensaba entre sí–; mi padre ha sorprendido nuestro amor y prepara, alguna venganza horrible. Es preciso que yo sepa dónde van, qué hacen, qué intentan. Un momento de vacilación podría perderlo».
Cuando Sara se puso un instante en pie, y como para alejar las horribles dudas que la preocupaban se pasó la mano por la frente, que la angustia había cubierto de un sudor glacial, la barca tocaba a la orilla opuesta.
– Buen hombre – exclamó la hermosa hebrea, arrojando algunas monedas a su conductor y señalando un camino estrecho y tortuoso que subía serpenteando por entre las rocas, ¿es ese el camino que siguen?
– Ese es, y cuando llegan a la Cabeza del Moro, desaparecen por la izquierda. Después, el diablo y ellos sabrán a dónde se dirigen – respondió el barquero.
Sara se alejó en la dirección que éste le había indicado. Durante algunos minutos se la vio aparecer y desaparecer alternativamente entre aquel oscuro laberinto de rocas oscuras y cortadas a pico después, y cuando hubo llegado a la cima llamada la Cabeza del Moro, su negra silueta se dibujó un instante sobre el fondo azul del cielo, y, por último, desapareció entre las sombras de la noche.
III
Siguiendo el camino donde hoy se encuentra la pintoresca ermita de la Virgen del Valle, y como a dos tiros de ballesta del picacho que el vulgo conoce en Toledo por la Cabeza del Moro, existían aún en aquella época los ruinosos restos de una iglesia bizantina, anterior a la conquista de los árabes.
En el atrio, que dibujaban algunos pedruscos diseminados por el suelo, crecían zarzales y hierbas parásitas, entre las que yacían, medio ocultas, ya el destrozado capitel de una columna, ya un sillar groseramente esculpido con hojas entrelazadas, endriagos horribles o grotescas o informes figuras humanas. Del templo sólo quedaban en pie los muros laterales y algunos arcos rotos ya y cubiertos de hiedra.
Sara, a quien parecía guiar un sobrenatural presentimiento, al llegar al punto que le había señalado su conductor, vaciló algunos instantes, indecisa acerca del camino que debía seguir; pero, por último, se dirigió con paso firme y resuelto hacia las abandonadas ruinas de la iglesia.
En efecto, su instinto no la había engañado. Daniel, que ya no sonreía; Daniel, que no era ya el viejo débil y humilde, sino que, antes bien, respirando cólera de sus pequeños y redondos ojos, parecía animado del espíritu de la venganza, rodeado de una multitud como él, ávida de saciar su sed de odio en uno de los enemigos de su religión, estaba allí y parecía multiplicarse dando órdenes a los unos, animando en el trabajo a los otros, disponiendo, en fin, con una horrible solicitud los aprestos necesarios para la consumación de la espantosa obra que había estado meditando días y días, mientras golpeaba impasible el yunque de su covacha de Toledo.
Sara, que en favor de la oscuridad había logrado llegar hasta el atrio de la iglesia, tuvo que hacer un esfuerzo para no arrojar un grito de horror al penetrar en su interior con la mirada.
Al rojizo resplandor de una fogata que proyectaba las sombras de aquel círculo infernal en los muros del templo, había creído ver que algunos hacían esfuerzos por levantar en alto una pesada cruz, mientras otros tejían una corona con las ramas de los zarzales o afilaban sobre una piedra las puntas de enormes clavos de hierro. Una idea espantosa cruzó por su mente: recordó que a los de su raza los habían acusado más de una vez de misteriosos crímenes; recordó vagamente la aterradora historia del Niño Crucificado, que ella hasta entonces había creído una grosera calumnia inventada por el vulgo para apostrofar y zaherir a los hebreos.
Pero ya no le cabía duda alguna; allí, delante de sus ojos, estaban aquellos horribles instrumentos de martirio, y los feroces verdugos sólo aguardaban a la víctima.
Sara, llena de una santa indignación, rebosando en generosa ira y animada de esa fe inquebrantable en el verdadero Dios que su amante le había revelado, no pudo contenerse a la vista de aquel espectáculo y, rompiendo por entre la maleza que la ocultaba, presentóse de imprevisto en el umbral del templo.
Al verla aparecer, los judíos arrojaron un grito de sorpresa, y Daniel, dando un paso hacia su hija, en ademán amenazante, le preguntó con voz ronca:
– ¿Qué buscas aquí, desdichada?
– Vengo a arrojar sobre vuestras frentes – dijo Sara con voz firme y resuelta– todo el baldón de vuestra infame obra, y vengo a deciros que en vano esperáis la víctima para el sacrificio, si ya no es que intentáis cebar en mí vuestra sed de sangre, porque el cristiano a quien aguardáis no vendrá porque yo lo he prevenido de vuestras asechanzas.
– ¿Sara! – exclamó el judío, rugiendo de cólera–. Sara, eso no es verdad; tú no puedes habernos hecho traición, hasta el punto de revelar nuestros misteriosos ritos, y si es verdad que los has revelado, tú no eres mi hija…
– No; ya no lo soy; he encontrado otro Padre, un Padre todo amor para los suyos, un Padre a quien vosotros clavasteis en una afrentosa cruz y que murió en ella por redimiros, abriéndonos para una eternidad las puertas del cielo. No; ya no soy vuestra hija, porque soy cristiana y me avergüenzo de mi origen.
Al oir estas palabras, pronunciadas con esa enérgica entereza que sólo pone el cielo en boca de los mártires, Daniel, ciego de furor, se arrojó sobre la hermosa hebrea y derribándola en tierra y asiéndola por los cabellos, la arrastró, como poseído de un espíritu infernal, hasta el pie de la cruz, que parecía abrir sus descarnados brazos para recibirla, exclamando al dirigirse a los que los rodeaban:
– Ahí os la entrego; haced vosotros justicia de esa infame, que ha vendido su honra, su religión y a sus hermanos.
IV
Al día siguiente, cuando las campanas de la catedral asordaban los aires tocando a gloria, y los honrados vecinos de Toledo se entretenían en tirar ballestazos a los Judas de paja, ni más ni menos que como todavía lo hacen en algunas de nuestras poblaciones, Daniel abrió la puerta de su tenducho, como tenía por costumbre, y con su eterna sonrisa en los labios comenzó a saludar a los que pasaban, sin dejar por eso de golpear en el yunque con su martillito de hierro; pero las celosías del morisco ajimez de Sara no volvieron a abrirse, ni nadie vio más a la hermosa hebrea recostada en su alféizar de azulejos de colores.
*
Cuentan que algunos años después un pastor trajo al arzobispo una flor hasta entonces nunca vista, en la cual se veían figurados todos los atributos del martirio del Salvador del mundo, flor extraña y misteriosa, que había crecido y enredado sus tallos por entre los ruinosos muros de la derruida iglesia.
10/08/2016 a las 4:01 PM
Becquer era Judio.
El apellido Dominguez, por otra parte.Es sefaradí.
Y la verdad, Ud escribe para el orto . Y no se le entiende que carajo quiere decir.
10/08/2016 a las 4:20 PM
Se entiende perfectamente la cita…lo que pasa es que usted busca excusas para insultar porque le picó lo que quise decir.
Por otra parte que yo tenga entendido Becquer no era judío.
Ciertamente si usted hace un esfuerzo podrá comprender lo que quise decir.
Como le vuelvo repetir,usted busca la oportunidad de insultar, con el mas rídiculo de los argumentos.
10/08/2016 a las 4:44 PM
¡¡¡Acá hay algo raro!!!……..; no puede ser que los Norteamericanos hayan mandado, solamente, información desclasificada desde el 77 en adelante…, porque sería una muestra demasiado evidente de parcialidad específica, cosa «tecnicamente torpe», salvo casos de Emergencia Mayor o Guerra.
Están boleados los empleados de Obama…, o los de acá escondieron parte de la información.
Guille
10/08/2016 a las 6:58 PM
Alguien conoce lo que realmente dicen los documentos,Porque hasta ahora solo escuche algo dicho por abruj y otros del zurdaje,lo que no es ninguna garantia
11/08/2016 a las 12:30 AM
Elga: Todavía no entiendo porqué el Pato rengo de Obama entrega el dossier de los años 70, sabemos que esto va a ser utilizado indiscriminadamente por las agrupaciones de los derechos humanos y afines, y van a volver a revolver y revolver para seguir «sujetando» al gobierno con los caprichos de dichas organizaciones, esto no va a servir para cerrar la tan mentada grieta, todo lo contrario porque la guerra ideológica entre los juramentados camporistas y demás «orgas» ya está desatada contra el gobierno o todo aquel que piense diferente a ellos, ya vimos su accionar cuando se quiso allanar la cueva de las viejas de la plaza, verdadero semillero de futuros subversivos, todo se cuestiona cuando se habla de los 60 y 70, mientras esto pasa Macri niega que en la Argentina haya presos políticos, la situación de los cientos que estan privados de su libertad en todo el país es altamente crítica, solo Carrio hablo (tarde) pero hablo al fin se la situación de los detenidos, y si ella lo sacó a la luz algo muy grave está sucediendo con los viejos soldados y policias detenidos. La Bonafini lo tiene amordazado al gobierno, en una entrevista se le preguntó al presidente por la cantidad de desaparecidos, y en vez de decir cifras cuasi oficiales las cuales oscilan entre 6.000 y 8.000 dijo muy suelto de cuerpo que no tenia idea, un presidente no puede mostrar la vulnerabilidad que muestra permanentemente, recordemos almanco del paraná le tenía un miedo reverencial a la viuda del tuerto, y Macri esta demostrando que tiene un miedo a la verdad que lo paraliza a el y a su gabinete si no reacciona lo van a pasar por arriba, ya el seudo peronismo está preparando la embestida desestabilizadora
10/08/2016 a las 7:04 PM
Alguien leyo los documentos completo?porque yo solo escuche algunos comentarios de Abruj,lo que no es ninguna garantia que sean reales.Por ejemplo e3llos tienen la verdad sobre los muertos o desaparecidos.la fijan en 8mil ,igual que los informes de la Cruz Roja,
10/08/2016 a las 5:19 PM
Mientras documentos -clasificados o no- van, vienen o vendrán, sigue vigente el repulsivo versito de «lesa humanidad». ¿Llegará algún día en que se juzgue a quienes cometieron homicidios, secuestros, torturas, etc., exclusivamente por las conductas desplegadas, prescindiendo de las zonceras esgrimidas a modo de «ideales»? Mientras ello ocurra, la impunidad de que gozan los cobardes terroristas de entonces, al contrastar con la unilateral visión de los jueces cortesanos respecto de quienes ejercían la autoridad, hace que exista en éste país en joda un sucedáneo de justicia, de pésima sustancia y jerarquía.
10/08/2016 a las 6:56 PM
¿¿Mandó USA solamente esos «documentos desclasificados»…, o mandó más y solo muestran lo «políticamente correcto»??
Guille
10/08/2016 a las 7:10 PM
Escribí aquí tres veces y no lo publican. ¡Problemas técnicos?
10/08/2016 a las 7:42 PM
GRACIAS TENIENTE GENERAL
JORGE RAFAEL VIDELA
VENCISTE A LOS TERRORISTAS DEL ERP Y DE MONTONEROS
GRACIAS SOLDADO
Y HOMBRE HONESTO
10/08/2016 a las 7:43 PM
LARRABUREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
10/08/2016 a las 8:03 PM
Ud. bien sabe señor OTERO que «este secretario» no va a responder su postura (como la nuestra que la vivimos).
Y más si «nuestro» presidente Macri dice…»que no sabe si son 9 mil o 30 mil desaparecidos». Y que «los juicios de lesa humanidad van a continuar…»
Y yo como muchos, creo, lo votamos (pese a que estaba exceptuado por edad), cuando dijo que se iban a terminar los «curros» de los DD.HH.
10/08/2016 a las 8:32 PM
Comparto Higinio, tengo 73, tampoco estoy obligado a votar, pero lo hice por Cambiemos ilusionado con la promesa de acabar con el curro de los DDHH y….. nada cambió, me estafaron otra vez….
10/08/2016 a las 9:53 PM
Para Carlos Higino y usted, apreciado Compatriota: ya pueden los «verseros anunciadores» en los que habíamos confiado, dejar de sumar dos millones y medio de votos en las próximas…., esas elecciones intermedias por las que ya se están mojando y ensuciando los lienzos. Al sabalaje choripanero se lo engaña fácil y frecuentemente…, pero no con todos es lo mismo.
A sus órdenes, Juan Manuel.
Guille
11/08/2016 a las 11:07 AM
Cámara Electoral de lealtad asegurada para admisión o rechazo de partidos y candidatos.
Padrones emprolijados.
Voto electrónico.
Cómputo por Indra.
Urnas por Oca.
Sábanas largas y cortas, todo terreno, todo tamaño.
11/08/2016 a las 11:17 AM
Uso discrecional de medios, como de costumbre.
11/08/2016 a las 4:34 PM
DESGARRADORA APELACIÓN A LA CONCIENCIA DE MACRI
11 de Agosto del año 2016 – Nº 1410
http://www.labotellaalmar.com/paginadeldia.php
11/08/2016 a las 5:41 PM
No entiendo cómo un excelente
articulista como el señor OTERO,
puede dilapidar su tiempo respon-
diéndole a los foristas.
Ni tampoco entiendo que otros
foristas tomen en serio y se ofus-
quen contra otros foristas.
Hay que saber comprender a
esos pobres resentidos. Y luego
dejarlos que respiren por su herida.
El mejor premio con que nuestro
Ejército nos obsequió a los argentinos
de bien son los SIETE MIL PIOJOSOS
que en las serenísimas noches de
brillante plenilunio navegaron desespe-
ranzados el anchuroso estuario del Plata.
De ahi en más, parafraseando a la tribuna,
«A CANTARLE A GARDEL !!!».
12/08/2016 a las 11:15 AM
Es evidente que Avruj y, quien lo designó, o sea Macri, han adoptado el mendaz relato kirchnerista-montonero, o bien se identifican con la guerra revolucionaria o guerra subversiva que en Argentina, desde el gobierno del Dr. Frondizi hasta Perón-Perón, ensangrentó a la Argentina por decisión de la URSS que utilizó a los genocidas Castro como trampolín para atacar nuestro país y hacer un Vietnam de toda América, como se expresó en la reunión de la OLAS..
Confirma Avruj que ha sido y es simpatizante de los terroristas del ERP, Montoneros, FAL, FAR y FAP como lo fueron cuantiosos integrantes de estas organizaciones que portaban apellidos judíos. Atacaron la Argentina durante gobiernos elegidos por el pueblo, para tomar el poder y establecer un régimen dictatorial castrista. Esto identifica a Macri con Kirchner y Cristina Kirchner, está utilizando el discurso «progre» para obtener el apoyo de los partidarios de la guerra revolucionaria, pero ¿Para qué? ¿Para hacer igual que los K, seguir robando escudado tras un relato «progre» o «zurdoso»?
¿Tendrá Macri la hombría de dejar de mentir respecto de lo que llamó «curro de los derechos humanos» y manifestar cuáles son sus verdaderas intenciones, o estamos frente a un kirchnerismo disfrazado de modernismo?
Es lamentable que Avruj no advierta que se ha colocado en una posición que no favorece en nada el concepto que tiene gran parte de la sociedad sobre su origen semita. No es inteligente, extremadamente resentido social o bien le gusta demasiado vivir de los alfalafares del Estado y de los privilegios que éste otorga malamente.
12/08/2016 a las 11:16 AM
Corrijo: «alfalfares» por «alfalafares».
13/08/2016 a las 1:05 PM
Cada vez que leo la postura de Macri sobre lo ocurrido en los años 70,con sus cómplices Claudio Avruj y el Angel del Pitito me vuelvo loco. Se me pasa cuando pienso en Zanini Presidente y en Animal Fernández Gobernador