Por Juan José de Guzmán.-

Quien era Presidente cuando robó de las arcas del Estado (por lo que fue condenada a 6 años de prisión) reposteó un mensaje que el diputado nacional Leopoldo Moreau publicó sobre lo que él define como “la instalación de una dictadura de los jueces”. Fue entonces que Cristina se expresó, “solamente con este Partido Judicial… en la Argentina hay que explicar lo obvio”.

Si mal no tengo entendido, lo obvio, para un Presidente, es “no robar los dineros del pueblo al que dice amar”, ¿o acaso estoy confundido?

Con el kirchnerismo todos los días hay que salir a pedir o dar explicaciones y/o aclaraciones respecto de cómo ellos creen o suponen que “son o deben ser las cosas”.

A Cristina no le cierra el blanco, decía Lanata cuando la denunciaba en sus valientes programas de TV cuando ella era Presidenta y efectivamente estaba en lo cierto. No habría la más mínima posibilidad de justificar las cifras y bienes declarados en sus declaraciones juradas con el sueldo percibido en la administración pública y mejor no imaginar a cuánto llegaría su fortuna si se pudiesen sumar sus acreencias en paraísos fiscales, como Luxemburgo e Islas Seychelles. ¿O alguien creyó en el cuentito de Caperucita Roja que nos contaron a los argentinos cuando, escaso de combustible, el avión que la trasladaba de regreso a la Argentina desde Vietnam tuvo que hacer una “parada técnica” en las islas donde se supone los Kirchner tienen unas monedas guardadas a resguardo de investigaciones odiosas (adivinen, quién sugirió semejante cosa en 2013, en medio de una sesión en el Congreso. Adivinen… El Diputado Milman, el mismo al que un asesor del diputado Cleri (FDT), dijo haber escuchado en medio del ruido ambiente de tazas, pocillos, cucharitas y conversaciones cruzadas contarle a dos asesoras que estaban con él en una mesa cercana de un bar cercano al Congreso, 2 días antes del atentado a CFK “cuando la maten voy a estar camino a la costa”.

De nada valdrán los esfuerzos por convencer a una militancia obtusa y ciega que repite que es inocente, que “Ella” no robó, que ella es honesta.

Lo mejor que nos podría pasar a los argentinos que queremos un futuro mejor que el que nos legó el kirchnerismo sería, tal vez, dándole menos espacio a las noticias que informan sobre cada movimiento suyo, para que su figura tienda a desaparecer de los medios junto a la caterva de sinvergüenzas que formaron parte del equipo más exitoso dentro del Club de los Malos (diría Borensztein) que azoló a nuestra Patria.

Cuando esto suceda, Argentina será un país más libre, libre de mafias, de gente que aprovechó el poder de su investidura para enriquecerse a expensas de un Estado inerte, poblado de personajes cooptados y de una justicia ineficiente y cómplice, en medio de un relato mendaz y tergiversado, que pretendió apoderarse de banderas de DDHH que desde 1985 con el “Nunca Más” y el Juicio a las Juntas pertenecieron al radicalismo.

Entonces sí, con la misma contundencia que tuvo el alegato final del Fiscal Diego Luciani, canjearle la absolución que ella pregona haber logrado de la historia por el lugar, que como nadie merece amén de la prisión, el ostracismo.

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