Por Hernán Andrés Kruse.-
“Creo que si queremos establecer un sistema de igualdad de oportunidades –a lo cual nos obliga la Constitución- y de libertad de acceso, no podemos fijar cotos de caza, sino que debemos crear una mayor porosidad a efectos de que lleguen los mejores, vengan de donde fuere. En segundo lugar, quiero señalar que el tema de la independencia no debe ser confundido con asepsia. No existe el juez aséptico, un juez absolutamente desconectado de un sistema de valores o de una ideología en la cual ha creído, en un conjunto de ideas o, si ustedes prefieren, de ideales que se expresan a través de metas o fines que pretende alcanzar en el momento en que hace o dicta el acto de justicia. Este tipo de juez no existe, y sería penoso que existiera porque realmente estaríamos frente a un autómata; volveríamos a la teoría del siglo XVIII; no cumpliría ni siquiera la función interpretativa, mucho menos la función integrativa y creadora que cumple el juez a través del dictado de las sentencias, que no consisten en un mero silogismo.
Por “independencia” debemos entender dos cosas. En primer lugar, la independencia de las lealtades partidarias preexistentes, que las puede haber tenido y es respetabilísimo que así sea, pero que debe abandonar en el momento de acceso al poder. También debe abandonar la falsa noción de que por haber sido designado por alguien tiene un deber de gratitud permanente de halagar o complacer a ese alguien. En la Argentina hay ejemplos de todo tipo, pero también existen ejemplos de gente que fue muy criticada al momento de su designación porque venía de una pertenencia partidaria, incluso de la integración de un gabinete, como es el caso de Antonio Sagarna, quien siendo juez de la Corte, desde el día siguiente de la asunción del cargo, actuó con total independencia respecto del partido al cual había pertenecido, así como del Presidente y del Senado que lo habían nombrado. Pero no es la regla. El juez debe tener, entonces, un perfil que apunte a la no dependencia del gobernante de turno, ni a ser un prisionero de la partidocracia; no sólo lo primero sino también lo segundo. Existe un viejo pleito entre partidocracia y judicatura: se desconfían recíprocamente, pero el conflicto no se puede resolver por vía de la sumisión de una a la otra -en cualquier sentido direccional que sea- sino cumpliendo cada una la función que le corresponde, que son diferentes y ambas necesarias para la atención de lo que nos debe interesar, que es el bien común, es decir, el interés general, por encima de cualquier egoísmo o narcisismo.
En cuanto a la selección, creo que hay que introducir cambios en el régimen vigente en el orden nacional. La ley reglamentaria del Consejo de la Magistratura, con la experiencia que lleva, ya adolece de desenfoques. Es así que los propios miembros del Consejo de la Magistratura deberían propiciar autónomamente –no por imposición heterónoma, sino por propio esfuerzo autogestionario- la propuesta de la reforma que su misma experiencia les indique. Por supuesto, también creo que en una eventual reforma de la Constitución hay que pulir la norma pertinente, porque más que un Consejo de la Magistratura lo que se ha querido hacer es una desvertebración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que no llegó hasta sus últimas consecuencias porque se impidió que se creara una Corte Constitucional que hubiera implicado el vaciamiento total de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en nuestro país es el intérprete final de la Constitución y el verdadero tribunal de garantías constitucionales, de acuerdo al modelo americano. La hubiéramos pervertido con un injerto innecesario, porque nosotros no tenemos el defecto que han tenido los europeos, de no haber reconocido a la Justicia el carácter de poder del Estado. Como nosotros sí se lo reconocimos, no necesitamos crear un órgano de esa otra naturaleza, nacido de la inspiración de Hans Kelsen en la Constitución de Austria y adoptado más tarde por Alemania, Italia, España y hasta por algunos países latinoamericanos.
Que el Consejo de la Magistratura tenga tanto poder político, reglamentario, sancionatorio, económico, administrativo, etcétera, lo convierte en definitiva en un coto de caza para que en el imaginario del político se acrecienten los espacios de poder, y lleve indefectiblemente a que su labor quede desenfocada con respecto al objetivo fundamental, que es la selección, promoción y remoción de los magistrados -por vía del jury de enjuiciamiento- para que alguna vez en la Argentina funcione la instancia posterior al control, que es la responsabilidad. De nada sirve el control si se agota en sí mismo. Lo que el pueblo quiere es que recaigan responsabilidades, es decir, que funcionen los mecanismos necesarios para que la consecuencia del control se visualice y produzca efectos que vayan incluso más allá de lo segregativo, como puede ser la inhabilitación, que no es una pena accesoria sino una tan principal como la destitución, tal como lo establecía el viejo artículo 45 de la Constitución-, de forma tal de mejorar la situación de este Poder Judicial.
En pocas palabras, quiero decir que también en la selección de recursos humanos se debe apuntar al tema de la dedicación y que, dentro de lo razonable hay que ser más estrictos en el área de las incompatibilidades. Hubo una ley (gestada en el Ministerio del Dr. Gervasio Colombres) que no se aplicó, que incluso se derogó. No puede ser que la función judicial sea una tarea más entre otras. Es bueno que el juez sea docente o investigador pero no es bueno que se disperse a través de un cúmulo de tareas, algunas serias y otras frívolas, que detraen tiempo y dedicación. Los recursos también son un tema fundamental. No podemos pretender justicia eficiente si no hay recursos suficientes. Aquello que Gorostiaga decía con respecto a que no hay poder sin recursos y no hay Estado sin Tesoro, vale también para la Justicia. La Justicia no puede depender de la dádiva para que se cumpla la doble idoneidad, es decir la profesional y la moral, que es la independencia y el no dejarse seducir por las tentaciones, favores o intereses creados, para lo cual se requiere una remuneración digna.
Por lo expuesto, creo que debemos buscar en los mecanismos que tenemos que perfeccionar, a fin de alcanzar el perfil adecuado, una instancia para verificar esa doble idoneidad y no ser conformistas ante las meras estructuras de convalidación para el reparto. Es perversa la teoría del “paraguas” que protege para que nadie quede a la intemperie y que la Justicia sea un refugio para que dentro del reparto todos queden satisfechos. Y, al mismo tiempo, me parece que esa cobertura es patológicamente dañina porque destruye a todo el sistema. En definitiva, dime qué jueces tienes y te diré qué Estado de Derecho hay. Dime cuál es el perfil de esos jueces y te diré qué grado y qué profundidad de control tenemos. Desde luego que esto conduce al orden de las conductas y, como todo, se resuelve en un problema cultural. Es un problema cultural el perfil del juez, ya que a las más altas jerarquías corresponden las mayores responsabilidades, de acuerdo a un sabio principio del Código Civil, que debería tener categoría constitucional en esta delicada cuestión: “Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos (Art. 902)”. Por último, ratificamos la convicción de que el acto más delicado e institucionalmente significativo de un gobernante, radica en promover la nominación de un magistrado judicial que, de acuerdo a nuestro régimen constitucional, son cargos cuya trascendental función se ejerce de por vida (ad vitam)”.
(*) He utilizado esta reflexión del doctor Vanossi en anteriores escritos de mi autoría y que fueron publicados por el Informador Público. Sin embargo, por su elevado nivel académico y por la delicada cuestión que trato en este escrito, me parece lógico que me valga de ella nuevamente.
11/04/2025 a las 4:46 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una ayudita de amigos y enemigos
Claudio Jacquelin
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
11/4/025
Cuando la nación política se asombraba ante el largo y melodramático culebrón del peronismo bonaerense, los herederos de Perón dejaron las discordias a un lado y arrinconaron de nuevo al Presidente en el ingrato Congreso. El peronismo es una criatura con idéntica capacidad para pelearse y para pelear. Amigos y enemigos. Todo al mismo tiempo. La creación en la Cámara de Diputados de una comisión investigadora del escándalo que provocó la difusión presidencial de la criptomoneda $LIBRA es la segunda derrota de Milei en el Congreso en menos de una semana. El jueves pasado, una abrumadora mayoría del Senado rechazó los acuerdos de los dos candidatos a jueces de la Corte Suprema, el juez federal Ariel Lijo y el académico Manuel García-Mansilla; fue la primera vez en la historia del país que el Senado rechazó explícitamente la candidatura de dos abogados para integrar el más elevado tribunal del país.
La decisión de Diputados no viene sola. La comisión investigadora sobre el criptogate ocurrió luego de que se abrieran causas judiciales en los tribunales de la Argentina, los Estados Unidos y España. Una comisión investigadora que no tienen envergadura bicameral –es solo de Diputados– difícilmente pueda llegar a conclusiones más rápidas que la Justicia, pero tendrá capacidad para hacer mucho ruido en un tema que afectó personalmente al Presidente. El escándalo de la criptomoneda dejó muchos perdedores de millones de dólares y algunos, pocos, ganadores también de millones de dólares. La pregunta que el presidente Milei nunca respondió es por qué difundió esa moneda virtual y, pocas horas después, le sacó el respaldo. Ese zigzag es lo que provocó una inmediata cotización muy alta y una posterior caída abrupta en el valor de la criptomoneda. Jugaron los que tenían la información y ganaron.
Tampoco su hermana, Karina Milei, cuestionada políticamente ahora también por Mauricio Macri, explicó por qué permitió varias veces el ingreso a la Casa de Gobierno de los responsables locales y extranjeros de esa moneda que no es una moneda común y corriente. Poca gente sabe de su existencia, y menos gente sabe cómo usarlas. Demasiadas sombras, demasiado misterio en torno a ese caso judicial que ahora tomó una envergadura política imprevista.
Una comisión investigadora tiene muy pocos recursos para investigar porque, en verdad, sus facultades y esferas de acción siempre fueron discutidas por la política y por los especialistas del Derecho a la luz de la Constitución y las leyes. De hecho, en 1997 se trató de crear una ley reglamentaria de lo que dice la Constitución, que es muy poco, pero ese proyecto tuvo solo la sanción de Diputados, nunca del Senado. No es ley, por lo tanto. Los constitucionalistas más destacados reconocen que esas comisiones pueden convocar a funcionarios públicos y hurgar en la documentación oficial, pero les ponen un férreo límite cuando en la investigación entran a jugar particulares. El criterio ha sido siempre que un poder no debe ocupar el territorio de otro poder, en este caso el Legislativo sobre enclaves propios del Judicial. Esa será seguramente la polémica legal; otra cosa será el alboroto político fácilmente previsible. Para peor, por primera vez en mucho tiempo, la mayoría de los diputados aprobó también la interpelación del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; del ministro de Economía, Luis Caputo, y del titular de la cartera de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. Deberán responder sobre el criptogate en un interrogatorio especial en el Congreso. Tales citaciones pronostican otras turbulencias políticas. Para aprobar todo esto, el peronismo, esta vez inseparablemente unido, contó con la adhesión del variopinto bloque que preside Miguel Ángel Pichetto, de la Coalición Cívica y de la izquierda.
Pero ¿el peronismo está realmente unido o es solo una ficción con apariencias de realismo? Ni lo uno ni lo otro. Es cierto que existe la decisión de desestabilizar a Milei, como cada vez que gobernó un no peronista, pero es cierto también que la provincia de Buenos Aires, el protectorado más importante del peronismo provocó una división profunda entre Cristina Kirchner y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Tal vez el conflicto de fondo en esa ruidosa ruptura peronista, como son todas las rupturas del peronismo, se reduce a una competencia entre Cristina Kirchner y Kicillof por la candidatura presidencial de 2027. “A matar o morir”, como le gusta decir a la expresidenta cuando se prepara para dar una batalla.
La convicción de que la viuda de Kirchner decidió luchar nuevamente por la jefatura del Estado está extendida entre los que cuestionan su liderazgo en ese enorme y decisivo distrito electoral. La escucharon decir que merece una segunda oportunidad sobre la tierra (García Márquez dixit) después de ver el regreso de Lula da Silva en Brasil. “Por qué Lula pudo volver y yo no podría”, dicen que les repite a sus interlocutores. Sucede, al mismo tiempo, que Kicillof estaba convencido de que él sería el candidato del peronismo en las elecciones presidenciales de 2027. Siempre se insistió a su lado en que es el único dirigente del peronismo (si es que Kicillof es peronista) que habrá sido dos veces gobernador de la monumental Buenos Aires y que nunca lo denunciaron por corrupción, a pesar de que lo criticaron, con razón, por el contenido de sus acuerdos con el Club de París y con Repsol, luego de la brutal confiscación de YPF a los españoles. “Podrán decir que cometí errores, pero nunca que fui corrupto”, desliza Kicillof entre íntimos. ¿Una comparación, acaso?
Esa certeza de que Kicillof es el mejor candidato del peronismo la debió tener también Cristina Kirchner, porque esta decidió la guerra con su viejo pupilo cuando el gobernador les contó a la ciudad y al mundo que no estaba dispuesto a ser “otro Alberto Fernández”. “No quiero ser Alberto”, suele decirle a su círculo íntimo. Él sabe por qué. Kicillof fue un sangriento sicario de Cristina Kirchner (metáfora política mediante) cuando Alberto Fernández era presidente, y Kicillof lo zamarreaba desde Buenos Aires. “No hay que tener miedo de enfrentarse con ciertos sectores”, lo desafiaba Kicillof desde La Plata al entonces presidente Alberto Fernández, después de describir el padecimiento social de vastos sectores sociales. Cristina Kirchner le cargaba el arma para la balacera.
La expresidenta está convencida, más por ideología que por información, que Javier Milei llegará tambaleándose al año de su eventual reelección, en 2027. Nadie, como ella, descree tanto de las políticas ortodoxas que en materia económica aplica el actual presidente. Si Kicillof adelanta que no será un simple vicario de ella en la presidencia, entonces será ella quien se propondrá como sucesora de Milei en la jefatura del Estado dentro de dos años. Es audaz: entonces tendrá 74 años (salvo Perón, ningún político en la historia reciente aspiró con esa edad a la presidencia de la Nación) y todas las encuestas, hasta las más amigables con ella, muestran que su imagen es una de las peores entre los políticos argentinos. Parte, además, de una certeza: tendrá fueros hasta dentro de dos años, porque la sentencia que le cayó encima por la corrupción en la obra pública conlleva la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Su proyecto político consiste, entonces, en pasar de un fuero a otro fuero: el de diputada provincial o nacional, supuestamente, al de presidenta de la Nación, cargo del que solo podría ser removida por juicio político. La Corte Suprema de Justicia no está dispuesta a adelantar sus tiempos para expedirse sobre el caso de la expresidenta que ya tiene la condena de dos tribunales –el tribunal oral y público y la Cámara de Casación-, pero tampoco podría demorar ese expediente hasta después de 2027. La idea de volver a la presidencia de parte de Cristina Kirchner implica su certidumbre de que será candidata a legisladora en las elecciones de este año y de que, obviamente, integrará algún parlamento, sea bonaerense o nacional.
De todos modos, y se lo mire por donde se lo mire, es la primera vez que la señora de Kirchner debe enfrentar semejante insurrección en su propio distrito, que es la provincia de Buenos Aires, no Santa Cruz. Según varios intendentes del conurbano, le hizo mucho daño a ella la decisión de defender el liderazgo partidario de su hijo Máximo; este es presidente del Partido Justicialista bonaerense, mientras su madre lo es del PJ nacional. Nepotismo en estado puro. Máximo Kirchner es uno de los políticos con peor imagen en el país, según la unanimidad de las encuestas. Quizás la opinión social no sea justa porque él nunca tuvo cargos ejecutivos en la administración pública (fue solo un gris diputado nacional), pero es lo que hay; la realidad no se discute. Inclusive, uno de los fundadores de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, dijo ayer públicamente que Cristina Kirchner era rehén de su hijo y de un grupo de tres o cuatro dirigentes camporistas. Seguramente está entre estos el otro fundador de La Cámpora: Eduardo “Wado” de Pedro. En rigor, La Cámpora existe porque Larroque y De Pedro la construyeron mientras el líder supuesto, Máximo Kirchner, hacía negocios en Santa Cruz en nombre de su familia.
En principio, esta fractura peronista beneficiaría a Javier Milei porque complica a su más importante competencia en la provincia de Buenos Aires. La pregunta consiste en responder si ante ese panorama ya no necesita de una alianza con Pro o si, en cambio, ahora es el momento de una coalición con el partido que fundó Mauricio Macri para terminar definitivamente con la hegemonía cristinista en esa fundamental provincia. Desde el mileísmo solo se escucha que van a promover alianzas con dirigentes de Pro, no institucionalmente con Pro. Sería una ruptura total y definitiva con Macri, si es que hay dirigentes macristas dispuestos a correr en auxilio del Presidente en el peor momento político del mandatario. Por otro lado, fuentes oficiales señalan también que existe la seguridad en la cúpula del mileísmo de que el peronismo terminará unido, sobre todo en las elecciones nacionales de este año, en octubre, que son las que le importan al Gobierno. Es probable que tenga razón. Antes, los mileístas tropezarán con el estrépito y la furia del peronismo frente a un caso en el que Javier Milei está débil, con pocos aliados y sin argumentos.
11/04/2025 a las 4:49 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Tensión, rencor y separación peronista: el presente de Cristina Kirchner y Axel Kicillof
Roberto García
Fuente: Perfil
(*) Notiar.com.ar
11/4/025
El perfume de una mujer tira más que un par de bueyes, según la leyenda y una vulgar reescritura posterior del dicho. Le cabe la certeza a la profesora de Letras Soledad Quereilhac, esposa de Axel Kicillof, en la última decisión del gobernador bonaerense de separarse de otra mujer, políticamente hablando: Cristina Fernández de Kirchner. Una bomba en el corazón del peronismo, la provincia de Buenos Aires. Esa división electoral, además de madurarla mucho tiempo, le generó al gobernador un exabrupto de la viuda de Néstor: “Desagradecido de mierda”, acompañado por otras maldiciones de dudoso gusto. Y una confesión doble: “este petiso me debe todo, lo inicié, lo hice, como el otro desagradecido de Diego Bossio”.
Ni olvido ni perdón. Como si su exfuncionario del Anses hubiese tenido algo que ver con la determinación de Kicillof por desdoblar las elecciones en la provincia: un día una para candidatos a las legislaturas distritales, otra fecha para los nacionales. Ni una referencia de la exmandataria, sin embargo, a la señora Quereilhac, clave en la motivación de su marido. Comprensible: ella es cinturón negro de karate, mejor no provocarla. Y es quien ha sufrido, estoica, el daño que en los últimos años ha padecido su querido Axel.
Ocurre que la familia Kicillof, al parecer, se hartó de las arbitrariedades de Cristina en los últimos años, la injerencia en su gobierno, la interrupción del sueño por quien le ha cobrado una tasa de interés monumental por haberlo puesto a su vera como ministro de Economía en años pasados. Y permitir ávidos flechazos de La Cámpora para acosarlo en la gestión, ubicar gente que no se alineaba al gobierno bajo la tutela de Máximo Kirchner repartiéndose cargos y cajas sin pedir permiso.
Más que un empleado, Kicillof parecía un súbdito, alguien sencillo que le gusta correr por el parque vecino, concurrir al cine, salir de paseo con su mujer y los hijos, saludar a quienes lo saludan. Ninguna relación con la otra familia, inaccesible, rodeada de custodios y lejos de cualquier contacto con aquellos que no son del club. Unos sin manchas sobre la honradez, los otros sin atreverse a justificar lo que les dejó el padre. Imposible de mostrar, por otra parte.
“Te dimos la oportunidad de ser gobernador y, antes, de ser un ministro”, sostienen madre e hijo con el coro camporista. “Sí —replica Kicillof—, pero nunca vi a ninguno de los dos ni de la agrupación en el asiento de atrás del Clio, cuando solitos recorrimos la provincia con Carlos Bianco de conductor”. Deudas pendientes, reproches y el comienzo quizás de una batalla mediática y judicial con denuncias ciertas, arteras o fakes.
Ya Bianco le atribuye una amplificación inusitada a La Cámpora al escándalo por no someterse a un chequeo alcohólico en un retén policial; el intendente de La Matanza, Fernando Espinosa, se ha convencido de que su causa en tribunales (violencia de género) se origina y propaga por la misma muchachada militante; el intendente Mario Secco (Ensenada) aguarda un somatén, igual que el que está a cargo de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Por su parte, Kicillof se siente ajeno a la justicia bonaerense, le dejó ese dominio a los cristinistas, dominantes del rubro. Así le irá.
La falta de escrúpulos en las campañas electorales de todo el país ya fue advertido por un reconocido consultor en la materia, quizás porque estaba notificado de un bólido de alquitrán que afectará a uno de sus contratantes. En una cena de esta semana con distintos autónomos del peronismo, Horacio Rodríguez Larreta preguntó si conocían una versión escandalosa sobre un postulante a conocerse en pocos días: ninguno admitió ignorar el caso.
Tiempo de versiones, de que los petroleros empujaron —por así decirlo— la fracasada continuidad de Manuel Garcia-Mansilla en la Corte Suprema, los macristas afirmando que el gobierno nacional auspicia a Rodríguez Larreta (sin saber que Milei jamás le daría un vaso de agua al exjefe de Gobierno) o que el macrismo estimula a Ramiro Marra para dañar a la Libertad Avanza en Capital Federal.
Así, cualquier empeño por la unidad provincial del peronismo se ha roto con la reciente separación de las elecciones decretada por Kicillof, la picasesos de su mujer y un núcleo de adherentes que le sugiere la llegada de su hora presidencial para el 2027 y un trasiego menos tenso como gobernador hasta esa fecha. Ya tiene bastante con los trolls acuciantes del gobierno nacional. Ahora Kicillof se somete a la rabia continuada de Cristina y Máximo, a los efectos de la ruptura.
Aunque restan futuras incidencias, costuras que intentará coser Sergio Massa, un profesional más cercano a la doctora y sin odios con el gobernador: falta que en la Legislatura se vote una ley para que los comicios sean concurrentes en lugar de separados, bajo el signo de que ‘ley mata decreto’, imaginando que luego Kicillof dispondrá de un veto para anular la norma. O, como todavía no se han suspendido las PASO, y los ciudadanos de provincia tal vez deban afrontar tres elecciones en unos pocos meses, halla por razonabilidad que la rotura del espejo peronista se repare con curitas e intercambien negociaciones para integrar las listas de candidatos.
Finalmente, esa es la causa central del litigio entre Ella y su exprotegido, el desagradecido que, junto a una mayoría de intendentes, se consideran acreditados para no quedar expuestos en los blancos de la kermesse a disposición de los tiradores de La Cámpora. Y de sociedades que los acompañan, como la de Emilio Pérsico, que no dudan en acribillar La Matanza para instalar allí un refugio político para Cristina. O de ellos mismos.
En su pugna con Kicillof, ella ha advertido que seguirá a fondo y, si es necesario, se arremangará o pondrá los pies en el fango como representante barrial de una de las secciones electorales, la tercera. Si es necesario, cruzaremos Los Andes en pelotas, puede repetir como San Martín.
Quizás deba confrontar con otra mujer en el distrito, Verónica Magario: ninguna se ruboriza por bajar de categoría. Tampoco Mayra Mendoza, si lo manda Cristina; ella sueña con suceder a Kicillof en 2027, mientras el gobernador piensa saltar en esa fecha a la Casa Rosada, igual que la misma viuda de Kirchner, a quien no arredan votos, vetos o elecciones en turnos distintos. Ni eventuales decisiones de la Corte Suprema sobre su libertad.
11/04/2025 a las 4:52 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Una buena y una mala en el arranque de la agenda que mira el círculo rojo
Ignacio Miri
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
11/4/025
Javier Milei terminará hoy su día con una buena noticia: la aprobación de un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional. Será el trago de agua que necesita una gestión que desde hace meses está dedicada exclusivamente a esperar la llegada de los dólares desde Washington, que en su momento fue promocionada como el requisito para levantar algunas de las restricciones que impone el cepo cambiario y que en las últimas semanas se convirtió más bien en un salvavidas para un Gobierno que no consigue hacer pie en tierra firme desde el comienzo del verano.
El Presidente les dice a sus funcionarios de confianza -un círculo más pequeño que nunca- que el préstamo del FMI se transformó en el único mecanismo posible para levantar el cepo, una tarea que quiere encarar en los próximos meses para que la Argentina pueda volver a financiarse en el mercado en 2026.
Ese desvelo es atractivo para el poder pero queda muy lejos del interés inmediato de la sociedad, que estará más pendiente de la otra noticia que se conocerá hoy:el dato de inflación de marzo. Buena parte de las consultoras privadas indican que la novedad en ese rubro no será agradable, porque confirmará el corte de una escalera descendente. El piso de la era Milei fue el 2,2% de enero, y desde allí subió al 2,4% de febrero, una tendencia hacia arriba que ratificará el número de marzo, y-según indican las proyecciones- también el de abril.
Nadie define su preferencia política por la gestión de un Presidente ante el FMI, pero sí hay millones de argentinos que hacen variar los resultados electorales por las modificaciones de su poder de compra, y es por eso que la inflación creciente en años electorales es lo que menos buscan los gobiernos. Milei y sus funcionarios sostienen que la línea de la inflación volverá a apuntar hacia abajo, pero antes de que eso ocurra se pondrá en marcha el calendario electoral.
La largada sucederá este domingo en Santa Fe, donde se elegirán a los convencionales que reformarán la Constitución provincial. Todos los pronósticos indican que ganará el gobernador radical Maximiliano Pullaro, uno de los dirigentes de la oposición que Milei elogia. Las certezas se terminan ahí. La lista de La Libertad Avanza puede salir segunda, tercera o incluso cuarta, y esa diferencia condicionará la lectura del resultado.
Es cierto que la determinación de los encargados de escribir la nueva constitución santafecina no tendrá ninguna incidencia en la política nacional y también es verdad que los resultados provinciales no suelen condicionar las elecciones de cargos nacionales, pero el riesgo para el Gobierno es que el mercado empiece a tomar los escrutinios provinciales como un indicio de los problemas de Milei para construir algo parecido a un partido político nacional que le permita ganar sustento para los momentos críticos de su gestión.
El mes que viene, esa discusión se volverá más visible con la elección porteña, un evento en el que las encuestas que manejan la Casa Rosada y también la Jefatura de Gobierno muestran a Leandro Santoro con muy buenas posibilidades de ser el más votado. No es necesario insistir en las consecuencias que puede generar en las variables financieras -las que Milei y su gabinete miran con mayor atención- una victoria en la Capital Federal de una lista kirchnerista.
11/04/2025 a las 4:56 PM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Trump: el espejo donde Cristina mira a Milei mientras Kicillof se le opone
Daniel Bilotta
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
11/4/025
La urgente rectificación de Trump a su política arancelaria y el rechazo del Senado a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla componen un entrecruzamiento de imágenes recientes con impacto en el orden local. Cristina fue decisiva para reunir en torno a Unión por la Patria el veto a los candidatos de Milei a la Corte. Acto seguido por la creación en Diputados de una comisión investigadora del caso Libra, algo imposible sin el aporte de gobernadores peronistas que los libertarios habían presentado como díscolos respecto de la conducción de la expresidente en el PJ. Axel Kicillof eligió desafiarla en la provincia de Buenos Aires cuando la expresidente fortalece su rol opositor en el Congreso. El principal factor de riesgo para las inversiones internacionales y el envío de fondos del FMI. La incapacidad oficialista de lograr consensos abre dudas sobre las garantías legales a la seguridad jurídica.
El gobernador pretende limitar la influencia de Cristina con el desdoblamiento de los comicios. Es curioso que un triunfo categórico de Unión por la Patria sea el peor escenario para su candidatura presidencial, pero es lo que ocurriría si se confirmara el liderazgo electoral de la expresidente y su condición de gran electora en el kirchnerismo. Kicillof y sus aliados carecen de otra razón para evitar que los cargos nacionales, provinciales y municipales se elijan en un solo día.
Nadie parece comprender mejor que Cristina el efecto de los cambios introducidos por Kicillof en el sistema electoral con esta medida. En los hechos, implica ocho elecciones distintas. Una por cada jurisdicción electoral. Triunfar implica el concurso de figuras de alto conocimiento y aceptación en esas regiones, algo que no garantizan los intendentes. En el mejor de los casos, gozan de esa valoración sólo dentro de los límites de los municipios que gobiernan.
Cristina es la única excepción a esa regla, de acuerdo con los sondeos previos. En su informe de marzo, “Latam pulse”, ubica la imagen positiva de Cristina (41%), siete puntos por debajo de la de Javier Milei (48%). Su imagen negativa (54 %) solo supera por tres a la del presidente (51%). Kicillof (34%), aparece tercero. Pero quizás el dato más relevante sea la evolución en la imagen de Cristina y de Kicillof.
El gobernador logró recuperar en marzo el índice que tenía en diciembre, tras haber caído en enero (31%). El mes más bajo de la serie para Cristina (28 %). “Latam pulse” es un trabajo conjunto de Atlas Intel de Brasil y la agencia Bloomberg que anticipó la elección de Milei como presidente. La decisión de encabezar la lista de diputados provinciales por la tercera sección aparenta ser el resultado del cuidadoso cálculo realizado por Cristina con estos factores.
Probablemente ese anuncio de hace diez días haya precipitado el fracaso de las negociaciones del domingo que promovió el intendente Julio Alak en La Plata para destrabar el conflicto. Máximo aceptó suspender las PASO como requisito previo a desdoblar. Pero sin esa instancia, pidió que los intendentes Fernando Espinoza, Jorge Ferraresi y Mario Secco armonicen sus pretensiones con la candidatura de Cristina en la zona Sur del conurbano, a la que Kicillof no se opuso.
En la primera y en la tercera sección electoral se concentran las dos terceras partes de los electores bonaerenses. La Matanza, Avellaneda y Ensenada integran la tercera Sección. Espinoza pretende renovar los mandatos de dos diputados y Secco, de uno. Igual que Andrés “El cuervo” Larroque, gran ausente en la reunión. Ferraresi quiere otro. En 2025 finaliza el mandato de los cinco que tiene Unión por la Patria en la tercera sección. Kicillof rechazó esa condición y quedaron en conversar al otro día.
El gobernador delegó el lunes en Sergio Massa avisarle a Cristina que desdoblaría. Parte de su entorno hubiese preferido que no recurriera a Massa y fuese él quien le diese la noticia. La Cámpora reaccionó en la Legislatura reviviendo los proyectos para unificar las elecciones. El gobernador precisa una ley que suspenda las PASO para desdoblar. La oposición la votará pero descargará el peso de la convocatoria en el Ejecutivo.
Deberá atravesar ese y otros trámites con zozobra. Agustina Vila audita a Verónica Magario, la encargada de llamar a una sesión ordinaria en el Senado antes de fin de mes para sancionar esa ley. La secretaria General y el ministro de Economía, Pablo López, gozan de la confianza del gobernador. Pero vienen de fracasar en sus gestiones para que la Legislatura sancione el Presupuesto. A la vicegobernadora se la sospecha de haber reabierto canales con Cristina, de gran ascendiente sobre el electorado peronista en La Matanza.
El ánimo colectivo del gobierno bonaerense se alteró anteayer con la visita efectuada a Cristina de Gastón “El gatito” Granados. El intendente de Ezeiza y el de Pilar, Federico Achával, eran considerados dos conquistas sobre la liga del conurbano que acaudilla Máximo Kirchner con el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, y Martin Insaurralde. Achával fue reconvenido por su padre y homónimo, delante del exintendente de Lomas de Zamora en un almuerzo servido hace un mes en Tinto y Soda, tradicional parrilla de un shopping en Pilar.
Una aparente contribución a Cristina de la industria del juego que Insaurralde, el padre de Achával y el del “gatito”, Alejandro Granados representarían en la política. Alak se reveló impotente para neutralizar ese vínculo con el Instituto de Loterías y Casinos, donde hizo que Kicillof designe a Gonzalo Atanasof, hijo de Alfredo, exjefe de Gabinete de Eduardo Duhalde en su presidencia, y actual pareja de María Fernanda Alak, sobrina del intendente de La Plata. Es la forma de recordar que cualquier proceso de movilidad ascendente está atado a la suerte que corra la guerra que se libra entre sus clanes. En el peronismo todo queda en familia.
Algunos se preguntan cómo procesarán Secco y Ferraresi el aprieto en que los puso la expresidente frente a su electorado. El de Ensenada organizó hasta 2023 las mesas de “Cristina eterna”, la cena mensual convocada en el barrio Estrella del Plata de Punta Lara, que abogaba por su candidatura presidencial en 2023. Ferraresi fue el vicepresidente del Instituto Patria hasta ese año.
Pero el verdadero peligro del mecanismo activado por Kicillof es que Cristina sea la única ganadora de las ocho secciones electorales. El gobernador y sus aliados carecen de candidatos con las características que las nuevas reglas exigirían. Es lo que condenaría a Sergio Massa a encabezar la lista de senadores en la Primera Sección, pese a que no logró elegir ninguno en 2017, la última vez que compitió con el Frente Renovador.
A Diego Santilli podría tocarle la misma suerte. Sería el reencuentro indeseado de dos viejos compañeros que compartieron oficina mientras trabajaban por la candidatura presidencial de Ramón “Palito” Ortega. Un futuro que Santilli parece tener escrito con independencia de la alianza que sigue discutiéndose entre Pro y La Libertad Avanza.
Mauricio Macri designó a Sebastián García De Luca como su delegado personal para no perder detalle de lo que Santilli y Cristian Ritondo discuten con Sebastián Pareja. Igual que ellos dos, otro viejo amigo de Massa. Pero también lo mismo que Sergio Torres, el vocal de la Corte bonaerense que votaría sistemáticamente en disidencia con Hilda Kogan y Daniel Soria. Lo que obliga a convocar a cuatro conjueces del Tribunal de Casación Penal.
El implacable veredicto del sorteo electrónico suele hacer que esa responsabilidad recaiga sobre los hombros de Daniel Carral, Ramón Maidana, Víctor Violini y Mario Kohan que desempatarían a favor de Torres. A Massa se le atribuye notable ascendiente sobre ese cuarteto. Es la razón por el que Kogan y Soria enfocan su malestar con Massa en Kicillof. Sobre todo luego de que hubiera trascendido el supuesto pedido que Torres le hizo llegar por su relator, Ezequiel Cortelotti, a Pareja. La necesidad de apurar la jubilación en trámite de Kogan y Soria. Detalles menores frente a lo que se propone Kicillof: avanzar imperturbable con desplazar a Cristina; en apariencia, la única posibilidad que concibe para sobrevivirla.