Por Hernán Andrés Kruse.-
IMPACTO DE LA GUERRA COMERCIAL ENTRE EEUU Y CHINA EN AMÉRICA LATINA. RETOS Y OPORTUNIDADES
“La rivalidad estratégica entre EE.UU. y China, derivada en guerra comercial, ha impactado las dinámicas de la economía mundial y a los actores que en ella intervienen, especialmente en la región de América Latina que, aunque de modo aparente no ocupa un lugar cimero en las prioridades de política exterior de la actual administración Biden, gana relevancia en cuanto a la relativización de la hegemonía estadounidense, debido a sus recientes vínculos con la nación asiática.
Desde principios del siglo XXI, la nación asiática ha redoblado su presencia económica y política en América Latina, sobre todo mediante la compra de grandes volúmenes de materias primas y las inversiones directas; siendo este vínculo observado con preocupación por los EE.UU. Si bien inicialmente las acciones chinas se dirigían a aprovechar oportunidades financieras puntuales en la región, a partir de 2013 América Latina se inserta en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, acrecentándose la interdependencia económica entre el área y la nación asiática mediante una intensa política exterior bidireccional basada en el desarrollo de proyectos de infraestructura y el aumento de las inversiones directas chinas y de la cooperación.
En Sudamérica, China ha desplazado a EE.UU. como principal socio comercial. Por ejemplo, el 78% de la soja de Brasil y el 41% del cobre de Chile son importados por China; mientras que en Centroamérica, China muestra interés de acercamiento a Panamá -aunque este país ístmico orbita bajo la influencia político-económica estadounidense- y hacia allí dirige sus esfuerzos en materia de infraestructura, por ser una pieza clave como canal interoceánico. Según Gerardo Lissardy, al comenzar la guerra comercial entre China y EE.UU., para muchas naciones latinoamericanas aumentaron las expectativas de percibir beneficios en la región por medio de la venta a ambas potencias de aquellos productos que dejaran de comprarse entre sí. Sin embargo, la estrecha interconexión de los actores que conforman el sistema de relaciones económicas internacionales determina que el conflicto sino-estadounidense afecte también a todos aquellos integrados a las cadenas globales de valor en China y en EE.UU.
De esta manera, los países latinoamericanos que sostienen relaciones comerciales significativas con China han sido afectados por las fluctuaciones, tendientes al decrecimiento, en la demanda de exportaciones de la nación asiática. Como colofón, el período pandémico de COVID-19 condujo a una inevitable desaceleración y un decrecimiento en los niveles de inversión directa de China en la región. Por tanto, el impacto de la guerra comercial en las economías de la región se ha comportado de manera desigual. Por ejemplo, los precios de productos como la soja argentina, el cobre chileno o los minerales peruanos han reportado oscilaciones, predominantemente tendientes a la baja e incluso desplomes, lo cual ha reducido las ganancias exportadoras y las recaudaciones de los gobiernos. (Lissardy).
Juan Ruiz, economista jefe del BBVA Research para la unidad de América del Sur, expone que el impacto sobre América Latina está dado por el modo en que se articula la región con estos dos socios comerciales. Una reducción de 0,4% en el crecimiento estadounidense afecta al ciclo económico mexicano, y una reducción de un punto porcentual en China afectaría a América del Sur, estrechamente enlazada con el ciclo económico chino. Por otro lado, de acuerdo con algunos análisis recientes, México podría beneficiarse del contexto de la guerra comercial, pues la presencia del país latinoamericano en la canasta de importaciones de EE.UU. ha crecido, mientras cae la china.
Durante la presidencia de Trump, con su política de «America First», se privilegió el desarrollo del mercado interno y a las cadenas de producción íntimamente vinculadas a su industria, como lo constituye el caso de México. En el primer trimestre de 2019, la participación de China en el mercado importador estadounidense se redujo a 17,7% contra un 21% del año anterior, mientras México la aumentó a 14,5% desde 13,5% en el mismo período, señaló Luis de la Calle, ex subsecretario mexicano de negociaciones comerciales internacionales. (Lissardy) Este país podría resultar un beneficiario de dicha coyuntura, tomando en consideración que es un destino natural para que las empresas estadounidenses importen insumos y manufacturas, lo cual podría tener un impacto directo en el crecimiento de su PIB. “(…) A medida que las empresas buscan reducir su dependencia de la cadena de suministro de China, México se encuentra en una posición única para capturar una parte significativa de la inversión redirigida resultante” (Posma).
En 2019, y por primera vez en la historia, México desplazó a China como primer socio comercial estadounidense. El intercambio comercial México-EE.UU. alcanzó un intercambio histórico de US$614 mil millones de dólares. El monto superó en 9.95% el flujo comercial entre China y EE.UU. Sin embargo, los beneficios de México con la guerra comercial entre estas potencias son coyunturales, pues se requiere el acompañamiento de una estrategia gubernamental que se preserve en el tiempo y que aproveche el contexto externo, promoviendo el desarrollo del sector exportador.
Durante el gobierno de Trump, EE.UU. se mostró más enfocado en la región, sobre todo a partir de la incorporación masiva de países latinoamericanos a la Iniciativa china. En este sentido, para afectar a las empresas chinas y contrarrestar el avance del gigante asiático, llevó a cabo una serie de medidas desestabilizadoras, como presiones a determinados países del área y la implementación del proyecto América Crece (AC). Este proyecto geopolítico fue lanzado en 2018, y oficializado en 2019, como alternativa a la Iniciativa china con el objetivo de competir con ésta. Busca asociar a los gobiernos de la región mediante Memorandos de Entendimiento, el compromiso diplomático de alto nivel, diálogos bilaterales, la asistencia técnica e intercambios. Dentro de los 14 países latinoamericanos que integran el AC, se encuentran Argentina, Chile y Colombia. Por otra parte, Venezuela, Nicaragua y Cuba fueron automáticamente rechazados en la concepción del proyecto, con la finalidad de ejercer presión y promover el aislamiento de estos en la región.
En adición, el AC propone la ayuda al mejoramiento de los marcos regulatorios y las estructuras de adquisición de los países latinoamericanos, lo que se traduce en la admisión, por parte de las naciones participantes, de estructuras legislativas que beneficien los intereses estadounidenses. De esta forma, EE.UU. puede maniobrar en las Asambleas Nacionales tanto en favor de sus propios objetivos económicos como en función de emprender acciones para arremeter o remover gobiernos que ideológicamente no armonicen con sus aspiraciones (González Sáez) Por tanto, la esencia del AC ha radicado en fortalecer el posicionamiento estratégico del capital estadounidense en las economías de la región como mecanismo efectivo de dominación (González Morales) y como estrategia para obstaculizar las relaciones sino-latinoamericanas (Youkee), no solo en detrimento del ascenso económico chino, sino también en interés de conservar las tradicionales estructuras económico-sociales y de poder en América Latina, así como su limitada base productiva, el patrón primario exportador de sus economías, la débil inserción en las cadenas globales de valor y la gran dependencia estructural de los mercados externos.
En correspondencia con percepciones compartidas en el seno de la comunidad académica internacional, la mayoría de los expertos y funcionarios latinoamericanos mostraron cierto entusiasmo con la retirada de Donald Trump de la presidencia y el inicio de una nueva etapa que muchos investigadores supusieron diametralmente opuesta. Sin embargo, Biden ha demostrado que las políticas de su administración representan una continuidad respecto a las de su predecesor; aunque en su proyección discursiva se desmarca del realismo político de su antecesor e intenta revalorizar los conceptos tradicionales de “democracia”, “libertad” y “derechos humanos” para restaurar la dañada imagen del país. En la práctica se ha mantenido la esencia de la posición geoeconómica de EE.UU. y, por tanto, el empleo de los instrumentos económicos de poder con fines coercitivos. Si bien se retoman anteriores alianzas multilaterales para contrarrestar el auge de China como parte de los esfuerzos por recuperar el papel predominante en el sistema internacional, ello representa una modificación cosmética que no implica la transformación radical de las estrategias geopolítica, ni geoestratégica estadounidenses.
El escenario descrito evidencia que el manejo de instrumentos económicos de poder ocupa un lugar prioritario en la estrategia norteamericana pues, en gran medida, caracteriza y determina la política exterior de EE.UU. hacia China y América Latina. Ellos son utilizados para “dañar la infraestructura y la capacidad de reproducción de estas sociedades para rendirlas o subordinarlas” (Fernández Tabío), con el fin último de preservar su posicionamiento como potencia hegemónica en el sistema internacional. En correspondencia con ello, la utilización de estos instrumentos económicos ha impactado, además, en el avance de los procesos progresistas y emancipadores regionales, obstaculizando sus procesos autóctonos de crecimiento económico. A pesar de las presiones estadounidenses en América Latina, ni las élites dominantes, ni los gobiernos conservadores de la región han renunciado a la importante relación con China, de la que dependen económicamente, sobre todo en Suramérica. Por tanto, el actual contexto impone a los países de América Latina aplicar políticas económicas que impulsen el desarrollo y la expansión del mercado interno, con el objetivo de garantizar sus propias fuentes de empleos estables y lograr sustituir la inversión extranjera por inversión doméstica.
Según Fernández Tabío, ante el escenario de conflicto de intereses entre potencias del sistema internacional, se torna imprescindible el desarrollo de políticas económicas con una proyección geoeconómica antiimperialista y desde iniciativas autónomas, dirigidas a fortalecer la autosuficiencia de la economía interna, así como diversificar las relaciones internacionales y trabajar en la disminución de las vulnerabilidades. En medio de la competencia por el poder mundial, ello condiciona un acercamiento mayor a países como China, potencia con otra lógica política, y claramente no subordinada a los designios de Estados Unidos”.
CONCLUSIONES
“Las relaciones entre China y EE.UU. se encuentran signadas por la competencia y la cooperación estratégica, así como por una creciente interdependencia económica. Sin embargo, el ascenso de China como la segunda mayor economía del planeta, con posibilidades objetivas para resquebrajar la hegemonía de los EE.UU. en el sistema internacional, ha precipitado el declive relativo del liderazgo económico estadounidense, condicionando el emprendimiento de una guerra comercial por iniciativa estadounidense, como respuesta geoeconómica. El creciente protagonismo chino en las relaciones económicas internacionales, tanto por su peso económico como por la promulgación de un discurso de respeto a las normas establecidas, interfiere con la esencia expansionista y hegemonista de EE.UU.
Ante esta pérdida relativa de su capacidad de influencia en el balance global de fuerzas, el empleo de instrumentos económicos para la consecución de la geopolítica estadounidense en función de ejercer presiones políticas y coerción económica hacia los distintos sujetos del sistema internacional, se ha convertido en el eje central de la geoestrategia de esta nación. De ese modo, la geoeconomía es eficazmente aplicada por los EE.UU. mediante un amplio espectro de acciones, favorecidas por su colosal desarrollo científico-tecnológico y por la coyuntura de globalización neoliberal, que incluyen: las guerras económicas, los bloqueos y embargos económico-comerciales, la imposición de sanciones unilaterales, el proteccionismo arancelario, la manipulación políticamente condicionada de las instituciones financieras globales y del Sistema Monetario Internacional, la supremacía del dólar, el acceso privilegiado a la energía, a recursos naturales estratégicos y a las tecnologías, etc.
Los instrumentos económicos mencionados han sido estrictamente aplicados por las sucesivas administraciones, según los intereses nacionales de esta potencia hegemónica, contra un gran número de Estados, instituciones y organizaciones en todo el mundo; en la mayoría de las ocasiones con carácter unilateral, extraterritorial e ilegal. El ejemplo de la guerra comercial contra China es uno de los casos de estudio más contundentes e ilustrativos. Con la asunción de Donald Trump como presidente de los EE.UU. en el 2017, se inició una etapa de inestabilidad e imprevisibilidad de los vínculos bilaterales entre EE.UU y China que ha ocasionado serios efectos en la economía mundial y regional, en tanto el acercamiento chino a Latinoamérica ha continuado en ascenso. El anuncio de nuevos aranceles y sanciones a productos y empresas chinas por parte del gobierno de Trump agudizó el diferendo económico sino-estadounidense y condujo al estallido de un conflicto comercial entre estas naciones.
El progresivo aumento de los niveles de cooperación entre China y América Latina, representa una amenaza a los intereses geopolíticos estadounidenses en un área que ha sido considerada tradicionalmente por su élite gobernante como “zona de influencia” y con la que sostiene profundos vínculos injerencistas y de desigualdad. Por tanto, para EE.UU. constituye una prioridad la obstaculización del ascenso de potencias que limiten su rol de liderazgo global, o cuyas proyecciones geopolíticas y geoestratégicas desafíen sus objetivos de política exterior. Ello reafirma la preservación y puesta en práctica de una renovada interpretación de la Doctrina Monroe en el siglo XXI.
La región de América Latina, por su parte, busca un mejor equilibrio geoeconómico y la diversificación de sus exportaciones, lo cual se ha visto afectado en términos generales por esta guerra comercial, que para algunos países ha ocasionado efectos económicos negativos, mientras que otros han logrado obtener ventajas comparativas. No obstante, las tendencias han indicado que la totalidad de la región, como sistema, ha sido afectada de un modo u otro por el conflicto, pues las economías latinoamericanas continúan reproduciendo las relaciones económicas capitalistas que les imponen, como a China, instrumentos de poder económico basados en la coacción de una potencia hegemónica.
La dependencia histórica de actores externos coadyuva a la generación de persistentes deformaciones estructurales en las economías regionales, principalmente en lo referente a la incapacidad de proyectar sólidas estrategias de desarrollo desde el ámbito doméstico. La guerra comercial sino-estadounidense ha puesto en evidencia las asimetrías en los niveles de desarrollo de los países latinoamericanos, la interdependencia de las economías (materializada en la integración de los mercados) y la subordinación de las economías nacionales a los flujos financieros internacionales, reduciéndose las posibilidades reales de inserción en las cadenas globales de valor y, por tanto, de desarrollo integral”.
(*) Sailí León Chaviano (funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba) titulado “La guerra comercial entre Estados Unidos y China. Impactos en América Latina desde la perspectiva neoeconómica” (XV Seminario de Relaciones Internacionales organizado por el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI)-2024).
09/04/2025 a las 5:53 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
La crisis argentina en la tormenta del mundo
Carlos Pagni
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
8/4/025
Tulio Halperin Donghi, el gran historiador, tituló uno de sus últimos libros “La Argentina en la tormenta del mundo”.
Se refería al modo en que recorrieron nuestro país las tensiones y las ideas que llevaron a la Segunda Guerra. Podríamos decir hoy que la Argentina, que atraviesa una crisis política cuyas manifestaciones son cada vez más evidentes y frecuentes, se sacude en la tormenta del mundo. Es una tormenta que ha desatado Donald Trump, poniendo en crisis un fenómeno que fue central en las últimas décadas: la globalización, sobre todo a nivel comercial.
Trump desató una guerra comercial cuyas consecuencias ya empezamos a ver, pero que representa una especie de bomba de profundidad, cuyos efectos emergerán con el tiempo, incluso cuando se vaya definiendo qué es lo que realmente pretende con esta estrategia, si es que hay una.
Hay un autor muy reconocido que escribió un libro titulado “¿Ha ganado China?”. Se trata de Kishore Mahbubani. En una entrevista reciente, planteó que el problema del mundo actual es que este ataque comercial del presidente estadounidense, fortaleciendo y agudizando el proteccionismo para los Estados Unidos con una suba de aranceles, es un ataque sin estrategia. Es un embate sobre el cual es difícil proyectar un modelo de salida. ¿Cuál es el mundo que él pretende moldear a partir de estas decisiones?
El lunes por la tarde, Trump escribió un mensaje por X -la red de Elon Musk -quien se muestra disconforme con esta política- planteando que, como China respondió a su suba de aranceles con un incremento del 34% para los productos americanos, les da tiempo hasta este martes para revertir la medida o él aplicará un arancel del 50% a los productos chinos. Esto significaría una bomba nuclear al sistema productivo norteamericano, que depende en gran medida de insumos asiáticos, y específicamente, de insumos provenientes de China.
Empieza a haber entonces reajustes en todos los pronósticos de los especialistas que intentan comprender este nuevo esquema. El crecimiento, que muchos estimaban iba a ser de entre 1 y 1,5% este año, fue modificado a un rango de entre 0 y 0,5%. Es decir, el pronóstico más optimista plantea un crecimiento de medio punto para la economía americana.
La inflación núcleo, que hoy está anualizada en 2,8%, y que en marzo se pronosticaba en 3,5%, ya se calcula en 4,7% a partir de estas medidas. Es una cuestión muy importante porque puede tener efectos sobre la política monetaria, y eso le pega mucho a la Argentina. Si nos detenemos en el riesgo de recesión, que en marzo se calculaba en un 40%, JP Morgan lo eleva al 60%. Hay altas chances de que haya una recesión en Estados Unidos, y por lo tanto, un cimbronazo en la actividad productiva global.
Son varios los interrogantes que se instalan a partir de este escenario: ¿en qué consisten realmente estas medidas? ¿Son medidas para negociar? ¿Son medidas que esconden, detrás, no un programa comercial sino un programa geopolítico? ¿Trump y el gobierno de los Estados Unidos piensan negociar el nivel arancelario, el nivel de apertura o de clausura del mercado americano según los alineamientos geopolíticos de los países o regiones en relación con Estados Unidos? ¿O son medidas que pretenden realmente resetear todo el sistema comercial del mundo, con una especie de regresión a un mundo pre-Organización Mundial de Comercio, de relaciones país a país, o país y regiones? Gran signo de pregunta. Ningún experto lo puede resolver. Habrá que ver, en todo caso, cuánto tiempo el gobierno de EE.UU. puede sostener esta política, y cuál será el costo interno.
En ese sentido, el The Wall Street Journal publicó un estudio de una empresa especializada en comercio americano, llamada Techinsights, donde se analiza, a modo de ejemplo, el costo adicional que va a tener para los consumidores locales el iPhone 16. Hoy ese costo está en US$549,73. ¿Cuánto le suma el aumento de aranceles? US$296,86. En consecuencia, el costo del iPhone 16 para un consumidor estadounidense pasaría de 549,73 a 846,59 dólares.
Es un 54% de aumento. ¿Cómo se explica? El procesador, por ejemplo, viene de Taiwán y cuesta 90,85 dólares. La pantalla y el módem son de Corea del Sur. Las baterías son chinas —China abastece más del 50% de las baterías que consume la industria americana, especialmente la automotriz—. La capacidad de almacenamiento y la memoria son japonesas. Esto es solo una parte del enorme impacto en el consumo estadounidense que producen estas medidas proteccionistas, que seguramente afectarán también una inflación que es del 2,8%, pero que se calcula podría rondar el 5% a fin de año.
Como consecuencia inmediata, concreta y mensurable, las decisiones de Trump se traducen en un nivel de incertidumbre fenomenal en el mundo, y sobre todo en el mundo financiero. Un gráfico publicado por la empresa de datos de Carl Russell y Pablo Robles muestra el comportamiento de las bolsas desde enero, cuando asumió. Es posible apreciar un derrumbe en la bolsa china, alemana y del Reino Unido. Incluso la bolsa de los Estados Unidos llega casi a una caída del 20% al igual que la japonesa. ¿Qué significa? Que los mercados bursátiles, desde la asunción del mandatario, sufren una gran destrucción del valor.
Este es el panorama internacional. Turbulento, enigmático. Hay que insistir: todavía no sabemos sus consecuencias. Por ejemplo, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, le planteó a Estados Unidos la posibilidad de dar vuelta la página en esta guerra comercial y alcanzar un tratado de libre comercio con Europa y un arancel cero. Es una interpelación para el Mercosur, que sigue demorando la aprobación del acuerdo con Europa, en alguna medida, por países como Francia o por las reservas que tienen productores agropecuarios como Irlanda para firmar acuerdos con Brasil, la Argentina, Paraguay y Uruguay.
El horizonte de todo este conflicto sigue siendo misterioso. Para la Argentina, los expertos en economía calculan que el daño que estas medidas puedan radicar en el nivel de inflación en Estados Unidos. Un pasaje de 2,8% a 4,7%, algo que ya se pronostica, podría llevar a que la Reserva Federal, el Banco Central de Estados Unidos, decida una suba en la tasa de interés.
Ese incremento llevaría a un fortalecimiento del dólar frente a las demás monedas y desataría una corriente depreciaciones frente a la divisa norteamericana, fenómeno que ya viene registrándose. Esto agudizaría mucho el problema argentino frente al dólar y el atraso cambiario. El peso se volvería una moneda todavía más fuerte de lo que es y estaríamos ante un conflicto productivo trascendental. Habría mucho más incentivo a importar y no a producir en la Argentina, con todas las consecuencias que esto trae sobre la vida social: destrucción de capital, destrucción de tejido productivo y destrucción de empleo.
El gran desafío de Milei es no caer en el problema que tuvieron Carlos Menem y Mauricio Macri: llevar adelante programas de estabilización que terminan siendo repudiados electoralmente por el impacto que tienen sobre el sistema productivo. El Gobierno tiene que evitar ser la tercera experiencia que asocie estabilización económica con destrucción de empleo.
En una economía a la que le faltan dólares, si hay una corrida del mundo hacia el dólar, faltarían aún más dólares. Es algo que el mercado anticipa y fue el problema que tuvo la Argentina en abril de 2018, cuando se presumió que iba a haber una suba en la tasa de interés en Estados Unidos. El mundo viró hacia la moneda estadounidense y los inversores dijeron: “¿Cuáles son los países a los que les faltan dólares?”. En aquel caso eran la Argentina y Turquía, y los castigaron especialmente.
Se trata de un tema coyuntural para la Argentina. El oficialismo actualmente negocia un acuerdo con el Fondo. Y este acuerdo supone que el nivel de ayuda que le pueda prestar el FMI a la Argentina para fortalecer las reservas del Banco Central, en un momento en que no hay dólares y la Argentina estaría expuesta a esta tormenta del mundo, sería mayor en la medida en que la administración Milei decida liberalizar el mercado y volcarse hacia una unificación de los tipos de cambio.
Esto supondría una liberación del tipo de cambio que devendría en un cimbronazo sobre los precios. Y acá está el problema más grande ¿Por qué? Porque dólar, inflación, elecciones y voto a Milei son variables que se comunican entre sí. En resumen, si el programa con el Fondo supone una liberalización del tipo de cambio, y esa liberalización termina teniendo consecuencias sobre una depreciación del peso, tendría impacto —seguramente, aunque sea transitoriamente— en los precios. Y ese reflujo de la inflación haría que se ponga en tela de juicio el principal trofeo con el que Milei va a las elecciones de este año.
En los últimos días hubo una novedad, un detalle: Milei estuvo en Estados Unidos y no logró la foto con Trump. Le echan la culpa al canciller Gerardo Werthein, que parecía tener la cabeza muy tomada por el problema de la compra de Telefónica. Podría deberse a que su hijo, o tal vez él con un fondo de inversión, formó un grupo que compitió con Clarín para quedarse con la compañía. Interesado por este negocio, se le escapó la relación con Estados Unidos, la relación con Trump, y Milei no pudo tener la dichosa reunión que pretendía con el presidente de Estados Unidos. Era un encuentro importante, pero no por la foto. Era importante porque, hasta ahora, el Ministerio de Economía estadounidense no había ejercido la influencia que tiene sobre el Fondo Monetario para darle al Gobierno la posibilidad que viene buscando desde el año pasado: recibir ayuda del FMI sin tener que tocar el cepo.
Para decirlo en términos concretos. Trump viene fallando, o la amistad con Trump no da todo el resultado que se esperaba. Y esto plantea un problema angustiante, para el ministro de Economía, Luis Caputo: tener que levantar el cepo en un momento en que el Banco Central está perdiendo reservas todos los días para defender una cotización del dólar que, según la mayor parte de los economistas, está atrasada.
Este fenómeno ocurre en el contexto de una gran transformación política que puede verse en el escenario electoral que se avecina. El Gobierno viene de una crisis que todos vimos. En enero del año pasado apareció, por primera vez, la versión —en aquel momento insólita— de que el oficialismo pensaba postular a Ariel Lijo, con el desprestigio que tiene ese juez, para la Corte.
Cuando comenzó el rumor, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, acudió por primera vez a la Cámara de Diputados. Y un diputado, Juan Manuel López, de la Coalición Cívica, le preguntó: “Anda dando vueltas la idea de que ustedes piensan en Lijo para la Corte. Es un chiste, ¿no?”. Cúneo Libarona no pudo contestar, porque probablemente ni sabía si era cierto. Todo esto fue manejado casi exclusivamente por Milei en relación con Ricardo Lorenzetti, uno de los ministros de la Corte.
En medio de esta incertidumbre económica, fracasa una operación de primera magnitud del Gobierno: tratar de completar la Corte con Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, que llegó por decreto, se le tomó juramento y, como su pliego fue rechazado el jueves pasado en el Senado, el lunes renunció. Hay que observar algunas figuras muy importantes en este drama de la Corte.
Probablemente la más importante es Cristina Fernández de Kirchner, cuya posición es clave: maneja 24 senadores y con 25 ya se evitaban los dos tercios que necesitaban para aprobar los pliegos. Fue clave en ponerle un límite a Milei. Es curioso, no porque haya conversaciones ni pactos ni nada que se le parezca, pero convergen Cristina Kirchner y Mauricio Macri como límites frente al deseo del Gobierno de completar la Corte con Lijo y García-Mansilla. Obviamente, la posición de Cristina es más poderosa por el nivel de peso que tiene en el Senado a través de ese sub-bloque.
El Gobierno contesta sin creerse el argumento ridículo de que lo que pasó es la casta contra Milei porque, si Lijo, Daniel Angelici o el tenebroso Jaime Stiuso no son casta, ¿la casta dónde está?. Lijo es el representante más nítido de Comodoro Py, que probablemente sea el centro, porque es el que le garantiza a la casta la impunidad que tiene. Es decir, si hubiera llegado, hubiera sido un triunfo de la casta.
Tanto es así que el martes pasado, en el restaurante Elena del Four Seasons, vieron a alguien idéntico a Lijo comer con alguien idéntico a Lucas Nejamkis, que es el secretario privado de Stiuso, y con alguien idéntico a Gustavo Cinosi, perteneciente a todo este sistema, que fue hasta hace poco la mano derecha de Luis Almagro, el uruguayo secretario general de la OEA, quien tiene que dejar el cargo. Si era Lijo, ¿no estaba informado de que Cristina Kirchner, la persona de la que dependía dos días más tarde para ser juez de la Corte, detesta a Cinosi y detesta a Stiuso?
El error del Gobierno fue elemental. Lo dijo en el primer programa del año de Odisea Juan Manuel Olmos: no negociar con el peronismo, que tiene la mayoría del Senado, y negociar con un juez de la Corte, violando un principio básico de división de poderes. No es el Poder Ejecutivo el que debe negociar con un juez de la Corte que, además, está enemistado con el resto. Este es el error. Hoy se da cuenta Milei y dicen que su gran irritación por este fracaso es con Lorenzetti.
Este lunes renunció García-Mansilla, con toda lógica, porque el decreto que nombra a ambos jueces pierde vigencia en el momento en que el Senado rechaza los pliegos. Esta era la tesis que circulaba este fin de semana en el Instituto Patria, es decir, alrededor de Cristina Kirchner. El argumento principal de Milei para nombrarlos es que el Senado no se expedía, lo que quiere decir que el día que el Senado se expidió, ese argumento de Milei para poner a los dos jueces en la Corte perdió sentido y efecto.
También hay otro cabo suelto importante. El jueves fue la sesión, y el día anterior apareció una nota en el diario Clarín con una especie de off the record de declaraciones atribuidas a Ricardo Lorenzetti. Son comentarios que no hizo él, sino que se le atribuyeron pero no desmintió. Sugirió que iba a ir al acuerdo de la Corte con sus colegas al día siguiente a pedir que la causa de Cristina, que llegó en queja por el tema de la obra pública en Santa Cruz, donde está condenada, se trate de inmediato, y que tenga una resolución de ese caso en abril o, a lo sumo, en mayo. Entre líneas, uno tenía que leer que se trate rápido y, en todo caso, si queda condenada, que quede fuera de la carrera electoral.
La senadora Anabel Fernández Sagasti, que es Cristina en el Senado, dijo: “Esta es una extorsión de Lorenzetti para que votemos a favor el pliego de Lijo”. Este detalle es importante porque ahora la duda está en si Cristina Kirchner no va a recusar a Lorenzetti a raíz de lo que su discípula Fernández Sagasti considera una extorsión.
Se complicaría la secuencia del tratamiento de la causa de Cristina en la Corte, el cual parece venir, por lo menos, más lento de lo que dejaba trascender esa nota atribuida a Lorenzetti, porque la Corte recibió el caso y no lo mandó de inmediato al Procurador para que dictamine; lo quiere estudiar. Uno podría presumir que la Corte no se quiere meter, como recomendó acá Alberto Garay, el presidente del Colegio de Abogados, el lunes pasado, cuando dijo: “Lo mejor sería que no se meta en el terreno electoral”.
¿Cómo lo haría? Al privar de ser candidata a una persona que tiene un enorme potencial electoral porque es la más importante del kirchnerismo. Daría la impresión de que la Corte va a seguir ese camino, y el caso se tratará después de las elecciones. Queda pendiente si va a haber o no una recusación por parte del kirchnerismo a Lorenzetti por esto que señaló Fernández Sagasti, que interpretó que había como una especie de extorsión.
Mientras el Gobierno se enreda en el tema judicial y genera una derrota innecesaria, tenemos una gran crisis en las dos fuerzas políticas más importantes de los últimos 20 años en la Argentina. Uno podría pensar que en el año 2001 hubo una gran crisis de representación, un gran malentendido entre la gente y la política, cifrado en la consigna “que se vayan todos”. Y que la política resolvió esa crisis generando dos nuevos sujetos: el kirchnerismo dentro del peronismo y el Pro como novedad en el espacio no peronista que había dejado vacante el radicalismo.
Tanto el Pro de Macri como el kirchnerismo de Néstor y Cristina lograron, de alguna manera, reconectar a la gente, en medio de una gran polarización, con la política a lo largo de muchos años. Esa reconexión empezó a ser cancelada en las elecciones de 2021 y, sobre todo, en 2023. Uno podría leer que Milei es el emergente, la consecuencia de este agotamiento de la magia del kirchnerismo y del Pro, Cambiemos y Juntos por el Cambio, para reconectar a la gente con la política de la que había quedado desconectada en el año 2001.
Hoy esos dos actores entraron en una crisis: la suma de ambos había perdido en 2021 el 40% de los votos respecto de 2019, y los reemplaza Milei en 2023. Ahora empieza a haber manifestaciones más contundentes en los dos distritos donde cada uno reina: el Pro en la Capital Federal y el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Juntos por el Cambio se está desarmando en la Capital Federal. El Pro tiene un gran desprendimiento con la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, de quien las encuestas dicen que podría estar hoy con un piso de 9% o 12%. Un gran daño para los Macri.
Una pregunta, por curiosidad: entre la lista de Jorge Macri y Mauricio Macri, que encabeza Silvia Lospennato, y la de Larreta, Patricia Bullrich, que es la otra protagonista de esta historia, ¿a quién votaría? Casi seguro que votaría más a Larreta que a Lospennato. Es una ministra de Milei que está enemistada a muerte con Macri, que también tiene la enemistad con Larreta. El odio a Larreta se percibe en un video de Jorge Macri sobre el Centro Cultural San Martín que compartió en sus historias de Instagram.
Jorge Macri dice que recibió el Centro Cultural San Martín en un estado lamentable de la gestión anterior, de la que él era ministro de Gobierno. Los políticos tienden a no autocriticarse, pero a veces se les escapan algunas autocríticas. Como decía Borges, con esa lógica peculiar que da el odio. Lo cierto es que en la lista elaborada por Jorge Macri y Mauricio Macri hay un intento muy marcado de frenar a Larreta, que se lleva obviamente votos del Pro.
Aparece un protagonista muy interesante de toda esta historia: Daniel Angelici, que en una asociación con los Macri ubica gente en las listas del Pro. Lo ubica a Lautaro García Batallán (ex-grupo Sushi en la presidencia de la Rúa) y a Lucía Braccia. Se supone que la ubica a ella porque la única razón por la que se los vincula es que trabaja en la empresa World Game, que es de Angelici.
Es decir, es empleada del binguero pero puede ser que tenga su propia historia en la UCR porteña, que es de donde aparentemente viene. ¿O es sobrina de Angelici? Lo cierto es que Angelici pone gente en la lista de Jorge Macri, lo que es curioso porque es el jefe del radicalismo de la Capital, que va con otra lista donde seguramente él también tiene representantes. En un momento en que la casta y la política están impugnadas, sigue habiendo reflejos condicionados o movimientos realizados con el sistema nervioso periférico, es decir, no pensados, que corroboran lo que la gente repudia.
Por su parte, el radicalismo elabora una lista testimonial. No solo hay una división en el Pro, hay que ver cuánto saca la lista radical que lleva adelante Lucille Levy, una militante estudiantil, porque puede ser el eclipse de esa fuerza. Uno nunca puede decir que es definitivo, pero es muy impresionante del radicalismo en la ciudad de Buenos Aires, donde fue una entidad importantísima a lo largo de la historia.
Además, hay otro desprendimiento en el mundo de Juntos por el Cambio, que es la lista de Manuel Adorni y La Libertad Avanza. Hay que mirar algo importante: no extrañaría que la lista del gobierno porteño, con Lospennato, y la peronista, que encabeza Leandro Santoro, pongan como foco crítico a Karina Milei, que es la jefa política de La Libertad Avanza en CABA, y no a Adorni. Esto es importante porque si empieza una demonización estratégica, podríamos decir hasta cínica, de Karina Milei, Habrá que ver qué efecto emocional produce en el Presidente. Es un cable difícil de tocar.
A esta dispersión del no peronismo, con el Pro, los radicales, la lista de Larreta, La Libertad Avanza, se le agrega una propuesta de Paula Oliveto, por la Coalicion Cívica, y de Ramiro Marra por los libertarios disidentes. Pulverización que beneficia al peronismo encabezado por Santoro y liderado por Juan Manuel Olmos. El kirchnerismo está en esa lista, con un pequeño desprendimiento, que es Juan Manuel Abal Medina, con el apoyo del Movimiento Evita. Pero hay que mirar a la candidatura de Santoro porque el Gobierno cree que gana la elección.
La gran novedad de hoy no pasa por la ciudad de Buenos Aires, donde está la principal novedad de que el Pro de Macri puede perder y salir segundo o tercero. La más importante está en la provincia de Buenos Aires, donde se produjo la fractura ya evidente entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof.
El gobernador se levanta contra Cristina Kirchner, lo que Carlos Ruckauf acaba de caracterizar en Clarín como “el matricidio de Kicillof”. Habrá que ver si es matricidio. O si es filicidio y es al revés: Cristina mata a su “hijo” Kicillof. Todavía no está definido el resultado de este torneo. Lo cierto es que el gobernador decide desdoblar la elección de la provincia de Buenos Aires, hacer una elección anticipada el 7 de septiembre, y con eso quitarle el sostén del aparato bonaerense a la lista nacional del kirchnerismo, donde estaba más involucrada Cristina Kirchner. Ella ahora amenaza con ir a la elección provincial y presentarse en la tercera sección electoral, donde Kicillof tiene sus respaldos y sus bases: Jorge Ferraresi en Avellaneda, Mario Secco en Ensenada, Una linda pelea por la Legislatura bonaerense, que ahora se va a hacer peligrosamente famosa.
En 1880, cuando se debatía la federalización de Buenos Aires en la Legislatura bonaerense, que era la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, que estaba en la Manzana de las Luces, Leandro Alem -que se oponía a que la provincia le entregue su capital a la Nación- dijo: “A partir de ahora la provincia de Buenos Aires va a carecer de agenda política”. Y esto es lo que pasó desde entonces. Ahora parecería que esto podría modificarse.
El 7 de septiembre, por primera vez tal vez en la historia moderna de la provincia de Buenos Aires, los bonaerenses van a discutir una agenda provincial, y va a aparecer ahí seguramente el tema de la seguridad, porque lo económico pasa a ser siempre un tema nacional. Este es el desafío que tiene Kicillof: ir a la elección con esta agenda, muy novedosa para una provincia que no tiene ni siquiera clase política. La provincia de Buenos Aires es la única provincia en la que se pueden poner gobernadores porteños y nadie derrama una lágrima. Vaya usted a poner un porteño como candidato a gobernador en Salta, o en Córdoba, o en Jujuy.
La gran novedad es que se quiebra el kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo se hizo fuerte. Néstor Kirchner llegó el 25 de mayo de 2003 a la Casa Rosada, tuvo un día agotador como es el día de la asunción de los presidentes. Destruido físicamente, llegó a su despacho a la noche y se juntó con Julio De Vido. Como era Kirchner, controlador obsesivo, le preguntó qué iba a hacer al otro día, a lo que De Vido le respondió que tenía una reunión con Alberto Balestrini, de La Matanza, y con Hugo Curto, de Tres de Febrero. Las dos columnas, las dos grandes patas del duhaldismo.”¿Y para qué te vas a reunir con ellos?” Contestó De Vido: “Porque tenemos que empezar a buscar gobernabilidad”.
Lo que le dice Julio De Vido a Néstor Kirchner esa noche es algo así como: “Empezamos a colonizar el PJ bonaerense y apropiarnos de la estructura de Duhalde”. Y en el 2005, cuando Cristina le gana a “Chiche” Duhalde, terminan esa tarea. Desde entonces, el kirchnerismo es un fenómeno bonaerense y lidera al peronismo desde la provincia de Buenos Aires. Este es el dato principal de los últimos 20 años de la política argentina y lo que viene a tocar e intentar dividir Kicillof.
El gobernador hoy enfrenta a Cristina cuando, hasta julio del año pasado, era el candidato presidencial de la exvicepresidenta. Probablemente Cristina tenía intenciones de, Kicillof mediante, seducir a la clase media. Pero el entorno le dijo al mandatario: “No, así no, Axel. Sos otro Alberto si vas con Cristina detrás. Tenés que demostrar que sos independiente”. Y siguiendo ese consejo, Kicillof sale a rivalizar con la dos veces presidenta y a elaborar una candidatura presidencial no sin ella, sino contra ella.
Esto tiene consecuencias muy importantes para ambos. Supongamos que gana Kicillof: sería candidato a presidente con una parte importante de la provincia de Buenos Aires dividida. Porque no cabe duda de que, a partir de hoy, la señora de Kirchner está pensando cuál va a ser su candidato a presidente, es decir, a los pies de quién va a poner el capital político que le quede en la provincia de Buenos Aires.
Otra consecuencia: ¿Van en listas divididas o puede haber PASO? Esto se tenía que discutir este martes en la legislatura bonaerense, y se suspendió la sesión. ¿Va a haber tres elecciones en la provincia de Buenos Aires? Pueden hacerle esa perversidad a Kicillof. Como si le dijeran: “¿Querés desdoblamiento? Tenés que explicarle a los bonaerenses que va a haber PASO, elección provincial y elección nacional”. Una incógnita interesante. Supongamos que no hay PASO y van con listas divididas. El que es intendente peronista, supongamos de La Matanza, ve que hay dos listas de concejales. Y por el medio le puede ganar un tercero: La Libertad Avanza, el PRO, cualquiera.
Empieza a haber entonces una crisis estructural en todo el peronismo bonaerense, que es el lugar para el cual se creó el peronismo. Perón creó el peronismo para evitar una revolución social en el conurbano bonaerense. Se tocó un nervio de la historia esta tarde con la decisión que tomó Kicillof, llevada adelante o instigada por Ferraresi, por Secco, pero sobre todo por alguien que aporta otro nombre raro en esta pelea: Andrés “el Cuervo” Larroque, otrora ortodoxo como nadie de Cristina que hoy es el principal asesor de Kicillof contra Cristina. Queda una provincia dividida, y un gabinete que seguramente va a entrar en crisis. Máximo Kirchner empezó a pedirles a quienes le responden que renuncien al gabinete de Kicillof.
Últimas dos preguntas: ¿Cómo queda la legislatura porteña? Juan Manuel Olmos, que es un político porteño que se la sabe todas, se puso 11° en la lista. Aspira a entrar y por ende a ganar la elección. Con ese triunfo, el peronismo puede armar una mayoría contra Jorge Macri en la legislatura porteña. Empieza a haber un Macri amenazado, inestable. ¿Y la legislatura bonaerense? Si Cristina Kirchner gana, ¿cuánto dura Kicillof?
En este mundo tormentoso, la Argentina puede empezar un proceso de inestabilidad en dos distritos fundamentales: la Capital y la provincia de Buenos Aires. Ese puede ser el panorama en 2026. Dios nos libre y nos guarde.
09/04/2025 a las 5:57 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Milei se quedó sin blindaje para la estafa $LIBRA
Paula Marussich
Página/12
9 de abril de 2025
A casi dos meses del escándalo de la criptoestafa $LIBRA, que tiene al presidente Javier Milei en la mira de la justicia argentina y estadounidense, el blindaje libertario comenzó a mostrar sus primeras fisuras. La oposición logró avanzar con la creación de la comisión investigadora, junto con la interpelación a funcionarios y el envío de pedidos de informes al Ejecutivo. El primer triunfo de la oposición fue reunir el quórum para abrir la sesión, pese a las maniobras del oficialismo por impedirlo. El anuncio de que el Gobierno enviaría el 16 de abril —un día antes del inicio del fin de semana largo por Semana Santa— a Guillermo Francos para responder preguntas generó más rechazo que adhesiones. Tampoco faltaron los llamados urgentes desde la Casa Rosada a los gobernadores “amigos” para comprar voluntades. Pero la estrategia perdió efecto y el dique, finalmente, se resquebrajó. Fueron 130 diputados que sumaron los bloques Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal y la Coalición Cívica con la ayuda de los cordobeses que responden a Martín Llaryora y tres catamarqueños alineados con Raul Jalil que permitieron poner en marcha la sesión. Además, la oposición empujó al oficialismo a abrir el debate en comisiones para resolver el vencimiento de la moratoria previsional.
El oficialismo perdió el control de la agenda parlamentaria y el Congreso logró ponerlo contra las cuerdas. Milei y sus funcionarios quedaron bajo la lupa del Congreso. Con 128 votos afirmativos, 93 en contra y 7 abstenciones, se aprobó la creación de una comisión investigadora impulsada por Democracia para Siempre, que preside Pablo Juliano. El objetivo: esclarecer la responsabilidad del Presidente en la promoción de la criptomoneda $Libra desde su cuenta personal de Twitter, en medio de una denuncia por estafas millonarias. “Al Congreso no puede darle lo mismo si hay un Presidente timbeando”, lanzó Juliano durante su exposición, marcando el tono de lo que se venía. El cuerpo estará integrado por 24 diputados y comenzará a sesionar el miércoles 23 de abril con su primera reunión constitutiva. Los bloques deberán definir a sus representantes antes del viernes, y Martín Menem, presidente de la Cámara, tendrá plazo hasta el 16 para oficializar su conformación. Unión por la Patria tendrá la mayor cantidad de representantes dentro de la comisión y, según el reglamento votado, tiene la potestad de designar a su presidente. Aunque al cierre de esta edición las negociaciones no estaban avanzadas —pocos legisladores creían posible que la iniciativa se aprobara—, un diputado del espacio señaló a este diario que “sería conveniente designar a alguien de otra fuerza para que no se obturen las iniciativas”.
El trabajo articulado de Oscar Agost Carreño (Encuentro Federal), Paula Penacca (Unión por la Patria), Carla Carrizo (Democracia Para Siempre) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) fue clave para construir el quórum. Los nervios y las dudas, sin embargo, seguían incluso cuando la chicharra anunció el inicio de la sesión. “Traigo a Catamarca”, dijo a Página/12 un diputado de Unión por la Patria, mientras mostraba con orgullo cómo tres de sus cuatro compañeros de esa provincia avanzaban hacia sus bancas. La otra sorpresa la dieron los cuatro cordobeses que responden a Llaryora: Carlos Gutiérrez, Ignacio García Aresca, Juan Brügge y Alejandra Torres. Finalmente, la UCR aportó dos apoyos decisivos: Julio Cobos y Fabio Quetglas. Así se superó el número esperado y con 130 diputados en sus bancas la Cámara Baja comenzó a sesionar. Una fuente que dialogó con este diario explicó que la caída del presidente en las encuestas animó a los gobernadores a rebelarse.
La ofensiva parlamentaria no se limita a la figura presidencial. Con 131 votos afirmativos y 96 en contra, Diputados aprobó también la interpelación del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona; el ministro de Economía, Luis Caputo; y el titular de la Comisión Nacional de Valores, Roberto Silva. La citación fue programada para el martes 22 de abril a las 14 horas. Aunque un sector de la oposición impulsó también la presencia de Karina Milei, las dudas sobre el encuadre formal de su cargo —que podría darle margen para excusarse—, junto con las presiones del Ejecutivo, terminaron por dejarla fuera de la lista. Pese a eso, los legisladores descontaban que su citación será inevitable una vez que empiece a funcionar la comisión investigadora. “No podemos convalidar con nuestra inacción y nuestro silencio que reine la impunidad”, disparó el diputado Juan Marino de UxP, una de las voces más duras. También recordó que el caso $LIBRA dejó al descubierto otro escándalo paralelo: el sistema de cobros para acceder a una reunión con el Presidente.
Desde el bloque Encuentro Federal insistieron en la falta de explicaciones por parte del Gobierno y en las posibles consecuencias institucionales del escándalo. “Llegamos con la convicción de que una explicación es necesaria y que el Gobierno no la ha sabido dar, o lo que sería peor: no la ha querido dar”, advirtió Nicolás Massot. El diputado fue uno de los primeros en señalar directamente a Martín Menem cuando llevó al recinto los rumores que circulaban sobre el titular de la Cámara: “Demuestre usted que no está sospechado”, le reclamó durante una sesión semanas atrás. Miguel Ángel Pichetto también advirtió: “Los abogados que aglutinan damnificados van a venir por el Estado argentino”, marcando el riesgo judicial que se abre para la administración nacional.
El libertario Nicolás Mayoraz, a cargo del dictamen de minoría, intentó resistir la embestida. Calificó la comisión investigadora como “un circo”, mientras que la diputada del PRO, Silvina Giudici, colaboró con sus aliados y se quejó del tono general del debate: “Plantean un escenario donde el Congreso, en vez de ejercer su tarea de control, de equilibrio de poder y de respeto por la división de poderes, busca exceder los reglamentos y traer una discusión chicanera, donde lo único que se persigue es dañar” le dijo a sus pares.
LA INVESTIGACIÓN
La comisión investigadora, aprobada con el respaldo de una mayoría opositora, tendrá amplias facultades para indagar el escándalo. Podrá recibir denuncias escritas u orales, así como material probatorio; requerir y tomar declaraciones informativas o testimoniales; y remitir oficios, solicitar informes o pedir documentación tanto a organismos públicos como privados. Esas atribuciones, que podrían comprometer seriamente al Presidente y a varios de sus funcionarios, encendieron todas las alarmas en el oficialismo. El Gobierno intentó por todos los medios hacer caer la sesión: primero logró frenar el avance en el Senado, pero en Diputados fracasó. La avanzada opositora se concretó a menos de una semana del rechazo en el Senado a los pliegos de los candidatos a la Corte Suprema propuestos a dedo por Javier Milei, y apenas 24 horas antes de una nueva jornada de protesta que obligó al oficialismo a suspender el tratamiento del proyecto de Ficha Limpia en la Cámara Alta, justo en la antesala del paro general convocado por la CGT.
Mientras el Congreso promete sumar presión, el frente judicial se expande. La jueza federal Sandra Arroyo Salgado ordenó rastrear las billeteras virtuales vinculadas a $LIBRA para seguir la ruta del dinero y facilitar la recuperación de activos. En paralelo, el fiscal Eduardo Taiano pidió analizar la evolución patrimonial de Javier y Karina Milei, en busca de posibles vínculos con maniobras de enriquecimiento ilícito. El caso también cruzó fronteras: el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició su propia investigación por presunto fraude transnacional y Timothy Treanor, un exfiscal neoyorquino, prepara una denuncia penal contra el Presidente, que podría convertirse en la segunda querella en suelo estadounidense.
09/04/2025 a las 6:01 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un paro nacional en caliente, en la arena movediza de la crisis mundial
Néstor Pitrola
Prensa Obrera
8/4/025
Que Milei viene barranca abajo lo sabía la CGT cuando convocó el paro. Que venimos del repudio a la represión de Bullrich también y sobre todo del apoyo del 90% de la población a los jubilados que son reprimidos todos los miércoles. También que mediante el impensado canal de las hinchadas de fútbol se produjo un 12 de marzo con mucha gente y brutalmente reprimido por las tropas de Bullrich que dejaron luchando por la vida al reportero Pablo Guillo y 140 detenidos cazados al azar que tuvieron que ser liberados. Sabían del criptogate, de la nominación de jueces por decreto, criticada por la Amcham e Idea, lo más graneado del capital. Como buenos burócratas que cuidan sus sillones ya habían visto la reacción de masas del 1º de febrero contra el discurso de Davos, donde Milei pierde un round por nock out de su “batalla cultural”.
Como si todo esto fuera poco el 24 de marzo ganaron las calles centenares de miles en todo el país, ya con el paro convocado, lo que lo hizo ilevantable, a riesgo de una crisis de la propia y repudiada dirección de la burocracia sindical de la CGT, al menos de la camarilla que la controla hace bastante tiempo.
Tampoco se les escapó a gente tan experimentada la tensión cambiaria y menos cuando algunos grupos económicos les soplan al oído en favor de una devaluación en regla, porque no aguantan hasta octubre, aunque despidan gente a granel y flexibilicen aún más las condiciones fabriles.
Así las cosas, disfrazaron el paro dominguero de 24 horas con la movilización en apoyo a los jubilados el miércoles 9 para no hacer un acto, fijar una demanda, un cierto programa, o decir algo por lo menos. La voz que se oiga por el modesto sonido de las organizaciones de lucha de los jubilados será la de los propios jubilados con sus reclamos desoídos que por sí mismos valdrían la lucha más profunda imaginable de todo el movimiento obrero.
Lo que no estaba en los cálculos era que el paro se diera en medio del Tsunami mundial producido por la guerra comercial iniciada por Trump con los aranceles. Un cuadro que se agrava cada hora con las réplicas en Asia, Canadá y otros países, y la caída monumental de los mercados bursátiles que han volatilizado en horas billones de dólares de desvalorización de grandes corporaciones y monopolios capitalistas ante la perspectiva de una recesión mundial, de procesos inflacionarios al mismo tiempo y definitivamente de una fractura del mercado mundial de consecuencias impredecibles, pero seguramente catastróficas, cuando la desigualdad y el hambre, junto a las crisis inmigratorias y la tendencia a la guerra mundial se vienen acentuando día a día, antes de Trump. La recesión en puerta será un arma contra la clase obrera en el mundo, también un desafío a su intervención como clase.
El desaire a Milei de Trump, que se fue a jugar golf cuando su perro faldero del extremo sur fue a besarle las manos y celebrar las medidas que todos (los países capitalistas) repudian, como la votación abrumadora contra los jueces de la Corte designados por decreto que ya llevaron a la renuncia a García Mansilla, son apenas manifestaciones políticas de que Milei hace agua en todos los frentes.
De hecho sus medidas aperturistas de baja progresiva de aranceles a las importaciones y de revalorización del peso van a contramano de las devaluaciones proteccionistas desesperadas de varios de nuestros principales socios comerciales. No es de extrañar que en este cuadro el salvataje del FMI se demore al punto de agravar la corrida cambiaria para llevar al Banco Central y sus reservas negativas al borde de un desastre todavía muy mayor, como una crisis bancaria o un escenario de corralito. En tanto, se ve subir los precios de los alimentos otra vez en ascensor, mientras se imponen paritarias ridículas.
En resumen, el paro que en el manual de la burocracia nunca debe ser en caliente, será una expresión de la clase obrera en medio de una caliente crisis económica, social y política de magnitud, algo a lo que no es ajena, por supuesto, la fragmentación de la derecha y de la ultraderecha en la Capital y las disputas y divisiones del peronismo en todo el país y también y especialmente en la Provincia de Buenos Aires con la fractura entre Cristina y Kicillof.
No se puede decir que la iniciativa política la tengan ellos, los burócratas. Tampoco los trabajadores todavía. Quienes nos ubicamos en el campo político estratégico de la clase obrera tenemos que bregar para que la iniciativa pase a manos de los trabajadores mismos.
Algunos botones de muestra en estas horas nos lo dieron los docentes de Santa Cruz, que de la mano de Adosac recuperada han arrancado la más importante victoria de los trabajadores desde que Milei está en el gobierno. Y, arrancado a un gobierno opositor al reinado kirchnerista en esa provincia durante tantos años. Los obreros de Morvillo ocupando la planta ya durante 40 días, dan cuenta de la primera ocupación obrera bajo Milei. Y otro botón de muestra nada menor lo están marcando los trabajadores de Fate con una reacción de lucha que partió de una asamblea de número histórico convocada por el Sutna contra decenas de despidos y un plan patronal flexibilizador.
Tal vez por todo este cuadro, que podría poner en peligro de saltar por el aire toda la política de despidos y arrasamiento de convenios y poner en jaque las “reformas estructurales” y condiciones cambiarias que con seguridad acompañan el nuevo endeudamiento con el FMI; tal vez por la explosividad de la situación, es que la podrida burocracia de la UTA se presta a carnerear una vez más un paro nacional. Contra la bronca de los choferes a no dudarlo, porque su congelamiento salarial es de los peores. Por eso nuestra agrupación de choferes en la Coordinadora Sindical Clasista agita las líneas contra el carnereaje.
Después de muchas luchas aisladas y desarticuladas por la burocracia, el paro llega en un momento de giro importante en el humor y la disposición de los trabajadores. No hay paro de 36 horas. A no confundirse. Eso sería algo a preparar con abandono de plantas en todo el país, una disposición para movilizar la masa de la clase obrera, un actor que todavía no fue protagonista, en las grandes movidas universitarias, el 1º de febrero o el 24 de marzo, el 8 de marzo o aún en las combativas movidas del 12 y 19 de marzo. Un paro de 36 horas de ese tipo sería un canal de intervención en la tradición del Cordobazo y que debería ser continuado con un plan de lucha.
Justamente en esa perspectiva nos reunimos en un gran plenario obrero en las puertas de Morvillo el último sábado para marcar la perspectiva desde una columna independiente, de sindicatos combativos, el movimiento piquetero y las organizaciones de jubilados en lucha. Por eso el paro de 42 hs del Sutna, el paro de 48 hs de AGD-UBA y Ademys el 9 y 10, por eso fuimos fuertes impulsores del paro de 36 hs en el plenario de delegados de Foetra, ahora traicionado por la dirección y seremos organizadores del paro de 36 hs de ATE, ante una conducción que nunca lo organiza. Vamos por el paro activo y el plan de lucha hasta la huelga general para que se vaya Bullrich, para derrotar al gobierno. Desde esa política nos concentramos el 9 y paramos el 10. Manos a la obra. Fuera Milei.
09/04/2025 a las 6:07 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Las sucesivas derrotas del Presidente
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
9/4/025
Cuando la nación política se asombraba ante el largo y melodramático culebrón del peronismo bonaerense, los herederos de Perón dejaron las discordias a un lado y arrinconaron de nuevo al Presidente en el ingrato Congreso. El peronismo es una criatura con idéntica capacidad para pelearse y para pelear. Amigos y enemigos. Todo al mismo tiempo. La creación en la Cámara de Diputados de una comisión investigadora del escándalo que provocó la difusión presidencial de la criptomoneda $LIBRA es la segunda derrota de Milei en el Congreso en menos de una semana. El jueves pasado, una abrumadora mayoría del Senado rechazó los acuerdos de los dos candidatos a jueces de la Corte Suprema, el juez federal Ariel Lijo y el académico Manuel García-Mansilla; fue la primera vez en la historia del país que el Senado rechazó explícitamente la candidatura de dos abogados para integrar el más elevado tribunal del país.
La decisión de Diputados no viene sola. La comisión investigadora sobre el criptogate ocurrió luego de que se abrieran causas judiciales en los tribunales de la Argentina, los Estados Unidos y España. Una comisión investigadora que no tienen envergadura bicameral –es solo de Diputados– difícilmente pueda llegar a conclusiones más rápidas que la Justicia, pero tendrá capacidad para hacer mucho ruido en un tema que afectó personalmente al Presidente. El escándalo de la criptomoneda dejó muchos perdedores de millones de dólares y algunos, pocos, ganadores también de millones de dólares. La pregunta que el presidente Milei nunca respondió es por qué difundió esa moneda virtual y, pocas horas después, le sacó el respaldo. Ese zigzag es lo que provocó una inmediata cotización muy alta y una posterior caída abrupta en el valor de la criptomoneda. Jugaron los que tenían la información y ganaron.
Tampoco su hermana, Karina Milei, cuestionada políticamente ahora también por Mauricio Macri, explicó por qué permitió varias veces el ingreso a la Casa de Gobierno de los responsables locales y extranjeros de esa moneda que no es una moneda común y corriente. Poca gente sabe de su existencia, y menos gente sabe cómo usarlas. Demasiadas sombras, demasiado misterio en torno a ese caso judicial que ahora tomó una envergadura política imprevista.
Una comisión investigadora tiene muy pocos recursos para investigar porque, en verdad, sus facultades y esferas de acción siempre fueron discutidas por la política y por los especialistas del Derecho a la luz de la Constitución y las leyes. De hecho, en 1997 se trató de crear una ley reglamentaria de lo que dice la Constitución, que es muy poco, pero ese proyecto tuvo solo la sanción de Diputados, nunca del Senado. No es ley, por lo tanto. Los constitucionalistas más destacados reconocen que esas comisiones pueden convocar a funcionarios públicos y hurgar en la documentación oficial, pero les ponen un férreo límite cuando en la investigación entran a jugar particulares. El criterio ha sido siempre que un poder no debe ocupar el territorio de otro poder, en este caso el Legislativo sobre enclaves propios del Judicial. Esa será seguramente la polémica legal; otra cosa será el alboroto político fácilmente previsible. Para peor, por primera vez en mucho tiempo, la mayoría de los diputados aprobó también la interpelación del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; del ministro de Economía, Luis Caputo, y del titular de la cartera de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Deberán responder sobre el criptogate en un interrogatorio especial en el Congreso. Tales citaciones pronostican otras turbulencias políticas. Para aprobar todo esto, el peronismo, esta vez inseparablemente unido, contó con la adhesión del variopinto bloque que preside Miguel Ángel Pichetto, de la Coalición Cívica y de la izquierda.
Pero ¿el peronismo está realmente unido o es solo una ficción con apariencias de realismo? Ni lo uno ni lo otro. Es cierto que existe la decisión de desestabilizar a Milei, como cada vez que gobernó un no peronista, pero es cierto también que la provincia de Buenos Aires, el protectorado más importante del peronismo provocó una división profunda entre Cristina Kirchner y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Tal vez el conflicto de fondo en esa ruidosa ruptura peronista, como son todas las rupturas del peronismo, se reduce a una competencia entre Cristina Kirchner y Kicillof por la candidatura presidencial de 2027. “A matar o morir”, como le gusta decir a la expresidenta cuando se prepara para dar una batalla.
La convicción de que la viuda de Kirchner decidió luchar nuevamente por la jefatura del Estado está extendida entre los que cuestionan su liderazgo en ese enorme y decisivo distrito electoral. La escucharon decir que merece una segunda oportunidad sobre la tierra (García Márquez dixit) después de ver el regreso de Lula da Silva en Brasil. “Por qué Lula pudo volver y yo no podría”, dicen que les repite a sus interlocutores. Sucede, al mismo tiempo, que Kicillof estaba convencido de que él sería el candidato del peronismo en las elecciones presidenciales de 2027. Siempre se insistió a su lado en que es el único dirigente del peronismo (si es que Kicillof es peronista) que habrá sido dos veces gobernador de la monumental Buenos Aires y que nunca lo denunciaron por corrupción, a pesar de que lo criticaron, con razón, por el contenido de sus acuerdos con el Club de París y con Repsol, luego de la brutal confiscación de YPF a los españoles. “Podrán decir que cometí errores, pero nunca que fui corrupto”, desliza Kicillof entre íntimos. ¿Una comparación, acaso?
Esa certeza de que Kicillof es el mejor candidato del peronismo la debió tener también Cristina Kirchner, porque esta decidió la guerra con su viejo pupilo cuando el gobernador les contó a la ciudad y al mundo que no estaba dispuesto a ser “otro Alberto Fernández”. “No quiero ser Alberto”, suele decirle a su círculo íntimo. Él sabe por qué. Kicillof fue un sangriento sicario de Cristina Kirchner (metáfora política mediante) cuando Alberto Fernández era presidente, y Kicillof lo zamarreaba desde Buenos Aires. “No hay que tener miedo de enfrentarse con ciertos sectores”, lo desafiaba Kicillof desde La Plata al entonces presidente Alberto Fernández, después de describir el padecimiento social de vastos sectores sociales. Cristina Kirchner le cargaba el arma para la balacera.
La expresidenta está convencida, más por ideología que por información, que Javier Milei llegará tambaleándose al año de su eventual reelección, en 2027. Nadie, como ella, descree tanto de las políticas ortodoxas que en materia económica aplica el actual presidente. Si Kicillof adelanta que no será un simple vicario de ella en la presidencia, entonces será ella quien se propondrá como sucesora de Milei en la jefatura del Estado dentro de dos años. Es audaz: entonces tendrá 74 años (salvo Perón, ningún político en la historia reciente aspiró con esa edad a la presidencia de la Nación) y todas las encuestas, hasta las más amigables con ella, muestran que su imagen es una de las peores entre los políticos argentinos. Parte, además, de una certeza: tendrá fueros hasta dentro de dos años, porque la sentencia que le cayó encima por la corrupción en la obra pública conlleva la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Su proyecto político consiste, entonces, en pasar de un fuero a otro fuero: el de diputada provincial o nacional, supuestamente, al de presidenta de la Nación, cargo del que solo podría ser removida por juicio político. La Corte Suprema de Justicia no está dispuesta a adelantar sus tiempos para expedirse sobre el caso de la expresidenta que ya tiene la condena de dos tribunales –el tribunal oral y público y la Cámara de Casación-, pero tampoco podría demorar ese expediente hasta después de 2027. La idea de volver a la presidencia de parte de Cristina Kirchner implica su certidumbre de que será candidata a legisladora en las elecciones de este año y de que, obviamente, integrará algún parlamento, sea bonaerense o nacional.
De todos modos, y se lo mire por donde se lo mire, es la primera vez que la señora de Kirchner debe enfrentar semejante insurrección en su propio distrito, que es la provincia de Buenos Aires, no Santa Cruz. Según varios intendentes del conurbano, le hizo mucho daño a ella la decisión de defender el liderazgo partidario de su hijo Máximo; este es presidente del Partido Justicialista bonaerense, mientras su madre lo es del PJ nacional. Nepotismo en estado puro. Máximo Kirchner es uno de los políticos con peor imagen en el país, según la unanimidad de las encuestas. Quizás la opinión social no sea justa porque él nunca tuvo cargos ejecutivos en la administración pública (fue solo un gris diputado nacional), pero es lo que hay; la realidad no se discute. Inclusive, uno de los fundadores de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, dijo ayer públicamente que Cristina Kirchner era rehén de su hijo y de un grupo de tres o cuatro dirigentes camporistas. Seguramente está entre estos el otro fundador de La Cámpora: Eduardo “Wado” de Pedro. En rigor, La Cámpora existe porque Larroque y De Pedro la construyeron mientras el líder supuesto, Máximo Kirchner, hacía negocios en Santa Cruz en nombre de su familia.
En principio, esta fractura peronista beneficiaría a Javier Milei porque complica a su más importante competencia en la provincia de Buenos Aires. La pregunta consiste en responder si ante ese panorama ya no necesita de una alianza con Pro o si, en cambio, ahora es el momento de una coalición con el partido que fundó Mauricio Macri para terminar definitivamente con la hegemonía cristinista en esa fundamental provincia. Desde el mileísmo solo se escucha que van a promover alianzas con dirigentes de Pro, no institucionalmente con Pro. Sería una ruptura total y definitiva con Macri, si es que hay dirigentes macristas dispuestos a correr en auxilio del Presidente en el peor momento político del mandatario. Por otro lado, fuentes oficiales señalan también que existe la seguridad en la cúpula del mileísmo de que el peronismo terminará unido, sobre todo en las elecciones nacionales de este año, en octubre, que son las que le importan al Gobierno. Es probable que tenga razón. Antes, los mileístas tropezarán con el estrépito y la furia del peronismo frente a un caso en el que Javier Milei está débil, con pocos aliados y sin argumentos.