Por Carlos Tórtora.-

La política porteña está pendiente de que Horacio Rodríguez Larreta defina si será candidato a diputado local en las elecciones del próximo 18 de mayo o si, por el contrario se reservará para una senaduría o diputación nacional en octubre. Si opta por lo primero, significaría que Larreta apunta derecho a retornar a la Jefatura de Gobierno en el 2027. Esto implicaría el vaciamiento del macrismo y el traspaso de muchos de sus dirigentes a las filas de una reedición de Juntos por el Cambio, que incluiría además a la UCR y la Coalición Cívica. En la filas del PRO, la incipiente maniobra de Larreta está incentivando un brote de paranoia. En el entorno de Mauricio Macri no dejan de remarcar que, días atrás, Larreta deslizó un elogio hacia Javier Milei al decir que éste mantenía la economía ordenada.

¿Se puede especular con un entendimiento reservado entre Milei y Larreta para hacer colapsar a los Macri? La sola circulación de esta hipótesis ya produciría algunos efectos.

Lo cierto es que el retorno a la arena electoral del ex Jefe de Gobierno viene a coincidir con la carencia de un candidato amarillo para encabezar la lista. Waldo Wolf está deteriorado, Laura Alonso no está midiendo mucho y María Eugenia Vidal, después de ser gobernadora de Buenos Aires, no aceptaría ser la abanderada de la derrota en una elección local.

Una tormenta perfecta

El caso es que Javier Milei estaría furioso por la actitud crítica de Macri en relación al Criptogate -dijo que no cabe el juicio político «por ahora»- además de condenar la designación de Ariel Lijo por Decreto.

Y esto sin contar que el expresidente prácticamente denunció por corrupción al gobierno por el escandaloso final de la licitación de la Hidrovía.

En esta guerra desatada, en las oficinas de Karina Milei se comentaría con entusiasmo que, si Larreta se presenta como candidato, el PRO quedaría tercero en la elección porteña detrás del PJ y La Libertad Avanza. Toda una tragedia difícil de revertir para los Macri.

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