Por Hernán Andrés Kruse.-
“Aquí se presenta el concepto de soberanía absoluta del poder supremo, independientemente de quién la ostente. Es interesante observar que, en esta primera concepción de la soberanía, el poder soberano reside en el órgano o la persona que crea las leyes, no en quien las aplica, sino en quien las crea. En la monarquía absoluta, el órgano que crea la ley es el rey, quien interpreta la ley de Dios, ley que, por ley divina, sólo él conoce. Por lo tanto, el siguiente paso en el desarrollo político de la política europea, tras la unión nacional realizada mediante la unión forzada del pueblo por el rey de la monarquía absoluta, es asumir la soberanía arbitraria del rey, que se representa con mayor claridad en la creación de leyes.
Es evidente que el pueblo, tras despertar su individualidad gracias a un creciente comercio individualista, por un lado, y a la igualdad frente al poder despótico absoluto del rey, por otro, se alzó unido para tomar lo que consideraba suyo: la soberanía de su propio gobierno. El pueblo tuvo que destruir al rey para devolverle lo que este posee, según el pacto social natural de una unión de individuos.
Ahora podemos ver cómo el concepto natural de la unión del pueblo en una comunidad se materializa en una democracia como un avance desde la política primitiva, que tendía a coaccionar a la gente mediante la fuerza. La necesidad de libertad individualista natural aumentaba al mismo tiempo que las antiguas instituciones primitivas se volvían cada vez más despóticas. Esta misma evolución fue mucho más rápida y violenta tanto en las ciudades-estado de la antigüedad como en las de la Edad Media. El factor principal de estos fracasos perpetuos de las democracias que degeneraron en oligarquías violentas fue que, obviamente, el pueblo rebelde no era lo suficientemente numeroso como para lograr un cambio real y, probablemente, que las mentes no estaban lo suficientemente maduras como para crear una unión tan fuerte que fuera capaz de mantener una democracia real.
“En una visión resumida del orden civil de la sociedad, constituido según el ideal individualista, el cumplimiento del contrato se presenta como el principal elemento positivo, mientras que la protección de la vida y la propiedad es el principal elemento negativo. Si se retira el contrato —suponiendo que nadie puede contar con que nadie más cumpla un compromiso—, los miembros de una comunidad humana son átomos incompatibles” (Sidgwick Henry: The Elements of Politics).
Los contratos se establecen entre los miembros de la comunidad, así como entre la comunidad y cada miembro individualmente. La condición para la eficacia de un contrato reside particularmente en la unión de voluntades. Si las personas se unen contra su voluntad y se ven obligadas a permanecer juntas, no puede existir una unión real y efectiva, y no durará mucho. Por supuesto, la pobreza también es una causa importante de ruptura del contrato social y de rebelión.
Aunque la unión de las personas pudiera fracasar, la condición más importante del contrato es que el gobierno les dé la posibilidad de vivir y trabajar por sí mismos. Cuando la gente es demasiado pobre y la mayoría no puede sobrevivir, se rebela para reequilibrar la vida entre sus miembros. Los principales problemas de un gobierno no democrático eran la falta de libertad y el respeto igualitario al mínimo individualista de libertad que todo ser humano tiene derecho a tener en una comunidad.
Sidgwick cree que restringir la libertad individual es contrario a la responsabilidad y la autoconciencia necesarias para un estado moderno. La forma más natural de alcanzar la felicidad común es lograr la felicidad individual, y esta solo puede lograrse si el gobierno acepta otorgar a las personas su libertad natural, lo que Sidgwick y los fisiócratas denominan «laisser faire». Esta teoría supone que el gobierno debe permitir que el individuo disfrute de su libertad y busque su propia felicidad como desee, siempre que no suponga una intromisión en la libertad de los demás ni de la comunidad.
“Por lo tanto, para completar el argumento teórico a favor del laisser faire, además de la proposición psicológica de que cada uno puede velar mejor por su propio interés, es necesario establecer la proposición sociológica de que el bienestar común se logra mejor cuando cada uno vela exclusivamente por su propio bienestar y el de su familia de forma atenta e inteligente” (Sidgwick Henry: The Elements of Politics).
“Ahora bien, la razón utilitarista para dejar a cada adulto racional libre para buscar su felicidad a su manera es obvia y contundente: pues, en general, cada uno está mejor capacitado para velar por sus propios intereses, ya que incluso cuando desconoce cuáles son ni cómo alcanzarlos, se preocupa profundamente por ellos; y, además, la conciencia de libertad y la responsabilidad concomitante aumentan la actividad efectiva promedio de los hombres” (Sidgwick Henry: The Methods of Ethics).
“El soberano en cualquier comunidad sólo puede constituirse legítimamente mediante el consentimiento de los súbditos. Esto implica (…) la adopción de la libertad como fin último del orden político: si nadie debe originalmente nada a otro, salvo la no injerencia, claramente debe ser colocado en una relación de súbdito con el soberano por su propio consentimiento. Y así, para conciliar el derecho original a la libertad con el deber real de observancia de la ley, parece necesario el supuesto de un pacto social; mediante el cual la obediencia a la ley se convierte simplemente en una aplicación especial del deber de mantener pactos” (ibidem).
El pacto se basa en nociones de interdependencia. Se demuestra que el pacto social libremente establecido solo se mantiene mediante la realización mutua de la libertad dentro de la comunidad, y que esta libertad y las ventajas de la comunidad solo pueden mantenerse si todos respetan y obedecen la autoridad soberana reconocida. La libertad dentro de la comunidad es a lo que tiende la sociedad política moderna y lo que significó la Revolución Francesa: la convivencia en una sociedad donde los individuos eligen las reglas y se comprometen a respetarlas. Esta misma situación de anhelo de libertad también predominó, recientemente, en la Revolución de los Jazmines en el mundo árabe.
La soberanía se materializa mejor en una democracia donde las personas están unidas bajo el contrato social que materializan cada vez que votan para elegir a sus representantes. El pacto social se basa en la realización de la libertad individual dentro de la comunidad, en el respeto de esta por parte de la comunidad y en la participación activa del pueblo en la vida política de su país.
La soberanía parece ser la consecuencia de un pacto social libre entre los individuos unidos en una comunidad y la sumisión voluntaria a la soberanía de esta comunidad sobre la voluntad individual. Por lo tanto, parece que la única manera verdadera de realizar esta soberanía, con la participación de todos los adultos sanos e individuales, es permitirles elegir a sus representantes. Y en este logro, mediante el voto del pacto social, que, en cierto modo, demuestra la sumisión de cada uno a la decisión de la comunidad votante, se encuentra la elección popular de legisladores, que tiende “a mejorar el efecto práctico de la legislación al hacerla más aceptable para los gobernados. (…) las personas serán menos propensas a ser recalcitrantes contra las leyes promulgadas por un órgano de elección popular”.
El pueblo, a través de sus representantes, es soberano, pues crea las leyes a través de ellos, siendo la ley la soberanía suprema, pues todos se someten a ella sin distinción alguna. El pacto social puede considerarse, entonces, como la condición de la unión nacional necesaria para la soberanía del gobierno en el poder. Sin importar el tiempo, el lugar, la mentalidad o la religión, existen ciertos derechos naturales universales de libertad que deben realizarse en la organización política de la comunidad. En este punto, Sidgwick, siguiendo a los filósofos famosos anteriores: Hobbes, Locke y Rousseau, considera los derechos universales naturales que la comunidad debe respetar para que los individuos puedan vivir juntos en paz; ese es el concepto de Derechos Naturales o Ley Natural.
“Existe la opinión generalizada de que, para que la sociedad sea justa, deben reconocerse ciertos derechos naturales a todos los miembros de la comunidad. (…) La libertad de injerencia es, en realidad, todo aquello que los seres humanos (…) se deben mutuamente. (…) Desde esta perspectiva, todos los derechos naturales pueden resumirse en el derecho a la libertad; de modo que el establecimiento completo y universal de este derecho sería la plena realización de la justicia, interpretándose la igualdad a la que se supone que aspira la justicia como igualdad de libertad” (Sidgwick Henry: The Methods of Ethics).
La igualdad de libertad es un derecho natural y universal, y por ser universal, también podemos decir que es natural. A lo largo de la historia, podemos afirmar que, independientemente de la política, las mismas exigencias ya existían. Las causas de la revolución en la antigua Grecia, los disturbios de Roma o de las ciudades-estado medievales, la Revolución Francesa y las más recientes que sacudieron el mundo árabe, reflejan esta misma exigencia de igualdad de libertad y respeto por parte del Estado y el Gobierno. Ese es el mínimo individualista que el gobierno debe proporcionar a cada individuo para mantener el pacto social.
La soberanía del Estado reside en el pacto social que surge naturalmente entre las personas que se unen y aceptan la sumisión a la autoridad de la comunidad que forman. Sidgwick está muy interesado en los tres conceptos de pacto social explicados y justificados por Hobbes, Locke y Rousseau. De hecho, cree que estos tres filósofos basaron su razonamiento en una afirmación errónea de la naturaleza humana y sus necesidades, por lo que sus teorías no son imparciales ni objetivamente justificables.
“La manera en que los pensadores más destacados de este período posterior utilizan esta noción del pacto social ilustra de forma no menos impactante la influencia de los hechos en el pensamiento. Pues Hobbes la utiliza como fundamento del absolutismo, Locke como fundamento del gobierno constitucional limitado, y Rousseau como fundamento de la soberanía del pueblo” (Sidgwick Henry: The Development of European Polity).
Tanto para Hobbes como para Bodino, el poder supremo debe residir en un elemento que “debe ser el legislador humano supremo del país, y no puede estar sujeto a sus propias leyes”. Con la primera expresión y concepción clara de la soberanía surge el concepto de absolutismo, pues la soberanía no puede, en ese momento, separarse del control absoluto del legislador. Hobbes expresa claramente lo que Sidgwick dijo sobre la Monarquía Absoluta Francesa: que la primera unión nacional real bajo la soberanía del poder central del Estado, bajo el rey, solo puede realizarse, inicialmente, bajo la sumisión absoluta de todo el pueblo. La soberanía se impone primero mediante una unión nacional coercitiva del país-estado.
Para Sidgwick, Hobbes considera la Ley de la naturaleza desde una perspectiva religiosa y no desde una perspectiva política secular, propia de su época, pues, para él, “esta ley sólo vincula al soberano ante Dios” y no ante el pueblo al que gobierna. Por lo tanto, la soberanía del poder central aún no se relaciona con la realidad, sino con una ideología religiosa aplicable al «bien» imaginario del pueblo.
“El hombre, dijo, es egoísta por naturaleza: sus alardes de inclinaciones sociales son en realidad deseos de obtener beneficios o gloria de otros. (…) El estado de naturaleza debe concebirse como un estado en el que los deseos conflictivos de los hombres y la conciencia de una igualdad práctica de fuerzas conducen a una guerra continua. (…) Esta es su condición natural: aunque por naturaleza tiene una necesidad primordial de paz, es por naturaleza (…) incapaz de alcanzarla: su única posibilidad de paz es aceptar obedecer a un gobierno cuyo derecho a mandar acepta no cuestionar, siempre que le garantice la suprema bendición de la paz” (Sidgwick Henry: The Development of European Polity).
Entonces, en opinión de Sidgwick, la doctrina de Hobbes es contraria al laissez-faire y al mínimo individualista que el gobierno está naturalmente obligado a respetar y alcanzar. Hobbes es también, para Sidgwick, un intelectual y filósofo que expresa el miedo y la angustia de su tiempo, al escribir en tiempos de la violenta “Gran Rebelión, aportando una teoría del gobierno legítimo que serviría igualmente para Carlos V o Cromwell”. Locke, de la misma manera, expresa el retorno del orden político y social; su “libro apareció inmediatamente después de la Gran Revolución de 1688 y presentó la teoría que lo defendía”. Así como Hobbes, Locke es, para Sidgwick, simplemente un testigo cuya obra representa los acontecimientos de su tiempo.
Más adelante, el estudio de estos dos filósofos muestra una perspectiva diferente sobre el pacto social, cuando se materializó inicialmente. Sidgwick considera y observa la evolución del pensamiento: para Hobbes, el hombre renunciaba a su libertad y se sometía voluntariamente a la autoridad del gobierno; por el contrario, Locke piensa que “ningún hombre tiene derecho a consentir en ser esclavo (…) y, por lo tanto, «no puede, mediante un pacto (…), esclavizarse a nadie ni someterse a lo absoluto».
Aquí la evolución política es evidente, y el absolutismo de la soberanía de Hobbes se convirtió, en el pensamiento de Locke, en un acuerdo mutuo entre la comunidad y los individuos; el pacto social no es la sumisión de los individuos a la voluntad arbitraria del rey, sino un concepto de límite constitucional al poder del rey, pues todos los individuos se adhirieron libremente al pacto social. La unión nacional y la soberanía apuntan lentamente hacia una existencia más libre del individuo en la organización política.
Sidgwick, aunque muy consciente de la importancia de esos dos escritores, expresa su ligereza al hablar en realidad de un estado de naturaleza imaginario que habría precedido al pacto social, y al mismo tiempo no utiliza ninguna prueba o método histórico para determinar cuál era ese pacto social original.
“La cuestión no es cómo surgió el gobierno, sino cómo llegó a ser legítimo. Este pacto parecía la explicación natural. Ahora bien, podría parecer que si los derechos de gobierno dependen de un pacto antiguo, el problema de determinarlos incumbe al historiador. Pero ni Hobbes ni Locke utilizan realmente un método histórico, salvo de forma subordinada para confirmar sus conclusiones. Hobbes, de hecho, lo repudia en principio, y aunque Locke no está dispuesto a ir tan lejos, lo hace en la práctica, pues determina cuál debe suponerse que fue el pacto considerando los fines que los seres razonables en estado de naturaleza deben haber tenido en mente al celebrarlo” (Sidgwick Henry: The Development of European Polity).
Sidgwick muestra aquí cierta indignación ante estas teorías políticas, cuya seriedad se ve considerablemente disminuida por la falta de un método histórico real e imparcial. Sidgwick demuestra que la teoría de Hobbes, por defecto, consiste en imaginar que el hombre natural, tras la desaparición del miedo a los demás, solo aspira en la sociedad a dominar violentamente a otros individuos, y que esta es la naturaleza humana en la sociedad, a la que el poder soberano absoluto debe obligar a mantenerse firme, sometiéndola a su autoridad.
Para Sidgwick, Locke describe un hombre natural tan irreal como el de Hobbes, suponiendo que cada individuo entraba libremente en el pacto social y que originalmente era individualmente libre. Rousseau, por otro lado, y en opinión de Sidgwick, expresa una teoría muy cercana al absolutismo de Hobbes, ya que Rousseau sostenía el absolutismo de la comunidad sobre el individuo, así como Hobbes sostenía el absolutismo del poder supremo sobre la dirección de la comunidad sobre el individuo.
“Rousseau se asemeja a Hobbes más que cualquier otro escritor, y sin duda lo supera en la medida en que concibe la diferencia entre el hombre natural y el social. De ahí la semejanza que encontramos entre los contratos sociales de Rousseau y Hobbes, a pesar del gran contraste entre ellos. Con Rousseau, como con Hobbes, el hombre natural en su condición primitiva era absolutamente independiente de los demás. La diferencia radica en que con Rousseau no estaba en guerra con los demás: no necesitaba su ayuda, pero tampoco necesitaba hacerles daño. Pero esta independencia, sostiene, cesó en las primeras etapas del proceso de civilización; y «desde el momento en que un hombre necesitó la ayuda de otro» (…) se perdieron la igualdad y la felicidad, y la humanidad se sumió rápidamente en un estado de guerra similar al de Hobbes. (…) El individuo, en el sistema político de Rousseau, somete su propia voluntad a la voluntad del cuerpo del que se convierte en miembro tan completa e incondicionalmente como lo hace en el sistema de Hobbes, salvo en lo referente a la revocabilidad del contrato” (Sidgwick Henry: The Development of European Polity).
Para Sidgwick, las teorías de la soberanía de Rousseau y Hobbes son absolutistas. Por lo tanto, podemos afirmar que su concepción de la soberanía es absolutista, ya sea que resida en el poder de la monarquía como forma de gobierno predilecta, según Hobbes, o en la comunidad democrática, como para Rousseau. Podemos concluir que Rousseau y Hobbes vivieron en una época convulsa donde el poder absoluto parecía ser la única solución para controlar al pueblo y su necesidad de libertad.
Ambos conceptos de la naturaleza humana se encuentran, tanto en Hobbes como en Rousseau, en la convivencia, un terrible estado de naturaleza donde los individuos pueden herirse mutuamente debido a la desigualdad inherente a la existencia humana, que intentan disminuir dominando a los demás. Así, al concebir la relación entre los individuos como una cuestión de sumisión y dominación, que tiende a convertirse en una obsesión absoluta, parece que la única forma de dominar a los individuos en la sociedad es el absolutismo. Y el lugar real de la soberanía entre los diferentes órganos que componen el Estado carece de importancia, ya que el absolutismo gobierna en todas las esferas de interferencia gubernamental; interferencia que inevitablemente desemboca en despotismo.
Sidgwick considera entonces a estos tres filósofos como testigos y también actores del progreso de las ideas políticas modernas y de los cambios reales que se produjeron en Europa desde el siglo XVI. Sin embargo, no encuentra en estos filósofos precisos la precisión y la seriedad necesarias para afirmar y validar tales teorías políticas. Por ello, no considera que ninguna de sus teorías se base en un enfoque veraz y metódico.
Sidgwick considera a Montesquieu, aparte de los otros tres filósofos políticos importantes del período moderno, como “el ideal de Montesquieu, por lo tanto, su ideal práctico, es la constitución británica idealizada y que representa la primera gran introducción sistemática del método histórico en la jurisprudencia y la política modernas. (…) La doctrina fundamental de Montesquieu es que las leyes y formas de gobierno no pueden juzgarse adecuadamente como buenas o malas de forma abstracta y universal, sino solo histórica y relativamente”. Esta es una influencia muy importante, un entendimiento mutuo o una opinión compartida entre Montesquieu y Sidgwick, ya que Sidgwick funda todo su razonamiento ético y político en el análisis de la historia política europea que se encuentra en The Developments of European Polity, que son lecciones que enseñó desde aproximadamente 1885 hasta 1899 en la Universidad de Cambridge.
Sidgwick utiliza el método histórico para realizar un análisis más preciso que Hobbes, Locke y Rousseau de los sistemas políticos y de la naturaleza humana dentro de dichas sociedades. A diferencia de los tres filósofos, Sidgwick se interesa más por la naturaleza humana dentro de una sociedad políticamente organizada que antes de que los individuos entraran en este pacto social. Por lo tanto, para él, tanto la soberanía como la unión nacional son de igual importancia para el mantenimiento del orden político, ya que la soberanía del Estado y del gobierno de la comunidad son el resultado de la unión de todos los individuos de la nación moderna que acordaron el pacto social.
Este pacto social es el intercambio de derechos y obligaciones que implica cualquier contrato. Y como el objetivo de la intervención gubernamental es, para Sidgwick, hacer cumplir la justicia, pues es lo que los individuos dejaron de hacer por sí mismos al firmar el pacto social. Este contrato social priva a los individuos de la libertad de compensación por las acciones maliciosas de otros, un logro importante de la intervención gubernamental es la realización de la justicia. Por lo tanto, “la libertad de intervención es realmente todo lo que los seres humanos (…) pueden decirse estrictamente que se deben mutuamente (…) el establecimiento completo y universal de este derecho sería la realización plena de la justicia”. El aspecto más activo del pacto social, por parte del gobierno, es la realización de la justicia, ya que, para Sidgwick, “al determinar el rango de una nación en la civilización política, ninguna prueba es más decisiva que el grado en que la justicia, tal como la define la ley, se realiza realmente en su administración judicial”.
La realización de la justicia en la sociedad política es el cumplimiento y la realización del contrato entre el gobierno y el pueblo unido. Sin embargo, dado que los jueces no son elegidos por el pueblo en su conjunto, no podemos afirmar que el poder soberano que representa al pueblo resida en la realización de la justicia. Asimismo, el poder judicial está subordinado al poder ejecutivo y se rige por las leyes promulgadas por el tercer poder que compone el gobierno, el legislativo.
Este poder crea las leyes y es elegido por todo el pueblo. Por esta doble ventaja, el poder legislativo es el poder soberano, pues crea las leyes y, como en un gobierno representativo moderno, la ley se impone a todos por la igualdad de todos los individuos sometidos a ella. Pero si el poder soberano no reside en la Judicatura, sujeta al Ejecutivo, ni en el Legislativo, pues no gobierna realmente, sino que solo elabora las leyes y vota el presupuesto, entonces el Ejecutivo puede considerarse el verdadero poder soberano del Estado.
El jefe del ejecutivo desempeña una función importante en la nación, pues es el único líder y simboliza la unidad de toda la nación, de cada individuo. Sidgwick observó este hecho a través de su estudio histórico de la política europea: un pueblo se une mejor en torno a una sola persona que en torno a una asamblea o un consejo; si bien una asamblea representativa es esencial para la unión nacional en general y como sumisión a la soberanía de los poderes que legislan. Pero, sea cual sea la forma de gobierno moderno, siempre encontramos que una sola persona es la cabeza del país y de todo el pueblo.
La soberanía reside realmente en el pueblo en su conjunto, pero no es efectiva, pues “cuando los gobernados no tienen el hábito de actuar en concierto, como cuerpo, son inconscientes de que poseen el poder de negarse a obedecer a su gobierno”. Por lo tanto, el pueblo en su conjunto posee la verdadera soberanía solo cuando, fuertemente unido, se niega a obedecer al gobierno; este no tiene manera de obligarlo a obedecer.
La democracia tiene la ventaja de ofrecer a las personas la posibilidad de expresarse colectivamente mediante el voto para elegir a sus gobernantes, incluyendo la posibilidad de que cualquiera pueda ser miembro del gobierno, siendo la igualdad la base de la organización política moderna. Las personas aún conservan cierto poder, como “el peor temor de cualquier gobierno ante sus súbditos, en la resistencia parcial, el desorden y el conflicto, en los cuales el gobierno puede ser derrotado”. Existe el peligro real de una política desleal, ya que un gobierno temeroso del pueblo tomará malas decisiones y, en consecuencia, creará desorden, pues solo busca complacer al pueblo.
Para Sidgwick, no hay una respuesta sencilla para saber dónde reside la soberanía real y efectiva en los gobiernos modernos. Dado que, si cada poder tiene algún poder, hay soberanía en cada uno de ellos. Pero esta división de la soberanía es el propósito de la separación de poderes descrita por Montesquieu y realizada en la mayoría de los gobiernos representativos modernos. “En un estado constitucional moderno, el poder político que no se ejerce simplemente bajo la dirección de un superior político (…) suele distribuirse de forma bastante compleja entre diferentes organismos e individuos”. Y esta división del poder apunta específicamente a la división del poder soberano supremo para evitar el absolutismo y el despotismo. Al igual que en el desarrollo de la República Romana (509 a. C. – 133 a. C.), en la que los romanos trabajaron para dividir los poderes del rey entre asambleas y administradores, el gobierno representativo moderno es la división del poder soberano supremo que estaba en manos de una sola persona durante la monarquía absoluta, en la asamblea legislativa, la judicatura y el ejecutivo.
Se puede decir que la realización del gobierno representativo moderno es el resultado de la fuerte unión nacional desarrollada bajo el absolutismo monárquico que evolucionó tan naturalmente como la monarquía romana se convirtió en un sistema oligárquico y democrático por la división de poderes y de la soberanía que se les atribuye.
Podemos ver que, mediante la división de los diferentes órganos de gobierno, la soberanía se reparte equitativamente entre ellos. Los tres poderes son independientes entre sí, pero al mismo tiempo deben colaborar si desean gobernar eficazmente. Sin embargo, ningún sistema de gobierno está libre de estancamientos derivados del desacuerdo o cualquier otra fuente de conflicto, como se demostró en Bélgica, que no tuvo gobierno durante más de un año. No obstante, la actividad humana y el deseo de paz siempre impulsan las mentes hacia cualquier forma de acuerdo para lograr, para la comunidad, un gobierno lo mejor posible.
Por lo tanto, la ventaja de la democracia reside en esta división del poder, en la unión nacional, realizada mediante la elección de representantes que elaboran las leyes y de un jefe del ejecutivo que también representa la voluntad popular. Cada órgano tiene un poder soberano igual que solo puede cesar si el pueblo en general es engañado por un gobierno injusto que no respeta el pacto social y se rebela contra él.
La ambigüedad y la paradoja de la organización democrática de los poderes residen en el hecho de que la soberanía está dividida, y la definición de soberanía es específicamente que la soberanía no puede ser dividida.
“La soberanía no puede, en sentido estricto, dividirse legalmente entre dos o más personas o grupos de personas que actúen por separado, ya que dichas personas o grupos deben tener, ex hypothesi, poderes legalmente limitados en ciertas direcciones (…) pero, de ser así, obedecen habitualmente a la autoridad que dictó la ley, y es esta última la que constituye el verdadero soberano. (…) El poder del soberano no puede limitarse legalmente, pues, obviamente, no puede ser coaccionado a actuar de cierta manera mediante ninguna pena que amenace con infligir” (Sidgwick Henry: The Elements of Politics).
En esta definición de soberanía, el poder soberano no puede dividirse ni someterse a ninguna autoridad. Pero si consideramos, como Sidgwick no parece hacerlo, que la soberanía no reside específicamente en un poder u otro, sino principalmente en la voluntad general del pueblo de obedecer al gobierno. A fortiori, en una democracia, es más probable que el pueblo obedezca a un órgano o individuo gubernamental que haya elegido que si no lo hubiera elegido. La conclusión del razonamiento y análisis de Sidgwick podría ser la del concepto de soberanía de Rousseau, ya que no reside en un poder, sino en la voluntad general.
“Digo entonces que, como la soberanía es solo el ejercicio de la voluntad general, jamás puede ser enajenada, y que el soberano, que es solo un ser colectivo, solo puede ser representado por sí mismo; el poder puede transmitirse, pero no la voluntad. (…) porque la voluntad peculiar tiende por naturaleza a las preferencias, y la voluntad general a la igualdad” (Rousseau JJ., El contrato social).
(*) René Daval y Hortensia Geminet: “Henry Sidgwick sobre la soberanía y la unión nacional de la nación moderna” (Revista Internacional de filosofía-2013).
03/07/2025 a las 10:34 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
El fallo buitre por YPF, una radiografía del saqueo de Argentina
Iván Hirsch
Prensa Obrera
1/7/025
El fallo del tribunal de Nueva York que ordena entregar el 51% de las acciones de YPF a un buffet de abogados buitre es la coronación de uno de los capítulos más infames del saqueo de la Argentina por el imperialismo, los capitalistas criollos y sus gobiernos. Milei le echa la culpa al «inútil soviético» de Kicillof para presentarlo como el resultado de un estatismo negligente, cuando por el contrario es una muestra del carácter buitre del capitalismo argentino.
Toda la trama que termina en este juicio es una estafa monumental, en la que dejaron sus huellas digitales los gobiernos capitalistas de todos los colores que se alternaron en las últimas décadas .
La demanda alega que cuando el Estado argentino expropió el 51% de las acciones de YPF que estaban en manos de la española Repsol, en 2012, se incumplió un estatuto que ordenaba compensar por igual al resto de los accionistas. Esa norma, alevosamente inconstitucional, pretendía bloquear toda posibilidad de intervención estatal en la petrolera que rige la industria energética en el país. De respetarse se hubiera duplicado la usura que pactó el gobierno de Cristina Kirchner con Repsol en 2014, con Axel Kicillof como ministro emisario, fijando una indemnización de 8.900 millones de dólares (si contamos los intereses de los bonos con que se pagó) a pesar del vaciamiento perpetrado por el pulpo español y los pasivos ambientales con que dejó a YPF.
El «damnificado» sería el Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, que en aquel momento controlaba el 25% de las acciones de la compañía, adquiridas por medio de un fraude concertado para terminar de vaciar la petrolera. Fijémonos.
Los Eskenazi son un exponente del empresariado que hizo buenos negocios con el remate de las empresas públicas en los ’90, cuando entre otras se quedaron con el Banco de Santa Cruz durante la gobernación de Néstor Kirchner, quien por entonces desde la provincia petrolera apoyaba también la privatización menemista de YPF. Años después, el mismo Kirchner impulsaba desde la presidencia la “argentinización de YPF”… para que los Eskenazi se hicieran con el 25% de la compañía sin poner un solo peso.
Para eso, los Eskenazi crearon en España las firmas Petersen Energía y Petersen Inversora, dos empresas fantasma sin activos ni actividad. Compraron las acciones de YPF gracias a un préstamo de un consorcio bancario y de la misma Repsol, que ni siquiera le pidieron garantías porque acordaron que se repagaba con el giro de utilidades de la propia empresa. Una maniobra fraudulenta por la cual entre 2008 y 2011 se repartieron entre ambos grupos empresarios dividendos por casi 6.000 millones de dólares, a pesar de que las ganancias fueron de unos 4.000 millones.
Sin reinversión alguna, YPF fue sobreendeudada (su pasivo saltó de 3.000 a 9.000 millones de dólares) mientras la producción de petróleo cayó 21% y la de gas un 10%, las reservas netas se desplomaron un 24% y la exploración tocó el punto más bajo de su historia. El país, mientras tanto, caía en un descomunal déficit en su balanza energética debido a la necesidad de importar combustibles.
En aquellos años, Enrique, Sebastián y Matías Eskenazi eran vicepresidente, CEO y director de la petrolera respectivamente, y cobraban millonarias bonificaciones extrasalariales que no eran aprobadas por la asamblea de accionistas. Luego de la expropiación a Repsol la administración prohibió el giro de dividendos y el Grupo Petersen se declaró en quiebra por no poder afrontar las deudas con los bancos extranjeros. En 2015 vendió el derecho a litigar a un estudio de abogados inglés, Burford Capital, por 15 millones de dólares (menos del 0,1% del monto fijado ahora por el fallo de la jueza neoyorquina Loretta Preska).
Burford es un fondo de cobertura (hedge fund), lo que significa que es un buffet de abogados caranchos que hacen negocios con la compra de derechos de litigio de empresas quebradas para después cobrar los juicios. De hecho, vendiendo parte de esos derechos ya multiplicó por 20 su «inversión» inicial en este caso. Es análogo a lo que hacen fondos buitre que compran títulos de deuda defaulteada que valen centavos para exigir después el pago total. Los argentinos ya conocemos esta carroña.
Es un secreto a voces que entre los que se asociaron a Burford en este megaestafa hay varios empresarios argentinos. Una prueba es que parte de la sentencia sería cobrada por el fondo buitre Eton Park Managment, socia de Pampa Energía en el negocio con las privatizadas energéticas, incluidos enjuagues como la compra fantasma de la empresa Iecsa al entonces presidente Macri y su primo Ángelo Calcaterra. Usó para eso la plata que cobró del fallo de Thomas Griesa (precursor de Preska), que obligó a pagarle casi 10.000 millones de dólares a un puñado de fondos buitre que no ingresaron a los canjes de deuda de los Kirchner.
Burford supo aprovechar los tiempos políticos. Inició sus acciones legales cuando Cristina y Kicillof ya ensayaban su política de “vuelta los mercados”, que incluía el pago de todas las sentencias contra Argentina en los tribunales internacionales del Ciadi -que insumieron 1.000 millones de dólares durante los últimos años del mandato de CFK. Como todavía hoy tenemos a un gobierno cuya estrategia se reduce a lograr acceder al mercado de crédito internacional, podemos descontar que la apelación de Milei a este fallo solo busca ganar tiempo y finalmente negociar el pago multimillonario mediante una nueva megaemisión de bonos de deuda.
Lo dicho permite ver que la política de intentar complacer al capital financiero internacional es como un barril sin fondo, y que el saqueo del país por estos buitres es lo verdaderamente inviable. No el «sovietismo», sino el estatismo capitalista. Por eso en solo una semana el «market friendly» Milei vio cómo el JP Morgan le bajó el pulgar a la bicicleta financiera con bonos de deuda y el Morgan Stanley mantuvo la peor calificación para la inversión en acciones argentinas. Ahora, con el fallo buitre, se recrudecen las dudas sobre la capacidad de pago de los vencimientos de deuda, y además se complican operaciones de endeudamiento corporativo como la que iba a financiar el oleoducto Vaca Muerta Sur para exportar crudo.
Esta estafa es el corolario lógico de la «renacionalización» trucha de YPF por el kirchnerismo, que mantuvo a la compañía como sociedad anónima que cotiza en Wall Street y se asoció a la yanqui Chevron para impulsar el negocio de Vaca Muerta. Hoy los habitantes del país pagamos el triple por calefaccionarnos y la nafta a precio internacional, mientras un puñado de pulpos hizo grandes negocios exportando petróleo. Por esa orientación social, y cuando su estrategia es que el gran capital los vaya a buscar cuando fracase el experimento Milei, el peronismo ni insinúa la necesidad de una movilización popular contra esta intromisión buitre de un juzgado de Nueva York que ni siquiera tiene competencia en el asunto.
Solo la clase obrera tiene un interés en combatir este saqueo, y puede impulsar una movilización antiimperialista del pueblo argentino para impedir que se consume esta nueva estafa, reclamar la nacionalización integral de la industria energética en función de las necesidades del país, y en definitiva pelear por la ruptura con el capital financiero internacional que hunde a la Argentina en un espiral descendente de devaluaciones, defaults, tarifazos y empobrecimiento.
03/07/2025 a las 10:36 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Cruje la economía de Milei
Gabriel Solano
Prensa Obrera
1/7/025
Siempre se dice que la suerte de un gobierno depende fundamentalmente de la marcha del proceso económico. Y en Argentina tenemos claro que esto es así; diferentes gobiernos, incluso habiendo ganado elecciones intermedias, fueron derrotados justamente porque el proceso económico resultó en crisis, pobreza, y, en determinado momento, en catástrofe. Entonces, es importante analizar cómo es el proceso económico bajo el gobierno de Milei.
Como ustedes saben nosotros con Javier Milei no tenemos nada que ver, somos fuertemente opositores. Y no queremos que se tome nuestro enunciado de que esto va mal como una especie de enunciado basado en prejuicios, vamos a ver una serie de números que son importantes para que tengamos una visión de conjunto acerca de dónde está parado el proceso económico de Javier Milei.
En los últimos días hubo mucho debate al respecto. No somos los únicos que estamos tocando este tema. Y… ¿por qué hay mucha gente que está discutiendo este tema? Porque hubo determinadas señales de alerta, que no vienen del mundo de la izquierda, del mundo del socialismo y ni siquiera del mundo de los trabajadores y del sindicalismo, sino que vienen de las propias entrañas del capital, que han marcado claramente que el proceso de Milei está realmente en crisis y han prendido como mínimo las luces amarillas y en algunos casos un poquito más que las amarillas.
Por ejemplo, estos días circuló mucho un informe de la banca Morgan. La banca Morgan no forma parte en general del relato de Milei sobre los econochantas. No. Es vista como una organización económica internacional muy fuerte; es un gran banco internacional, del cual en su momento Caputo fue empleado. ¿Qué dice la banca Morgan? En un informe especial sobre Argentina -titulado “Argentina, tomando un respiro”- dice que hay que dar un paso atrás y esperar. ¿Un paso atrás con respecto a qué? La banca Morgan, en diferentes informes previos, venía llamando a ingresar a la Argentina para hacer lo que se conoce como carry trade: traer dólares, cambiarlos por pesos, y aprovechar la tasa de interés alta que Argentina tiene -la más alta del mundo-, que permite obtener un beneficio enorme con la mantención del tipo de cambio estable. Diferentes informes de la banca Morgan venían propiciando al capital financiero internacional: «Venís a Argentina, hace ese carry trade para obtener un beneficio extraordinario». Acá lo hemos señalado en su momento y hemos citado esos informes. ¿Qué dice la banca Morgan ahora? «No, basta de traer plata a la Argentina, hay que tomarse un respiro». Pero más que tomarse un respiro, hay que dar un paso atrás. Y un paso atrás puede ser interpretado como salir; de hecho recuerden que, bajo el gobierno de Macri en su momento, cuando hubo una orden de salida por parte de diferentes fondos de inversión internacionales como Pimco y Templeton, se armó una gran corrida. Y acá tenemos a la banca Morgan diciendo esto.
Luego tenemos otro informe, que circuló mucho estos días, que es de la Morgan Stanley Capital Internacional, la MSCI. Se llaman Morgan las dos pero son organizaciones y empresas distintas: no es lo mismo la banca Morgan que MSCI. MSCI es la firma que hace en general calificaciones de riesgo internacional de los países. El gobierno presionó bajo diferentes formas para que se suba la calificación de la economía argentina, que estaba en la más baja (se llama la economía independiente), y se la pase a una calificación de países de frontera y emergentes. Bueno, esta consultora hizo una investigación y resolvió no modificar la calificación de Argentina, dejándola al mismo nivel que Palestina, el Líbano, Zimbabue y Ucrania; es decir, países o que están en guerra, o que tienen un atraso histórico que uno supone, y es cierto, peor al de Argentina. Pero, sin embargo, no hay una modificación de la calificación.
¿Para qué sirve la calificación? Tiene importancia porque diferentes fondos internacionales, especialmente los fondos de pensión, no pueden comprar ni títulos ni acciones de países con la calificación que tiene Argentina. Tiene que ver con las inversiones que puede haber tanto en bonos como en acciones de activos argentinos, y como el gobierno está esperando que haya una inversión especulativa en bonos, en acciones con esta calificación no va a haber.
Entonces uno tiene que preguntarse: ¿Qué es lo que ven la banca Morgan y Morgan Stanley? ¿Qué ven para decir en un caso que hay que dar un paso atrás y esperar, y en el otro que se mantiene una calificación tan negativa? Lo que ven es lo que está más o menos a la vista cuando uno empieza a hurgar en el proceso económico argentino y ve los números de las cuentas nacionales. Circuló muchísimo también estos días, en los medios de comunicación, información que fue un golpe para el gobierno: la cuenta corriente, que es la diferencia en el movimiento de los dólares que entran y salen de Argentina, tuvo un déficit en el primer trimestre muy superior al que el gobierno se había comprometido a tener con el Fondo Monetario Internacional. Se había comprometido a un déficit de cuenta corriente del 0,4% y se estima ahora que va a estar en torno al 2%; es una diferencia radical y en números concretos, en números absolutos, ya que en el primer trimestre este déficit de cuenta corriente fue de 5.500 millones de dólares, el que si se proyecta en el año y se multiplica por cuatro superaría los 20 mil millones de dólares. Es un número bastante grueso y ha impactado mucho; esto lo ven la banca Morgan y Morgan Stanley, que dicen «cuidado, demos un paso atrás», «esperemos, no cambiemos de calificación» porque este déficit de cuenta corriente no es sostenible en el tiempo. Es importante tenerlo en cuenta.
¿Por qué tenemos este déficit de cuenta corriente? En primer lugar por la diferencia entre las exportaciones y las importaciones (balanza comercial), que cada vez se achica más, y aunque el gobierno sigue teniendo un pequeño superávit comercial, cada vez es menor; se ha reducido ya más de un 80% en lo que va de este año, un 80% comparado con el año anterior. Y cuando uno va a analizar cómo se compone esto se va a dar cuenta que las importaciones, con un tipo de cambio que el gobierno mantiene planchado de manera especulativa y tomando deuda, crecieron al 32% del PBI en mayo siendo el número más alto de los últimos 135 años en la Argentina. Eso es un incremento de las importaciones notable. Algunos dicen lo siguiente: «bueno, no pasa nada, si crecen las importaciones es porque están ingresando desde el extranjero equipos, maquinaria y bienes de capital que permiten un desarrollo del país y si ese desarrollo finalmente se efectiviza generará las condiciones para el repago de esa salida de dólares», «mañana salen dólares pero volverán a ingresar porque vamos a producir mercancías en Argentina que o se exportan e ingresan dólares o se produce en Argentina lo que hoy se está importando, y por lo menos, aunque no provoque dólares nuevos, dejamos de comprar en el extranjero». Pero no es así. Lo sustancial no son bienes de capital. El 75% de incremento en mayo de las importaciones tuvo que ver con bienes de consumo, es decir, productos ya terminados que en muchos casos sustituyen producción local y al sustituir producción local lleva a pérdida de puestos de trabajo y a cierre de empresas. Es decir, no estamos teniendo una capitalización de Argentina, una industrialización del país, una renovación de equipos que ya estaban amortizados sino que estamos teniendo fundamentalmente una lluvia de importaciones de productos terminados, de productos de consumo final.
En mayo, las exportaciones cayeron un 7,4% y las importaciones subieron un 29%. Es decir, que si esto se mantiene mes a mes ya tenemos caída de exportaciones, cosa que no ocurría en el pasado -estamos hablando siempre con respecto el año anterior- y un crecimiento de las importaciones. Por lo tanto se puede esperar que el superávit comercial termine siendo cero en el transcurso de este año. Entonces es muy importante tener en cuenta esta situación del comercio exterior de Argentina, que explica en muy buena medida el déficit de la cuenta corriente.
Otro fenómeno que explica el déficit de la cuenta corriente es el turismo, que es deficitario. ¿Por qué? Por el tipo de cambio planchado que Argentina tiene, insisto, de manera especulativa, hay una salida de turismo y una restricción del turismo que ingresa, y eso es un hecho importante. Muchos han hablado, en este sentido, de la cantidad importante de hinchas de River y de Boca que hubo en el Mundial de Clubes. Pero ese desbalance del turismo es muy claro y no se puede remediar, por ejemplo con Vaca Muerta y compañía porque los ingresos que aún tienen por ese lado de dólares son pocos.
Tengamos en cuenta, y esto es muy importante, que este déficit de la cuenta corriente se está dando en un semestre en el cual en Argentina históricamente ingresan más dólares porque se liquida la cosecha gruesa. Y este mes todavía es más valioso tener en cuenta eso -el mes de junio- porque vencía la modificación de las retenciones que había establecido Milei; a partir del 1 de julio vuelven a subir las retenciones y el gobierno había establecido esa diferenciación para obligar a los exportadores a liquidar. Y, sin embargo, vemos acá que tenemos una caída de las exportaciones.
¿Qué ven también la Morgan Stanley y el JP Morgan? Ven que Argentina no puede renovar su deuda. Y ocurrió un hecho que también fue muy comentado en los medios: cuando hubo un vencimiento de deuda en pesos y el gobierno fue a intentar renovarlo, solamente pudo renovar el 59% de los vencimientos; llevado a plata estamos hablando de que se vencían 10 billones de pesos y se renovó un poquito menos de 6 billones. Uno puede preguntarse «che ¿no será que no se habrá renovado porque la tasa de interés que se ofrecía era muy baja?». No, la tasa de interés oscilaba entre el 2,34% y el 2,88% mensual, el índice de inflación estuvo muy por debajo de esto y el gobierno estima que la inflación va a bajar al 1% en los próximos meses; estamos hablando de una tasa que en algunos casos duplica la inflación, y, sin embargo, a pesar de que es una tasa muy alta, no se logró la renovación de la deuda. Ya no es solamente una calificación internacional, no es solamente un consejo del JP Morgan.
Entonces tenemos una situación financiera de crisis porque al gobierno le faltan dólares. No logra acumular, como se había comprometido con el Fondo Monetario Internacional, reservas en el Banco Central. Y el semestre que habitualmente deja muchos más dólares que el segundo semestre, que siempre es deficitario, no ha concluido de esa forma. Entonces se abre un gran debate sobre la sostenibilidad que tiene el tipo de cambio en Argentina y las presiones devaluatorias, ya que se van a incrementar en el próximo período cuando se deje de liquidar ya la cosecha porque se liquidó.
Ahora, ¿Qué pasa con la llamada economía real? Acá hay una relación muy directa, porque la economía está en una etapa, si no podemos decir de recesión, claramente de estancamiento. Repasemos números: en marzo la economía cayó en relación a febrero un 1,8%. Es importante este año seguir la relación de la economía con el mes anterior y no tanto con el 2024, porque en 2024 hubo un verdadero derrumbe de la economía. Entonces importa el mes anterior para ver si la economía crece o no. En marzo cayó contra febrero un 1,8%. Cuando salió este dato, el gobierno dijo lo siguiente: «No me corras con marzo porque marzo es un momento de presiones devaluatorias, hubo que ir al Fondo por toda una campaña que hizo la oposición, no me importa marzo, fue una coyuntura muy específica». ¿Qué pasa en abril? En abril creció un poquito, 1,1% en relación a marzo, pero cuando vamos a mayo vemos que en relación a abril cae el 0,2% -números de Ferreres, que sigue habitualmente la secuencia de la economía. Cuando uno toma el trimestre hay una caída, es decir que tenemos una caída de la economía. Todavía no es un derrumbe, pero tenemos una caída. ¿Qué pasa con el consumo? ¿Qué dice Came -que tiene los comercios medianos y pequeños-? Dice que mayo de 2025 cayó en relación a mayo de 2024, pero mayo de 2024 había caído siete puntos en relación a mayo de 2023. Y no solamente hay una caída del consumo, también tenemos una desigualdad en el consumo; esto también es importante porque la caída no es igual para todos. En el decil más alto de la pirámide creció 13 puntos y en el decil más bajo bajó 12 puntos. El de arriba consume más y el de abajo consume menos. Por lo tanto, la caída se concentra en el sector de los trabajadores y los sectores populares. ¿Y esto por qué pasa? Por varios fenómenos. El primero es el salario. La clave está en que el salario no es un motor de la economía, está yendo para atrás. Hasta mayo, la inflación acumulada fue del 11,6% -estamos hablando siempre de 2025. Y las paritarias cerraron así: transporte de pasajeros 3,4%, textiles 5%, sanidad 5,3%, alimentación 5,8%, gastronómicos 6,4%, construcción 7,2%, camioneros -el gran sindicato de Moyano- 7,6%, metalmecánica -el Smata- 7,8%, seguros 8% -el dirigente del seguros sería el nuevo secretario general de la CGT-; calzado y comercio también quedaron por debajo de la inflación. Aceiteros emparda con el 11,6% y se supone que es la mejor paritaria. Entonces tenemos una caída del salario en relación a la inflación si uno toma los números del año 2025; todavía los números de junio no los tenemos. El salario no puede impulsar el consumo porque cae, y el crédito, que había sido otro motor del consumo y por eso siempre se decía «crecen los productos de bienes durables pero caen los del supermercado», empieza a estancarse. Fue algo elemental que en su momento se discutió tantas veces en el socialismo. Hay un texto de Rosa Luxemburgo discutiendo con revisionistas que decían que el crédito podía superar la tendencia a la sobreproducción bajo el capitalismo porque ampliaba la capacidad de consumo. Rosa decía «che pero hay que pagar la cuota», o sea, hay que pagar la tarjeta de crédito y el consumo de este mes compromete el consumo del siguiente. Entonces ahora tenemos que empezar a pagar la cuota de lo que consumimos y ya estamos teniendo una tendencia a que se estanca el crédito, a que crece la morosidad en el pago de las cuotas y al crecimiento de los cheques rechazados en las empresas. Es decir, este problema no abarca solamente a las familias sino también a las empresas.
Por otro lado, también tenemos un crecimiento de la desocupación, algo que ya habíamos visto el lunes pasado: subió al 7,9%, lo que equivale a 1.800.000 personas sin trabajo. Y la desocupación se mide de una manera muy peculiar (si trabajas un día de la semana o una hora en la semana, no sos considerado desocupado). En este marco empiezan a crecer las economías de aplicaciones, que disimulan la desocupación. Cuidado con esto porque mañana todo el mundo va a manejar un Uber digamos… ¿Y a quién llevas? No hay una creación de valor en una economía de aplicación, solamente vos podes llevar a más gente en tanto haya más trabajo y más salario. Si todo el mundo tiene que recurrir a un sobretrabajo en una economía de aplicación, eso va a tender a cero, cosa que ya empieza a pasar también.
Entonces tenemos una caída de consumo, del salario y una economía que tiene en el sistema financiero una crisis y una crisis en el repunte económico (que no es tal porque hay una tendencia a la recesión). ¿Entonces, cuál es la la situación que tenemos que enfrentar los trabajadores?
Bueno, la crisis económica ya tiene algunas manifestaciones en el plano político. En las elecciones que hubo Milei no logró concretar su pronóstico de que iba a arrasar. No pasó en las elecciones de Formosa, no pasó las elecciones de la provincia de Santa Fe. Es decir que es un sistema político que también está, por lo menos, con muchos signos de interrogación, y para los trabajadores el gran desafío es salir a luchar, no creer que este es un sistema fuerte; sus bases no son sólidas, son bastante endebles, y pueden, por lo tanto, mediante una acción histórica, derrotar a este gobierno hambreador.
03/07/2025 a las 11:40 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Con detenciones y allanamientos, Bullrich y Espert desataron el horror show de la persecución política
Irina Hauser
Página/12
3 de julio de 2025
El Ministerio de Seguridad, a través de la Policía Federal, y la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado, desataron un show de allanamientos y detenciones en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires a pedido del diputado libertario José Luis Espert, para quien sus opositores solo merecen «cárcel o bala», como suele decir. La cacería incluyó la detención de cuatro personas que a última hora de este miércoles permanecían incomunicadas, que se suman a Alexia Abaigar, quien lleva una semana presa, ahora alojada en el penal de Ezeiza. Todo este despliegue es producto de una denuncia de Espert por un pasacalle con un insulto colocado frente a su casa en Beccar y bosta desparramada en la vereda. En una conferencia de prensa convocada por el bloque de Diputados de Unión por la Patria, el rector de la Universidad de Lomas de Zamora, Diego Molea, y el presidente de los colegios de Abogados de Quilmes y de la Provincia de Buenos Aires, Bienvenido Rodríguez Basalo, denunciaron la «ilegalidad» de las detenciones, por lo que reclamaron la libertad de las/los encarcelados. Hablaron sus familiares y describieron operativos violentos, totalmente fuera de lugar, que incluso se replicaron en viviendas de otros parientes, en una especie de cadena del terror.
«¿Abuso de poder?»
«Mi vieja es una militante barrial, que escucha a cualquiera que se acerque y que le pide una mano. Mi vieja es Eva Mieri», dice Marcos, su hijo, y se le quiebra la voz. Mieri, de 40 años, es concejala del Partido Justicialista en Quilmes y fue detenida tras un allanamiento en su casa. Hubo otro allanamiento en su oficina en la Municipalidad. La policía le secuestró el teléfono, una computadora y ropa. «Aunque tengamos miedo, estamos acá, la lucha sigue», convocó el joven a quienes lo escuchaban y rompieron en aplausos. «Fue un día muy terrible. No es fácil despertarse con golpes de un operativo de diez o quince policías», relató Fernando, «compañero de vida y de militancia» de Eva. «Somos militantes políticos, no nos escondemos, no nos doblegamos, y no vamos cambiar nuestra elección de vida. Somos adversarios, no somos enemigos», reflexionó. Señaló a Espert como «un diputado que es la expresión misma de la violencia y de la intolerancia» y pidió la libertad de los detenidos «a quienes organizaron este circo».
De la difusión de las nuevas detenciones se había ocupado horas antes el Ministerio de Seguridad, que encabeza Patricia Bullrich, que distribuyó a modo de humillación fotos de las personas esposadas, algunas con un escudo policial de fondo, acompañadas de personal de la División Unidad Operativa Federal de San Isidro (DUOF) de la Federal. La propia ministra compartió en su cuenta de «X» una foto de Eva Mieri recién apresada. «La concejal tira caca, detenida», se regodeó. «Ella y todos sus cómplices ya lo saben: las hacen, las pagan», agitó su frase de cabecera. Un comunicado de su cartera informaba que la jueza Arroyo Salgado había ordenado las detenciones por supuestas «amenazas» a Espert, «publicadas en las redes sociales y un ataque vandálico ocurrido el pasado 17 de junio en su domicilio». Señalaba que los procedimientos se habían realizado en Quilmes, Florida, Villa Martelli e Ingeniero Maschwitz.
Alexia Abaigar fue la primera detenida, hace ya una semana. Una de las excusas para negarle la excarcelación –como pidió Espert– es que podría entorpecer la investigación. El planteo es que se investiga a un supuesto grupo organizado en delitos que atentan contra el orden público y había que ubicar al resto de los integrantes. En su caso, es especialista en comunicación en temas de Género, funcionaria en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades bonaerense, y profesora de yoga entre otras cosas.
Mieri, en tanto, es egresada de Ciencias Sociales de la Universidad de Quilmes, donde comenzó su militancia. También están detenidas Candelaria Montes Cató, de 24 años, de Escobar, militante de La Cámpora desde los 17 años e hija mayor de una familia de trabajadores de la educación; y Aldana Muzzi, de 45 años, trabajadora social y psicóloga social de Villa Martelli. El quinto detenido es Iván Díaz Bianchi, de 22 años, quien estudia fotografía y trabaja en el ámbito de la salud. Estuvo en Bahía Blanca para ayudar a las familias que perdieron todo en las inundaciones.
«Estamos en un país donde no rige el Estado de Derecho», abrió la conferencia por la tarde Molea, quien fue consejero de la Magistratura y presidió ese cuerpo. Describió irregularidades en los procedimientos, como el impedimento para que ingresara un abogado a la casa de Mieri en ese momento, además de que se hizo sin presencia de personal del juzgado y que se allanaron viviendas, dijo, de otros familiares como «la madre y el hermano». Advirtió sobre la ilegalidad de las detenciones, sin peligros de fuga o entorpecimiento que las justifiquen. «Tienen que liberar a estas personas», advirtió. «¿De verdad Espert se sintió amedrentado porque le tiraron caca en la vereda?», se preguntó. Y recordó insultos y agravios del diputado, con algunos ejemplos, como el que le dedicó a Florencia Kirchner en la Universidad Católica donde fue abucheado. «Se están corriendo límites, no pensamos que nadie se atrevería a tanto», señaló el abogado. «¿No hay abuso de poder?», insistió. Dijo que evalúan hacer denuncias por el procedimiento adoptado.
La construcción del show
Alexia fue detenida la semana pasada junto a su mamá, Eva Pietravallo, quien relató junto a otros familiares que las tuvieron las primeras 48 horas incomunicadas, también entre sí, en calabozos distintos. La joven había sacado cédula azul de su auto para su mamá y para su expareja, que también estuvo detenido algo más de dos días. Todo es porque el auto de Alexia estaba cerca de la casa de Espert. Con esa lógica, todos fueron allanados, y según contó Eva, psicóloga, fueron de a «muchísimos policías», la esposaron, le quitaron el celular y la maltrataron. Contó que cuando estaban en el juzgado el abogado Daniel Llermanos preguntó a la jueza qué les imputaban. «Ella mirándome a los ojos, dijo ‘es la descripción de los hechos», recordó entre sollozos.
Llermanos relató a Página/12, otra escena dentro del juzgado que lo dejó perplejo. «Todo parecía un trato muy cordial cuando estaba acompañando a Alexia. La jueza nos convidó chocolates Lindt, y después la dejó detenida en una cárcel federal, sin ninguna contemplación respecto de la enfermedad y la situación. Las respuestas contradijeron esa dulzura», contó. «A mí no me dejaron participar de las pericias que hizo el Cuerpo Médico Forense este miércoles en el Palacio de Tribunales, donde además la trasladaron no solo esposada sino encadenada al piso de la camioneta. El procedimiento ha sido revulsivo», detalló.
La mamá de la Alexia contó la misma escena del encadenamiento, que le había descripto la chica en una comunicación que pudieron finalmente tener. Además de que la «sacaron violentamente» de donde estaba alojada sin decirle adónde iba. Contó algo más: en uno de los traslados, llevaba puesto un buzo con capucha. La policía esperaba afuera para fotografiarla. La hicieron entrar y salir varias veces, como si fuera una sesión de fotos. «La persona encargada de las fotografías en un momento dijo ‘¡Con la cara tapada no! ¡Que se le vea la cara!’. Mi hija estaba muy angustiada», narró con espanto. Llermanos precisó que «la persona encargada, jefa del operativo, decía que regresen para repetir las fotos. Se llama Andrea Espósito».
Cecilia, hermana de Aldana, otra de las detenidas, comentó que le hicieron exactamente lo mismo, en este caso con un video. «Esta mañana nos despertaron con un allanamiento, mi hermana es madre de cinco hijos yo tengo dos, fueron horas y horas de revisar todo, hasta que se la llevaron y no contentos con esto la sacaron por primera vez y la volvieron a entrar para volver a hacer el video. No es una terrorista, es una hermana, madre, hija, se la llevaron por ser mujer y peronista», dijo con firmeza. Al papá de Iván se lo vio afligido: «La idea es darnos miedo. Pido que salgan rápido de ahí. Estamos en estado de desesperación».
Delitos que invoca la jueza
Rodríguez Basalo, representa a Eva Mieri, aunque habló en nombre de todos y explicó que Arroyo Salgado convirtió «una tira de caca» en un delito que está previsto en el artículo 213 bis del Código Penal que dice: «Será reprimido con reclusión o prisión de tres a ocho años el que organizare o tomare parte en agrupaciones permanentes o transitorias que, sin estar comprendidas en el artículo 210 de este código (asociación ilícita), tuvieren por objeto principal o accesorios imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor, por el solo hecho de ser miembro de la asociación». Explicó que es «uno de los delitos que afectan el orden público» y que la aplicación que le da la jueza «no tiene nada que ver» con la finalidad con la que fue establecido por el Congreso. La magistrada sumó dos delitos más, que surgen de la resolución donde rechaza la excarcelación de Abaigar: amenazas y violación a la ley antidiscriminatoria.
El titular del Colegio de abogados bonaerense sostuvo, además, que «un diputado no se puede sentir amedrentado por un pasacalle». «Nos preocupa el exceso punitivista, la aplicación de las prisiones preventivas no como una excepción sino como la regla. La regla es ‘te detengo’. ¿Alguien me puede decir estos cinco imputados, en que podían entorpecer, fugarse, para que no les sea concedida la libertad? OJalá estos casos sirvan para dar vuelta este punitivismo para perseguir a quienes piensan distinto», planteó.
La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, denunció por su parte que “estamos viviendo una dictadura en democracia, no hay delitos es persecución política”, y remarcó que “no tiene ninguna lógica jurídica lo que están haciendo. Solo los mueve el odio”. “Pusieron bolsas mortuorias con nuestras caras en Plaza de Mayo, encontraron mochilas con molotov frente a la casa de Cristina, me dejaron UNA BALA en la casa que comparto con mi hija, y vivo diariamente con amenazas a mí y a mi familia. Por todo esto no sacaron ni un oficio”, recordó.
Organismos de derechos humanos se sumaron al pedido de libertad y en un comunicado señalaron: «El Partido Judicial, que detiene y proscribe a Cristina Fernández de Kirchner, es el brazo civil de la persecución política de un gobierno criminal y cruel con su miseria planificada, odiador y violento con quienes no compartimos sus ideas y menos sus formas. Esta persecución es el complemento de una nueva gestión de Patricia Bullrich como brazo armado del hambre. La misma ministra que salió a defender al gendarme Héctor Guerrero después de haberle disparado a matar a Pablo Grillo, quien sigue luchando por su vida. Mientras las compañeras y compañeros son perseguidos, Javier Milei, Luis Espert, otros funcionarios y seguidores del gobierno ejercen violencia sobre militantes, periodistas, manifestantes y cualquier persona que cuestiona lo que está pasando en nuestro país sin tener ningún tipo de sanción, incluso para quienes ejercen cargos públicos. Sin libertad política, la democracia está más que en peligro».
03/07/2025 a las 11:45 AM
LA ARGENTINA POLÍTICA: ENFOQUES
Un límite al odio: Espert fue repudiado y denunciado en pleno debate de Diputados
Paula Marussich
Página/12
3 de julio de 2025
La violencia discursiva de José Luis Espert encontró finalmente un límite en la Cámara de Diputados. Acostumbrado a provocar desde su banca, un estudio de televisión o las redes sociales, esta vez el diputado libertario terminó rodeado, increpado y desbordado por un bloque que venía acumulando bronca. La gota que rebasó el vaso fue la detención arbitraria de la militante Alexia Abaigar y de cuatro militantes peronistas por poner un pasacalle y tirar bosta frente a su domicilio. Las imágenes del operativo desproporcionado, el traslado a Ezeiza, el regocijo libertario, la incomunicación y los allanamientos violentos detonaron los ánimos del kirchnerismo y marcaron un punto de quiebre en el recinto.
Espert, conocido por su latiguillo “cárcel o bala”, preside la Comisión de Presupuesto, aunque la mantiene paralizada desde hace meses. Cualquier proyecto que amenace el Excel del gobierno libertario queda automáticamente cajoneado. Pero esta vez, el malestar excedió la disputa estrictamente legislativa. Los diputados de UxP buscaron ponerle un freno político a una escalada represiva y verbal que no se detiene y que se vio reflejada dentro y fuera del Congreso como cada miércoles.
La diputada Luana Volnovich abrió la sesión con una cuestión de privilegio contra la ministra Patricia Bullrich y el propio Espert. “En la Argentina hay presos políticos”, denunció, y comparó el accionar judicial con la inacción frente al atentado contra Cristina Fernández de Kirchner. “La Justicia no siempre actúa igual. En 2009, el presidente del bloque de nuestro espacio fue atacado por veinte chacareros con bosta, destruyeron su auto, y la Justicia Federal no intervino. Ese es el mensaje disciplinador”, afirmó.
Bullrich, lejos de calmar los ánimos, se burló en X de la detención de la concejala de Quilmes Eva Mieri: “De día, concejal de Quilmes. De noche, planificaba y ejecutaba ataques a opositores y sus familias”, escribió.
El episodio escaló con rapidez. “Estamos hartas. Van a tener que abrir un pabellón para todas las del pañuelo verde”, lanzó Volnovich. Y remató con dureza e ironía: “Le decimos al diputado Espert que, si es tan machito y tiene síndrome de cosa chiquitita, que venga y nos gane en las urnas”. Espert es el caballito de batalla de La Libertad Avanza para disputar las elecciones en la provincia de Buenos Aires en octubre.
El debate se desbordó tras la moción de Maximiliano Ferraro para reactivar la comisión investigadora del caso Libra. Martín Menem y los libertarios se negaron a tratarla, argumentando que no figuraba en el temario y proponiendo postergar su discusión. Cecilia Moreau rechazó de plano la postura: “Ustedes quieren interpretar un reglamento y no lo pueden hacer porque se metieron la Constitución en el culo. Se la metieron cuando proscribieron y encarcelaron a la dirigente política más importante de la Argentina”, lanzó con vehemencia.
La presión sobre Espert fue en aumento. Según reconstruyó Página/12, lo que terminó de detonar la reacción de varios legisladores fueron una serie de comentarios fuera de micrófono —pero audibles— que el diputado libertario hizo sobre la detención de Eva Mieri. Las expresiones fueron consideradas provocativas.
En ese clima tenso, varios diputados de UxP se dirigieron hacia la banca de Espert, ubicada en el sector derecho del recinto. Las imágenes, registradas y difundidas por Fernando Iglesias, muestran a Paula Penacca, Vanesa Siley, Mario Manrique, Lorena Pokoik, Roxana Monzón, Tomás Ledesma y Florencia Carignano increpando al diputado libertario. El cruce incluyó gritos y gestos con Nadia Márquez, Juliana Santillán, Nicolás Mayoraz, Gabriel Bornoroni y Lisandro Almirón. La discusión que casi termina en golpes fue entre Penacca y Monzón (UxP), quienes se enfrentaron con Santillán (LLA).
Martín Menem, presidente de la Cámara, apenas intervino para contener el escándalo. La sanjuanina Nancy Picón Martínez solicitó el cierre de la sesión, y Menem finalmente la dio por concluida. En medio del revuelo, Espert aprovechó la salida de un taquígrafo para disimular su retirada y huyó del recinto.
Al caer la noche, con el ambiente aún caldeado, Paula Penacca respondió a Espert desde sus redes, luego de que el legislador difundiera un video del cruce con Carignano acompañado del mensaje “esto es el kirchnerismo”. Penacca retrucó: “Sos un cobarde. Te hacés el duro por la tele, pero no soportás las reacciones lógicas frente a tu violencia”. Y agregó con una chicana: “Ni ganas de laburar tenés. Hoy te obligamos a abrir la comisión por el Garrahan y las universidades. Bancátela”.
No es la primera vez que Espert enciende la mecha. A principios de junio, durante una charla en la Universidad Católica, insultó a Florencia Kirchner. Sus palabras fueron repudiadas incluso por parte del auditorio, que advirtió el nivel de violencia simbólica que destilaba su intervención.