Por Carlos Tórtora.-

El tramo final de la campaña electoral porteña muestra que la nueva impronta que Javier Milei le imprimió a la política nacional sigue estando vigente. El líder libertario impuso la polarización extrema como un estilo de hacer política. Ahora, el progresivo avance de Manuel Adorni en las encuestas y el estancamiento de Silvia Lospennato indicaría que la mayor parte del electorado hace suya la opción que publicita La Libertad Avanza: se vota a favor o en contra de Milei. La campaña mediática de Adorni no deja lugar a dudas, porque todos los mensajes van por una cruzada anti K.

Entonces el Pro, como opción intermedia, como una versión moderada de los libertarios, empieza a perder atractivos electorales. El caso porteño es importante entonces no sólo en sí mismo  sino porque puede reproducirse a gran escala en la elección bonaerense de octubre. Se votaría a favor o en contra de Milei y en este sentido la participación de Cristina Kirchner seguiría siendo fundamental, ya que la opción sería  Cristina o Milei. Y esta nacionalización de los comicios es la carta fuerte de la Casa Rosada.

El deplorable episodio del fracaso de la sanción de la ley de Ficha Limpia por el Senado muestra con toda su crudeza que a Milei no le tiembla el pulso a la hora de garantizar que Cristina no sea proscripta, o sea, que pueda competir electoralmente. Y claro que esto va aún más lejos: el gobierno necesita que el kirchnerismo siga gozando de buena salud para poder seguir demonizándolo y obtener así el máximo rédito político.

Se ratifica así la estrategia oficialista que viene dominando el escenario político nacional desde diciembre del 2023: Milei decidió que debe polarizar con el kirchnerismo porque es un enemigo decadente y probablemente perdedor. La sola idea de confrontar con un PJ poskirchnerista asustaría al gobierno.

Los dos ejes

Confrontar con el kirchnerismo y hacerlo mediante una polarización extrema son entonces los dos ejes de la estrategia oficialista. En las urnas porteñas se pone ahora a prueba esta fórmula. Si Adorni sale segundo, el éxito libertario sería más que considerable.

De ser así, la presión sobre Mauricio Macri para que el PRO  bonaerense acepte condiciones humillantes para una alianza con LLA sería entonces insoportable.

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