Por Hernán Andrés Kruse.-
“Resulta complicado comprender estas afirmaciones sobre la «relación original» de R.W. con la energía del cosmos sin aludir a su espiritualidad desbordante y radicalmente subjetiva. Hijo de un pastor de la Iglesia Unitaria —fallecido durante la infancia de sus hijos, circunstancia que obligó a la familia a vivir de la caridad, una experiencia traumática que, sin duda, el autor volcaría en su obra—, el propio Emerson se desempeñó algunos años como ministro de su congregación, pero sus inquietudes lo obligarían a dimitir de la tradición y abrazar una progresiva independencia religiosa e intelectual. Fuertemente impresionado por el descubrimiento del hinduismo, el filósofo alineó aquellas intuiciones orientales con sus más profundas convicciones y acabó fundando el Trascendentalismo. Se convirtió, así las cosas, en el principal exponente —sus amigos Thoreau y Whitman pasaron a integrarla de buen grado, y su nuevo credo caló hondamente en sus respectivos textos— de una corriente rupturista, liberal-monista y que otorgaba plenos poderes a la conciencia individual, anulando cualquier tipo de autoridad o jerarquía eclesiástica.
La influencia del romanticismo alemán y del fundamento trascendental kantiano situaría a la Naturaleza como única mediación posible para conectarse con la plenitud del universo. Cada alma, entre tanto, contenía las mismas verdades y una totalidad de posibilidades a desarrollar, como explica en su ensayo Naturaleza —con toda probabilidad, el más importante de su producción—, una propuesta expresamente panteísta. Los hombres torpes eran el objetivo a conquistar, pero solo si estaban dispuestos a evolucionar, como se ve en los perfiles trazados en su grandísima obra Hombres representativos. No es de extrañar, por tanto, que investigadores como Albert J. von Frank aseveren que «la postura de Emerson en su primera serie de Ensayos es, por definición, profética». Aunque acaso fuera Henry James el más duro crítico hacia R.W., al afirmar que «es más un santificador que un secularizador». Pero ya sabemos que James se pasó media vida tratando de negar la influencia en su Elizabeth Archer (Retrato de una dama) de Hester Prynne (La letra escarlata), personaje que, a su vez, es «manifiestamente emersoniano», según Bloom, para quien estas dos protagonistas representan a la genesíaca Eva de las letras americanas —de acuerdo con la misma tesis, Ma Joad, de Las uvas de la ira, sería la Virgen María del Nuevo Mundo—.
Sea como fuere, es incuestionable que los Estados Unidos pasan, con el filtro de la religiosidad de Emerson, del estadio teocrático de Nueva Inglaterra a la democracia en América que desentrañó Tocqueville, y que es esta confianza en sí mismo como hombre la que lo lleva a identificar y repudiar la conformidad como principal enemigo de las sociedades participativas. No en vano John Dewey destacaba extraordinariamente que Emerson prefería ser un hacedor antes que un reflector. Al hilo de la crítica de James, y acaso también con objeto de sacudirse cualquier rastro de su influencia, Santayana no dejaba pasar la oportunidad de señalar que la obra de R.W. le parecía «una religión que se expresa como una filosofía», y es que él, el «pesimista desinteresado», intelectual à la française, renegaba de esta identidad americana, propugnando una contemplación de la verdad del universo desde su cátedra, frente a la llamada a la acción emersoniana.
El exilio autoimpuesto del mundo universitario, propiciado por el propio Emerson en su mítico discurso El escolar americano y en su Declaración de independencia intelectual, le permitió liberarse de los corsés del prestigio académico y ganarse la vida escribiendo artículos divulgativos y ofreciendo conferencias al público en general. Incluso Vicente Huidobro, en el Prefacio a Adán, revela: «Hace algunos años que Emerson me enseñó otras bellezas que llevaba en mi alma», una admiración e influencia que espolvorean toda su obra, elogios, eso sí, que también acaban en lamento por los excesos del espíritu: «¡Ah! Si ese hombre admirable hubiera sido más científico…». Y en cierta medida lo fue, puesto que el pensamiento puramente americano se abrirá camino por las ramas de la ciencia con James Baldwin, Charles Peirce, Grover Maxwell, Max Black y el que, de facto, se ha erigido en el filósofo estadounidense más importante desde el propio Emerson: Albert Einstein.
Fuertemente influenciado por Plutarco, Montaigne y Ruskin, la escritura de Emerson es simple y a la vez paradójica, precisa, depurada y sin arabescos innecesarios, pero encierra toda la potencialidad política y espiritual del hombre. En cada epigrama permanecen emboscados misterios y problemas, y la historia de esos hombres torpes que buscaba le ha hecho justicia con el recuerdo diario de sus aforismos, cortos y eficaces y motivados por la cotidianeidad, en este mundo nuestro de las redes sociales y la inmediatez. Se trata, en definitiva, de una cuestión de coherencia entre la temática y su formulación, como el novelista de western se apoya en frases secas como balazos de wínchester.
«En América —opina Cavell—, la relación entre filosofía y literatura sería distinta a la afrontada en las tradiciones principales de Inglaterra y Alemania». No obstante el desafecto de sus gomosos compatriotas, J. S. Mill, Coleridge, Wordsworth y Carlyle lo confirmaron como una influencia indispensable para sus proyectos frescos en la vieja Europa. «Leer a Emerson resulta, en primer lugar, una forma de descubrir a un escritor americano», señala Alcoriza, apelando, nuevamente, a la coherencia de su producción, puesto que el aprendizaje de los torpes implica conocimiento de sus costumbres y una nada desdeñable empatía, es decir, de literatura.
Se inicia de este modo una saga de filósofos-poetas como definitivo rol social del humanista, y que va desde Whitman hasta Bob Dylan. «Tal como el músico se vale del concierto, el filósofo se vale del drama, y la novela de la épica, porque estas formas complejas permiten al poeta emitir su conocimiento de la vida por vías indirectas de la manera didáctica, y puede, por tanto, expresar las cantidades y valores fluctuantes que no podría nunca dar la tesis o disertación». Así, en su libreto tan importante era el leer como el escribir, puesto que «al igual que hay una escritura creativa, existe una lectura creativa», y, por ende, «cuando el alma se forja en el trabajo y la invención, la página de cualquier libro es tan grande como el mundo».
Pese a un trabajo previo de documentación que lo confirma como un ser excepcional, los textos de R.W. no miran al lector por encima del hombro, sino que, explica Alcoriza, «puede decirse que la elaboración de su pensamiento y de sus libros no tendría fin, es decir, que, más allá de sus libros, el autor daba por supuesta la capacidad creativa de sus lectores». Confianza en uno mismo y en sus lectores. De acuerdo con esta tesis, leer y escribir, actividades que habían sido tan importantes en la fundación y progreso de la nación americana, redundan en beneficio de lo público, sublimando ese modelo de sociedad imperfecto que ahora nos hace fustigarnos —de ahí, la necesidad de reconciliación con la imperfección que apunta Javier Gomá— y sobre el que ha ironizado Robert Faulkner: «El pluralismo, el irracionalismo, el historicismo y el igualitarismo de esta época sofisticada nuestra».
A juicio de Emerson, la democracia es más una oportunidad que una necesidad histórica, y solo siendo críticos podremos salvarla y evolucionarla. ¿Nos cultivamos lo suficiente como para sacarle todo el partido a nuestro modelo de sociedad y evolucionarla?, cabría preguntarse. En Estados Unidos, Julian Assange o el soldado Manning son ejemplos de individuos que se han lanzado contra el sistema ante la traición de los fundamentos de la propia nación americana. Emerson, a quien se ha acusado asimismo de «optimista», contrapone a su idealismo la evidencia de que nuestras expectativas sobre la vida son siempre desproporcionadas en relación a los medios de la naturaleza. A este respecto, añadiremos a su devoción por el libro de Job la acreditada influencia que su pensamiento tuvo sobre la tercera «consideración intempestiva» y la Genealogía de la moral de Nietzsche, un pensador que, digamos, tendría serios problemas para ser el alma de la fiesta, y desde cuyo descubrimiento está obligando a una relectura y reinterpretación de los textos emersonianos.
No obstante su fe en que el escepticismo —legado de Montaigne— sería derrotado por la condición de «creyente nato» del hombre, reconoce que la naturaleza no admite democratizaciones —Carácter—, conformándose su filosofía como una resistencia a las aspiraciones del idealismo desbordante, sin dejar de recordarnos que no hay nada más complicado que entender esta frustración-anomia «sin abdicar por ello de nuestras tareas cotidianas». Por este motivo, concluye en uno de sus textos que «pensándolo bien, no hay otra solución para el progreso del hombre que un honesto día de trabajo, las decisiones tomadas diariamente, las expresiones generosas y las buenas acciones del día». Y acaso por esto, también, esos antisistema de los que se dice que quieren acabar con la sociedad prefieren la rebeldía más romántica de Thoreau o Whitman como forma de protestar contra un mundo que les parece injusto.
«La revolución tendrá lugar mediante la domesticación gradual de la idea de cultura», escribió R.W., un optimista, expansivo idealista que soñaba con mostrar su propia infinitud a cada hombre particular, alumbrando una generación verdaderamente formada, preparada intelectualmente para vivir lejos de los departamentos de filosofía y hacer crecer el sistema democrático. Dejemos la conclusión a Dewey: «El de Emerson es el único nombre del Nuevo Mundo que puede ser pronunciado junto al de Platón. Es el profeta y heraldo de cualquier sistema que la democracia pueda construir y sostener. Cuando la democracia se haya articulado a sí misma, verá que sus logros estaban ya propuestos sin problema en Emerson».
(*) Luis Rivas (Universidad Internacional de La Rioja-Logroño-España): “R. W. Emerson: Una reivindicación de la democracia” (Nueva Revista).
19/06/2025 a las 10:00 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Ante un caso único en la historia
Joaquín Morales Solá
Fuente: La Nación
(*) Notiar.com.ar
18/6/025
Cristina Kirchner ya está presa. Es un caso único en la historia del país, ni siquiera comparable con la prisión domiciliaria de Carlos Menem. Este fue encarcelado en una quinta de Don Torcuato con una prisión preventiva, que es la que provisoriamente puede disponer un juez de primera instancia cuando estima que hay peligro de fuga o el encartado puede entorpecer la investigación. La prisión preventiva es distinta a una prisión dispuesta por una condena definitiva, como es el caso de Cristina Kirchner. Los otros presidentes constitucionales que fueron encarcelados (Hipólito Yrigoyen o Arturo Frondizi) sufrieron la prisión y el confinamiento luego de haber sido derrocados por militares. Ellos sí fueron presos políticos, no políticos presos. Cristina Kirchner es, además, la primera presidenta presa por haber cometido actos corruptos durante su administración. La prisión preventiva de Menem fue por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia (los dos países estaban en guerra), pero nunca se supo por qué su gobierno cometió ese delito. Nunca se estableció, en definitiva, si fue a cambio de sobornos o si fue una consecuencia de compromisos con gobiernos extranjeros. No obstante, debe agregarse que el gobierno de Menem estuvo saturado de denuncias de corrupción. Se lo mire desde el ángulo que se lo mire, el caso de Cristina Kirchner es único en la historia nacional y podría sentar un importante precedente para la pertinaz impunidad de la corrupción política argentina. Desde ayer, los gobernantes locales saben que pueden terminar en la cárcel si tocan (o reciben) dinero de manera indebida en el cumplimiento de sus funciones públicas.
El tribunal oral que la juzgó y la condenó por primera vez por defraudación al Estado, con una pena de seis años de prisión y a la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, era el encargado de ejecutar la sentencia, luego de que la Corte Suprema de Justicia confirmara el martes de la semana pasada esa resolución, que también había sido ratificada por la Cámara de Casación. Quince jueces coincidieron en el delito y en la pena. El tribunal oral comenzó cometiendo un error: le dio a Cristina Kirchner ocho días corridos (cinco días hábiles) para que se notifique de la sentencia e inaugure su condición de política encarcelada por hechos de corrupción. Cualquier otra persona en tales circunstancias es notificada en el acto y enviada inmediatamente a prisión hasta que el juez dictamine de qué forma cumplirá la prisión. Cristina Kirchner aprovechó ese tiempo libre para hacer política, desde el balcón de su departamento en el barrio de Constitución o desde el living recibiendo a dirigentes peronistas, sobre todo kirchneristas leales a ella.
La puerta del edificio se convirtió en una pasarela de la crema y nata del cristinismo, ya sea José Mayans, el eterno jefe del bloque de senadores peronistas, o Carlos Zannini, su más confiable asesor político y jurídico, pasando por los infaltables dirigentes de La Cámpora. El cristinismo no hace nada sin la autorización previa de Cristina. Ella autorizó, por lo tanto, la convocatoria a una masiva marcha para este miércoles porque se suponía que iría a los tribunales de Comodoro Py para notificarse. El gobierno nacional pasó entonces de la preocupación al temor porque el peronismo hacía trascender que a la marcha irían entre 200.000 y 300.000 personas. Cristina Kirchner había decidido convertir su prisión en una arma política para mantener su vigencia como jefa del peronismo y dueña de la lapicera que escribirá los nombres de los candidatos en las próximas elecciones legislativas de octubre.
Este martes, el tribunal oral que está ejecutando la pena cambió las reglas del juego y le arruinó, en parte al menos, el espectáculo que preparaba la señora de Kirchner. El tribunal, integrado por los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, decidió fijar en conjunto las condiciones de la prisión de ella. Podía hacerlo solo el presidente, Gorini, como juez de ejecución, pero también podía hacerlo el tribunal íntegro porque la pena no había comenzado a cumplirse. Decidieron socializar la decisión, quizás para que toda la carga política no cayera en uno solo de esos magistrados. Antes, el fiscal general Diego Luciani, y su adjunto Sergio Mola, se habían pronunciado en contra de la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner. No veían, en síntesis, las condiciones para otorgarle una excepción a la exjefa del Estado.
La prisión domiciliaria después de los 70 años no es una regla, sino una excepción, que el juez de ejecución (el tribunal, en este caso) debe analizarla prolijamente antes de concederla. Los fiscales consideraron que Cristina Kirchner estaba en condiciones de cumplir la sentencia en una de las dependencias federales de las varias que había propuesto el Ministerio de Seguridad de la Nación. Pero, precavidos, los fiscales advirtieron que en caso de que la dejaran en prisión domiciliaria, ese encierro debía sujetarse a estrictas “normas de control y seguimiento”. También plantearon sus “dudas” sobre la conveniencia de que ella cumpla la prisión domiciliaria en su departamento de la calle San José, sobre todo porque significa un infierno para la vida cotidiana de los vecinos.
Cientos de jóvenes camporistas acampan durante las 24 horas de los siete días de la semana en las cercanías del departamento. Es tan dramática la situación de los vecinos que el gobierno de la ciudad se presentó formalmente ante el tribunal oral y le pidió que la prisión, si disponía una prisión domiciliaria, la cumpliera en otro lugar. La presentación la hizo el procurador general de la Capital, Martín Ocampo, quien es el jefe de los abogados del gobierno capitalino. Según fuentes de los tribunales, Ocampo describió en un documento de más de 200 páginas un calamitoso escenario de suciedad y de ruidos alrededor del departamento de Cristina Kirchner. Todas las necesidades corporales se evacuan en veredas y calles; muchas calles están cortadas y, encima, el griterío del fanatismo es una presencia constante.
En alguna medida, el tribunal oral reparó ayer su error inicial cuando decidió cómo iba a ser la prisión y qué requisitos debía cumplir, antes de la fecha que había fijado Cristina Kirchner, que era este miércoles. La manifestación que el peronismo programaba ya no tiene sentido, al menos tal como estaba prevista. Inclusive, La Cámpora había distribuido en las redes un flyer convocando a su militancia a acompañar a Cristina Kirchner desde su casa hasta Comodoro Py y desde estos tribunales hasta su casa de Constitución. La lideresa ya no estará al frente de nada porque el tribunal la confinó un día antes en su domicilio, pero es probable que el peronismo (y el cristinismo, más que nada) se movilice este miércoles a la Plaza de Mayo.
El tribunal eligió fórmulas muy generales para la escritura de su resolución, pero pueden entenderse fácilmente. La manera de escribir que eligieron los jueces es tan general que les permitirá en adelante contar con un generoso margen para establecer qué estará dentro y qué estará fuera de la norma. Por ejemplo: las salidas al balcón estarán prohibidas o serán muy limitadas, establecieron los magistrados cuando escribieron que “deberá abstenerse de adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”. Ellos decidirán cuáles serán esos comportamientos, pero antes ella tendrá que decidir si sus actos violan o no la resolución de los jueces. Tendrá que estar atenta. El tribunal no le evitó ni siquiera que deba llevar una tobillera electrónica. Su defensa había pedido que no la cargaran con ese artefacto; en rigor, la tobillera es una imposición de la ley para todos los que se benefician con la prisión domiciliaria. De hecho, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy estuvo con tobillera electrónica hasta mayo pasado, cumpliendo también una condena por delitos de corrupción y tráfico de influencias.
El tribunal le puso igualmente a Cristina Kirchner serios límites para las visitas que recibirá en adelante: solo podrán ser familiares, médicos, abogados y la custodia policial. En las próximas horas ella deberá entregar la lista de sus visitas, que, según las precisiones del tribunal, no podrán integrar dirigentes políticos. El tribunal no lo dice con esa claridad, pero entre los rubros señalados por los jueces para sus posibles visitas no están los dirigentes de su partido ni políticos en general. O, en todo caso, deberá pedir autorización si quiere recibir a alguien que esté fuera de la lista aprobada por los jueces. Por lo que se deduce de esa escritura, la custodia de la expresidenta se repartirá entre sus custodios tradicionales (por eso los jueces le piden la lista de su custodia) y efectivos del Servicio Penitenciario Federal, el único que está habilitado para hacer el seguimiento de la tobillera electrónica que ella deberá portar noche y día. La defensa había pedido que ella continuara solo con la custodia que les corresponde a los expresidentes; Cristina Kirchner tiene a su disposición una custodia cuatro veces más grande que cualquier otro expresidente. Esos magistrados habían decidido antes de fijar tales condiciones, aunque con un lenguaje muy amplio, que no aplicarían la ley según la cara del cliente.
De cualquier forma, todo está por verse. Según fuentes seguras, los fiscales Luciani y Mola se tomarán unos días (tienen diez días hábiles) para decidir si apelarán −o no− la decisión del tribunal oral ante la Cámara de Casación, donde concluiría cualquier decisión sobre las condiciones de la prisión de Cristina Kirchner. No existe una cuestión federal ni constitucional como para que el caso llegue, si es que eso se pretende, a la Corte Suprema. Es solo la ejecución de una pena. La paciencia de los fiscales significa implícitamente que, en principio, no les cayó tan mal la resolución de los jueces sobre las condiciones de la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner, aunque ellos habían propuesto que cumpla su pena en dependencia del Servicio Penitenciario Federal.
Máximo Kirchner podría cumplir de ahora en más el papel de un delegado político de su madre, porque los jueces depositaron en él la garantía de que se cumplirá las condiciones de la prisión domiciliaria. Por ser familiar directo le estará permitido, además, el libre acceso a domicilio de la lideresa. El problema de Cristina Kirchner es que su hijo es tan resistido por la dirigencia peronista como por el común de los mortales. El país ingresó en un proceso político del que no tiene experiencia previa, y Cristina chocó con la peor de sus conjeturas.
19/06/2025 a las 10:02 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El kirchnerismo enfrenta su primera gran batalla, con algo de la pólvora mojada
Eduardo van der Kooy
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
18/6/025
Javier Milei parece haber resuelto, con astucia, no disputar la centralidad política excluyente que ha ganado Cristina Kirchner desde el aval que la Corte Suprema concedió a lo juzgado en la causa Vialidad. Esa determinación significa para la ex presidenta el cumplimiento de una prisión de 6 años y la inhabilitación perpetua para el ejercicio de cargos públicos.
Aquella prescindencia libertaria se observa en la llamativa prudencia verbal del Presidente, la aparición de Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, como único declarante cuidadoso, y la intensidad notablemente disminuida de las patrullas digitales para opinar sobre el tema que ahora absorbe a la política argentina. La única responsabilidad operativa recae sobre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Encargada de evitar posibles desmadres en la marcha que el kirchnerismo y sus aliados realizarán hoy. Será el intento por replicar aquella primera presentación de Cristina en abril del 2016 cuando debió responder por la causa de la venta de dólar futuro, que terminó caducando. Estuvo acompañada por una multitud de fieles.
Aquella réplica no podrá ser la misma porque los manifestantes que marchen no tendrán quien pueda hablarles. Después de una gestión de Santiago Caputo, el joven asesor de Milei, y Sebastián Amerio, vice ministro de Justicia, el titular del Tribunal Oral Federal 2, Jorge Gorini, notificó de forma virtual a Cristina su arresto domiciliario en el departamento de la calle San José, en la Ciudad. También la utilización de la tobillera electrónica que objetará su principal abogado defensor, Carlos Beraldi. Hay otras normas y dos omisiones: el balcón y la utilización de las redes sociales. Cruciales para el desempeño como conductora política del movimiento que no está dispuesta a resignar en estos meses en los cuales se define la estrategia electoral.
Podría afirmarse que, en ese aspecto, la dama condenada obtuvo un punto entre varios en cuestión. Permanecerá alojada en un lugar neurálgico de la Ciudad que fue motivo de discordia dentro de la propia Justicia y con el gobierno de la Ciudad, a cargo de Jorge Macri.
Horas antes de la comunicación de Gorini los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola habían aconsejado denegar el arresto domiciliario. Fueron los mismos que durante el proceso reclamaron 12 años de prisión para Cristina por considerarla integrante de una asociación ilícita. Figura que también sugirió aplicar el Procurador General, Eduardo Casal. Desestimada por el TOF 2, la Cámara de Casación Penal –en fallo dividido—y los jueces de la Corte Suprema Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti.
La colisión por el lugar del arresto de Cristina rebasó los límites del Poder Judicial. La Procuración General porteña difundió un informe en el cual desaconsejó la permanencia de la ex presidenta en el departamento de la Comuna 1 que, entre otros barrios, abarca Constitución, San Telmo y Montserrat. Subrayó la “preocupación institucional” por el impacto que esa medida tendrá sobre la circulación, la seguridad y la prestación de servicios en la zona. “En los últimos días estuvieron afectados 80 agentes de la Policía de la Ciudad en forma permanente y 150 cuando las manifestaciones tuvieron su pico”, confió un portavoz de la administración porteña.
Para la coyuntura Cristina designó a su hijo, Máximo Kirchner, como portavoz principal. La movida difícilmente tenga onda expansiva a la hora de la articulación política en Buenos Aires. El jefe de La Cámpora está enfrentado con el gobernador Axel Kicillof. Posee muy mala imagen en el distrito electoral más importante. Puede servir como contrapeso cuando algún dirigente pretenda desoír sus consejos o imaginar a futuro un kirchnerismo sin Cristina. Esa tentación inevitablemente ocurrirá.
El bautismo de Máximo sucedió con un hecho inédito en el largo recorrido de Cristina. Encabezó una rueda de prensa con corresponsales extranjeros en la sede del PJ. Su madre nunca en ejercicio del poder o en el llano se prestó a una experiencia semejante. Relató como estaría viviendo su madre la situación actual. Victimizó a toda la familia recordando el fallecimiento de Néstor Kirchner en 2010 y el intento de magnicidio contra Cristina en septiembre de 2022.
Responsabilizó a los medios de comunicación por haberse reído de aquel episodio o haberlo caratulado de “autoatentado”. Hubiera resultado prudente de su parte –prudencia que no suele tener—ser más específico. Evitar generalizaciones. También responsabilizó al periodismo por los problemas de salud de su hermana, Florencia. No brindó una sola argumentación. Prefirió cerrar con una frase impactante: “Entramos cuatro a Olivos y salimos tres”. El mundo sabe que su padre, el ex presidente, falleció por un colapso cardíaco estando en El Calafate.
Esa descripción le sirvió para acreditar una infinidad de episodios de amedrentamiento contra los medios de comunicación ocurridos los últimos días. Desde el vandalismo perpetrado por integrantes de La Cámpora contra TN y Canal 13, hasta pintadas amenazantes en barrios de la Ciudad, panfleteos en bares, un restaurante, un supermercado y la sugerencia de “tomar las armas” propalada por una emisora políticamente alineada con el kirchnerismo. A ese panorama se añadió la amenaza en Santa Fe contra Rosatti, el titular de la Corte. No hubo constancia de otras desmesuras en el interior.
Desde ese lugar, en cambio, se han fletado micros con militantes para la marcha de hoy. Veinticinco vienen desde Santa Fe. Esa respuesta no parecería condecirse con las primeras señales de distanciamiento descubiertas en la estructura peronista. Tres gobernadores que se mostraron solidarios cuando surgió el dictamen de la Corte Suprema parecen haber desensillado. Gerardo Zamora no concurrió a la cumbre del PJ por encontrarse en Estados Unidos. Osvaldo Jaldo, de Tucumán, y Raúl Jalil de Catamarca adujeron problemas de agenda para ausentarse. Gustavo Saénz, de Salta, que supo responder a Sergio Massa, no fue invitado. Se trata de buenas novedades para Milei: son los que han sido colaboradores en el Congreso para sancionar leyes libertarias o bloquear intentos de neutralizar los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU).
La Confederación General del Trabajo (CGT) decidió tomar un camino intermedio. Eludió el compromiso de la CTA del diputado Hugo Yasky, también resistió la presión para declarar una huelga general. Prefirió otorgar libertad de acción a los gremios para que se sumen a la manifestación por Cristina.
El principal actor de toda la movida sería Kicillof. Resultó la figura saliente en la cumbre del PJ por dos razones. Es mandatario de Buenos Aires. También quien ensaya una autonomía interna de Cristina con la creación de la corriente propia “Derecho al Futuro”. Habrá que ver como el ex ministro de economía se las arregla para mantener su proyecto independiente de los K y no emerger como un dirigente al que puedan cargarle el sayo de “traidor”.
Cristina y los suyos han preparado la primera batalla para enfrentar el fallo de la Corte Suprema que consideran proscriptivo. Los más entusiastas auguran que las peleas contra los “poderes económicos y mediáticos” no cejarán. Aunque en el debut pueda olfatearse ya algo de pólvora mojada.
19/06/2025 a las 10:04 AM
LA ARGNTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cristina sin cadenas, final de temporada de una telenovela muy gastada
Marcos Novaro
Fuente: TN
(*) Notiar.com.ar
18/6/025
¿Cuál es la lógica con que los kirchneristas están tratando de mantener a flote la idea de que su líder sigue siendo “la jefa del movimiento nacional y popular”, y por tanto la única y auténtica líder del pueblo, a pesar de lo que digan los jueces, las encuestas y también lo que han venido diciendo, y seguirán diciendo al menos en el futuro próximo, las urnas?
Es una matemática muy curiosa, aunque no completamente arbitraria. Tiene sus propias reglas, a saber:
• Regla número 1: que unos cuantos miles de personas en la calle valen más que “tres monigotes” (por los jueces de la Corte).
• Regla número 2: que un militante en la calle, tomando una escuela o facultad, o dando rienda suelta a algún otro de sus hábitos conocidos, vale mucho más que miles de personas opinando desde sus casas, por lo cual aquel expresa a un “pueblo” más auténtico que el de las encuestas. Lo que se refuerza por el hecho de que los sondeos de opinión son manipulados por oscuros intereses y reflejan, en el mejor de los casos, las creencias e inclinaciones de gente que no está bien informada, no tiene mucho compromiso con la “causa nacional y popular” y no es, por tanto, auténtico “pueblo”, como lo es sí la minoría militante.
• Regla número 3: que lo mismo aplica a las elecciones cuando las pierde el partido y la líder del pueblo, algo que solo puede ser fruto de la manipulación informativa, el dominio de las conciencias de la masa por parte del “antipueblo”. Lo que probaría, justamente, que hay que acabar con toda la arquitectura del poder dominante para que haya auténtica democracia. A saber: los “medios hegemónicos”, el “partido judicial”, los “poderes económicos concentrados”, y finalmente los “personeros políticos” de todos los anteriores.
Estas reglas matemáticas no son nuevas
Tampoco resultan de la decadencia del proyecto y el liderazgo de Cristina. Siempre organizaron el pensamiento y las estrategias de su sector. Incluso cuando sus líderes se dedicaban impunemente a corromper el Estado y la economía argentina a niveles nunca antes vistos, e igual ganaban elecciones.
Porque había que explicar que en algunos distritos las perdieran: esto era entonces atribuido a que, los porteños, por caso, eran manipulados por los medios hegemónicos, sus intereses eran contrarios a los de la nación y cosas por el estilo.
Y había que explicar también que incluso muchos de quienes los votaban compartieran la idea de que abusaban del poder para enriquecerse, habían creado una organización dedicada a ese fin, y eso podía perdonárseles según los resultados que ofrecieran en otros terrenos. Opinión que, es bueno recordarlo, siempre fue ampliamente compartida, incluso en la edad de oro de la economía K.
El problema que enfrenta esta matemática populista tampoco es nuevo
Consiste en que sus reglas chocan contra las que el mismo kirchnerismo aceptó cumplir al momento de competir en elecciones, participar del debate público en que se forma la opinión de las masas, e inscribió su partido en el actual orden constitucional.
Todas estas actividades se rigen por otras reglas matemáticas. Muy superiores en su eficacia y consistencia a las anteriores.
Para empezar tenemos las reglas constitucionales, que establecen que los jueces no son “tres monigotes” que “no eligió nadie”, sino que se designan por mayorías especiales del Senado, en el caso de la Corte Suprema, mayorías recontraespeciales. Lo que ha implicado, desde 1983 hasta hoy, que los elegidos tuvieran que contar, en todos los casos, con el aval de buena parte o la totalidad de los representantes del peronismo. Y explica que en todas las instancias por las que pasaron las causas que afectan a Cristina, incluida la misma Corte, haya una mayoría de integrantes con algún grado de afinidad y ligazón con el peronismo.
En segundo lugar tenemos la matemática corporativa, desde siempre inclinada a favor de quien conduzca al peronismo, y que solo ocasional y parcialmente logra ser compensada por la matemática electoral: siempre que ganaron elecciones los no peronistas han sido aupados en movimientos de opinión con escaso o nulo apoyo de los actores más poderosos del sistema. Entre los cuales hay que contar obviamente a los sindicatos, parte orgánica del “movimiento”, y también a buena parte de los medios de comunicación, los principales empresarios y las más poderosas burocracias del Estado. Todos estos, no casualmente, estuvieron siempre inclinados a avalar las apuestas políticas del kirchnerismo, se amoldaron regularmente a sus políticas y decisiones, incluidos los orientados a asegurarles impunidad: sin ir más lejos, prefirieron a Scioli sobre Macri, y a Massa sobre Milei. Así que no tiene mayor sentido atribuir a una ciudadanía “activa, crítica y rebelde frente a los poderes constituidos” la movilización orgánica de militantes que son mayormente empleados del Estado muy bien conectados y se organizan en estructuras corporativas muy bien financiadas.
La Justicia tarda, pero al final llega
Sin ir más lejos, en el caso de la reciente disposición de la Justicia se repite esta pauta. Si se preguntaba a los “poderes concentrados”, para empezar a los grandes empresarios, pero también a muchos de los dirigentes políticos a los que suelen considerárselos con ellos más afines, qué preferían que hicieran los “tres monigotes” de la Corte (que supuestamente siguen sus órdenes) con la causa Vialidad, la gran mayoría respondía que la Justicia “no hiciera olas”, que dejaran que Cristina compitiera, porque la alternativa era más incertidumbre económica, por el conflicto que potencialmente se abriría, y además resultaba innecesaria, porque ella igual caería derrotada en las urnas.
Y lo mismo se repite frente al avance de otras causas, y desde hace muchos años. En particular de la llamada “Cuadernos”, por las conocidas derivaciones que ella tiene para la suerte de muchos grandes empresarios. Ninguna “presión espuria” explica, por tanto, que los jueces estén avanzando con las investigaciones judiciales contra la corrupción K. Ni que confirmaran la culpabilidad e inhabilitación de Cristina.
Habrá que aceptar entonces que la única matemática que se está cumpliendo es la que anticipa que la Justicia tarda, pero al final llega, cuando las pruebas son demasiado contundentes para ser ignoradas.
19/06/2025 a las 10:06 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Callejón sin salida
Sergio Crivelli
Fuente: La Prensa
(*) Notiar.com.ar
18/6/025
La jugada de Cristina Kirchner de movilizar a sus partidarios en repudio a su condena judicial conduce a un callejón sin salida. Por un lado, no tiene ya ningún efecto sobre el trámite de la causa y, por el otro, tampoco mejora su futuro electoral.
Por lo contrario, la irrupción de miles de partidarios en el espacio público representa un riesgo de incidentes de los que será vista como única responsable, porque su deber como dirigente es evitar la violencia política, no azuzarla.
Si le da vía libre a los elementos más radicales que la rodean también resultará responsable de incentivar un antagonismo indistinguible de lo que hoy se llaman políticas “de odio”. Si cada condenado por delitos comunes reaccionara como lo hace La Cámpora la convivencia social sería una utopía.
La táctica de mostrar “músculo” como solución para sus problemas judiciales ya se demostró, por otra parte, ineficaz. El planteo de su defensa como un caso de proscripción terminó en un fracaso aplastante.
Por eso las críticas a su abogado parecen por lo menos inapropiadas. Impulsó una mala estrategia a pedido de su defendida y ocurrió lo inevitable. El error fundamental consistió en no reconocer el problema de fondo: la dos veces presidenta ha perdido el poder que la mantuvo impune en sus buenos tiempos electorales.
El senador K José Mayans anunció que la marcha no se haría Comodoro Py y anoche se decidió que se hará a Plaza de Mayo. Por causas que no necesitan ser explicadas los peronistas le tienen más respeto a la Justicia Federal que a la presidenta de su partido.
Un ejemplo del mal cálculo de Cristina Kirchner respecto de su defensa aparece cuando se la compara la de Julio De Vido. El exministro quedó desligado de la causa porque demostró lo que tenía que demostrar: que el “negocio” con Lázaro Báez lo manejó el secretario José López.
Por otra parte, la única ventaja que CFK podría extraer de la movilización de sus seguidores es la de un encuadramiento de todo el peronismo detrás de su liderazgo con tobillera. Traducido: no va a dejarle a Axel Kicillof colar en las listas ni un candidato a concejal suplente.
Todo lo que hace está anclado en el pasado. No tiene futuro porque el futuro depende del electorado y las encuestas muestran que la mayoría la considera corrupta. Sólo un tercio de los votantes cree en el argumento de la proscripción. Desde que perdió el poder en 2015 tiene el camino de las urnas cerrado. Tuvo que acudir a testaferros como ocurrió con Alberto Fernández.
Por eso buscó la absolución en el único lugar donde podía obtenerla: la tercera sección electoral, culturalmente peronista. Pero la maniobra fracasó y los jueces de la Corte le cerraron el camino con sólo tres firmas. Donde las instituciones funcionan, la “ley” de la calle, no.
A lo que hay que añadir que el efecto de las protestas callejeras es inevitablemente efímero. No importa la cantidad de “militantes” que se reúna. Una vez que la cuadrilla municipal limpie la calle, la inhabilitación de Cristina Kirchner seguirá intacta. Además, los peronistas profesionales son gente práctica que evita meterse en callejones sin salida.