Por Carlos Tórtora.-

Las elecciones del pasado 18 de mayo le significaron a Javier Milei una segunda primavera política de su gestión. La primera fue el año pasado con la sanción de la Ley Bases y el Pacto de Mayo, que buscó instalar la creencia de que la Casa Rosada controlaba a casi todos los gobernadores. Pero el efecto Adorni fue ahora más efímero y se hizo sentir sólo durante 30 días. Luego de una ligera levantada en mayo, la imagen presidencial volvió a caer y negros nubarrones se vienen sobre la Casa Rosada.

El gobierno se aferra ahora a su éxito de haber bajado la inflación a menos del 2% en mayo, pero con una nueva caída del consumo y un aumento alarmante del endeudamiento privado. Al mismo tiempo y aunque el FMI lo disimula por ahora, Luis Caputo deberá pedir un waiver por el incumplimiento de la meta trimestral de acumulación de reservas, lo que sembrará más dudas acerca de la viabilidad del plan económico.

También hay que recordar el aborto del plan para que la gente saque los dólares del colchón, un blanqueo que no desplazó la desconfianza del público.

Las señales alarmantes se van acumulando mientras tanto y la desocupación ya se acerca a los dos dígitos, lo que remarca el hecho de que la reactivación sólo alcanzaría al 13% de la población. En este último lunes negro, el informe del JP Morgan aconsejando desinvertir en el país hasta las elecciones coincidió con el fallo de la jueza Loreta Preska, del distrito Sur de Nueva York, que le ordena al estado argentino entregarle al fondo Burford el 51% de las acciones de YPF.

La realidad de los números

En este caso, el desinfle económico de Milei coincide con la crisis del exitismo libertario para las elecciones de octubre. Lo que se pone de manifiesto es que el boom libertario, que se montó después del triunfo en Capital, es poco más que una maniobra publicitaria inflada por algunos encuestadores subvencionados por la Casa Rosada. De todas las elecciones provinciales realizadas hasta ahora, el único triunfo de LLA importante se dio en el Chaco, pero siendo los libertarios aliados del gobernador Leandro Zdero, o sea que los votos en su mayoría serían de éste. En las demás provincias los libertarios son en líneas generales una tercera fuerza.

No hay duda de que los resultados de Buenos Aires serán los que den un efecto nacional y la estrategia de Axel Kicillof de adelantar al 7 de septiembre las elecciones provinciales podría terminar siendo un éxito. Un triunfo peronista crearía una ola que condicionaría la votación en octubre y, por lo que se ve hasta ahora, La Libertad Avanza carece de figuras para llenar las candidaturas locales y su estructura es débil aun sumando al PRO, que será un aliado poco confiable. ¿Se equivoca Milei al nacionalizar los comicios bonaerenses en vez de restarles importancia? No hay duda que si LLA pierde, sobrarán analistas que concluyan que el presidente erró al plantear una batalla decisiva con el kirchnerismo.

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