Por Carlos Tórtora.-

En el revuelto entorno de Javier Milei, la última novedad es que Karina encabezaría una ofensiva contra Santiago Caputo acusándolo de acercarse al grupo Clarín. La cuestión no es menor, porque un socio de Caputo, Rodrigo Lugones, preside el ENACOM, que es el organismo que debe aprobar o desaprobar la compra de Telefónica por Clarín. El conflicto entre ambos se extiende hasta en la provincia de Buenos Aires, donde Caputo lanzó Las Fuerzas del Cielo para mellar, con Agustín Romo y el gordo Dan -Daniel Passerini- el armado territorial de La Libertad Avanza que dirige Sebastián Pareja.

La guerra entre las figuras más poderosas del gobierno se da en un contexto singular. Ambos están seriamente sospechados por actos de corrupción. Karina ya está siendo investigada por la justicia de los EEUU por ser la jefa de una organización que comercializa las audiencias y no pocos actos de gobierno del presidente. Esto además de ser una de las principales gestoras de la estafa del Criptogate. Santiago Caputo, por su parte, está sospechado por sus negocios con la familia Neuss y Gabriel Romero para que éste mantenga el gran negocio del balizamiento de la Hidrovía. La licitación de la Hidrovía se anuló recientemente en medio de un gran escándalo.

Esto permitiría que Caputo consiga su objetivo: que Romero y Jan de Nul sigan gerenciando la Hidrovía.

De perfil bajo, alguna poderosa razón hizo que Caputo pasara a exponerse políticamente en dos episodios: su irrupción en la escandalosa entrevista de Jonatan Viale con Milei y la agresión a Facundo Manes en el Congreso.

Con final abierto

La batalla entre Karina y Caputo es, como tantas cosas de Milei, un dato inédito en la historia política Argentina. Es un enfrentamiento entre dos poderosos que, formalmente, ni siquiera integran el gabinete presidencial. El poder de ambos no reside en sus construcciones políticas, porque no las tienen, sino en funcionar como prolongaciones de la figura presidencial.

Como ocurre con el propio Milei, el desenlace de Karina y Caputo es difícil de pronosticar. Es sabido que el presidente no puede prescindir de su hermana pero todo indica que avanza sobre ella una tormenta internacional que puede llevarla a una situación insostenible. Claro está que, de ser así, significaría que Milei podría estar cerca de su destitución por juicio político. Todo indica entonces que ambos hermanos seguirán juntos hasta alcanzar el éxito o el derrumbe.

El caso de Santiago Caputo es distinto, ya que no carece de cierta muñeca política y es conocida su estrecha relación con el kirchnerismo. Pragmático, los movimientos de Caputo evocan en alguna medida el perfil que tuvo con Raúl Alfonsín Enrique Coti Nosiglia. Pero con una diferencia: Nosiglia era un monje negro de reconocida trayectoria en la UCR, mientras que Caputo es un outsider de la política. No parece entonces que pueda funcionar fuera de la sombra de Milei.

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