Por Carlos Tórtora.-

La semana que se inicia muestra a un Javier Milei revitalizado que está relanzando su gestión, apoyado por algunos informes que hablan de tenues señales de reactivación en algunos sectores de la economía, nada por ahora que modifique el panorama de aguda recesión. Para fundamentar su optimismo, el gobierno se aferra a dos factores: al relato de que la recesión está quedando atrás y a la evidencia de que la oposición está desorientada y absorbida por las internas en el PJ y la UCR.

Esta semana puede ir tomando forma un hecho decisivo para el devenir del peronismo. Si la justicia hace lugar a los planteos de Ricardo Quintela sobre el robo de parte de los avales de su lista por parte de la Junta Electoral del PJ, éste se acercaría a un escenario propicio para su intervención por cuenta de la justicia electoral.

Esto implicaría seguramente la suspensión de las elecciones internas convocadas para el 17 de noviembre próximo para la elección de las autoridades partidarias. De este modo se empezaría a cristalizar entonces la división del peronismo en dos facciones que competirían separadas en las elecciones del año que viene.

En el gobierno hay quienes festejan por anticipado la división justicialista, aunque un análisis más a fondo indica que en una elección legislativa la división del voto puede implicar obtener más bancas.

El laboratorio electoral

La Casa Rosada, mientras espera los resultados de la elección en los EEUU, trata de ir dándole forma a su armado electoral para el 2015. Santiago Caputo avanzó así estos días en un terreno que era exclusivo de Karina Milei. El súper asesor enarbola encuestas que dicen que el 54% de la gente no quiere votar políticos e impulsa entonces que las listas de candidatos se llenen de trolls y operadores del poder. Esto preocupa hasta a los propios dirigentes de La Libertad Avanza.

A todo esto, Karina sigue intentando un armado tradicional y la semana que pasó hizo sapo en Tucumán con un acto semivacío de gente.

Las dos derrotas sufridas por la oposición con los sendos vetos a dos leyes le devolvieron a los libertarios la fe en las condiciones políticas de Milei. Sin embargo, éste ya demostró en las elecciones del 2021 en distintas provincias que si él no es candidato los suyos cosechan muy pocos votos. Ahora se enfrenta a un desafío mayúsculo si no logra cambiar el malhumor social.

Las elecciones parecen lejanas en el calendario pero ya están pasando a ser la primera preocupación política de un gobierno que no puede darse el lujo de perder si quiere conservar una cuota importante de gobernabilidad.

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