Por Carlos Tórtora.-

Experimentada en estás lides, Cristina Kirchner está intentando sacar el máximo de provecho de la centralidad política que le regalara la Corte Suprema de Justicia con un fallo convalidando la condena en su contra en la causa Vialidad. El operativo electoral del cristinismo tiene entonces dos capítulos: hasta el 19 de julio, la designación de los cargos electivos provinciales, y hasta el 6 de septiembre, la designación de los candidatos a senadores y diputados provinciales.

En lo inmediato, la jefa está movilizando toda su capacidad de presión para que Axel Kicillof acepte reducir sus pretensiones para las candidaturas provinciales. Para eso hizo que Máximo Kirchner y Sergio Massa asuman la iniciativa de convocar a negociar el armado de las listas. De este modo, quedó postergada la intervención de Kicillof con su Movimiento Derecho al Futuro. El gobernador pretende que las listas se armen por tercios, es decir, uno para ella, uno para Massa y uno para Kicillof. Pero Máximo y Massa están complicando las cosas diciendo que hay que sentar a la mesa a Nuevo Encuentro (Martín Sabatella), Carlos Heller (Partido Solidario) y Juan Grabois (Patria Grande).

Llama la atención que, ante el avance de Cristina, Kicillof no oponga resistencia. Pero éste habría optado por una táctica dilatoria. En su entorno estarían convencidos de que en unos días más el entusiasmo por el balcón de ella se enfriará y que su capacidad de ser la primera figura mediática se iría diluyendo. Entonces es cuando el kicillofismo daría un paso al frente para plantear que, sin la estructura de la gobernación jugando a fondo, la victoria peronista en septiembre es inviable.

Milei también juega

Quiere la realidad política que en este nuevo escenario los intereses de Javier Milei coincidan una vez más con los de la expresidente. Efectivamente, al líder libertario le conviene que el cristinismo avance todo lo que pueda. Esto llevaría al peronismo al borde de una fractura. La misma, hoy por hoy improbable, sería la alternativa ideal para que LLA gane las elecciones.

No es menos cierto que a Milei le conviene también que Máximo sea el candidato a primer diputado por la Tercera Sección Electoral. El primogénito de los Kirchner recoge en las encuestas una intención de voto inferior al 5% y gran parte del peronismo lo rechaza.

La intención detrás de todo esto no deja de estar clara. Se trata de ir preparando el camino para Máximo 2027. Ella creería que todavía puede imponer una dinastía y en esta aventura puede arrastrar al peronismo a una crisis cada vez más profunda.

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