Por Luis Américo Illuminati.-

La gran preocupación de nuestra juventud es el recital de Taylor Swift. Hacen colas interminables en cadena de paciente espera, soportarán calor, frío, lluvia y trueno. Después que terminó el espectáculo estrepitoso que revienta los oídos, no queda nada. Puro ruido y gritos que aturden el espíritu. De la tragedia en la Franja de Gaza o de Ucrania no se les mueve un pelo, no saben ni dónde queda ni de qué se trata o creen que las imágenes que se ven en los noticieros pertenecen a la película «Guerra Mundial Zombie» con el actor Brad Pitt.

¿Los fans de Taylor Swift se habrán enterado de que el 10 de noviembre en nuestro país se celebra el Día de la Tradición en homenaje al poeta José Hernández, autor del «Martín Fierro»? Un poema gauchesco emblemático de nuestra genuina identidad nacional. «Aquí me pongo a cantar / al compás de la vigüela / que al hombre que lo desvela / una pena extraordinaria / como el ave solitaria / con el cantar se consuela». Así comienza su canto el gaucho Martín Fierro, un trayecto o recorrido que a lo largo del poema va desgranando verso tras verso una serie de vicisitudes desgraciadas de su vida y de nuestro país. Es la odisea del gaucho argentino que en cierta forma se asemeja a la de Ulises en su viaje de regreso a Ítaca, al término de la Guerra de Troya. Si hoy viviera José Hernández y viera cómo estamos, se pondría a componer un nuevo poema, que tal vez titularía: «El Gallo Mudo». El canto de una pena extraordinaria que igual que a Martín Fierro aqueja a aquellos hombres que lo dieron todo en el pasado y hoy se sienten desterrados.

¿Los fans de Taylor Swift habrán oído alguna vez hablar de Cio-Cio-San, la protagonista principal de la Ópera «Madama Butterfly» de Puccini y escuchado cantar a María Callas el aria «Un bel dì vedremo» (Un bello día veremos)? ¿Alguna vez en sus vidas habrán leído las palabras que dicen: «No sólo de pan vive el hombre»? ¿Sabrán quién escribió «Así habló Zaratustra», «Ética a Nicómaco» o la «Divina Comedia»? La Cultura Nacional hoy es un simulacro, un opiáceo, lo mismo que la educación primaria y secundaria. La lucha de Domingo Faustino Sarmiento contra el analfabetismo ha tomado otro giro y hoy tenemos semianalfabetos y semiletrados que han llegado a docentes, como Roberto Baradel, y también han llegado a ser presidentes (Menem, Cristina y Alberto). Según el lingüista Noam Chomsky, las instituciones no deberían seguir siendo escenarios de la (des)educación familiar. Consecuentemente rige hoy la cancelación o supresión de la enseñanza de la Filosofía como puente a un mayor conocimiento. Por obra del kirchnerismo tenemos hoy día varias generaciones de asnos a los que los punteros y demás mercenarios oficiales dirigen con una zanahoria.

Si un viajero del tiempo recalara en la Argentina, se sorprendería de las rebuznadas, lugares comunes y barrabasadas que recita de memoria la clase corrupta enquistada en el Estado. Una vil casta, la facción kirchnerista que ex profeso impide la elevación del pueblo y promueve a granel la ignorancia como herramienta de dominación. Nunca el progreso moral sino antes bien, la apología del vicio y la desvergüenza. Tenemos una sociedad extraviada, quebrada. En lugar de la frase «Eppur si mueve» de Galileo, han plantado la teoría de Zenón de la tortuga y Aquiles que afirma que el movimiento es aparente. Han puesto el país como si fuera un hámster a correr dentro de una ruedita que gira y gira, pero nunca avanza. Han convertido a la Argentina en un cuento de terror, en una pesadilla. Verdaderamente estamos inmersos en un chiquero, creado y alimentado por estos tremendos sátrapas que han instalado el orden porcino, una cloaca política que despide un olor nauseabundo al que militantes y adeptos tienen sus narices tan acostumbradas a la atmosfera mefítica que ya no sienten el mal olor y se revuelcan felices en el fango, no hablando ni dialogando sino gruñendo. Así está la televisión, la escuela, el barrio, todo, como fiel reflejo y resultado de 20 años de desbarranque moral, impune corrupción y erosión de la Constitución y los principios republicanos.

Repugna ver la «Campaña del Miedo» montada por el kirchnerismo para prevenir de los peligros de votar a Milei y la salvación de la «patria K» si dan el voto al «Papá Noel de la democracia» Sergio Massa. Algunos comedidos, con o sin salario, recitan un párrafo teatral en el subte o en el ómnibus o declaman un patético comercial en los medios para anunciar que vuelve la dictadura si gana Milei, son viles caranchos o agentes al servicio de una ideología que ha degenerado en un gólem o leviatán escatológico.

La infame colaboración de un sector de la farándula -seudo artistas- apoyando a la demagogia K es prueba de su proximidad y afinidad con la indignidad y la impostura. Son pregoneros del circo de la Gorgona, nunca serán héroes, siempre serán «caretas» de la farsa y el sainete barato. Son parte de la comparsa de los orates, libertinos y bufones de «la Corte de los Milagros» que confirman que cuando la farándula de los faunos sale a predicar a favor de los corruptos es porque no son otra cosa más que cómplices de ellos, son parte de la caterva, de la indigna runfla; en resumen, estos «pregoneros» del mundo al revés son la expresión del peor tartufismo chauvinista que tiene a la máscara y el antifaz como símbolo y esencia del fin que los mueve: la oposición a la verdad, a la luz, en definitiva, la vana e insensata lucha contra Dios. No se interprete que yo digo que Milei sea perfecto, pero no ha cometido fechorías ni ha sido condenado por tribunal alguno; en cambio a Cretina todo le perdonan, incluso vender y rematar la Nación o celebrar pactos con los talibanes o los iraníes, Maduro, los falsos mapuches o quien sea si tiene la bandera negra con la calavera y los dos huesos cruzados.

Para los argentinos que tienen el dilema de si votar a Massa o Milei, reiteramos lo dicho anteriormente sobre la notable diferencia entrambos. Uno es parte de la ruina de la Argentina e integrante de la mafia K y el otro aún no hizo nada y todavía no ha victimizado a nadie (Milei). «Elemental Watson», diría Sherlock Holmes. Una cosa es la prueba de los hechos consumados (Massa) y otra cosa distinta es lo discursivo que aún no es praxis (Milei).

Y para los pregoneros de la inicua «Campaña del Miedo» montada contra Milei que el kirchnerismo usa como capcioso «caballito de batalla» (no tienen otro argumento), anunciando que si gana el candidato de LLA vuelve la dictadura y la supresión de derechos, le respondemos que desde el vamos el kirchnerismo tuvo vínculos ideológicos con los montoneros y sicarios Firmenich, Vaca Narvaja y demás verdugos implacables que se constituyeron en «Heraldos de la Justicia» para asesinar a mansalva en los setenta a opositores y a miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, arrogándose en nombre del pueblo -que fue un convidado de piedra- y la justicia, el derecho antinatural de consumar cobardes e ignominiosos crímenes, una herida abierta que no cerrará mientras la memoria y la verdad no sean restablecidas.

A todos esos «señores» habría que decirles lo mismo que un viejo militar francés, le dijo a un intelectual comunista: «Estoy cansado, como los viejos caballeros que nunca se amedrentaron ante las luchas de su tiempo, de tener que recibir sin tregua lecciones de eficacia por parte de censores que nunca hicieron otra cosa más que sentarse sobre mullidos edredones y justificar sus culpas.»

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