Por Italo Pallotti.-
En esta Argentina nuestra, las sorpresas son el nutriente de cada día. Sin ellas, la vida sería monótona, casi aburrida. Pero hay algunas que por su trascendencia retumban en la conciencia colectiva, con la sonoridad de un cañonazo. Difícil sustraerse. Porque traen implícitas reacciones que conmueven, con carácter de impacto emocional, hasta aquellos qué por costumbre, o medio terapéutico, suelen estar al margen de todo. Son los que la rutina de las noticias los obnubila, los distrae, tantas veces, aunque más no sea de ese mundo chiquito a los que los hace transitar su propia ignorancia. Esta semana, no fue la excepción de las noticias rimbombantes. Y todo el mundo, hasta el distraído de lo cotidiano se vio atrapado por un tsunami informativo. Finalmente, luego de tantos años, la condena por corrupción tocó la puerta de Cristina Fernández de Kirchner. Es novedad, no. Era esperado, quizás; porque entre la realidad y el mundo de la política y la justicia, a veces, aparecen episodios que curiosamente se entrelazan.
La sentencia de la SCJ ha producido en el cuerpo social una reacción que viene a alimentar la aparición de una nueva grieta (por si ya no hay otra gigante). Bien visto, esto no es solo un problema de esta Sra. La condena que la involucra por “administración fraudulenta” y la llevará a prisión y a la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, es un cachetazo a la República. Y esto porque también ha defraudado a quienes confiaron por dos veces votándola como Presidenta y una como Vice. Y todos y todas (si prefieren así) aquellos ciudadanos/as que, sin votarla, debieron soportar una manera contra natura del manejo de las cuestiones serias e impostergables del Estado. Nada que reclamar en unos, o festejar en otros por el fallo. Ese día fue de luto para la Democracia del país. Cristina, no es una ciudadana del llano. Representó al pueblo aquí y afuera; mientras pesaba sobre sus espaldas la sanción que un día (tarde, pero al fin) debía llegar. Y en tanto, su “personaje” creado a imagen y semejanza de sí misma no tuvo ningún atisbo de vergüenza para cuidar las formas, el estilo. Éste creado a instancias de una feligresía militante, una liturgia chabacana y torpe que supo conquistar (aún hoy) con una rara mezcla de fe y fanatismo que se arraigó con un discurso en el que se conjugaron una verborragia chillona, y tantas veces mal hablada, que conquistó a “su” público a niveles de obsecuencia y crueldad, invariablemente. Virtud y vileza, para encender pasiones. Adictos a un culto innoble. Perverso y engañoso. Casi de ficción. Porque la brutalidad de procederes del militante fanático visceral que destruye el raciocinio, se motoriza para torpedear la paz del prójimo. Y en esto la Sra. tiene una inmensa culpa, pues su encendido discurso y su alineamiento ideológico prostituye la conciencia de ese seguidor con malsana intención para el daño. Con solo interrogar a los vecinos de ese vergonzante balcón que deben soportar tanta tropelía, hasta la menos imaginable (defecar, orinar, maltrato vecinal) encontraremos la respuesta para ubicar al y los culpables de tanta canallada. Y la pregunta que subyace de inmediato: los medios de seguridad y la Justicia qué hacen para impedir semejante despropósito. Por eso, repito, la República cruje en sus cimientos. La Patria llora por tanta ignominia. El honor para ellos es solo un resabio de una moralidad truncada por el odio.
El bochorno del espectáculo, ya en carácter de vergüenza mundial, desde “su balcón” (siempre tuvo uno a mano), ahora como condenada, sorprende, produce desazón y miedo. El grupo convocado para la ocasión enrolado en esa caterva de impresentables en la misma frecuencia, llena de interrogantes sobre los porqué de semejante nivel de fanatismo y frenética adhesión. ¿Acaso desconocen los fundamentos del fallo de fiscales y jueces?. ¿Y la propia historia del personaje de marras?. Los mensajes, tristemente, inducen luego a reacciones irracionales, como por ejemplo el ataque al medio TN de un modo transgresor y salvaje que produce angustia y dolor. Es de suponer que la Justicia, de nuevo, volverá a abortar semejante desatino en el futuro, que según sus artífices promete seguir a como dé lugar. Todo el resto… si va con tobillera, si en cárcel o en su departamento, si con custodia propia o ajena, si recibe a dirigentes o no, si hará show en Comodoro Py, si seguirá con sus bailes balconeros, si es una privilegiada, frente a los delincuentes comunes, si recurre a la Corte Interamericana, si “volverá y será millones”, si va la peluquera y la maquilladora, es parte de un anecdotario popular para sustentar el “circo” que la tiene como experta. Lo cierto, yendo a su condena, es que ya no tiene retorno, como se dice en el título: “¡Era hora!”
13/06/2025 a las 10:24 PM
LA POROTA BAILANDO LA CONGA EN EL BALCON, ES UNA BURLA A LA POBLACION DECENTE Y TAMBIEN A LA JUSTICIA.
TERMINEN CON LA PAYASADA Y QUE VAYA PRESA A UN PENAL DEL INTERIOR,
DONDE TENGA EL AISLAMIENTO QUE LE CORRESPONDE POR SU CONDICION
DE CHORRA DE LA NACION ARGENTINA.
SER EX PRESIDENTA NO DA DERECHOS, ES UN AGRAVANTE MUY SERIO, PARA
OTORGARLE LA DOMICILIARIA A ALGUIEN QUE BAILA EN EL BALCON.
14/06/2025 a las 11:06 AM
Espero que la muchachada libertaria no emule la payasada cuando al javo lo lleven al Borda.