Por Carlos Tórtora.-

Mientras espera que Donald Trump ni bien asuma haga algún gesto a favor del salvataje financiero a la Argentina, Javier Milei está intentando retomar el plan político que viene demorado. La crisis del gobierno con el PRO más los escándalos de Kueider, Ritondo, etc., detuvieron la marcha del pacto Milei-Cristina, que ahora vuelve a tomar fuerza.

Ya prácticamente liberado de los compromisos para negociar con Mauricio Macri, el presidente ordenó a sus operadores que se preparen para la convocatoria a sesiones extraordinarias en febrero. La idea es aprobar con el apoyo del kirchnerismo la eliminación de las PASO y, si es posible, también los pliegos para la Corte Suprema de Justicia de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla.

Si no hay entonces primarias, el PRO y la UCR se perjudicarían enormemente. Sobre todo el macrismo perdería cualquier chance de negociar con La Libertad Avanza y sería absorbido en buena medida por ésta. Milei no se andaría con vueltas y estaría dispuesto a vaciar el PRO ya mismo, incorporando a LLA a los dirigentes macristas Cristian Ritondo y Diego Santilli, sin importarle que ambos carguen sobre sus espaldas gruesas acusaciones de enriquecimiento ilícito.

La necesidad del oficialismo de absorber los votantes del PRO y la UCR se explica en parte por la frágil posición de los libertarios de cara a las elecciones. Para empezar, la frágil estructura de LLA cruje por todos lados. En Buenos Aires, concejales libertarios de unos 10 distritos -entre ellos Merlo y Avellaneda- se rebelaron contra la conducción de Sebastián Pareja y están creando una nueva sigla -Unión, Renovación y Fe- para competir por fuera de LLA. En Capital, el adelantamiento de las elecciones locales dispuesto por Jorge Macri desnuda la falta de entidad de la candidatura a Senador de Manuel Adorni, sostenida por encuestas manipuladas. Para evitar terminar recurriendo a Patricia Bullrich para la batalla por la senaduría, Karina Milei dejó correr que ella podría dar el paso al frente. Pero la realidad es que no le dan los números. El gobierno prepara entonces a Daniel Scioli como último recurso. Es que, si el macrismo gana en julio las elecciones locales, se crearía una ola triunfal del PRO para octubre y, con una derrota en la Ciudad, el gobierno quedaría entonces totalmente descolocado.

Más socios que nunca

La comunidad de intereses entre Milei y Cristina para eliminar las PASO es cada vez más fuerte. La expresidente no puede domesticar a quien fuera su alumno preferido, Axel Kicillof, y existe el riesgo de que, si hay PASO, éste presente listas de candidatos propias para competir con La Cámpora. Lo mismo podrían hacer Ricardo Quintela y sus amigos en varias provincias del norte. Y también un sector importante de la dirigencia de Santa Fe.

Cristina necesita entonces disciplinar a su frente interno, que se le está poniendo inmanejable.

Eliminar las PASO ya con el calendario electoral en marcha sería una nueva demostración de lo poco que le importa al gobierno el funcionamiento normal de las instituciones. Pero Milei y CFK necesitan imperiosamente que no haya chance para la discusión interna en sus espacios y que la lapicera de las candidaturas sea sólo de ellos dos.

Share