Por Carlos Tortora.-

Después de estar bastante jaqueada por la disputa con Axel Kicillof y el vacío que le hacen los gobernadores peronistas, Cristina Kirchner encontró por un fin una bandera que le devuelve protagonismo en el escenario justicialista. Cada vez con mayor claridad, ella está planteando que Axel Kicillof, con su decisión de desdoblar las elecciones provinciales para el 6 de septiembre, va camino a convertirse en un nuevo Jorge Macri, o sea que el desdoblamiento puede terminar en un gran fracaso. Las razones de este pronóstico son varias. Para empezar, que Javier Milei se las arreglara para nacionalizar también una elección tan sólo bonaerense, así como lo hizo en Capital.

Pero hay un argumento cristinista muy fuerte, al que algunos llaman el » síndrome de Massa». Éste, en el 2023, le ganó la primera vuelta a Milei obteniendo 9.800.000 votos contra 8 millones. Pero en la segunda vuelta, Massa creció menos de 2 millones, llegando a los 9.800.000. A todo esto, Milei creció 6.500.000 votos, alcanzando los 14,5 millones. ¿Cuál fue entonces el principal factor determinante del escaso aumento de Massa? Todo indica que en esto influyó decididamente el hecho de que los intendentes peronistas, los reales movilizadores del voto partidario, ya habían cumplido en la primera vuelta sus objetivos de reelección y no tenían mayor interés en movilizar los aparatos partidarios -ni en gastar plata- en la segunda vuelta. Para Cristina, la situación actual sería simétrica con aquella: una vez que los intendentes cumplan sus objetivos en septiembre, ya no les interesaría aportar en octubre.

La doble elección simultánea

Ahora, mientras Cristina ataca planteando los riesgos del síndrome de Massa, Kicillof se resiste a suspender la elección del 6 de septiembre, pasándola para el 26 de octubre. Su principal argumento es sólido: si ambas elecciones son concurrentes el problema logístico se agravará. Habrá dos sistemas de votación distintos pero simultáneos, esto es, boleta única para cargos nacionales y boleta de papel para cargos locales. Faltaría así espacio en muchos lugares de votación, habría además grandes demoras, confusión y problemas para el recuento de votos. En fin, la posibilidad de serios problemas. Pero la causa más profunda del desdoblamiento es el interés del gobernador por recortar la influencia de Cristina, que tiene mayor peso para la definición de las candidaturas nacionales.

De más está decir que, si Cristina tuviera razón y el PJ gana en septiembre pero pierde en octubre, la derrota caería sobre Kicillof con todo su peso.

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