Por Germán Gorraiz López.-
Las próximas elecciones presidenciales de noviembre marcarán el diseño de la nueva arquitectura geopolítica global del próximo quinquenio, pues la victoria de Donald Trump supondría el retorno de la Doctrina Aislacionista de EEUU frente a la Doctrina Wolfowitz defendida por Biden y los globalistas que enfatiza la supremacía estadounidense y el mantenimiento del orden unipolar.
¿Es inevitable la victoria de Trump?
El actual sistema dominante o establishment estadounidense se sustenta en la sucesiva alternancia en el Poder del Partido Demócrata y del Republicano, ambos fagocitados por el lobby judío. Con vistas a las Presidenciales de Noviembre y tras el fracaso de la ofensiva judicial contra Trump, es previsible su retorno triunfal a la Casa Blanca, tras ser nominado candidato Republicano pues según una encuesta de CBS News y YouGov, contaría con el apoyo del 70% de los votantes republicanos.
En el campo demócrata, los indicios de senilidad de Biden confirmados tras el reciente debate con Trump, la crisis del fentanilo, la carestía de la vida aunado con la desafección del ala izquierda de los demócratas tras la masacre de Gaza y el incremento de la inseguridad ciudadana habrían hundido la popularidad de Biden hasta mínimos históricos, no siendo descartable su sustitución por otro candidato demócrata sin experiencia política con vistas al Congreso Demócrata de agosto.
Los globalistas y la Doctrina Wolfowitz
El aislacionismo trumpiano sería un misil en la línea de flotación del complejo militar-industrial que tiene perfilado para el próximo quinquenio la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial mediante un incremento extraordinario de las intervenciones militares estadounidenses en el exterior para recuperar la Unipolaridad en el tablero geopolítico global, siguiendo la Doctrina Wolfowitz.
Dicho documento fue filtrado al New York Times quién lo publicó en marzo del 1992 y estaba firmada por el Subsecretario de Defensa para la Política de EEUU, Paul Wolfowitz y su adjunto Scooter Libby. El documento fue tildado de «imperialista» pues esbozaba «una política de unilateralismo» y de «acción militar preventiva para suprimir las posibles amenazas de otras naciones y evitar que las dictaduras ascendieran a la categoría de superpotencia».
Tras varias correcciones, su ideario fue recogido en la llamada Doctrina Bush o Doctrina de Agresión Positiva que implicaba «el uso de la fuerza militar por Estados Unidos y sus aliados para consolidar gobiernos en todo el mundo acordes a los intereses estadounidenses» y de lo que serían paradigmas la invasión de Afganistán e Irak.
Aislacionismo de Donald Trump
El conflicto ucraniano habría significado el retorno a la Guerra Fría entre Rusia y EEUU y el retorno a la Doctrina de la Contención, cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo «Las fuentes del comportamiento soviético», publicado en la revista Foreign Affairs en 1947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita «el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza».
Sin embargo, Donald Trump aseguró en sus redes sociales que «nunca hemos estado tan cerca de la III Guerra Mundial» y que debe haber un «compromiso total para desmantelar el grupo de poder neoconservador globalista responsable de arrastrar al mundo a guerras interminables». Asimismo, en un discurso pronunciado en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el candidato republicano afirmó : «Soy el único candidato que puede hacer esta promesa: evitaré la Tercera Guerra Mundial», al tiempo que denunció la «excesiva cantidad de armamento que circula actualmente en el mundo», lo que estaría anticipando el retorno de la Doctrina Aislacionista de EEUU.
Así, la posible victoria de Trump en noviembre representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder así como la posterior firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. Ello supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial, quedando de paso la UE, India y Japón como convidados de piedra en el nuevo escenario geopolítico.
El aislacionismo de Trump chocaría además frontalmente con el sueño obsesivo de los globalistas de Soros y de la Open Society Foundation (OSF) por conseguir el sometimiento de Rusia, pues Rusia sería para George Soros» la ballena blanca que lleva décadas intentando cazar». En consecuencia, las próximas elecciones estadounidenses no serán tan sólo la pugna habitual de demócratas y republicanos para alternarse en el Poder sino que además serán un pulso dramático entre los atlantistas defensores de la Unipolaridad o Doctrina Wolfowitz frente a los defensores de la Doctrina Aislacionista de EEUU encarnada en Donald Trump y cuyo desenlace marcará el diseño de la nueva arquitectura geopolítica global del próximo Quinquenio.
12/07/2024 a las 6:48 PM
Los presidentes en USA son figurones, que deciden en cuestiones subsidiarias, mientras que las decisiones sobre temas vitales, son definidas por el estado profundo. Lo vemos con Trump, a quien sostuvieron mientras apoyó incondicionalmente a Israel, y cumplió con los deberes con la operación Warp Speed, durante la plandemia, y lo desplazaron de la reelección cuando decidió separarse de la OMS. El vice que le impusieron, también marcó un contrapeso en cualquier decisión radical que pudiera intentar.
Los vice juegan justamente esa función, la de debilitar y contrabalancear la fuerza potencial del POTUS, lo que se ha evidenciado ahora con la designación de Nicole Shanahan como vice de Robert Kennedy Jr, en su nuevo partido We the People.
Considerando las nuevas evidencias incontrastables de ineptitud por parte de Biden, la Cabal gobernante está frente a una encrucijada, pues resulta difícil reformular toda la estructura de poder, alrededor de alguna nueva figura. Ningún gobernador, miembro del congreso, o figura del jet set demócrata puede lograr un caudal suficiente de votos legítimos.
Aclaramos esto, pues en muchos estados bisagra, se está organizando un nuevo fraude, tanto con los votos por correo, los ilegales que votan, y las máquinas de Dominion con software Indra (igual que acá), que dan el resultado que el programador decide. Los estados tienen autoridad independiente sobre el proceso electoral, y en los demócratas, ya está en curso este proceso de fraude.
Una señal podría ser el vice que decidan para Trump, desde algún periodista, algún gobernador o legislador, y sería una mayúscula y positiva sorpresa si eligieran a Tulsi Gabbard, lo que daría a entender que la Cabal está organizando una estrategia alternativa al belicismo descontrolado.