Por Luis Alejandro Rizzi.-

AÑO DE LA RECONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA

El poder ejecutivo sancionó el decreto 2/25, cuyo artículo 1º dice: “Declárase el año 2025 como el “Año de la Reconstrucción de la Nación Argentina”. (sic)

El artículo 2º dispone que “durante el año 2025 toda la documentación oficial de la Administración Pública Nacional, centralizada y descentralizada, así como de los entes autárquicos dependientes de ésta, deberá llevar la leyenda “Año de la Reconstrucción de la Nación Argentina”.

Los fundamentos empiezan diciendo que “el Gobierno Nacional asumió el compromiso de retornar a los principios bajo los cuales fue sancionada nuestra Constitución Nacional, garantizando la libertad, la propiedad privada y la vida de todos los habitantes de la República Argentina.”

Este decreto no sólo es de muy mal gusto, sino un modo muy primitivo de hacer propaganda y autoponderación superlativa.

El propio Milei se ha burlado de las instituciones de la Constitución, las ha descalificado y ha hecho del DNU un modo normal de gobierno, sin siquiera haber respetado el procedimiento constitucional para su sanción. Desde que asumió gobierna sin presupuesto propio y ha tolerado que su ministro de economía haya dicho que no quiere tener presupuesto para el 2025.

El decreto tiene una falacia de inicio, ya que en todo caso, la reconstrucción nacional debió haberse iniciado el 10 de diciembre de 2023.

El decreto 2/25 tiene otros fundamentos descriptivos sobre la situación en la que estaba el país y luego destaca las obvias virtudes de la estabilidad político-económica y del desarrollo sustentable.

Reitero: este decreto es propio de un régimen despótico como lo es el de Nicolás Maduro, de un tirano de opereta, de un neurótico terminal, o un megalómano, lamentable prólogo para el año que iniciamos.

Un mal estreno que incluso avergüenza a las “fuerzas del cielo”.

UN REPO DE UN MIL MILLONES

Es una modalidad crediticia que consiste en una transferencia con compromiso de recompra, cinco bancos concedieron un crédito garantizado con bonos, por un plazo de 28 meses con costo de un 8,8% anual.

El portal Infobae informó que “la entidad aseguró que la intención es administrar su liquidez en moneda extranjera a un menor costo que el que ofrecían las opciones hasta ahora disponibles y sostuvo que es un paso más para avanzar hacia la eliminación del cepo al dólar sin disrupciones.”

En una palabra, el objetivo es controlar el tipo de cambio dentro de pautas de devaluación decrecientes, que considera correctas, que a la vez “fortalecen el peso”.

El gobierno parecería que de ahora en más autorizaría aumentos de precios, siguiendo pautas que no superen el 1 o 2 por ciento mensual, sin tener en cuenta el nivel de costos, de la oferta de bienes y servicios ni la capacidad de pago de la sociedad.

El mercado queda dibujado.

El tipo de cambio sigue siendo el medio de control de precios de un solo bien, que permite controlar el resto, sin poner una firma.

Esto no es “reconstruir la nación”; es repetir políticas que ya fracasaron varias veces.

EL CONCUBINATO PRO-LLA

El conventillo entre estos dos partidos políticos supera el nivel de guaranguería del burlesque. Concuerdan en la hipocresía; unos como otros protegen o intentan hacerlo a sus sospechosos de corruptos, casualmente titulares de bancas en el Senado y diputados. No los une ni el amor ni el espanto; los une la casta y la corrupción.

En la CABA, da la impresión que ya se jugaron las cartas y el ducado de los Macri, no se negocia.

La provincia de Buenos Aires es un multisainete. Por un lado, el gobernador del medio punto la tiene complicada y el kirchnerismo le está haciendo sentir el rigor de la desobediencia.

Su dilema es “desdoblar o no”.

En el otro bando la cosa no es menos entretenida; todos saben que divididos son menos y que si gana el peronismo o el Kicilofazo, el decreto 2/25 puede convertirse en un triste ridículo.

Fatalmente Cristina y Mauricio Macri tendrán que ser candidatos, ella en la provincia y él en la CABA.

Uno de los dos quedará en el camino, el otro condicionará a Milei.

Una cruel paradoja: en el 2025 llegaría la hora “25” de la política argentina.

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