Por Carlos Tórtora.-

Jorge Macri está a punto de firmar el decreto que desdoblaría y adelantaría las elecciones porteñas para elegir 30 diputados de la Ciudad. De este modo, el Jefe de Gobierno porteño trata de separar las elecciones locales de las nacionales para mitigar la ofensiva de Karina Milei, quien busca dejar al PRO sin mayoría en la Legislatura. Que la cosa va en serio lo demostró el pase de Diego Kravetz de ministro de seguridad porteño a número dos de la SIDE. Javier Milei estuvo rápido de reflejos y reaccionó a su vez advirtiéndole a Macri que no aceptará que el PRO se corte solo en la elección porteña y que o van juntos a La Libertad Avanza en todos los distritos o van separados.

En realidad, el expresidente se enfrenta a lo que puede ser un jaque mate. Hay quienes en el entorno de Milei sostienen que éste no ha renunciado a su pacto con Cristina Kirchner para sancionar por ley la eliminación de las PASO. De lograrlo, los macristas no podrían ir a una primaria con los libertarios y serían absorbidos por la maquinaria electoral de éstos, que cuenta con los recursos del estado nacional.

Una encuesta de Aresco, encuestadora que tiene como cliente principal a la Casa Rosada, señala que al PRO globalmente sólo le queda un 6,4% de votos. Pero este trabajo no distingue cuál es el caudal del partido amarillo en Capital, donde seguiría ubicándose primero.

Daría la impresión de que Milei, acorralando a Macri, lo quiere empujar a aceptar una alianza en condiciones muy desventajosas. El inminente estallido del escándalo de la fortuna de Cristian Ritondo sería entonces otra de las cartas con las que el gobierno especula para hacerlo claudicar.

Atrapado sin salida

Cabe preguntarse a esta altura si Macri tiene otra alternativa que resignarse a mirar cómo la mayor parte de sus subordinados se pasa a las filas de La Libertad Avanza. ¿Puede todavía el PRO plantarse y competir electoralmente con los libertarios? Todo depende de qué distrito se trate. En la Capital, el gigantesco aparato del gobierno local haría que el macrismo pueda todavía imponerse en una elección legislativa.

En Buenos Aires, en cambio, hay señales de disgregación. El intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, hizo punta y ya se alineó con Patricia Bullrich. El candidato del PRO que mejor mide en la provincia, Diego Santilli, continúa formalmente con Macri pero ya no oculta su identificación con LLA.

Es muy probable que, si todo sigue como hasta ahora, el PRO se reduzca volviendo a sus orígenes: o sea, un partido porteño.

Todo indica que el fundador del PRO ya no tiene con qué sostener un conflicto con el presidente y que terminará por resignarse a pactar algunos pocos lugares en las listas de LLA. Esto es, la oficialización de su rol como partido de segundo orden.

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