Por Ovidio Winter.-
La imagino cada mañana, al despertar, haciendo lo mismo que hacemos todos cuando nos levantamos.
Frente al espejo, la imagen que nos devuelve suele ser el reflejo de lo que pasa en nuestro interior.
No siempre, pero algunas veces, esa imagen nos traslada a momentos pasados donde esa figura que hoy observamos lucía de otra manera, en especial cuando ese ritual acontece tras haber dejado atrás varias décadas y la aparición de pliegues en nuestro rostro junto con algunas manchas en la piel nos avisan que lo que queda es más corto que lo vivido. Y es entonces que, no siempre (aunque a veces suceda), nos buscamos, tal como éramos hasta que un click devuelve a nuestros ojos la imagen actual. Y es en ese instante en que comparamos lo que fuimos, con lo que somos hoy, en lo que nos hemos convertido.
La imagino a Ana María tratando de encontrar a esa figura, que supo ser respetada, hoy convertida en moneda de cambio, prestándose a una estrategia macabra que generará conflicto entre poderes, uno de ellos la institución a la que dedicó toda su vida y abrazó con pasión.
La imagino frustrada sabiendo que su presencia, en el lugar al que acuda va a estar asociada a esa persona que fue respetada y que terminó convirtiéndose en una triste moneda de cambio.
30/09/2023 a las 10:59 AM
Carece de un mínimo nanogramo de dignidad y amor propio.
01/10/2023 a las 11:23 AM
Es tal cual….. Una persona con el minimo de los prestigios, ya se hubiera jubilado el dia 10.8….., ante la falta de apoyo , en tiempo y forma de los senadores.
Su dignidad perdida no la puede recuperar JAMAS, por que queda, para nuestra dificil historia juridica, en clara evidencia el motivo de la «necesidad» de perpetuarse en ese carguito…..o sea favorecer con JUICIOS CANTADOS al partido politico que la aguanta y sostiene.
Es una verguenza…, otra mas de la justicia de estos ultimos 20 años…. y de eso no hay retorno.
30/09/2023 a las 2:15 PM
Contrariando todas las críticas descalificantes con que se agravia
a esta digna jueza de nuestra nación, yo me solazo contemplando
su imagen en este retrato que ilustra el artículo del señor Winter.
Observarla es para mí extasiarme hasta lo indecible evocando la
pintura más famosa de la Historia, pergeñada por el númen don
Leonardo Da Vinci, el genio más sobresaliente que registra la
humanidad, quien inmortalizara a la esposa del Giocondo en ese
retrato que hoy un millón de turistas visitan cada año en el Louvre
de los franchutes. Es imposible soslayar en la imagen de la jueza
Figueroa esa fineza de imitar hasta el peinado de la mítica dama
florentina, sintetizado hoy en la cosmética como «el peinado
Giocondino».
01/10/2023 a las 12:35 AM
TIENE CARA DE «PASTA FROLA CASERA»