Por Luis Alejandro Rizzi.-

Como lo decíamos hace unos días en este “Furgón”, Trump decidió irse de la globalización, lo materializó “el día de la liberación”, momento en que anunció aranceles para todos, excepto Rusia, Bielorusia y creo Corea del Norte.

Una señal a China.

Luego llevó los aranceles a ese país al 104% (sic).

El diario El País de ayer reproduce estas recientes afirmaciones de Trump: “Nosotros no queremos necesariamente hacer un trato con ellos. Estamos contentos como estamos, ganando 2.000 millones de dólares al día, pero ellos quieren hacer un trato con nosotros”. Ante las risas y aplausos de sus compañeros republicanos, vestido con esmoquin y pajarita, cayó directamente en la grosería: “Os digo que estos países nos están llamando, besándome el culo. Se mueren por hacer un trato: ‘Por favor, por favor, hagamos un trato, haré lo que sea, haré lo que sea, señor’, se mofó.”

En los hechos, está convirtiendo a EEUU en una suerte de “mercado de pulgas”. Les está diciendo: “vengan a negociar, alguna pichincha habrá”.

Charles De Gaulle decía en sus memorias que “la Grandeur” era propósito político más propósito moral; Trump ha mercantilizado esa idea y reduce la geopolítica a un tema de “aranceles”. La grandeza de EEUU ya no dependerá de sus propósitos políticos sino de los comerciales.

La agencia Bloomberg dice hoy que el número dos de Xi Li Quiang declaró que China cuenta con armas políticas para compensar totalmente cualquier impacto externo negativo como consecuencia de los aranceles de Trump.

Es obvio que China, cuya sabiduría no podemos negar, responderá políticamente y quizás logre ventajas -políticas- de esta salida de EEUU-Trump de la globalización.

La globalización es un hecho, y es posible que en lo inmediato los aranceles de Trump causen más ruido que efectos.

Estoy muy seguro que China “no le besará el culo” a Trump. Es posible que otros países intenten negociar y logren algún tipo de acuerdo, pero lo que no ve Trump es que la globalización está, aunque EEUU se retire del mundo.

Trump podrá tomar el control militar del canal de Panamá. Tiene con qué hacerlo. Pero sólo le servirá para ver que la globalización le es ajena.

Gregory Daco, economista jefe de EY, cree que incluso se supera la cota de 1930. “¡Bienvenidos de nuevo a 1909, cuando el tipo arancelario medio de Estados Unidos era del 23%!”, dijo ayer.

Hasta Trump, el poder de los EEUU venía del lado de la tecnología y servicios. Las cinco mayores compañías del mundo por valor en Bolsa son gigantes tecnológicos globales estadounidenses. De las 25 primeras, 22 son de Estados Unidos. La primera japonesa, Toyota, está en el puesto 54º. La primera china, Tencent, en el 16º. La primera europea, SAP, en el 29º.

En mi opinión, China, según contó Thomas Friedman en sus últimas dos notas, va en dirección al liderazgo tecnológico, a lo que le suma un bagaje cultural milenario que no sólo EEUU sino occidente está archivando. En China hay sabios respaldados por un sistema cultural. En Occidente y EEUU, tenemos los famosos “sabios bárbaros”, pero sólo saben de lo suyo; detrás sólo tienen un páramo cultural.

El “Americanexit” puede causar dolores, pero es lo que más se parece a un aborto; sacrificó su futuro.

En el orden local, parece que el FMI nos pondrá 20 mil millones en la gorra, para defender una moneda que EEUU comenzó a despreciar.

“Las fuerzas del cielo” muchas veces engañan y la gente empieza a darse cuenta, justo en vísperas de elecciones.

Share