Por Luis Tonelli.-
El chiste fácil del viaje del Presidente a la reunión del G20 dice que cuando Macri se encontró con empresarios y les que pidió que inviertan en la Argentina, ellos le respondieron “Estos occidentales siempre confunden a los orientales: nosotros somos chinos; los kamikazes eran japoneses!”.
El deseo de que inversiones a granel desembarquen en nuestro país no es solo aspiracional para el Gobierno actual ni un medio para llegar con las cuentas a fin de mes. En realidad, conseguirlas en su cantidad necesaria y mantener su flujo debe ser una política de Estado ya que implica nada más y nada menos que dejar atrás una historia cíclica de décadas de crisis y recuperación inestable.
Cada Gobierno ha hecho de las suyas, pero no son solamente errores y corrupciones lo que está detrás del “fracaso” argentino por consolidar un desarrollo sustentable. Es la misma sociedad argentina y sus instituciones (no sólo la debilidad de ellas) las que incentivan que pasemos sin solución de continuidad del “populismo de la soja” al “populismo de la deuda”. O sea, crecemos vigorosamente rebotando después de una crisis gracias a utilizar la capacidad ociosa instalada. Nos hacemos de los dólares esquilmando al agro, y cuando se nos acaban, vamos por la deuda.
Los modelos económicos parecieran en las antípodas. El problema es el mismo: la falta de competitividad y productividad para hacernos de las divisas suficientes para bancar nuestro apetito insaciable por los dólares (ya sea en billetes para cuentas en Panamá o más modestamente para los “Colchón Papers”), pero fundamentalmente en especies.
O sea, pantallas planas y celulares de Tierra del Fuego que fabricados en China son desarmados por una empresa china, para que sean luego ensamblados en nuestra gran isla austral, con una calcomanía que dice “Made in Argentina”, porque lo único argentino es la calcomanía. O automóviles de nuestra orgullosa industria automovilística compuestos en un 60% de partes importadas y qué aunque los exportemos todos, revientan nuestra balanza comercial. Y qué decir de la energía, que viajaba en barcos venezolanos para abastecer a argentinos en pata en pleno invierno y con la ventana abierta como termostato frente a los aires acondicionados en calor al mango.
Populistas no son los gobiernos solamente: populista es la sociedad argentina en su conjunto. Así tenemos un populismo de abajo, pero también un populismo de clase media -que ha hecho todo para evadir impuestos y usufructuar subsidios innecesarios- y ni que hablar del populismo del Palacio Duhau, en el que se reparten entre ocho lo mismo que se distribuye entre pobres y marginales. El Gran Juego Nacional consiste en manotear el dinero que se tira desde el helicóptero del Estado, y algunos tienen manazas a lo Edmundo Rivero y otros son manquitos. Y cuando la joda se acaba, hay que encontrar otro gil que pague la cuenta. Si en un modelo esos giles son los de “adentro”, en el otro son los de “afuera”, previó cebar la bomba vía crisis. Y este es el problema/ventaja de Mauricio Macri: no ha tenido crisis previa, y por lo tanto la recuperación no es fácil porque ya la vara esta alta y la garrocha es corta.
En el G20 se rezará la letanía políticamente de que los países desarrollados terminen con la flagrante hipocresía de abogar por el libre comercio y subsidiar exasperantemente al agro -tal como CFK los emplazaba por lavar dinero, seguramente porque se consumían todo el jabón en polvo y la obligaban a comprar propiedades a tal punto de realizar de hecho una reforma agraria en la Argentina-.
También se hablará de las bondades de nuestra tierra, de los gay friendly que somos, que tenemos los cuatro climas, que somos europeos exiliados y también orgullosos sudacas, y que Buenos Aires sigue siendo, malrauxanamente y pese a todo, esa capital de un Imperio que nunca existió (aunque ya no creamos que alguna vez exista, ni siquiera como satélite de cualquier otro imperio).
Aunque la visita presidencial al G20 no solo fue jueguito para la tribuna y fotos para el Instagram y el “Feisbus” oficial. Responde a la demanda de la hora: tirar buena onda al mundo para poder endeudarnos todo lo que podamos y así levantar la nariz del avión y sortear con éxito las elecciones que vienen.
Claro que el ciclo de auge y decadencia, como dirían Gerchunoff & Llach, solo podrá ser evitado si se hace lo urgente y lo importante a la vez: no solo conseguir dólares sino cambiar el juego del manoteo por el juego de la producción. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)
09/09/2016 a las 9:02 PM
!!! Luis Tonelli…:: ESTUPENDA NOTA…!!! COMO DICE EL DICHO POPULAR… «AL PAN.. PAN… Y AL VINO ..VINO» NADIE EN SU SANO JUICIO VA VENIR A PONER UN PUTO DOLAR EN ESTE PAÍS SI LAS REGLAS DE JUEGO SON PURA JODA…!!! Y ESTOS PEDAZOS DE BAGRES NO SE QUIEREN DAR CUENTA QUE LO ÚNICO QUE PUEDE SALVAR AL PAÍS ES UNA MESA DE CONSENSO NACIONAL… SIN NINGUNA PRETENSIÓN DE HEGEMONÍA ALGUNA…!!! Y DARSE CUENTA DE UNA BUENA VEZ QUE EL VERDADERO ÉXITO ESTA EN EL CAMINO Y NO EN LA META.. ( QUE TIENE QUE SER BIEN DISTANTE) PARA QUE LA PATRIA SE CONSOLIDE DE UNA BUENA VEZ…!!! Y SERA JUSTICIA…!!!
10/09/2016 a las 7:55 PM
Excelente. Nota! Que buena puesta en papel de la realidad de nuestro país! Y los relatos de nuestros políticos de turno! Y los medios de comunicación como motores para que el relato lo crea la sociedad! Felicitaciones!
10/09/2016 a las 8:34 PM
EL VERDADERO PROBLEMA
Por CATON 10/09/2016
Las opiniones del Dr. Tonelli , como de costumbre, son altamente atendibles y verosímiles y dignas de agradecimiento por lo ilustrativas que son.
Se me vino a la mente. y creo que se debería recordar un viejo cuento en el que varios países latinoamericanos se apersonaron ante Dios para reclamarle la injusticia con la que asignó a cada uno de ellos sus recursos naturales, reclamándole que a la Argentina le había beneficiado en demasía; a lo que Dios les contestó: “Ne se preocupen que para equilibrarlos a todos a la argentina la llené de argentinos…”
De tanto escuchar que Dios era argentino terminamos creyéndonos que éramos lo más, que “estábamos condenados al éxito”; y que por lo tanto no debíamos esforzarnos mucho, ya que Dios estaba con nosotros.
Efectivamente Dios fue generoso con nuestro país pero poco meticuloso con sus habitantes y así nos fue, y nos va, a lo largo de la historia. Siempre un pequeño grupo de élite trabajando para engrandecer al País, luchando, literalmente, a brazo partido para dejar como legado un país digno de ser vivido; en paz y libertad, sin dominación por parte de ningún país advenedizo. Algunas cosas las supimos conseguir: la paz con los enemigos externos la alcanzamos; no así con los enemigos internos de la patria. Y aún seguimos luchando con nuestros propios fantasmas. Somos prisioneros de nuestra soberbia: de nuestra indolencia; de nuestro permanente estado de adolescentes; de nuestras ansiedades, de nuestro poco apego al trabajo, y ni que hablar del esfuerzo necesario para construir un éxito. Un lugar destacado para la “viveza criolla” que tanta inquina nos hizo ganar en todo el mundo.
Generamos todos nuestros problemas, y pretendemos que se solucionen por simple estado de gracia; más rápido que pronto y sin esfuerzos. Pretendemos que vengan los de afuera a invertir cuando nosotros mismos tenemos tal desconfianza en nuestro propio país, que tenemos todo un PBI guardado en el exterior y algo más en nuestros colchones, obviamente todo en manos de los “patriotas” que se sacrificaron por el país.
Vivimos embelesados por la seguridad jurídica, que la logramos con los Oyarvides, y otros muchos jueces que ni siquiera son dignos de figurar en una servilleta, sino más bien de otro papel que se destina a otros menesteres, que mejor no nombrar para no herir susceptibilidades.-
Pregunta: ¿Cómo es posible que luego de perder la guerra en Vietnam, en un tiempo no demasiado largo, los capitales llegaron y ayudaron a reconstruir un país totalmente devastado?; ¿cómo es que llegaron a la China comunista, y la transformaron en una potencia económica, aún siendo un enemigo potencial?.
Más acá en el tiempo, ¿acaso los capitales no están siendo invertidos en Cuba, totalmente comunista, y sin otro atractivo más que el turismo y algunas pocas actividades que prometen ser rentables? ¿Será que tenían y tiene más seguridad jurídica que la Argentina?¿No será que deberíamos analizarnos, lo más profunda y honestamente posible, y ver qué nos pasa, porqué nos dejan de lado en cuanto es necesario demostrar un cierto grado de seriedad?
Todo el mundo se ha desgañitado con la llegada del segundo semestre, todo porque lo que debió haber sido tomado como un eslogan esperanzador, se transformó en la verdad revelada, y se salió a sostener cuanta estupideces se nos vino a la cabeza; criticando y haciendo política destructiva, como gallardamente corresponde; como si el desbarajuste económico que supimos construir entre todos, sin excepciones, se pudiera resolver en seis meses, sin costos y sin sacrificios. Nos olvidamos de los ciclos de la economía, que es la administración de los recursos escasos, y que en algunos casos no son escasos sino prácticamente inexistentes para los argentinos, como la honradez, la decencia; la honorabilidad y la contracción al trabajo. La verdad es que viendo todo lo que nos pasa, nos hace pensar y sentir que somos permanentemente estafados por todos los políticos de turno (de todos los turnos en realidad) y estamos nuevamente a un tris de volver a gritar “que se vayan todos” porque dan vergüenza ajena y propia.
Por si fuera poco estamos al borde de enfrentar una acción de sedición, contra el poder constituido, por el simple hecho de que la banda de delincuentes que nos gobernaron no quiere ir presos y devolver todo lo que se robaron, Pareciera que la única solución sería el rifle sanitario, para evitar que la infección se transforme en epidemia.
Que Dios en su infinita misericordia nos asista.